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El Sol de San Telmo

Número 31 Buenos Aires Abril 2012

“Pincelando retratos de San Telmo”

www.elsoldesantelmo.com.ar

¿Distrito de las artes? El proyecto para transformar (una parte de) San Telmo en Distrito de las Artes. p. 3 ¿Qué opinan los vecinos? p. 4 El arte como vivencia cotidiana. p. 5 Tiempo de títeres. p. 6 Una charla con Lino Patalano. p. 8 Homenaje al maestro Juan Carlos Gené. p. 9 Espacios artísticos independientes. p. 10 Recordando a Tita Merello. p. 11

GRATIS


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El Sol de San Telmo

Mensaje editorial

Mensaje editorial

Nuestra Misión:

El Sol de San Telmo es un periódico no-partidario dedicado a fortalecer y celebrar el barrio de San Telmo y el Casco Histórico de Buenos Aires. Definimos nuestra visión editorial como periodismo comunitario. Valoramos toda comunicación que genere un foro abierto de participación y diálogo para las muchas voces que constituyen la comunidad de San Telmo. Reconocemos que vivimos en una época en la cual los medios (tanto masivos como independientes) ocupan cada vez más el espacio de intercambio y comunicación que antes ocupaban nuestros espacios públicos—las plazas, parques y veredas donde nuestros abuelos se juntaban para conectarse con el mundo y con sus comunidades. Por eso queremos revalorar el intercambio y la conexión humana a través de un periódico cuya identidad, contenido, y espíritu se definen a través de la participación activa de sus lectores y colaboradores. Todos los que viven o trabajan en el barrio, o simplemente le tienen cariño, están invitados a formar parte del debate sobre San Telmo: su patrimonio tangible e intangible, su pueblo y su futuro.

Our Mission:

El Sol de San Telmo is a non-partisan publication committed to strengthening and celebrating the neighborhood of San Telmo and the Historic District of Buenos Aires. We define our editorial vision as community journalism and value all communication that creates an open forum of participation and dialogue for the many voices that constitute the community of San Telmo. We recognize that we live in an era when the media (corporate and independent) increasingly occupy the role of exchange and communication that our public spaces once did—the plazas, parks and sidewalks where our grandparents gathered to connect with each other, with the world, and with their communities. This is why we want to revalue human exchange and connection through a publication whose identity, content and spirit are defined through the active participation of its readers and contributors. All those who live, work, or simply have a special affection for the neighborhood are invited to be part of the debate about San Telmo: its tangible and intangible heritage, its people and its future.

g Directora y editora: Catherine Mariko Black Director ejecutivo y propietario: Gonzalo Plaza Corrección: Isabel Bláser, Bruno Ballestrero Colaboraron: Isabel Bláser, Diego Buey, Daiana Ducca, Teresita Galimany, José Edgardo “Super 8” Gherbesi, Raymond Howze, Soledad Ianni, Céline Massa, Alma Gil Palacios, Kala Moreno Parra, Adrián Repun, Diana Rodríguez, Clara Rosselli, Marcelo Somma. El arte de nuestro logo es un fileteado del maestro Martiniano Arce www.martinianoarce.com Dirigir consultas al: 15-5374-1959 elsoldesantelmo@gmail.com www.elsoldesantelmo.com.ar Registro de Propiedad Intelectual: 872827

Dónde retirar El Sol: Todo Mundo Anselmo Aieta 1095 Panadería Cosas Ricas Perú 1081/85 Restaurant Manolo Bolívar1299 Librería Fedro Carlos Calvo 578 Del Limonero Balcarce 873 La Fundamental Pasaje Giuffra 370 San Antonino Bolívar 1087 AlmaZenArte Balcarce 1056 Dietética Harlem Perú 910 Panadería Tentempie Chile 626 Granja Mharley

Mercado de San Telmo Bicicleta Naranja Pasaje Giuffra 308 Ferretería San Juan Av. San Juan 574 Nonna Bianca EEUU 425 Siempre Juntos Tacuarí 745 Bomberos Voluntarios de San Telmo Balcarce 1249 Kioscos de Diarios: - Carlos Calvo y Perú - Carlos Calvo y Chacabuco -Independencia y Perú -Piedras y Carlos Calvo -Piedras y Chile -Perú y México -Defensa y Brasil

Este número del Sol de San Telmo nace a partir de enterarnos de un nuevo proyecto de ley, impulsado por el Ministerio de Desarrollo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, para convertir una parte de los barrios de San Telmo y Barracas, y todo el barrio de La Boca, en ‘’Distrito de las Artes’’.

turada son imanes para las personas que forman el primer eslabón de la cadena de producción creativa.

Nos preguntamos si San Telmo y Montserrat, con su rica trayectoria de personajes culturales (en este número destacamos a Tita Merello y Juan Carlos Gené); su amplia rotación de espacios alternativos y emergenPor un lado, no es sorprendente que estos barrios de la zona Sur tes (desde el Espacio Giesso en los 60 y los 70, los boliches, teatros y de la ciudad sean elegidos para un proyecto de desarrollo económico cafés-concerts de los 80 y los 90, y hasta los más nuevos que mencioy cultural, ya que han sido una cuna de bohemia y creatividad hace dé- namos en la página 11); sus talleres, museos y escuelas independientes cadas. Por otro lado, nos llama la atención que solamente una parte de (como el Museo Argentino del Títere, el Teatro del Mimo, el Circo del San Telmo figure en la zona denominada en el proyecto. Lo llamativo no Aire); y todos los otros proyectos y personas atípicos que caracterizan es el razonamiento del Ministerio –que el resto de la zona ya está valo- al barrio…nos preguntamos si todo esto hubiera evolucionado rizada y no necesita un impulso adicional de desarrollo económico–. Lo de la misma manera si esta zona no hubiera existido siempre en los márgenes de la cultura llamativo es, más bien, la idea de que la cultura y las artes Si tuviéramos un barrio lleno de galerías pero ‘’oficial’’ que hoy se ve tan interesada en desarrollarlo. puedan ser impulsadas y desarsin artistas, ¿sería un avance hacia ser un Si tuviéramos un barrio lleno de rolladas mediante una política ‘’Distrito de las Artes’’ o un paso para atrás? galerías pero sin artistas, ¿sería un que parte principalmente de avance hacia ser un ‘’distrito de las un accionar económico. Las meartes’’ o un paso para atrás? didas que ha utilizado el GCBA en otros distritos temáticos se pueden Nuestra intención no es rechazar resumir en la creación de una zona los proyectos oficiales para la zona; de hecho opinamos que es posilibre de impuestos, junto a otros beneficios económicos para emprentivo que el Estado preste más atención a las transformaciones y dimientos dentro del rubro de ese distrito. necesidades locales. Pero nos parece un buen momento para reflexSi bien nos parece que existe una cuestión económica fundamental en ionar sobre las diferentes lógicas del desarrollo de la zona Sur, y para poder sostener un proyecto cultural, también creemos que existen preguntarnos si la cultura y las artes son rubros que se pueden impulsar otras dimensiones que generan, de forma natural, un distrito de la misma manera que la tecnología o el diseño. Al fondo, es una precultural y que –por lo menos en el caso de San Telmo y Montserrat–, gunta muy elemental que trasciende nuestra situación y este proyecto de ley en particular: ¿depende la cultura del poder económico, o son responsables por su evolución en este sentido. de otras cosas? ¿Cuáles serán? ¿Cómo las podríamos potenciar? Reconocemos la problemática de gastos altos vs. ingresos limitados que se escucha desde las galerías, librerías, teatros y otros Nuestra capacidad de abarcar toda la gama de propuestas culturales emprendimientos culturales del barrio (que en la última década ha que existen en esta zona en un solo número es muy limitada. Sin emexperimentado un salto repentino en los precios de sus alquileres y bargo, en estas páginas intentamos mostrar, a través de distintos de inmuebles). Pero también reconocemos que muchos artistas cortes de la movida cultural, algo de la riqueza creativa que se plásticos, músicos, actores, escritores y ‘’bohemios’’ eligieron y vive aquí: no solo desde el consumidor tradicional de las artes, sino eligen vivir en esta zona porque su dinámica social descontrac- desde el punto de vista del vecino común.

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Clínicas de periodismo comunitario El Sol de San Telmo ofrece clínicas gratuitas de periodismo comunitario en espacios y organizaciones zonales para brindarle a distintos sectores de la comunidad un mayor acceso a las herramientas de comunicación y para involucrarlos más directamente en el discurso público. Cada clínica tiene una duración de un mes y está compuesta por cuatro módulos semanales de una hora aproximadamente. El producto final de cada participante es una nota, que luego publicaremos en nuestra página web. Una selección se publicará en la versión impresa del periódico (ver página 10, por ejemplo). Si le interesa la idea de incorporar esta actividad en su organización, por favor contactarse al 15 5374-1959 o elsoldesantelmo@gmail.com.


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Informe: el nuevo Distrito de las Artes en la zona Sur de Buenos aires

Abril 2012 Número 31

(Una parte de) San Telmo se convertirá en Distrito de las Artes Un nuevo proyecto de ley busca impulsar la producción cultural en la zona Sur

Por Catherine Mariko Black

desde el punto de vista económico”.

En los últimos años el Ministerio de Desarrollo Económico del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha elegido barrios específicos para transformar en distritos temáticos. Los ejemplos que ya se pusieron en marcha son: el Distrito Tecnológico en Parque Patricios, el Distrito Audiovisual en una zona que abarca Palermo, Chacarita, Villa Ortúzar y La Paternal y el Distrito de Diseño en Barracas, con su epicentro en el Centro Metropolitano de Diseño.

Pochat aclara que los mismos incentivos económicos que se utilizan en otros distritos se aplicarán aquí y que la idea es “que sea un área libre de impuestos para la actividad artística”. Esto se refiere concretamente a los impuestos del GCBA –Ingresos Brutos, ABL, sellos, y pagos de construcción– y se aplicará a todo el sector de producción artística, incluyendo las distintas cadenas de valor: artistas, escuelas de formación, productoras teatrales, sellos discográficos, editoriales y los inmuebles que forman parte de la distribución artística, como teatros. También se ofrecerán créditos “blandos” desde el Banco Ciudad para estos emprendimientos.

Se estima que este año se aprobará un proyecto de ley para crear un Distrito de las Artes en una zona que abarca parte de San Telmo y Barracas y todo el barrio de La Boca. Los incentivos que se ofrecen desde el GCBA para generar mayor producción económica en los rubros de estos distritos incluyen exención de impuestos municipales, como Ingresos Brutos y ABL y líneas de crédito especiales en el Banco Ciudad.

“Además, estamos trabajando con dos herramientas fundamentales para fomentar la actividad artística”, continúa Pochat. “Para quienes desarrollan un emprendimiento en la zona, que adquieren o alquilan un inmueble para su actividad artística, el 25% de la inversión que realicen para poner en marcha su emprendimiento, por ejemplo para poder comprar o remodelar un inmueble, va ser un crédito fiscal de ingresos brutos para cualquier otra actividad que hagan en la ciudad”.

El Distrito Tecnológico en Parque Patricios es uno de los más antiguos, al ser creado por proyecto de ley en diciembre de 2008. Hasta ahora se han generado , según el Ministerio de Desarrollo Económico del GCBA, unos 11.000 empleos en 51 empresas nuevas y dedicadas al rubro tecnológico. Otras 50 están en proceso de instalarse. De las 101 firmas, un 60 por ciento se dedican a la producción de software. Según Cecilia Pochat, la corresponsal que está a cargo del Distrito de las Artes en el Ministerio de Desarrollo Económico, el proyecto de ley ya está en la Legislatura porteña y se calcula que saldrá del recinto para su aprobación entre junio y julio de este año. Pochat dice que el Distrito de las Artes abarcará todo el barrio de La Boca, una parte de Barracas que linda con el Parque Lezama hasta la calle Tacuarí y la zona Sur de San Telmo, hasta la Avenida San Juan (esto no incluye la zona “central” de San Telmo, donde se encuentra la Plaza Dorrego). “Esa selección se hizo a propósito porque uno de los objetivos del proyecto es valorizar un sector estratégico desde el punto de vista económico”, dice Pochat. “Por otro lado la idea es valorizar zonas que hoy se

“La idea es que sea un área libre de impuestos para la actividad artística”. —Cecilia Pochat, GCBA

g encuentran desvalorizadas. Esta zona elegida ya tiene una fuerte identidad cultura, es turística en algunos lugares como El Caminito en La Boca, pero la mayor parte del sector necesita un desarrollo económico adicional. Por eso se seleccionó el tramo Sur y no otras áreas de San Telmo, que ya están valorizadas. De esta manera se puede unificar la zona Norte y la zona Sur de San Telmo, que actualmente están divididas

La otra medida para fomentar más producción cultural, no solo a nivel de infraestructura, sino de actividad artística y cultural (por ejemplo obras, festivales, colaboraciones, etc.), es con la Ley de Mecenazgo. Según esta ley, hoy en día una empresa puede destinar hasta 2% de su deuda impositiva en concepto de Ingresos Brutos hacia proyectos culturales aprobados por la Comisión del Mecenazgo. “En este Distrito queremos potenciar esa ley, permitiendo que una empresa podrá deducir hasta 5% y una PYME hasta 10% de su deuda para Ingresos Brutos”. Pochat afirma que la presencia de varias instituciones importantes vinculadas a las artes forman parte de la lógica del proyecto, así como formarán parte de un circuito “cultural-turístico” en la zona. Estas instituciones incluyen el recién reinaugurado Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA) y el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA) en San Telmo, a pocos metros uno del otro, y la Fundación PROA y El Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken en La Boca.


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El Sol de San Telmo

Los vecinos opinan

¿Habrá un cambio en San Telmo si se lo designa Distrito de las Artes? Algunos vecinos comparten sus opiniones

Por Clara Rosselli e Isabel Bláser. Ilustraciones: Diego Buey. San Telmo es un barrio que ha cautivado a gran cantidad de artistas tanto en el pasado como en la actualidad pero ¿eso es razón para que sea nombrado como parte de un Distrito de las Artes? Para dilucidar el tema, consultamos con gente relacionada a las letras y otras expresiones de la cultura, buscando sus opiniones sobre este posible proyecto. La primera respuesta generalmente es incrédula. La segunda impresión, cuando la conversación se afloja, es que en San Telmo la cultura no necesita de etiquetas para desarrollarse. “Creo que San Telmo es un barrio que ya tiene vínculo con la cultura” nos dice Daniel Bottari, vecino y uno de los tres propietarios de la librería Fedro (Carlos Calvo 578). “Si se orientaran recursos para hacer actividades culturales o abrir talleres que han sido cerrados en su momento, sería una buena iniciativa, pero las cosas no se resuelven solo con el hecho de ponerles un título. Tiene que haber un real interés en desarrollar este tipo de actividades. No se trata de imponer un perfil ya que el barrio se desarrolla naturalmente y no debe tergiversarse el espíritu que tiene por si mismo”. La tendencia general en las respuestas de nuestros entrevistados es de cierta desconfianza sobre un proyecto que, sospechan, esconde más intereses económicos que sociales. Las reflexiones sobre Palermo surgen inevitables y en cómo ese barrio ha cambiado en los últimos años debido a la presión inmobiliaria.

cambiando un montón”, comenta Violeta Brenman de Cualquier Verdura (Humberto Primo 517), una “casa-tienda” de diseño que Brenman abrió junto a su hermano hace aproximadamente cinco años. Ella agrega: “me parece que lo importante es que se sigan manteniendo cosas emblemáticas como los anticuarios y los bares, (aunque) me encanta que también haya propuestas como la de la comida molecular”. Brenman no teme a los cambios, sino que los apoya mientras que se conserven la identidad del barrio. En ese sentido ella nos dice: “Me gusta que haya lo más trendy, lo más raro, pero que siga manteniendo la feria y el mercado”. “La ‘palermización’ ya existe. La valorización de las propiedades ha

“La ‘palermización’ ya existe. La valorización de las propiedades ha hecho que muchos negocios tradicionales de acá se tengan que ir”. —Hernán Villasenin

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Salvador Gargiullo dueño de la librería Club Burton (Estados Unidos 700) dice que, “etiquetar el barrio como un distrito cultural no va en perjuicio de que San Telmo siga desarrollándose en los sentidos más diversos, ya que todos esos rumbos parecen orbitar sobre un mismo tronco: su patrimonio cultural. Iglesias, museos, atelieres, librerías, tanguerias, anticuarios, talleres de arte… por donde se mire, el horizonte santelmiano es un hecho cultural y artístico”.

hecho que muchos negocios tradicionales de acá se tengan que ir” comenta el Profesor de Literatura, Hernán Villasenin, de la librería El Rufián Melancólico (Bolivar 857). Según él, dar a los barrios este tipo de nombramiento “es una manera no violenta de expulsar a los pobres”. Opina que la mayoría de los negocios que todavía están en el barrio se quedan porque son dueños de las propiedades. Su interés no es meramente económico –muchos solamente “subsisten” con sus ventas– sino que lo hacen por el placer de pertenecer al barrio.

Todos sabemos que hace tiempo San Telmo transformó su imagen. Algunos estarán felices por eso y otros no tanto. “Es un barrio que fue

Una consideración que podría “barajarse” frente a la denominación de Distrito de las Artes, es que la misma ayude a aggiornar las normas

vigentes para la nueva coyuntura del barrio y facilite la instalación de espacios culturales. Las condiciones de habilitación ahora son tan estrictas que los emprendedores se ven obstaculizados en sus proyectos. Andrea Caravella, de la galería Agua Fuerte nos comenta: “Por ejemplo, para dar talleres se debe sacar una habilitación donde te piden –entre otras cosas– que en el lugar haya dos baños y un estacionamiento y tenés que declararte como instituto”, cuando la intención es simplemente ampliar la oferta de talleres de arte y no instalar un establecimiento educativo. “Hay que tener mucho cuidado con todo lo que vas incorporando. Está lleno de trabas”, concluye. Bottari no excluye la idea de una intervención a nivel gubernamental, de hecho hasta le parece que podría ayudar al barrio pero aclara puntualmente: “primero que vengan a hablar con los vecinos”. Recapacita sobre la idea de un distrito de arte y cultura e imagina los beneficios de una intervención sobre el barrio: la inauguración de un cine o de un centro cultural o de la reapertura de talleres que fueron cerrados cuando golpeó la crisis. Brenman agrega: “Yo no tengo problema que sea ningún tipo de distrito mientras arreglen las veredas. Si aporta está buenísimo pero si es para sacar una foto, no me interesa. A mí me parece que este barrio ya tiene una denominación y es el Barrio Histórico de la Ciudad. No necesita una nueva.” El ejemplo de Palermo genera “los temores de que se quiera dar una impronta no típica (al barrio)”, como dice Bottari, y que deje de ser lo que ahora es: un lugar heterogéneo que incorpora y no excluye, abierto al vecino y a los turistas. Adriana Junger, vecina que realiza trabajos de decoración, lavado y pátina de muebles opina: “San Telmo tiene ya una impronta libre y natural, con jóvenes que han sabido utilizar sus fachadas como un marco de arte donde expresarse. Creo que es bueno este tipo de actividades culturales siempre que se mantenga la identidad”. Para Caravella, San Telmo “es el barrio indicado para todo lo que tiene que ver con el arte, artesanías y desarrollo continúa p.5 “Opiniones”


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El arte como vivencia cotidiana

Abril 2012 Número 31

El arte como vivencia cotidiana

Mirar con ojos abiertos

Una vecina relata cómo sus hijos ven creatividad en cada esquina del barrio Por Alma Gil Palacios Hace un tiempo que el arte tomó por asalto todos los espacios de San Telmo. Lo tomó y se quedó… en cualquier actividad, situación o locación. Desbordó su presencia casi imperceptiblemente hasta formar parte de los “buenos días” de sus vecinos. Podemos vivenciar el arte en este barrio como fenómeno geográfico con coordenadas precisas y ecosistemas naturales propios. Se respira, se vive, se fomenta el arte sin planearlo, sin pedirlo, sin quererlo. Ahí está… simplemente y para todos, incluyendo los niños, quienes muchas veces quedan excluídos del arte “para adultos” y restringidos a actividades artísticas “para chicos”. Gracias a la posibilidad de compartir con mis dos hijos (de 5 y 11 años) su conexión con lo creativo y cotidiano, puedo aseverar que San Telmo ya es un distrito de las artes en todos los momentos y todas las esquinas.

Una sorpresa al salir de compras

La intervención escénica como herramienta para concientización social Por Daiana Ducca. Foto: gentileza del Centro Rural de Arte. Son las once y media de la mañana de un sábado y en la esquina de Balcarce y México la gente va y viene, buscando precios, eligiendo, comparando y comprando en la feria de alimentos al aire libre. Hay ciertos elementos que llaman la atención en aquella esquina pero que no todos advierten: unos cartelitos colgados de una soga, un carro abierto y vacío que no se sabe bien por qué motivo está allí y banquitos ubicados frente al carro, que algunos ya aprovecharon para sentarse a descansar o charlar un rato con algún vecino… En un momento y de manera repentina, interrumpe el ritmo cotidiano una chica en una bicicleta. Lleva puestos un par de anteojos, está vestida de negro y llama la atención porque en su boca lleva colgando un tomate. Se desviste de una manera escandalosa y luego, comienza a comer esa fruta de una forma extraña… así comienza esta propuesta artística realizada por el Centro Rural de Arte. Esta asociación civil sin fines de lucro intenta mediante una acción escénica intervenir en las ferias itinerantes de la ciudad, con el fin de experimentar desde un lugar novedoso lo que implica algo tan cotidiano, como es el acto de alimentarse y algo tan básico, como es el alimento en sí. También incorpora relatos de los feriantes acerca del recorrido que realizan los alimentos hasta llegar allí. Los actores se entremezclan con la gente e interactúan con ellos, aunque

(Continuación de “Opiniones...” p.4) artístico”. Por otro lado Gargiulo observa que “el circuito de librerías de San Telmo está reconocido por el Gobierno de la Ciudad, con más de diez librerías diseminadas en menos de un kilómetro de extensión. Hasta la fecha ninguna cerró sus puertas, pese al desconcierto que generan la inflación, el incremento en los impuestos…”. En cuanto “al riesgo de una saturación de ofertas culturales… no veo por qué redundaría en un fracaso. San Telmo cuenta con un público fijo, uno local y otro peregrino, resultado del recambio turístico. Quiero decir, clientes e interesados nunca faltan”. En resumen, parece que la movida cultural y artístico de San Telmo no es una cuestión de etiquetas. El barrio ya tiene vida propia. Todas las ramas del arte y la cultura convergen entre sus habitantes permanentes y los que visitan sus calles, buscando el mismo espíritu e identidad que lo ha caracterizado desde siempre.

muchas personas del público no se dan cuenta. Está el caso de una señora que, al pasar con su carrito de compras y en plena acción escénica, interrumpe al actor con una acotación que sorprende a todos y genera risas. Yo misma, en un momento, al escuchar un sonido molesto y mirar para un costado, me sorprendo al ver al lado mío a uno de los actores comiendo una planta de repollo de una manera absurda… Al finalizar la obra la gente se junta a ver los libros que ofrecen los actores, con recetas de artistas de diferentes lugares del mundo. Los comentarios que se escuchan en su mayoría tienen que ver con la sorpresa que genera encontrarse ellos mismos siendo parte de la acción escénica. Esta propuesta desde un lugar local y cotidiano, intenta poner al alcance de todos el arte y la conciencia social. Lo hace mediante una obra que se focaliza en el tema de la alimentación desde una mirada diferente, creando conciencia sobre algo tan cotidiano para todos, pero no por ello, menos importante, como es el acto de alimentarse. Más información sobre el Centro Rural del Arte y sus intervenciones artísticas: www.centroruraldearte.org.ar

El almacenero levantó la persiana igual que todas las mañanas y, con el mate en la mano, se quedó estupefacto ante el local L’ago sobre la calle Defensa. Hoy la vidriera se desplegaba frente a sus ojos como una majestuosa expresión de belleza. “¡Esto es un espectáculo!” me dijo mientras Gero, mi hijo menor, y yo pasábamos camino al jardín de infantes. Con un gesto nos invitaba a mirar hacia la vereda de enfrente. Lo que hasta el momento era una experiencia solo de él, se abrió para nosotros como una escena teatral: ¡Pero era una vidriera! Una mañana cualquiera, sin pedirlo, sin planearlo, sin entrada. Así de cotidiano, así de increíble. Mi hija Candela se reúne con sus amigas a comer waffles en la wafflería de Carlos Calvo y Bolívar. Un buen miércoles como cualquier otro me dijo: “Hoy vamos a la wafflería para ver a un artista plástico”. “Ah,¿sí?” le respondí, tratando de disimular mi asombro. “Sí, porque hoy va a venir a mostrarnos sus trabajos”. Me detengo a reflexionar sobre su anuncio, maravillada: las niñas tienen 12 años y están yendo a la wafflería para ver un artista que trajo sus obras originales a compartirlas con el barrio. Con este simple hecho, ellas logran integrar el mundo lejano y desconocido de las artes plásticas con lo más alcanzable y cotidiano, en este caso su wafflería. Solo podría acontecer aquí en San Telmo. Pero esta no es una ocurrencia extraña: pasa todo el tiempo cuando uno está acompañado por los ojos abiertos de un niño. Para los que salen a las calles en busca un taller de marcos y se topan con el Atelier Espinosa, en la esquina de Chacabuco y Cochabamba, descubrirán que antes de entrar al taller, en la misma puerta ya forman parte de un cuadro. Para las familias que caminan por la Av. San Juan y cometen el desatino de entrar al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y allí recorrer la señorial estructura de hierro que los eleva al primer piso, verán el simple hecho de subir una escalera convertido en una experiencia mágica con los niños. La vez pasada nos encontramos con “El Grito”: la obra interactiva de la cineasta y vecina Narcisa Hirsch invita al público a transgredir el silencio y, dentro de un compartimento cerrado, agregar su propio grito. “Vamos Isa, entrá y gritá fuerte”, le dije a mi sobrina ante la mirada azorada de los demás. Isa entró y gritó con entusiasmo, componiendo su obra para Gero, Cande y Vicky. Luego cada uno compuso su propio grito/arte. Bajar a las profundidades del museo significa caminar sobre un suelo luminoso, lleno de purpurina viajera. Andamos por un túnel oscuro para dar con una pantalla gigante donde se proyectaba el cumpleaños de una niña en una terraza. Salimos con la sensación mágica pero real de haber estado en un parque, en un pelotero, en un cumpleaños y llevarnos de souvenir la purpurina viajera en los zapatos. Un viaje de encanto… simplemente paseando por Av. San Juan. Los días pasan así, habitual, sin ningún esfuerzo. Viviendo arte para quien lo quiera vivir. Está en cualquier mandado, en cualquier barcito, en cualquier esquina.


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El Sol de San Telmo

Tiempo de títeres

Fotos: Céline Massa y Marcelo Somma. Pág 6: Silvia Musselli e Italo Cárcamo del Museo Argentino del Títere. Títeres de diferentes partes del mundo. Pág 7: Sarah Bianchi en su oficina del Museo en 2008.

Tiempo de títeres

Dos titiriteros comparten sus reflexiones sobre este movimiento cultural creciente Por Raymond Howze

El Museo Argentino del Títere

La pelota blanca oscilaba como una boya. No tenía cara. No tenía brazos ni ropa, solamente un poco de cinta para mantener la poca estructura que tenía mientras se balanceaba allí, detrás de una pared negra. De repente se escucharon, atrás de la pared, gritos …“¡corre, corre, corre!” y la pelota se lanzó al otro lado. En esos segundos, la pelota de telgopor cobró vida y emoción. Con gestos humanos y una voz fuerte se transformó: ya no era un mero objeto, tenía una historia.

El Museo Argentino del Títere, en la esquina de Piedras y Estados Unidos, es el único museo de este tipo en Argentina y posiblemente en Latinoamérica. Entrando por las puertas de la antigua casa uno inme-

El hombre que animaba a la pelota era el chileno Italo Cárcamo y dirigía una clase sobre los títeres. Cárcamo hacía parecer fácil darle al objeto inanimado vida y personalidad. También conocido por su apodo, “El Pez Soñador,” Cárcamo es un titiritero que trabaja en el Museo Argentino del Títere. Empezó su trabajo en ahí hace 12 años. A pesar de la muerte hace casi dos años de la directora y co-fundadora del Museo, la casi mítica vecina ilustre Sarah Bianchi, Cárcamo y otros, como Silvia Musselli –la gestora y coordinadora general del Museo hoy– continúan transmitiendo la pasión de Bianchi por los títeres. “Sarah era una mujer muy apasionada, una enamorada de los títeres, enamorada de su profesión… El museo era parte de su cuerpo y su vida.” dice Cárcamo.

“Hoy, en Argentina conjuntamente con Brasil, Colombia y Venezuela es donde más se cultiva y se apoya este arte”. —Italo Cárcamo

g diatamente se encuentra ante títeres de todo el mundo: la coleccción abarca Asia, Europa, India y África, por señalar algunos continentes. La sala de entrada está llena de figuras colgadas del techo y en los gabinetes de vidrio, acompañados por descripciones de cada región y cultura a la que pertenecen. En el año 1983, Bianchi y Mané Bernardo fundaron el Museo, que tenía “entre los principales objetivos documentar y preservar la memoria de

la actividad de titiriteros y compañías tanto argentinas como del resto del mundo, además de propiciar el intercambio y el debate enriquecedor entre colegas”. Después de pasar por varios lugares, se instaló en la casa natal de Bernardo en 1996, en un barrio cuya mezcla de bohemia y arte independiente era tierra fértil para el desarrollo del proyecto. “San Telmo es parte de la zona del Casco Histórico de la ciudad. Aquí pasan muchas cosas interesantes a nivel artístico y cultural. Creo que el Museo no sería como es si estuviera en otro barrio”, dice Cárcamo. La historia de los títeres tiene sus comienzos alrededor de 2000 años atrás en Asia, apareciendo en el ”teatro de sombras” en la India. Eventualmente llegaron a Europa durante el siglo XVI y luego a Sudamérica, junto a compañías de teatro europeas. El movimiento en la Argentina -y específicamente en Buenos Aires- creció rápidamente en los primeros años del siglo XX gracias al poeta Federico García Lorca, que era un amante de los títeres. En el año 1934 se estrenó en Buenos Aires su obra “Los Títeres de Cachiporra” con escenografía, realización e interpretación local. Después de este hito, muchas personas que participaron en la obra eligieron seguir trabajando con los títeres. Ernesto Arancibia, Bernardo y Javier Villafañe eran algunos de los nombres destacados a mediados del siglo. Eventualmente, ellos inspiraron a su vez a otra generación de artistas como Bianchi, Otto Freitas y Ariel Buffano. Ahora, el movimiento titiritero de Sudamérica es fuerte,


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Tiempo de títeres

Abril 2012 Número 31

con elencos de trayectoria y mucha inquietud de parte de los jóvenes que buscan alternativas artísticas. Se realizan festivales regularmente y hay un rico intercambio de titiriteros de distintos países. “Es importante para un titiritero poder viajar y conocer otros públicos, es casi parte de una mística de trabajo. Hoy, en Argentina conjuntamente con Brasil, Colombia y Venezuela es donde más se cultiva y se apoya este arte”, dice Cárcamo, quien tiene una habilidad evidente para trabajar con los títeres, transformando sus emociones tan rápido como encender una luz. Con poco más de un metro y medio de altura, una barba desaliñada y el pelo atado en una colita, Cárcamo proyecta su voz al público como si tuviera un amplificador. Uno de los aspectos más difíciles para dominar en el arte, pero en el que Cárcamo parece tener mucha experiencia, es el de crear un ambiente creíble y llevar al títere a tener vida. Durante el taller que dirige, Cárcamo destaca este aspecto de su trabajo mientras explica cómo es la responsabilidad del titiritero con relación a proveer al público de los detalles de la escena. Además, transmite al grupo que el titiritero tiene la responsabilidad de todo: el sonido, la acción, la emoción y la trama. En el ejercicio tan simple como utilizar una pelota para crear un personaje, Cárcamo demuestra su habilidad innata para darle una personalidad al títere. El público puede visualizar una escena que Cárcamo construye con sus emociones, su tono de voz y sus manos ágiles. “La actividad artística en general tiene que ver, sobre todo, con lo humano”, resume. Para Cárcamo los títeres pueden transformar a la gente, porque existe la posibilidad de ejercer la imaginación sin límites. “Me cambió la vida.

Fue como abrir una puerta y estar en otro mundo, un mundo mucho mejor”.

Grupo de Teatro Catalinas Sur En el barrio de La Boca el reconocido proyecto de teatro comunitario Catalinas Sur también tiene un programa de títeres. Como el Museo Argentino del Títere, trabaja con la comunidad ofreciendo talleres educativos para personas con interés en el tema.

“El títere tiene un poder expresivo que no tiene el actor. Un títere puede hacer cosas que no puede hacer el humano: puede volar, puede romperse en mil pedazos…” —Gonzalo Guevara

g En vez de producir teatro con actores profesionales, Catalinas Sur crea teatro con “los vecinos,” aclara Gonzalo Guevara, integrante del grupo de titiriteros de Catalinas Sur y uno de los directores del Festival Internacional de Títeres al Sur, que se realiza en Buenos Aires cada dos años. Personas interesadas en participar en el grupo de títeres asisten primero a los talleres para aprender las bases del arte. Guevara mismo empezó con los talleres de títeres en Catalinas Sur. “Todas las personas acá trabajan durante el día de otra cosa, como una

abogada o lo que sea. Luego vienen para hacer teatro”, dice Guevara. El galpón de Catalinas Sur, en Benito Pérez Galdós 93, es un espacio colorido y lleno de actividad, de la cual los títeres forman solo una parte. Al entrar, se ven personas haciendo malabares, colgando desde cuerdas y practicando otros ejercicios espectaculares. Muñecas grandes y arte adornan las paredes del teatro. Guevara describe el trabajo con títeres como un arte con mucho potencial para generar sorpresa y magia. “El títere tiene un poder expresivo que no tiene el actor. Un títere puede hacer cosas que no puede hacer el actor humano: puede volar, puede romperse en mil pedazos…un actor entra al escenario, prende un cigarrillo y se va y no pasa nada. Pero si un títere entra al escenario, prende un cigarrillo y se va, el público se vuelve loco”. Lo que atrae a Cárcamo y Guevara son las mismas cosas que le fascinan al público: la posibilidad de crear algo de la nada y entrar a un mundo imaginario. Estos dos lugares, con su especialización en títeres, son una pequeña muestra de la vitalidad de este movimiento cultural que se desarrolla en Buenos Aires. El Museo Argentino Del Títere ofrece espectáculos, así como talleres regulares. El costo de los talleres en el Museo es de $200 y pueden asistir como máximo 12 personas. Más información: www.museoargdeltitere.com.ar Catalinas Sur empieza los espectáculos de títeres el 15 de abril a las 16 con: “El Ratón del Invierno”. Más información: http://catalinasur.com.ar.


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El Sol de San Telmo

Quiénes somos: Lino Patalano, empresario teatral

Lino Patalano

Una charla con el dueño del Teatro Maipo y vecino de San Telmo con la guitarra”. ¿Dónde hay un artista que hace eso? Era un loco, un gitano, él no se iba a morir de viejo en un geriátrico, tenía que morir como un mártir... Yo no creo en la muerte, creo en los cambios de estado y creo que Facundo se debe estar cagando de risa.

Por Diana Rodríguez Llegó de su Italia natal a los 5 años, a los 9 ya hacía teatro en Lanús Oeste y siendo aún muy joven, dejó de ser Pasqualino para ser simplemente Lino Patalano. A principios de los 70 fundó en San Telmo el legendario café concert El Gallo Cojo, donde actuaron Carlos Perciavalle, Antonio Gasalla, Niní Marshall, Nacha Guevara y Enrique Pinti, entre muchos otros artistas populares.

Los pacifistas que fueron asesinados, como John Lennon o Martin Luther King, pasan a la historia como mitos...

Este vecino de San Telmo hoy está al frente del teatro Maipo, un hermoso edificio de cuatro pisos con dos salas remodeladas a nuevo, donde también se encuentran las oficinas comerciales de su productora. La sala de reuniones del cuarto piso tiene una gran mesa en el centro, rodeada de sillas y, en un rincón, una extraña armadura, del estilo de la que usaba El Quijote. Como el personaje de Cervantes, Lino sabe de peleas contra los molinos de viento...

¿Cómo era San Telmo en la época de El Gallo Cojo? San Telmo en ese momento estaba en ebullición, había dos o tres lugares emblemáticos, como el restaurant Don Carlos, que era de culto y El rincón de Marsella, un restaurant francés muy paquete. Después, un loco abrió Michelangelo con sus tres cuevas y allí comenzó el cambio en San Telmo. En una cueva había tango, desde Piazzolla hasta Pugliese pasando por Troilo. En otra folklore, donde actuaban -entre otros- Mercedes Sosa, Jaime Torres y en la tercera, música contemporánea donde podía escucharse a Marikena Monti, Susana Rinaldi, Nacha Guevara, etc. Era maravilloso, pero no funcionaba bien. El 18 de diciembre de 1970 hicimos un arreglo con el restaurant Don Carlos y, en la parte de abajo, abrimos El Gallo Cojo. A partir de ahí fue tal la revolución en San Telmo que porla calle Defensa se cortaba el tránsito vehicular los días de semana. El domingo descansábamos, al revés de lo que es ahora. Después -obviamente durante la época infame de la represión- a algunos de los artistas que eran transgresores los mataron, otros se tuvieron que ir y muchos estaban prohibidos. Entonces empezó la debacle de la noche cultural, no solo en San Telmo sino en todo el país. Patalano vive en un antiguo edificio señorial de la calle Tacuarí, entre Carlos Calvo y Estados Unidos. “Vivo allí desde 1985. Son dos pisos unidos. Una parte la compré con Facundo Cabral y la otra con Julio Bocca (su socio actual)”.

¿En tu vida tuviste altibajos muy importantes, no? Sí, tuve una experiencia nefasta en el ’82: donde estaba el viejo teatro Chacabuco, abrimos el teatro Bambalinas, pusimos la opera El Malandro y nos fundimos. Pero también hubo épocas maravillosas, como cuando hicimos Las mil y una Nachas, en el teatro Margarita Xirgu. Yo creo que a San Telmo le falta la actividad nocturna, porque eso es lo que va a evitar que pase lo que está pasando ahora que, salvo la Plaza Dorrego, la noche de San Telmo es “tierra de nadie”. Creo que habría que poner más luz y una policía propia del barrio, pero no una policía represora sino que nos cuide.

¿Algo así como la Metropolitana? La Metropolitana es una policía de la ciudad. Yo digo algo como la policía

Arriba: Lino Patalano en su oficina. Foto: Kala Moreno Parra. Abajo: la entrada al Teatro Maipo.

Facundo era un narrador, un juglar, o sea que contaba lo que pasaba y, en el fondo, era un predicador. Había gente que iba a agradecerle porque, por ejemplo, había dejado la droga después de haber ido a un espectáculo suyo. Cuando decía “rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita”, realmente lo pensaba. Una vez fuimos a una convención de banqueros en México, donde le habían pagado una fortuna y en medio de la función dijo: “Bueno ahora les quiero hacer una pregunta, ¿quién es más ladrón, el que roba un banco o ustedes que lo fundaron? Nos tuvimos que ir de raje. Otra vez, fuimos al programa de Neustadt con un disco de Cabral y el musicalizador puso el disco justo en la parte en que decía “Si Neustadt hubiera participado del éxodo de Moisés, lo hubiera hecho fracasar porque hubiese estado de parte del faraón”. Siempre fue así.

Hay quienes piensan que los productores son artistas frustrados, ¿coincidís? En mi caso no, porque si hay algo que nunca quise fue subir a un escenario. Creo que para subir a un escenario hay que tener un don, que yo no tengo. Cuando era un chico querían que cantara, tomé clases y cuando me escuché casi me descompongo. Después intentaron que fuera actor, pero antes de articular una palabra me cagué encima.

Siempre te gustó producir...

de los teatros que hay en Broadway. Es una “policía teatral”, cuida al público que va al teatro en Times Square. San Telmo es maravilloso, de día es impresionante. En todos lados hay riesgo de que te maten, que te roben, pero no tantas posibilidades. Eso es lo que habría que cambiar. Añoro la garita del policía en la esquina, al menos para que nos mire...

¿Qué creés que pasó con Facundo? Lo mataron seguramente porque no les gustó lo que decía. Para mí es una mentira total que haya sido una casualidad. Facundo era querido y odiado tanto por la izquierda como por la derecha, porque él no se callaba la boca. Pienso que habrá dicho algo que importunó a alguien y lo limpiaron. Y además creo que es lo mejor que le podía pasar porque, en definitiva- yo que he sido su compinche durante muchos años-, creo que Facundo siempre fue un gitano y un mártir. Nosotros llenábamos el Luna Park y un día me dijo: “Todo lo que sube baja, estoy harto de que venga tanta gente a verme, así que me voy por los caminos solo

Yo soy bueno para hacer quilombo. Como cuando en el teatro Margarita Xirgu, Nacha le cantaba a Manrique, que era ministro de Bienestar Social: “¿De qué se ríe, señor ministro, si la gente se muere de hambre?”. El problema vino después con la triple A. Antes te cagaban a golpes, pero también vos podías pegar. Nosotros teníamos El Gallo Cojo en Balcarce y México primero y después en Defensa y Chile y todas las noches venían corriendo los estudiantes con los policías atrás y detrás de ellos, más estudiantes tirándoles cascotazos. Era ataque y defensa, no era ataque y secuestro o desaparición. Mucho más delgado que en otras épocas, recuerda que a los 36 años conoció la depresión, regada con bastante alcohol: “Te digo, no sé cómo me repuse de lo del Bambalinas. Pensaba que se había terminado todo, que ya no tenía nada más que hacer... Fueron dos o tres meses nada más, pero para mí fue como un siglo. Después volví al ruedo: en el ’82, en plena guerra de Malvinas, armé en el Regina: Astor Piazzolla, Roberto Goyeneche y el Cuarteto Supay, con Soriano. Siempre digo “todo lo gané con el teatro, se lo puedo devolver”. Creo que uno también necesita las crisis, bajar a tierra, volver a tocar fondo. Si uno sabe capitalizarlas, las crisis son lo mejor que te puede pasar, en todos los niveles.


p. 9 Homenaje a Juan Carlos Gené

Abril 2012 Número 31

La presencia de un maestro

Homenaje a Juan Carlos Gené (1929-2012): pilar del teatro porteño amigo, tampoco están. Una construcción que avanza fue borrando su presencia. Juan lo había reemplazado por un tiempo breve por La Biblioteca, enfrente, más moderno pero de bienvenidas costumbres silenciosas, que le permitía aún la lectura o la charla íntima, calma, junto al cortado y el infaltable simple de miga (de queso). Y después partió una vez más, para encontrar su lugar en la esquina afable, humana (le gustaban las cosas a escala humana, por eso también el teatro) de Chile y Perú. La Poesía le dio cobijo y se fue convirtiendo en su segundo hogar, oficina, sala de entrevistas, de encuentros y hasta consultorio cuando ya le costaba demasiado movilizarse más lejos.

“Mi sensación es la misma que cuando uno ha pasado una bella temporada de verano en un lugar. De pronto llega el otoño, se están yendo los veraneantes, cambia el clima: ese tono de las obras de Chejov. Uno mira todo y sabe que se tiene que ir”. —Juan Carlos Gené Por Teresita Galimany El 31 de enero de 2012, a los 83 años, falleció Juan Carlos Gené. Fundador y animador del Grupo Actoral 80, Gené residió en Venezuela entre 1977 y 1993. Esta nación lo distinguió en 1990 con la Orden Andrés Bello, en reconocimiento a su destacado aporte a la cultura. Director General Adjunto del CELCIT (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral) internacional y Presidente del CELCIT de Argentina, su trayectoria en el teatro, la TV y el cine como actor, director, dramaturgo y pedagogo, alcanzó dimensión continental por su vinculación creativa con diversos países latinoamericanos.

Arriba: Juan Carlos Gené en el CELCIT. Foto: Soledad Ianni. Abajo: el CELCIT durante sus últimos días en la calle Bolívar al 800.

Dictó cátedra en la Universidad de Buenos Aires, Universidad de La Plata, Universidad Central de Venezuela y organizó numerosos talleres internacionales. Fue Presidente y Secretario General de la Asociación Argentina de Actores, Director General de Canal 7, y Director General del Teatro San Martín. Recibió el Premio a la Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes y fue declarado por la Legislatura de Buenos Aires Ciudadano Ilustre.

La gente lo reconocía por la calle, los taxistas todavía le hablaban de Cosa Juzgada, aquél mítico programa de nuestra naciente televisión. El público se acercaba al CELCIT a ver sus espectáculos aún sin saber específicamente los detalles, porque sí sabían que tras su nombre había siempre calidad, había una experiencia profunda, había verdad. Donde estuviera como actor, director o dramaturgo, como docente o conferencista, pasaba eso. En alguno de esos roles o en varios a la vez, el público lo seguía. Y por su don de contagiar renovado asombro y dar sentido profundo al trabajo en la escena, los jóvenes se emocionaban con sus charlas y eran transformados por su intenso modo de sentir y trasmitir. Modos de creador. Modos de mago. “Tomen todas mis afirmaciones como preguntas”, insistía, haciendo suya la frase de Bohr. Así sembraba.

Calles lejanas Hace unos treinta años, viviendo en Caracas, tímidamente llamé y pedí una entrevista a Juan Carlos Gené, exiliado en aquél entonces, para consultarle por un taller actoral que había abierto. Me citó en su departamento de San Bernardino, del que conservo solamente la imagen de montañas de libros que se habían adueñado por completo de ese espacio diminuto. Enseguida, todo el recuerdo lo toma la impresión indeleble que me causó la entrevista: exhaustiva, profunda, curiosa, reforzada por su mirada sagaz algo escondida bajo la sombra de cejas espesas y gruesos lentes, a la que nada se le escapaba. Así lo conocí. Por un aviso publicado en un diario. Él me abrió ese día la puerta como si fuera la de su casa, pero en realidad la que me estaba abriendo para todo mi futuro era la del teatro. Ese “como si…” del juego escénico que se extendería hasta hoy empezó ahí, con ese generoso gesto suyo. Claro que yo aún no lo sabía. Lo que sí supe muy pronto fue que ese Maestro era distinto. Dejaba huella su conocimiento inagotable, su modo de pensar el teatro -la profundidad de ese pensamiento-, su exigencia, su precisa mirada, su certero y amplio uso del lenguaje -capaz de trasmitir todos los pliegues de un concepto-, su respeto absoluto por la obra y por el actor, su inagotable disfrute ante el hecho escénico y tantas características más que se podrían añadir a una lista muy extensa. Sin embargo, lo que para mí lo distinguía, lo que lo hizo el Maestro grande y único que era -el que sigue siendo en quienes tuvimos el privilegio de estar cerca de él- fue su inmensa y siempre renovada capacidad de INSPIRAR,de contagiar su PASIÓN por el teatro. Y digo pasión en su significado de deseo vehemente y excesivo de algo, porque creo retrata con exactitud ese vínculo. Juan transmitía sentido de lo sagrado en la tarea. Reconocimiento y reverencia ante el misterio que se vive en el escenario, ese espacio que le era más real, muchas veces, que la vida misma. Él lo decía así, sin rodeos: “Mi vida es lo que hago y mi realidad está siempre sobre el escenario”. También por aquéllos años leí durante un viaje en avión un artículo del suplemento cultural del diario El País, de España, que despedía a un gran actor de teatro dondeel autor se centraba en su voz, en esas voces curtidas por la escena, por años de caminar escenarios. Voces profundas, cascadas algunas, intensas todas, de viejos actores de teatro. Un enorme caudal de voces entrañables que perdemos para siempre, decía.

Creo que recorro los cafés para intentar hablar del Juan Carlos Gené de aquí, el de San Telmo, porque fueron cómplices y amigos inseparables. Siempre hay mesas de café enamoradas de los teatros. Y entre las más enamoradas, las del viejo y querido Aconcagua. Cuando el CELCIT, su sala y escuela teatral, estaba en Bolívar e Independencia (antes de trasladarse a su sede actual en Moreno 431) era el Aconcagua el café que albergaba sus pausas de talleres, sus domingos con el diario, sus charlas. Por esa costumbre tan suya de organizar todo a su alrededor (gente, pedidos, espacios), los mozos que ahí lo atendían también aprendieron que Juan, el director, ejercía a tiempo completo… Hoy sigue allí el Aconcagua, aferrado con todas sus fuerzas a la esquina de Estados Unidos, sobreviviente orgulloso del viejo barrio, aquél de los almacenes y pequeños comercios amigos. Aquél que Juan más quería.

Y hablaba de lo efímero del arte teatral. De lo efímero de nuestra vida. No sé por qué guardé esa nota en mí pero aquí está y hoy vuelve. Ya no podría decir con qué fidelidad, pero la recuerdo. Juan repetía que nuestros recuerdos datan de la última vez que los contamos y estos temas: memoria, lo efímero, el oficio tan artesanal del actor, le eran queridos y habituales, así que la asociación es fácil. Pero sucede también que hoy su voz es una de esas voces, la de otro entrañable actor que se ha ido. Y contándolo ahora, esta última vez que lo cuento, el recuerdo de aquél artículo cambia y es lo que era más lo que sé hoy: que las voces entrañables no se pierden, que se quedan con nosotros porque lo efímero, comprendo al fin, encuentra en los demás su manera de perpetuarse.

Calles de San Telmo Hace días iba del teatro a casa, desde Moreno caminando por Perú, cuando se me puso a la par la nostalgia. Tanta, como para obligarme a varios rodeos para evitar esas veredas por un tiempo. No sé si venía siguiéndome o saltó de repente a mi paso: últimamente no distingo bien qué ruta sigue, sólo sé que llega. Es que me acerco a su casa y alucino: lo veo andando con su bastón, a paso tranquilo y firme, mirando el suelo como solía hacer, sumido en pensamientos e imágenes que luego serían escenario. Y enseguida escucho su voz vibrante, clarísima, y su habitual “cómo estás, querida”, me acompaña unos pasos. Muy difíciles se me han puesto esas cuadras llegando a México. La ausencia es así: no te pregunta nada, te toma por asalto. Miro la esquina donde estaba El Capri. Su café de siempre y su mozo

Fue además un hombre comprometido con su tiempo, un militante y un estudioso, un hombre de múltiples facetas y talentos, profundo conocedor de la historia. Caminar con él era participar de los secretos que escondían esquinas y rincones de la ciudad, muchos pertenecientes a San Telmo. En su escritura aparecen algunos, tan pintorescos como el que incorporó a su obra “El sueño y la vigilia” (2000), que sostenía que el Delfín de Francia (Luis XVII, hijo de Luis XVI y María Antonieta), era el inmigrante francés, ingeniero, que habitó y murió en circunstancias extrañas en la casa de la esquina de Bolívar e Independencia. Hasta abril del 2000, cuando un prosaico análisis de ADN probó lo contrario, triunfaba la leyenda. Juan Carlos Gené hizo del Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (CELCIT) su trinchera para luchar, desde la cultura, por la integración latinoamericana. Y ese espacio sigue abierto, con los mismos objetivos, como continuación de su enseñanza y celebración de su vida. Una vida plena. Afortunada. Las huellas perviven. Siempre. rituales de muerte y renacimiento, teatro y vida. Por eso no es raro que los sitios a los que fue tan fiel lo añoren y evoquen a diario. No es raro que haya calles que sigue cruzando todavía, o veredas que lo ven caminar pensando escenarios. San Telmo tiene una larga memoria que deja entrever a los suyos, especialmente en las horas en que la luz cambia. Teresita Galimany, actriz, directora, autora y docente teatral, estudió con Juan Carlos Gené y trabajó con él en el instituto CELCIT en Buenos Aires, desde 1993.


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El Sol de San Telmo

Brotando en los bordes

Espacios culturales-artísticos independientes

Ilustraciones: Adrián Repun (izq) y Diego Buy (der).

Por Adrián Repun, Diego Buey, Isabel Bláser, Clara Rosselli y Diana Rodríguez San Telmo vive la contradicción de ser un barrio que históricamente atrajo artistas independientes y emergentes pero, actualmente, presenta un panorama más difícil para emprender proyecto cultural. La valorización inmobiliaria en años recientes ha generado que los circuitos de arte y cultura independientes y pequeños tengan el desafío de cubrir altos costos de locación sin contar con un público de alto poder adquisitivo. Sin embargo, en los márgenes y huecos, siguen brotando propuestas novedosas. Algunos son más experimentales, otros más comerciales. Varios existen en los bordes de la legalidad y la sustentabilidad y por eso es común ver proyectos interesantes cerrar sus puertas (La Cubana, Una Casa). Sin embargo, demuestran un entusiasmo de parte de jóvenes emprendedores y artistas, y una apuesta sostenida a la movida creativa de este barrio. Abajo compartimos algunos ejemplos de proyectos creativos independientes, retratos de personas y espacios cuya visión artística todavía busca en San Telmo el refugio de la bohemia porteña.

La Fábrica “Espacio Cultural” En un enorme caserón antiguo sobre la calle Perú al 400, Juan Tobal, de 26 años, viene desarrollando -hace alrededor de 10 años- un espacio interdisciplinario. Ahí, entre una pista que funciona como escenario para presentaciones, ensayos de música, danza y teatro, y varias otras salas de exposición, se respira un aire subterráneo y experimental. Parece a un taller de producción más un salón de exposición, donde la riqueza de la actividad se realiza -generalmente- puertas adentro. Tobal, que vive en un piso de arriba de La Fábrica, cuenta que la propiedad pertenecía a su abuelo y que su ubicación en el Casco Histórico le da un vínculo particular con el patrimonio intangible de la zona. Junto a Tobal, que se desempeña como músico en la banda Mompox, trabajan Gonzalo Tobal (director de cine) y Pablo Mozuk (artísta plástico). Con sus redes de contactos, lograron atraer una variedad de actividades interesantes a La Fábrica, incluyendo obras teatrales de los dramaturgos Romina Paula y Gerardo Neuman, presentaciones de la bailarina contemporánea Alina Folini y una exposición titulada “Mostro” que reunió a 20 jóvenes artistas emergentes de la Beca Kuitca de la Universidad Torcuato Di Tella. Contacto: fabricaperu@gmail.com

La Libre “Arte y Libros” Sobre la calle Bolívar al 600, se encuentra un espacio fresco de letras y cultura a cargo de tres amigos Simón, Darío Semino y Fernanda Catullo. Uno de los tantos desprendimientos del movimiento de libros y literatura independiente generados por la FLIA (Feria del Libro Independiente y Alternativo), La Libre es una librería que trabaja con editoriales independientes como La Gitana (lagitana.blogspot. com), Milena Caserola, Eloisa Cartonera, Último Recurso, El Remanente de Mangieri y Vox, entre otros. Simón (que se identifica solo con su primer nombre) describe a La Libre

como “una cocina” de producciones independientes, encuentros culturales y reuniones sociales. Además de vender libros, presentan ciclos de cine, obras de teatro, música, lecturas y otras actividades que parten de la producción independiente. Por ejemplo: en marzo se realizó “La Gran Noche Surrealista”, “para que el público pueda disfrutar de una amplia variedad artística en música, teatro y cine”. También se hizo una presentación de lo mejor de la revista “Cerdos y Peces” del periodista, escritor y actor Enrique Symns, que contó con la presencia de Symns. Bolívar 646. www.lalibrearteylibros.wordpress.com

La Casa Extraña En una casa pequeña y antigua de la calle Chile, dos nuevas vecinas al barrio –Bárbara Levy (actriz) y Cecilia Soto (profesora de yoga)– construyen desde noviembre del 2011 un espacio de arte, educación y confraternidad con la comunidad. En la planta baja se despliega un salón donde se dictan clases de yoga para chicos y adultos, además de las fiestas, presentaciones de música, animación, poesía, exposiciones, talleres y otras reuniones sociales que se convocan. Levy y Soto se conocieron trabajando y cuentan que les interesó San Telmo por su espíritu bohemio y la relación desacartonada que tienen con sus vecinos. Ambas viven en la casa, donde la diseñadora de indumentaria Paula Do Eyo también tiene un taller y la trastienda de su línea “Nómade”. Do Eyo realiza una feria dos fines de semana de cada mes en la que participan otros diseñadores. Chile 413. www.lacasaextrania.blogspot.com

Galería Mundiroff “El Quería” La Galería Mundiroff se encuentra sobre la calle Estados Unidos, a dos cuadras de Paseo Colón. El local había sido una peluquería que, como muchos de los locales del siglo pasado, poseía un hermoso cartel donde se leía: “Peluquería”. A Iván Mundiroff, dueño actual del espacio, se le ocurrió abreviarlo, suprimiendo las letras sobrantes y transformándolo en “El Quería”. Así Mundiroff conjugó su creatividad con el hecho de conservar parte de la historia del local, razón por la cual los vecinos miran con buenos ojos al proyecto. Originario de Punta Indio, Provincia de Buenos Aires, con sus 28 años Iván fue motivado por sus amigos artistas a emprender el sueño de abrir una galería donde puedan exponer tanto artistas reconocidos como emergentes. “El Quería” está pensado como un espacio abierto y flexible. La pequeña galería, de paredes blancas y estantes prolijamente ubicados, presenta exposiciones como así también talleres de pintura y próximamente un taller de libre expresión artística. Mundiroff considera que el intercambio cultural y las diferentes voces que se pueden ver en el barrio es un rasgo positivo, aunque pudo observar que hubo un cambio notorio desde las décadas de los 70 y 80, cuando la movida artística era más “under”. Estados Unidos 338. www.mundiroff.com

Hotel & Hostel Entre Libros Este proyecto a cargo de Julia Pontieri, une literatura y hotelería de una manera muy creativa. Su espacio en la calle Chile es un refugio para la lectura, algo como una librería donde uno se puede quedar a dormir. Las habitaciones, decoradas en alegres colores pasteles y reminiscentes de los años 60, están ambientadas con autores diferentes, uno por habitación. Las paredes se encuentran cubiertas con reproducciones de páginas de libros que se pueden leer y cuando los ojos no alcanzan a ver las letras en lo alto, un par de binoculares ayudan a seguir la lectura. Cada uno de los cuartos tiene estantes con libros de poesía argentina y en los livings comunes, las bibliotecas llegan hasta el techo con tomos de variada literatura, desde matemáticas; comics; novelas; poesía, hasta libros en inglés; francés; portugués y alemán. Chile 484. http://entrelibroshotel.com.ar

Cineclubs de San Telmo En San Telmo no hay cines. Quizás por eso, los cineclubs son como oasis en el desierto. Los hay más amateurs, como Dynamo, que se solventa gracias a las contribuciones voluntarias del público; más comerciales, como Mon Amour, que cobra una entrada de 20 pesos y se maneja con estricta reserva on line, y totalmente gratuitos, como el cine del Centro Cultural Caras y Caretas. Dynamo comenzó a funcionar en 2006, en la casa de su mentor, Carlos Müller, en México al 500. Más adelante pasó al primer piso de la librería “La Libre”, en Bolivar al 600. Allí, se reúnen cinéfilos aficionados, como Roberto Gutiérrez Calderón, que presenta los films, habla del director y del momento en que se estrenó la película. Su pasión por el cine nació cuando era un estudiante de Derecho y vivía en el centro. “En esa época ir al cine era muy barato, entonces iba casi todos los días a la sala Lugones, al Arteplex, al Lorca. Buenos Aires era muy bohemia y, a principios de los 80, no sorprendía que hubiera dos cuadras de cola para ver La nave va, de Fellini, en el Opera”, recuerda Roberto. En 2010 se abrió el microcine de Mon Amour, en Carlos Calvo al 600, con capacidad para cincuenta personas. Allí se pasa cine independiente y se suele llenar. Actualmente cuenta con dos salas, la mencionada de San Telmo, y otra en el centro, que funciona en el Hotel Elevage. “La oferta de ciclos de cine en la ciudad es muy grande, entonces tratamos de buscar un cine que no se encuentre en otras salas”, explica Carlos Castro, coordinador del área Artes Audiovisuales de Caras y Caretas. “Algunas veces se programa cine de grandes directores (en marzo fue Ingmar Bergman), y otras por época. Por ejemplo en abril se verá cine norteamericano de los años ’40 y 50, temático o documental. La programación es bastante heterodoxa y eso creo que es necesario para avanzar sobre un público que es muy variado. Este ciclo (que surgió hace seis años, con el nacimiento del centro cultural ubicado en Venezuela 370), es con entrada libre y gratuita y cuenta con mucha participación de la gente de San Telmo”, explica Castro. “La mitad de la programación anual es nacional”, continúa el programador. Los domingos de abril se podrán ver ahí títulos como Un tranvía llamado deseo; Qué bello es vivir; Hombres y Casablanca, entre otros. Mientras que los jueves vuelven con documentales nacionales y políticos como Orquesta Roja; Fin del Potemkim; El retrato postergado y El ambulante.


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Rincón histórico: Tita Merello

Abril 2012 Número 31

Falleció el 24 de diciembre de 2002 en la Fundación Favaloro, en el barrio de Monserrat y con 98 años, luego de haber estado internada por cinco años. En el recorrido de los restos de Tita, la iglesia San Pedro Telmo recibió el féretro a las 9hs del día siguiente, donde una multitud de personas se congregaron para despedirla entre aplausos y las palabras del párroco de la iglesia, el padre Ernesto Salvia, sobre Humberto l, entre Defensa y Balcarce. Luego de todo el cotejo fúnebre sus restos fueron trasladados al cementerio de Chacarita y cremados.

Recuerdos del padre Ernesto Salvia: El padre de la parroquia San Pedro González Telmo nos contó un poco sobre su relación con Tita, y confiesa que “era un admirador de ella”. Una mañana le avisaron que Tita estaba en la puerta de la iglesia; había venido desde la Fundación Favaloro y estaba en silla de ruedas, pues ya estaba internada entonces. El padre, conmocionado, hizo prender las luces de la iglesia en su honor como bienvenida y dio una misa, por lo cual ella se emocionó. Desde ese momento nació una relación personal entre ambos basada principalmente en el afecto que se generó, en la cual el padre hacía sus visitas frecuentes en la Fundación Favaloro para hacerle la comunión y confesarla, pero también charlando sobre tango y otras cosas en las que el padre tenía conocimientos. Aunque por sus condiciones no podía salir mucho, visitó un par de veces más a la iglesia San Pedro Telmo, el mismo lugar donde fue bautizada. “Su fé la sostenía”, cuenta Salvia. “Ella me traía un sobrecito con dinero para ayudar a los pobres”, confiesa, casi emocionándose. Tita vendió su departamento al ser internada, y ese dinero lo donó a la Fundación Favaloro para que allí la atiendan hasta los últimos días de su vida. A su muerte el padre le escribió una predicación, y en esa misa, que recuerda que se llenó de gente, el organista tocó el tango “Hotel Victoria”. Fue el padre que le incentivó para que intentara tocarlo como parte del homenaje, ya que Tita así lo pidió. En el cotejo fúnebre que llegó hasta el cementario de Chacarita, el padre rememora su paso por donde fue su casa en la infancia, en la calle Defensa.

Tita de San Telmo

Uno de los personajes más arrabaleros del escenario porteño Por Pablo Masson Nos referimos a la querida cantante y actriz Tita Merello, llamada también “la morocha argentina” y “Tita de buenos aires”. Registrada con el nombre Laura Ana Merello, nació el 11 de octubre de 1904 en la calle Defensa 715, en un conventillo de San Telmo. Su padre, Santiago Merello, era un vecino del barrio, cochero de profesión, quien moriría cuando Tita tuviera cuatro meses de vida, a los 30 años de edad. Su madre, Ana Gianelli, era una uruguaya que trabajaba como planchadora, quien la reconocería como hija cuatro años después de su nacimiento, por razones que no están muy claras. Tuvo una infancia muy dura: económicamente y por falta de cariño. Estas condiciones le templaron su personalidad de carácter arrabalero (“el dolor nació conmigo), con el cual más que interpretar personajes

ajenos, era su propia manera de ser la que la expondría al público con naturalidad de grande (“mi mejor personaje soy yo”). A los 12 años era analfabeta por no haber podido concurrir a la escuela, pero el redactor periodístico Eduardo Borras le enseñaría a leer y escribir a partir de los 15 años, lo que generaría una profunda amistad y agradecimiento en Tita. De adulta tuvo desencuentros amorosos. Estuvo en pareja con el actor Luis Sandrini, que según confesara fue su gran amor, pero quien luego se alejaría para no volver. Su primer papel en cine fue ¡Tango! (1933), junto con Libertad Lamarque, y también tomó papel en otras como “La Fuga”, “Cinco rostros de Mujer”, “Los Isleros”, “Guacho” y “Mercado de Abasto”, entre otras. Como cantante fue una de las creadoras de la modalidad femenina en el tango. “Se dice de mí” y “La milonga y yo” son sus temas musicales más recordados.

Así le diría adiós a un amigo de sus últimos años, “el curita de San Telmo”, como recuerda que lo llamaba afectuosamente.


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El Sol de San Telmo

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Magia mundana En un balcón encantado de San Telmo hay una conferencia de gñomos en permanente sesión. Algunos participan colgándose con sogas del borde superior, otros sentados sobre un rosetón de hierro, para mejor ver(se) y escuchar las deliberaciones del plenario general. Para estos hombrecitos, el tránsito sobre los adoquines debajo parece ser muy distante, irrelevante. Para el humano común, la subida desde Paseo Colón es un recordatorio de la infinidad de secretos inesperados y actos artísticos que contiene nuestro barrio. Foto y texto: Catherine Mariko Black


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