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El Sol de San Telmo

Número 9 Buenos Aires septiembre/octubre 2008

“Contando las historias del barrio”

www.elsoldesantelmo.com.ar

GRATIS

San Telmo Cuenta... Movilización: El proyecto Prioridad Peatón y la calle Defensa p.2

Noticias Comunitarias: Descubrimiento arqueológico y reclamo vecinal p.10

Cultura: Historias literarias p. 6-7

Arte en San Telmo: Dinwoodie dibuja la memoria en nuestras calles p.12

Quiénes Somos: Los pescadores de la Marina Grande de Sorrento p.8

Rincón Histórico: Martina Céspedes p.14


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Movilización: el futuro de la calle Defensa

El Sol de San Telmo

Movilización por el futuro de la calle Defensa

Nuestra Misión:

El Sol de San Telmo tiene por misión principal ayudar a fortalecer el barrio de San Telmo. Consideramos que para conseguir esto es tarea ineludible la preservación de su identidad, su particular cultura, vida comunitaria, y carácter barrial. Sin ser partidarios o ideológicos, definimos nuestra visión editorial como periodismo comunitario, y nos dirigimos a todos los que por residencia, trabajo, conciencia cultural o simple afecto les importa el futuro de San Telmo. En estas páginas pondremos énfasis en comunicación que genere participación y diálogo para las muchas voces que constituyen al barrio. Con debates abiertos y transparentes se fortalecerá la comunidad y se contribuirá a que se desarrolle una visión común para el futuro de San Telmo y el casco histórico.

Our Mission:

El Sol de San Telmo is a publication committed to strengthening and supporting the neighborhood of San Telmo. We believe that doing this inevitably implies the preservation of its identity, its particular culture, community life, and neighborhood character. Without being partisan or ideological, we define our editorial vision as community journalism, directed toward all those who, due to residence, work, cultural awareness, or affection, care about the future of San Telmo. In these pages we prioritize communication that creates an open forum for dialogue and participation. Open and transparent debate will strengthen the community and contribute to the development of a common vision for the future of San Telmo and the historic district of Buenos Aires.

i Directora: Catherine Mariko Black Editor ejecutivo y propietario: Marcelo Ballvé Jefa de Redacción: Nora Palancio Zapiola Editor Fotográfico: Marcelo Somma Corrección: Flavia Vogel Colaboradores: Grace Gómez Henríquez, Carolina López Scondras, Juan Pablo Parrilla Branda, Juan Francisco Gentile, Anandi Elba Fernández, Avelino Carril, Patricia Barral, Patricio Tejedor Chiste: Pablo Branda El arte de nuestro logo es un fileteado del maestro Martiniano Arce www.martinianoarce.com Dirigir consultas al: 15-5374-1959 elsoldesantelmo@gmail.com www.elsoldesantelmo.com.ar Registro de Propiedad Intelectual: 614000 Donde Retirar El Sol: Todo Mundo Anselmo Aieta 1095, Plaza Dorrego Panadería Cosas Ricas Perú 1081/85 La Simbólica Carlos Calvo 708 Librería Fedro Carlos Calvo 578 El Bar Británico Brasil 399

Del Limonero Balcarce 873 La Guarida del Angel Cochabamba 486 Kiosco de Diarios Carlos Calvo y Perú Kiosco de Diarios “La Feria” Humberto Primo y Anselmo Aieta Kiosco de Diarios Brasil y Defensa Kiosco de Diarios Independencia y Perú

¿Qué significa el proyecto Prioridad Peatón para San Telmo?

La decisión del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de incluir a San Telmo en el proyecto de peatonalización, denominado Prioridad Peatón, puso en alerta a los vecinos y organizaciones del barrio. La administración de la ciudad decidió cambiarle la vida y el paisaje al vecino sin consultar siquiera si lo desea. Decidió cambiarle hábitos, costumbres y paisajes. Y, peor aún, quitarle lo más importante: la impronta barrial, la identidad y el legado histórico, el patrimonio, lo que hace a un pueblo ser lo que es. La calle Defensa, con una historia en cada adoquín, pasaría a ser una calle más según el plan oficial. Perdería su carácter. La nivelación de veredas y calzadas la dejaría igual a Florida o a las más recientemente terminadas de Puerto Madero. Con luminarias modernas –haciendo desaparecer las antiguas y tradicionales- y bancos de hierro y cemento. En este marco comienzan a surgir otras alertas. El proyecto no cuenta con una norma legislativa respaldatoria –necesaria para la peatonalización de calles- y violaría todas las leyes de Protección Patrimonial. Tampoco hay a la vista un programa de ordenamiento del tránsito ni un informe sobre los impactos que generará la restricción del mismo en Defensa. Lo más destacable de Prioridad Peatón es la falta absoluta de sensibilidad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para proteger el patrimonio histórico y cultural de uno de los barrios fundamentales en la historia argentina. A pesar, incluso, de las leyes que le exigen ese cuidado. La formación de un equipo técnico multidisciplinario de vecinos que pueda discutir los términos del plan oficial y el pedido* de audiencia con el Jefe de Gobierno porteño, más los recursos de amparo presentados en la Justicia buscan frenar la destrucción irreparable de San Telmo. —Patricia Barral

Llamada a formar un equipo técnico para seguir este proyecto San Telmo es uno de los barrios que en los últimos años sufrió de manera irreparable las consecuencias de políticas exentas de planificación en la ciudad. El avance indiscriminado del sector turístico, gastronómico y comercial facilita la destrucción de nuestra identidad barrial. San Telmo es uno de los primeros barrios de la ciudad de Buenos Aires y alberga gran parte de la historia del nacimiento de nuestro país.

Esperamos contar con el apoyo y el aporte de todos aquellos vecinos que sientan la necesidad de proteger el barrio y a la comunidad de la destrucción de nuestra identidad. Cabe aclarar que la conformación de dicho equipo tiene como concepción la idea de trascender la actual administración y los proyectos presentes, presentándose como un equipo desinteresado política y económicamente, con el único objetivo de fortalecer la preservación y cuidado del barrio.

—Patricio Tejedor, santelmopreserva@gmail.com

www.santelmopreserva.blogspot.com

*Extracto del pedido al GCBA Buenos Aires, 2 de setiembre de 2008

La comunidad de San Telmo se dirige al señor Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y al Ministro de Desarrollo Urbano para solicitar la suspensión inmediata del proyecto Prioridad Peatón -en la sección competentehasta que sean contestadas las inquietudes y preguntas de los vecinos, comerciantes y asociaciones sociales de la zona... ...La comunidad manifiesta su repudio a la iniciativa tal cual está planteada debido a los motivos que se detallan.

1 – La necesidad que la Legislatura Porteña apruebe el exp. 2866-j-2007 “ley prioridad peaton”, siendo esta indispensable para poder llevar a cabo el proceso licitatorio correspondiente.

2 – Las contradicciones legales en que incurriría el proyecto ya que aparecería violando la Ley No 65 “Adoquinado de Calles” 1998 y el Código de Planeamiento Urbano. 3 – El carácter absolutamente inconsulto del proyecto, lo que conlleva, supone y/o denota la actitud de desidia y desinterés que sobre la opinión de la comunidad tendría la Administración del Ingeniero Macri. La ausencia de estudios sobre el impacto ambiental, social, cultural e histórico que tendrá.

4 – La desnaturalización del tradicional barrio de San Telmo, corazón del Casco Histórico de Buenos Aires y símbolo de identidad porteña y argentina. El proyecto Prioridad Peatón contradice los parámetros de preservación del Patrimonio Histórico y Cultural tangible e intangible y hará desaparecer una pieza fundamental de la historia de nuestra Nación. 5 – Del carácter de “tránsito restringido” que se aplicaría a las 14 cuadras del proyecto se desprende una afectación severa de la circulación vial automotor de toda la zona involucrada generando lógicas distorsiones en los flujos del tránsito de las demás arterias de la malla vial y desconocemos los estudios de impacto al respecto de los organismos competentes que justifiquen el proyecto. La solicitud de la Audiencia se realiza para discutir y analizar el emprendimiento cuyos elementos más conflictivos son:

El cambio en su fisonomía, la alteración en los usos y costumbres y la tematización del barrio provoca en nosotros, los vecinos, un sentimiento de desprotección y desamparo ante la falta de cumplimiento de legislaciones que impidan la destrucción de la identidad barrial.

A – El impacto socio-ambiental que tendrá sobre quienes viven en el barrio; perjuicios y beneficios proyectados por el desarrollo turístico.

La administración actual del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, está impulsando proyectos que amenazan dicha identidad, uno de los cuales —Prioridad Peatón— fue motivo de la reunión convocada por el periódico El Sol de San Telmo, el día miércoles 27 de agosto en el Espacio Giesso.

B- Ordenamiento posterior del Espacio Público (restaurantes, bares, mesas en aceras, vendedores callejeros, etc., etc.)

En dicho encuentro se pudo apreciar la falta de interés del Gobierno de la Ciudad de hacer participar a los vecinos, informando y debatiendo los proyectos. Asimismo, quedaron demostrados el incumplimiento de normas y leyes vigentes y, por sobre todas las cosas, las contradicciones propias de proyectos incoherentes y poco estudiados. En dicha reunión se pudo observar también el interés y la preocupación de todos los vecinos, incluyendo una alta participación de profesionales y técnicos, lo cual permite ver el afán por la protección y cuidado de nuestro patrimonio. Es por estos motivos que proponemos la conformación de un equipo dispuesto a estudiar, analizar y denunciar todo tipo de intervención que ponga en peligro la identidad del barrio y por sobre todas las cosas, la opinión de quienes lo habitan, los vecinos.

Desaparición definitiva del pequeño comerciante producto del ya iniciado proceso denominado “palermización” de San Telmo.

C- Impacto generado por la prohibición total del transporte público en zonas estratégicas.

D- Ensanchamiento de veredas y calzadas y consecuente desaparición de adoquinados y materiales originales; modificación de luminarias tradicionales por otras de forma contemporanea bajo pretexto de mejorar la iluminación de la zona y afectando el patrimonio histórico. E- Riesgos irreparables de la “tematización de las ciudades” a la que se pretende exponer a San Telmo en pos de objetivos estrictamente mercantilistas. Por último se solicita a las autoridades competentes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires...tengan a bien evaluar la posibilidad de convocar a Audiencia Pública dado el carácter invasivo del Proyecto Prioridad Peatón en la vida cotidiana de los vecinos.

para la versión completa de esta nota y más información visiten www.santelmopreserva.blogspot.com


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Nota de Tapa: San Telmo Cuenta

Septiembre-Octubre 2008 Número 9

San Telmo Cuenta: historias orales de “los grandes” del barrio Gabriel García Márquez ha dicho que “la vida no es lo que uno vivió, sino lo que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”. Tener, escuchar y tocar a los seres que se quiere y que han sabido vivir es un honor. Aprovecharlos, preguntarles, homenajearlos y respetarlos es lo que queremos y necesitamos. Aquí, algunas historias orales de San Telmo, de la mano de cinco personas del barrio.

cuarto como un depósito, y él empezó a alquiler cestos para la gente de la feria. Fue cediendo cada vez más espacio, hasta que dejó casi toda la casa como depósito. Terminó comprando la casa -que era de 1910-15- y la vendió obteniendo una ganancia. Hoy es una casa de antigüedades”.

José María Peña: la creación de la feria de antigüedades

Muchos consideran al arquitecto José María Peña como el padrino del San Telmo actual. Uno de los impulsores de la creación del Área de Protección Histórica (APH1) y de la Feria de Antigüedades de la Plaza Dorrego, Peña reconoció antes que otros que San Telmo era una diamante en bruto y por eso trabajó trece años ad honorem con su equipo del Museo de la Ciudad para catalogarlo y preservarlo. No había anticuarios, ni feria de los domingos, ni la movida comercial que hoy luce sobre la calle Defensa cuando Peña eligió la Plaza Dorrego para instalar la feria de antigüedades en 1968. En la esquina frente al bar Dorrego (que también era almacén) se hallaba La María, una verdulería. En la otra esquina, de Defensa y Bethlem, había una mercería que se llama La Mascota; una pizzería sobre Defensa, y lo que hoy es la galería El Solar de French eran departamentos. El otro bar cerca de la plaza era el Caracol y había baños públicos debajo de la plaza. La calle Defensa en esa época era una calle más de barrio, con viviendas y negocios tradicionales como fábricas de pastas y peluquerías que algunos vecinos todavía recuerden. “Para nosotros la instalación de la feria respondía a tres cosas -explica Peña-. Primero, la propuesta de crear una feria de cosas viejas, que no había en ningún lugar del país; segundo, iba ser una especie de sala al aire libre para el Museo de la Ciudad, con exposiciones y cosas de las casas antiguas de Buenos Aires; y tercero, la idea de recuperar un barrio viejo, que era casi olvidado, porque la gente no iba a San Telmo en esa época”.

El arquitecto Peña frente a la histórica librería Avila Irónicamente, ni siquiera el único anticuario que había entonces en el barrio se interesó en la propuesta. Era la Casa Pardo, sobre Defensa entre San Juan y Humberto Primo. Peña recuerda: “Cuando fui a hablar con el dueño para proponerle la idea de participar en una feria de antigüedades y cosas viejas, me dijo: ‘de ninguna manera Peña, no soy un feriante, soy un anticuario y no voy a discutirlo más’”. Sin embargo, en poco tiempo la feria generó una

“No queremos un barrio congelado, queremos un barrio vivo”. —José María Peña

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movida comercial que empezó a cambiar la plaza y sus alrededores. Peña recuerda que, al principio, algunos feriantes necesitaban un lugar para guardar su mercadería durante la semana y él conocía al dueño de una casa que tenía un cuarto libre, un tal señor Perren. “Le pregunté si algunos feriantes podrían usar su

A los edificios alrededor de la Plaza Dorrego, Peña los describe como “un diccionario de la arquitectura de Buenos Aires; una superposición fascinante de épocas y estilos. Esa comunión es lo que define a Buenos Aires”. En cuanto a su preservación, el arquitecto compromete a los vecinos: “el patrimonio es lo tangible y lo intangible, todo junto. No podés separar uno del otro. El Casco Histórico debería ser una especie de libro que te permite leer la historia pero que también te permite formar parte de ella, que te permite vivirla. La gente se olvida muy fácil y, por maravillosa que sea una ordenanza de preservación, si no está llevada adelante por la gente no tiene ningún valor”. Ahora que San Telmo se ha puesto de moda y la administración de Mauricio Macri está avanzando con varios proyectos de embellecimiento material, incluyendo la controversial nivelación de la calle Defensa, Peña teme que la heterogeneidad e idiosincrasia que siempre definieron a San Telmo se pierdan en la “tematización” del Casco Histórico. “No queremos un barrio congelado, queremos un barrio vivo. Lo que ahora quieren hacer (en el GCBA) es imponer un capricho. ¿Por qué cada vez que viene una nueva administración tiene que cambiar todo lo que hizo la anterior? Las calles peatonales en los cascos históricos en Europa se llenan de turistas de día y quedan vacíos de noche. De la idea al hecho hay una distancia inmensa”.

Elías Cohen: siga, siga el baile

Elías Cohen nació “en la calle Giuffra, como decís vos –refiere a la cronista-, en la calle Luján, bah. 369”. Fue el 4 de septiembre de 1928. Ahora, en su casa de la calle Cochabamba al 600, es capaz de abrir un libro completo sobre el barrio que ama. Como todo hombre que ama y que ya sabe qué es esa cosa continúa p.4


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Nota de Tapa: San Telmo Cuenta

El Sol de San Telmo el Tacuarí en la calle Brasil. Una en Perú y Chile y la del Casal de Catalunya, que era la más lujosa. Yo iba al Garay, antes de llegar a Balcarce; los bailes se hacían con orquestas en vivo, pero en los barrios era más humilde, con discos.

Elías Cohen frente al local que pertenecía a su familia

del amor, ha sacado, con el alma, miles de fotografías de su objeto venerado y se encarga de describirlas.

Elías, sentado de espaldas a una impresionante colección de casetes de tango, es capaz de hablar y ponerle dirección al nacimiento de Canale y Noel en San Telmo, los baños públicos, sus amigos de los conventillos, la primer cochera presidencial, la belleza de la Costanera antigua, la casa Tita Merello en el Conventillo de la Paloma, la de Mariano Mores. También puede rememorar sus anécdotas con Anselmo Aieta, la mamá de Carlos Gardel cuando iba al cine Gardel una vez por semana, el Patronato de la Infancia y la pelea con la Fundación Eva Perón, de cómo el famoso Felipe de la ex peluquería La Moderna logró inaugurar, de haberle regalado al Museo de la Ciudad todo lo que quedaba de la antigua zapatería de su padre y de su vidriera histórica, en Defensa 940. Y hasta es capaz de mostrar, por idas y vueltas de los amigos de antes, el famoso libro San Telmo, su pasado histórico dedicado a Benito Quinquela Martín. Milonguero (así inmortalizado en el barrio), a puro taco francés y -a veces- militar, recuerda los bailes de San Telmo. Con su mujer, Hilda, se conocieron en una milonga. “Si yo no me hubiera hecho cargo de tu cabeceada hoy estaría en las Bahamas”, le dice ella. “Pero estás en Cochabamba, ¿qué más querés?”, responde él y toma el mate que ella ofrece, mientras ríen como ríen esas parejas que ya saben estar 50 años juntos y en el mismo lugar. “Milongas: estaban El Garay, El San Telmo; Los Gallegos, en Chacabuco; el Club San Telmo, en Perú;

Imaginate una pista y, alrededor, mesas y sillas. Los muchachos íbamos caminando alrededor de la pista y cuando había una chica que nos gustaba la cabeceábamos; pero si a uno no le gustaba como el otro bailaba, no se salía. Éramos pibes. Ya más grandes, nos vestíamos que parecíamos actores. De mis amigos de los conventillos no había uno que no tuviera reloj de oro, gemelos, éramos una pinturita. En los conventillos estaba la gente buena, los trabajadores; y de ahí dentro salía mucho la solidaridad de este barrio, éramos muy unidos. Los carnavales se hacían en la calle Defensa, desde Humberto Primo hasta Independencia. Al día siguiente no se podía entrar a abrir el negocio de la serpentina –la japonesa– que había por la calle. Salían los del Mercado: los carniceros, los pescaderos, todos, disfrazados, tocando bandoneón y guitarras. Cuando llegó Perón puso comités en las esquinas y me acuerdo mucho del de San Juan y Perú, muy grande; ahí se cortaban las calles en cruz y se hacían bailes de carnaval, el 17 de octubre y en fiestas patrias. Asaltos: los hacíamos en las casas y si se tenía tocadisco

“Los carnavales se hacían en la calle Defensa... al día siguiente no se podía entrar a abrir el negocio de la serpentina que había”. —Elías Cohen

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bueno, sino, con la radio. A veces iba un padre o una madre y otras veces, no. Juntábamos (los que podíamos, el que no tenía no ponía y listo) unos pesos y los padres nos compraban Naranjín –porque teníamos 17 años, no tomábamos cerveza todavía– y unos sandwiches. Nadie se podía pasar con nadie y donde se pasaba, se casaba, éramos muy amigos los chicos y las chicas.

Martiniano Arce en la esquina de su casa

Casamientos: teníamos 15, 16 años y los sábados era clásico ir a colarse en los casorios. Cuando nos enterábamos de uno bueno tratábamos de colarnos. Teníamos un muchacho amigo en la barra mía, Horacio, que trabajaba en una imprenta y hacía las invitaciones y nos traía para ir. Un día, en el Casal de Catalunya, hubo un casamiento de mucho lujo. Horacio nos trajo las invitaciones y nos fuimos. Éramos como 7 muchachos; estábamos en la mesa y el mantel llegaba hasta el piso. Resulta que uno, porque también en los casamientos se acostumbraba a cabecear, cabeceó a una chica. Se levanta para ir a sacarla a bailar y ¡se engancha el taco francés con el mantel! La mesa, ¿sabés a dónde fue? Las masas, los sandwichs, todo en el medio de la pista y tuvimos que salir todos de raje”.

Martiniano Arce: la “inocencia” de la feria de San Telmo

“El fileteador de Buenos Aires”, Martiniano Arce, se instaló en San Telmo gracias a la feria de la Plaza Dorrego, donde vendía sus cuadros y frases fileteados (“Si te gusta el durazno aguantate la pelusa” o “La vida, como los dados, tiene los puntos marcados”) cuando todavía era un punto de encuentro informal y barrial. Ahora, vecino y ciudadano ilustre, Arce recuerda que “la feria de Plaza Dorrego era de una inocencia increíble. La gente venía con cosas que traía de sus casas, de las abuelas, y las vendía por poca plata. En los ‘70 yo iba a la plaza a filetear y chamullar, y había una libertad y frescura distinta a lo que es ahora. Tenía el


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Nota de Tapa: San Telmo Cuenta

Septiembre-Octubre 2008 Número 9

Pero una de las películas más lindas, “El fantasma de la ópera”, la vi en el cine San Telmo, en Chacabuco al 900. Esa sala también tenía shows en vivo en los intervalos: música, baile y sainetes.

caballete que decía ‘Martiniano Arce soltero’ y todos los domingos salía con una chica distinta (se ríe)”. En esa época todavía iban muchos vecinos a pasear por la plaza y “siempre se veía a los viejitos en los bancos -recuerda Susana Lisotti, esposa de Arce-.Se jugaba al ajedrez y a las cartas, todos sentados en los bordes de la plaza y en las escalinatas. Antes iba toda la gente mayor del barrio y eso es algo que ya no se ve; ahora están todos los artesanos”. “El señor Perren nos vendía chorizos -cuenta Arce-. Las chicas armaban sus puestos y todos se conocían, era muy informal, muy improvisado y bromeábamos mucho. En esa época la gente no sabía del valor de las cosas y muchos las vendían muy baratas. Pero con el tiempo los puestos fueron mejorando la calidad de cosas y hoy en día es una feria internacional y hay mucha gente, muchos extranjeros. Pero todo está muy amontonado, medio apabullante. Al principio no era así”.

Clidia Cancela: cuando “Pirucha” fue al cine

Clidia “Pirucha” Cancela nació el 20 de febrero de 1933 en Lanús Este y diez días antes de cumplir los 6 años se mudó, primero, al barrio de Constitución y, luego, a San Telmo. Si no fuera porque a ella y a sus padres los obligaron a irse de su casa cuando el gobierno de facto de Osvaldo Cacciatore decidió construir la autopista en el exacto lugar en el que quedaba su departamento, parece haber vivido una historia de hadas: su papá era contador en los ferrocarriles cuando éstos eran del Estado y cumplían los horarios; de adolescente iba a pasear al Parque Lezama cuando tenía fuente, peces, baños públicos y rosedales; pudo tomar el té en El Galeón y fue todos los sábados -durante años porque la entrada era muy accesible- a los cines de San Telmo con caramelos en el bolsillo. Y que el lector no confunda historia con cuento, pues los cines existieron en San Telmo y fueron tres. Esta mujer que mira los recuerdos con ojos café con un poco de verde es dueña del puesto 66 de la Feria de Plaza Dorrego desde 1974 y guarda sonrisas cuando evoca cuánto le gustó la primera versión del Fantasma de la Ópera. Pirucha enciende su mirada mientras explica, señalando el supermercado chino de Bolívar al 1000, que ese edificio era el Cine Carlos Gardel. “Ahí estaba la boletería –señala berenjenas y lechugas–. Allá, el

Nosotros íbamos a la función de la noche. Elegíamos tres películas de piratas, de guerra, dibujitos, nos gustaban todas... los dibujitos los ponían cuando la película programada no llegaba y la gente empezaba a protestar con los pies en el piso de madera.

Luisa Galanti en el Mercado de San Telmo

Clidia Cancela fue todos los sábados a los cines de San Telmo con caramelos en el bolsillo.

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baño de damas; ahí el de hombres, y ahí arriba –sus dedos se direccionan hacia la caja del mercado– estaba el proyectorista”. Mientras da unos pasos para indicar que la actual longitud es la misma de entonces, pasa la hijita de la dueña con su triciclo/moto de última generación y ahí, sí, queda más que claro que estamos hablando del pasado. “Yo venía mucho con mi papá; vivíamos en Constitución y a mi mamá no le gustaba venir para acá, pero a mi padre sí, y como le encantaban las películas de piratas que daban, me ponía como excusa y decía que me gustaban a mí”. En el centro daban una sola película y en el barrio, tres y en continuado. Clidia, o Pirucha, ya de grande comenzó a ir al Centro a los estrenos, porque a San Telmo las películas llegaban mucho después y porque “todo pasaba por Florida... era hermosa esa calle”. “Acá en San Telmo íbamos mucho al Carlos Gardel. El Cecil (Defensa entre Estados Unidos e Independencia), que ahora es galería, era el más aristocrático, más fino. Tenía el techo corredizo, los techos eran de zinc. Yo me ponía el sobretodo de él en las piernas porque venía en pollera y tenía frío; siempre me acuerdo de eso...

Los sábados salía del colegio, íbamos a Lanús a visitar a mi abuela, volvíamos en tren, cenábamos y me llevaban al cine; esa era mi alegría. Había chocolatero pero a mí, antes de entrar, me compraban unos caramelos que me gustaban, los Alpinos, de La Glotona.

Luisa Galanti: el Mercado hace 81 años

Luisa Galanti de Rosa nació el 20 de enero de 1925 y está al frente del puesto 151 del Mercado de San Telmo desde hace 37 años. Su papá, Abraham, lo abrió 44 años antes. En total, el negocio tiene 81 años de vida dentro de ese monumento arquitectónico y patrimonio cultural. Entre batones, juegos de sábanas, camisas, camisetas de interlock, ropa interior y suéters, en su tienda ubicada unos metros después de la entrada de la calle Estados Unidos, Luisa está atenta en un banquito. Tres de los tíos de Luisa supieron, también, lo que fueron las buenas épocas de las tiendas del Mercado. “Los shoppings no existían y esto se llenaba de gente; a veces tenía que decir ´no, no, no´. Es que no se podía atender a semejante cantidad de personas. Todo el mercado estaba repleto de tiendas; era increíble. Una tras otra. “En San Telmo vivía mucha gente en conventillos y eran nuestros clientes; eran épocas en las que se daba a pagar en dos veces, porque se trabajaba así. Del otro lado era un mar de pescadores, carniceros, verduleros, fruteros y almaceneros. Muchos más que ahora; que se han ido yendo. Acá en el medio, donde están los puestos de antigüedades, eran todos negocitos cuando se metió Cacciatore, que era el intendente en esa época, y quiso cerrar el Mercado para hacer un shopping. Hizo un lío bárbaro y esos puestos se tuvieron que ir. Pero el dueño del Mercado le dijo que no lo iba a vender ni a hacer un shopping y lo embromó”. —Textos por Catherine Black y Nora Palancio Zapiola


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Cultura: San Telmo Cuenta

El Sol de San Telmo

Andares santelmeños de grandes escritores latinoamericanos Revelamos un poco de la historia literaria del barrio

Canción patriótica.

Los últimos guapos y cuchilleros que, ya para la década del 60, eran una mitología que él mismo había construido desde sus textos, poblaron otrora esas calles cercanas al Río de La Plata. Jorge Luis Borges desandaba la calle Maipú desde su casa y tomaba por Perú hasta el 500 de México, donde supo estar la Biblioteca Nacional, de la que fue nombrado director en 1955. Ese mismo año su ceguera comenzó a manifestarse y dio lugar a aquella magnífica conjunción entre Los libros y la noche que fue expresada por Borges en el clásico Poema de los dones. Entre esas caminatas y las mañanas en su despacho, tomaron forma los textos que luego integrarían El informe de Brodie.

A partir de1948, mucho antes de pasar sus días sin moverse de su cama, escribiendo mientras fumaba y bebía whisky, transcurrirían los últimos veinte años de vida del novelista uruguayo Juan Carlos Onetti en un departamento en Independencia 858. Bajo la sombra de esas paredes santelmeñas escribió una novela central, que luego pasaría a los anaqueles de la literatura latinoamericana: La vida breve, publicada en 1950. En sus páginas, el célebre oriental situó por primera vez su relato en Santamaría, el mítico pueblo donde luego transcurrirían el resto de sus historias.

En aquella Buenos Aires portuaria de las últimas décadas del 1800 que Borges soñó y no vivió -luego del éxodo de las familias más adineradas de San Telmo, en 1871, que dejaría un gran número de casas abandonadas que darían lugar a los conventillos-, vivió José Severino Alvarez. ¿Quién? Se trata de Fray Mocho, escritor y periodista, que habitó una casona en Bolívar 705. Según cuenta Fabricio Escobar, un historiador de la cultura del barrio, “San Telmo fue una caja de sorpresas para Fray Mocho, quien supo patear la calle y comunicarse a través de ese idioma del pueblo que fue el lunfardo”. Por entonces, Mocho formaba parte de la dirección de la revista Caras y Caretas, ícono de la cultura criolla en su etapa de incipiente modernización. A través de una novedosa mixtura entre las letras y las caricaturas, la revista estaba vertebrada por una impronta picaresca y el uso del lunfardo que, sin dudas, recogía de su hábitat barrial conformado por obreros y comerciantes que se daban cita en los almacenes y los cafés. Más atrás en el tiempo, durante la primera década del siglo XIX, el poeta y militar Esteban de Luca vivió en la esquina de Carlos Calvo y Defensa, en la casa que en la actualidad es Monumento Histórico Nacional. De Luca, quien participó activamente en la batalla contra las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807 como subteniente del Batallón 3 de Patricios, compuso en su casa de la por entonces Calle de la Reconquista (actual Defensa) versos de inspiración neoclásica y profunda convicción nacional, como A la libertad de Lima, Al pueblo de Buenos Aires, y el primer himno titulado

Borges en San Telmo

La casa donde vivió Witold Gombrowicz

De Fray Mocho a Mafalda, por San Telmo han transitado algunos de los nombres destacados de la literatura argentina.

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Contemporáneo a la estadía de Onetti en la zona, el escritor polaco Witold Gombrowicz tenía una habitación en Venezuela 615. Sus textos descubren un enamorado de la Argentina que supo caminar las calles angostas y sentarse, por horas, en los bares de la calle Perú, para compartir charlas o leer y escribir hasta entrada la madrugada. Y como lo mítico envuelve a este barrio del Sur, es lógico que exista un personaje célebre que ha pasado sus días en San Telmo. Jamás algún vecino la vio en persona, sino siempre a través de maravillosas hojas. Mafalda, que desde la pluma de Quino fascina a generaciones enteras de lectores, y representó (y lo sigue haciendo) el espíritu crítico de la intelectualidad y la resistencia criollas, vivió en un edificio de departamentos ubicado en Chile 371. Aunque el piso y departamento son un misterio no revelado, sí se sabe por qué Quino conocía tan a la perfección su vida y pensamiento como para retratarlos: Jorge Lavado, nombre real del dibujante, fue su vecino. Desde uno de los pisos superiores pasaba sus noches retratando la vida de esta ciudadana ilustre de San Telmo, quien junto a sus amigos jugaba en el Parque Lezama. Así también pasaron por casas del barrio otros grandes como Manuel Mujica Lainez (Manucho) quien, en su Misteriosa Buenos Aires, hace referencia a San Telmo con nombre y apellido. —Juan Francisco Gentile


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Cultura: San Telmo Cuenta

Septiembre-Octubre 2008 Número 9

Rama Gowda: desde la India al Parque Lezama

El “hijo adoptivo” de Ricardo Güiraldes que editó sus obras en San Telmo antes de su muerte. Ramachandra llegó a Argentina a los 14 años y desde ese momento y junto a Adelina del Carril inició una travesía por los escritos no publicados del poeta argentino.

Escritor y pensador incansable, Ricardo Güiraldes dejó grandes obras. Su máxima, Don Segundo Sombra: recuerdos de infancia, evocación de tiempos compartidos con hombres de campo, imágenes sin fin de la tierra Argentina. Pero hubo más que, en su momento, no se publicó. Y un escritor y editor indio, Ramachandra Gowda, quien pasó sus últimos años en San Telmo, trabajó para que ese otro pensamiento, rico y lúcido, sobreviviera en forma de libros. Güiraldes, fiel a su búsqueda espiritual, siguió un camino que lo condujo a la India, a los senderos de libertad, de conciencia, de vida. En su diario intimo escribió: “No quiero que mi vida sea un borrador sin corregir sino un encausamiento hacia un fin”. Su esposa y mejor manager -como él la consideraba, Adelina del Carril, decidió ir a la India después de la muerte del escritor. Fue una forma de entender su preocupación por la ética y la metafísica, además de su fuerte interés por el hinduismo. Adelina encontró respuestas continuando el camino que había iniciado su marido y en ese sendero halló a la persona que le dio un rumbo a la obra no conocida de Güiraldes; escritos que desde un lugar subversivo y libertario planteaban ideas y palabras de gran profundidad, pensamientos de un presente cargado de futuro. Adelina del Carril conoció en Bengalone a Ramachandra (Rama) Gowda, un indio que desde los tres años de edad entró en su vida y ella considera un

Rama Gowda, indio, piel de cobre, recorrió infinidad de veces las calles de San Telmo, desde su departamento de Parque Lezama hasta el Centro Cultural Yuchan, en la calle Defensa, lugar elegido para compartir tertulias con otros interesados en la vida y obra del escritor. Un lugar donde las ideas revolucionarias del autor de El cencerro de cristal podían ser difundidas y escuchadas.

Ramachandra Gowda con un libro del escritor

hijo adoptivo. Como relata la compañera de vida de Rama, Anandi Elba Fernández, Adelina depositó en él la obra de Ricardo Güiraldes: proyectos, ensayos, reflexiones y apuntes; poemas y relatos de contenido existencialista. Los misterios de la vida permitieron que una partecita de la India llegara hasta el lejano Sur para dar testimonio de lo que un pensador incansable no pudo difundir

En el año 1982, Editorial Búsqueda, ubicada en la misma casa de la calle Defensa, publicó la obra Semblanza de nuestro país y otros escritos y al año siguiente Croquis, dibujos y poemas. En 1989, Justín Piquemal, estudioso de la obra güiraldina, editó 5 poesías presentes; además de mantener viva la obra del escritor en la feria de anticuarios de San Telmo. Rama Gowda pasó sus últimos años en la Argentina, en el barrio de San Telmo, mirando el mágico Parque Lezama y continuando con el legado que Adelina del Carril le concediera siendo un niño: hacer que la luz de una mente brillante se perpetuara. “Estamos frente a un místico que a fuerza de crecer en espíritu es universal, sin dejar por ello de ser auténticamente argentino”. Ramachandra Gowda, introducción de El sendero de Ricardo Güiraldes. —Grace Gómez Henríquez

¿Qué es “San Telmo Cuenta”? Un puente a la memoria El impacto de la explosión turística en San Telmo se advierte también en las costumbres de los vecinos. Hay niños cada vez más pequeños en las guarderías y jardines maternales. Mientras tanto, los abuelos no están más en sus casas y viven en hogares para ancianos, sin dejar espacio a que estas dos generaciones se encuentren e intercambien conocimiento. Ante esta perspectiva, un grupo de vecinos convocado por El Sol de San Telmo propone recuperar las historias a través de sus protagonistas: los vecinos “viejos” del

barrio. Pero el plan es ir más allá. Es usar la narración oral como técnica de recuperación de la historia cercana, provocar la memoria colectiva, reinterpretarla, recrearla y generar historias nuevas con participación vecinal en algo que puede ser una historia circular. El 25 de octubre de 2008 se hará el primer encuentro abierto a la comunidad, en la Librería Fedro (vean recuadro p.12) y se planea instalar la costumbre de “ir a contar” a colegios; centros de jóvenes, jubilados y colectividades y otros instituciones.

San Telmo Cuenta convoca a vecinos a relatar historias y a artistas comprometidos a recrearlas en sus especialidades: desde danza y teatro hasta grabaciones y libros, y notas publicadas en El Sol de San Telmo. Con miras a crear un ciclo en el Centro Cultural Plaza Defensa en el verano de 2009, invitamos a los vecinos históricos a compartir sus anécdotas, conocimientos y experiencias. —Carolina López Scondras santelmocuenta@gmail.com


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El Sol de San Telmo

La colectividad de la Marina Grande de Sorrento

Los italianos que trajeron la Fiesta de Santa Ana y el buen pescado a nuestro barrio Desde el Golfo de Nápoles a la calle Balcarce

domingos había que concurrir a la iglesia, a pedirle a Santa Ana —la Patrona de la Marina Grande— que bendijese a cada pescador y a su familia. Aquel Antonio preferido de muchas familias, que “peleaba” honestamente con otros vendedores ambulantes —en cuyas canastas abundaban la pescadilla y los langostinos— a quienes permitían entrar en los hogares con los pies mojados, según recuerda hoy D. Antonio con tono risueño: ‘era otra gente… si ahora hasta mi señora me echa afuera’”.

El 26 de julio se realiza en San Telmo la procesión anual de Santa Ana, patrona de los pescadores de la Marina Grande, un pueblo pintoresco al pie del acantilado que lo separa de la ciudad de Sorrento, en el golfo de Nápoles. Ese día, la comunidad santelmeña presencia todo el ritual de una fiesta patronal del viejo continente: flores, confeti, banderitas multicolores flameando sobre la Iglesia de San Pedro González Telmo, fuegos artificiales y una procesión con cantos en italiano por las calles del barrio.

Después de la Segunda Guerra Mundial, dice Herminia, ya había una colectividad notable en la zona, cuyo rubro principal era la pesca y la venta del producto de ésta.

En el desfile, dos santos —Santa Ana y San Antonino, patrono de la ciudad de Sorrento— salen de la iglesia sobre lechos de flores cargados al hombro de los varones, una imagen que evoca la historia de esta colectividad de inmigrantes que llegó a la Argentina a principios del siglo XX y se estableció en San Telmo.

En 1950 se formó la Sociedad de los Pescadores de la Marina Grande de Sorrento, asociación que empezó a organizar las fiestas patronales y actividades sociales de la comunidad, incluyendo la compra de un terreno y la construcción de un edificio con salón de fiestas sobre Cochabamba, donde vive Herminia junto a Antonio Ferola, su marido.

Herminia Salvatore -hija de Angel Salvatore, uno de los fundadores de la comunidad que llegó a los 14 años, en 1923- cuenta: “Había mucha hambre en Europa en ese momento y nuestros abuelos trajeron los inquietudes y la religión de su país natal. Al principio los hombres que llegaron eran solteros y vivían en los conventillos concentrados en la calle Balcarce entre Estados Unidos y Juan de Garay. Nuestros abuelos iban a comprar pescado en el mercado que había sobre Paseo Colón entre México y Chile, y lo vendían con la palanca y las canastas por la ciudad, a veces caminando desde la Plaza Italia hasta San Telmo en un día”.

Ferola es secretario de la Asociación Católica de la Marina Grande de Sorrento, que organiza la fiesta de Santa Ana, la madre de la Virgen María que es protectora de las madres, además de ser patrona de los pescadores. En la misa que precede la fiesta anual de San Telmo, las madres deben llevar una flor blanca para cada uno de sus hijos. Parece que Santa Anta siguió bendiciendo en el Nuevo Mundo, porque según los historiadores la industria pesquera se desarrolló en la Argentina gracias a los inmigrantes italianos, sobre todo aquellos que vinieron de las regiones de Génova y Nápoles. Muchos se establecieron en La Boca, pero San Telmo fue el núcleo de la colectividad de la Marina Grande de Sorrento, y gracias a ella se instalaron en el barrio varias pescaderías que trabajaban con parientes que pescaban en Mar del Plata y abastecían los mercados de Buenos Aires.

En la Revista de Santa Ana publicada por la colectividad en 1981, hay un homenaje a “D. Antonio”, otro pilar fundador de la colectividad, que ilustra algo de la experiencia de aquellos hombres en tierra lejana. “Este es D. Antonio. 72 años. Tres hijos italianos y uno argentino. Eterno habitante de San Telmo. Este es aquel joven sorrentino —hijo y nieto de pescadores— que caminó las calles de Buenos Aires una y mil veces, desde el Mercado de Paseo Colón y Chile hasta Salguero, desde Díaz Vélez y Gascón hasta Boedo; con frío, con lluvia, con sol, con esa misma fe inquebrantable que allá en Italia le impedía salir a trabajar los sábados por la noche porque los

Arriba: la fiesta de Santa Ana en San Telmo Abajo: Angel Salvatore, con palanca y canasta

Preservar la tradición

En una época hubo al menos cinco pescaderías en San


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distingue un emprendimiento familiar de uno sin raíces tradicionales. Hay una armonía e informalidad que denotan el conocimiento profundo de un rubro a lo largo de generaciones; el asentamiento de la gente en su oficio que lo vuelve natural y merecedor de orgullo.

Telmo, cuenta Luis Salvatore, hermano de Herminia y dueño de “San Antonino”, la única pescadería que queda en el barrio sobre Bolívar, entre Humberto Primo y Carlos Calvo-. Entre 1968 y 2001 se hallaba en el Mercado de San Telmo, cuando éste todavía tenía 200 puestos tradicionales (¡incluyendo 50 carnicerías!), relata Luis. Un contraste dramático con los locales de antigüedades y souvenirs para turistas que lo llenan ahora.

Antonieta dice que lo que disfruta de su trabajo es justamente la cuestión familiar: “te une más el saber que nuestros papás, abuelos, tíos -todos- pertenecen a esto. Además, porque es la única pescadería que hay acá”.

“San Antonino” se trasladó a su ubicación actual porque es un local propio en vez de un puesto alquilado. Allí venden Es cierto que muchos negocios familiares mercadería fresca traída cada día desde están desapareciendo de nuestras Mar del Plata. Además de la amplia calles, al igual que la colectividad de la selección de pescados y mariscos, se puede Marina Grande de Sorrento, que “se fue comprar platos preparados como pastel desparramando por todas partes”, según de brótola, paella marinera, cazuela de Herminia. Pero por suerte cuando les mariscos, ceviche, empanadas de bacalao, Emanuel Pesci, e Israel, Antonieta y Luis Salvatore en la pescadería San Antonino preguntamos a Antonieta y su novio mejillones a la provenzal y hasta chutneys Antonieta e Israel, hermanos de Claudio, atienden Emanuel Pesci si tienen planes de y postres caseros. El restaurante del primer piso abre junto a sus padres “San Antonino”, y en la calidad mantener la tradición de San Antonino, la respuesta es para eventos privados y está a cargo de Claudio, uno de del local se siente ese elemento indescriptible que un firme “sí” —Catherine Black los cuatro hijos de Luis y su esposa María Rosa.

El Camino de Santiago: otra procesión del Viejo al Nuevo Mundo Desde el principio de la cristiandad, peregrinar por Europa hacia el Santuario de Compostela en La Coruña (Galicia, España) fue una tradición y una experiencia profunda y conmovedora. En el Parque Lezama, en Paseo Colón y Almirante Brown, está el Cruceiro: la Cruz de Santiago. Desde allí partió un grupo de gallegos y sus descendientes a la mañana del sábado 26 de julio, para realizar la peregrinación del Camino de Santiago en Buenos Aires. Participó gente de todas las edades: jóvenes con trajes tradicionales tocando gaita, pandereta y acordeón a piano; con sombreros de peregrinos o con pañuelos típicos. Otros, llevaban estandartes de centros de diferentes comunidades gallegas -algunos ya centenarios- y hacían sonar sus enormes conchas marinas, castañuelas y palmas, cantando tradicionales cantigas. El Camino comenzó por Paseo Colón. Me sentí muy feliz, era la primera vez que lo recorría, y una calle tan familiar y querida para mí, nos daba paso. Llegamos a

la Plaza de Mayo, frente al Cabildo, y con la simbólica pirámide detrás, sobrecogían la música y los cantos de una comunidad que tanto había participado con el desarrollo de nuestra patria. A estas playas los había traído el espíritu de aventuras y, luego, las guerras y el hambre. Habían trabajado y visto crecer a sus hijos. Muchos de ellos, como mi madre, vinieron muy jóvenes y se volvieron “tan de acá” que, viviendo yo en España les propuse a mis padres que fueran y mi mamá me contestó: “Con esos gallegos viví vos; yo estoy bien acá”. Cuando tomamos por Avenida de Mayo fue como estar haciendo el Camino en la misma España y desde los típicos bares, balcones y veredas todo fue una fiesta de cantos y palmas. Llegamos al Congreso, muchos más se nos habían unido, y me sorprendí al ver gente de nuestro país, del interior (especialmente del Norte) con ojos llenos de emoción; seguramente recordando las procesiones y los festivales de sus pueblos. Al llegar a las escalinatas de la Facultad de Derecho, un

grupo de jóvenes descendientes de gallegos bailaban jotas y muñeiras al son de la banda de gaiteros. Allí se nos unió la delegada de la Xunta de Galicia en Buenos Aires, María Xosé Porteiro, que me preguntó con aire feliz: “¿Qué hacen todos estos gallegos sueltos por aquí? Estos “gallegos”, al igual que los tanos, los turcos, los rusos, los chinos, los griegos, hacen a nuestra identidad así como los pueblos originarios de nuestro suelo. Una identidad compleja, sin duda. Pero tan rica en su interculturalidad, a veces tan difícil de explicar. La peregrinación siguió para terminar en la Parroquia Santiago Apóstol, en Avenida Libertador y Udaondo, con una misa y una gran fiesta. Yo los abandoné frente a Canal 7 pues tenía una reunión con el coordinador del Grupo de Jóvenes de San Telmo para trabajar por nuestro barrio -uno de los más heterogéneos de la Ciudad- y construir, entre todos, un sitio más respetuoso. —Anandi Elba Fernández


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El Sol de San Telmo el canal y las arcadas con cemento, ocultando el descubrimiento de gran valor patrimonial. También se comenta que habrían encontrado vajilla, pero si se encontró algo, ¿dónde lo vamos a ir a buscar?”. Esta versión fue desmentida por el Estudio Santamaría, encargado de la obra, y por Hugo Echevarrieta, dueño de La Brigada.

La Brigada: obras de ampliación

Denuncian la destrucción de restos arqueológicos Lo nuevo y lo viejo volvieron a encontrarse en San Telmo. Varios vecinos habían presentado ante el gobierno porteño denuncias por ruidos y trabajos fuera de horario en las obras de ampliación de la famosa parrilla La Brigada, en Estados Unidos al 400. Pero ninguno de ellos imaginó que la empresa constructora desagotó un curso de agua histórico que pasa por allí debajo ni que tapó dos arcadas antiguas descubiertas durante una excavación para la obra. Como sucedió en otros tantos casos recientes, el curso de las aguas podría haberse llevado el patrimonio. Cuando Juan de Garay realizó la fundación de la vida española en Buenos Aires, en 1580, la ciudad fue diseñada entre dos pequeños zanjones, uno al Norte y otro al Sur. Este último, “recibía dos pequeños cursos de agua, el uno, en Estados Unidos entre Bolívar y Defensa, y el otro, en Defensa entre Chile e Independencia”, señala Rafael Berutti en Los límites primitivos de San Telmo. Con el primero de esos cursos se habrían topado los constructores, según el presidente de la ONG República de San Telmo, Manuel Fernández, cuya denuncia ante la Defensoría del Pueblo porteña motivó un expediente administrativo que aún está en curso. “Al excavar -explica Fernández- alrededor de un metro por debajo del suelo encontraron el canal de agua y dos arcadas primitivas de hace, al menos, 100 años. Primero sacaron el agua con una bomba que vimos todos los vecinos y después, el 1º de agosto, taparon

Desde el gobierno porteño confirman el pesimismo de los vecinos: “Los trabajos de excavación para la obra del subsuelo borraron casi por completo los rastros que pudieran existir con anterioridad”, afirmó a El Sol de San Telmo la arquitecta Graciela Labato, de la Dirección General de Casco Histórico. Además, anticipó que “se está revisando la posibilidad de implementar la obligación de presentar un informe que evalúe, con herramientas de tecnología específica, la presencia o no de rastros arqueológicos en el sustrato, previo al inicio de cualquier obra que se encare en todo predio localizado en el radio antiguo de la ciudad”. Justamente, lo que reclaman los vecinos: protección efectiva y eficaz del patrimonio histórico y cultural de San Telmo; y que lo nuevo y lo viejo puedan convivir. —Juan Pablo Parrilla Branda

Corte ilegal de un árbol histórico en la calle Chile La mañana del sábado 2 de agosto, Oscar Teso -vecino de 50 años nacido y criado en San Telmo- fue a hacer compras al mercado de Balcarce y Chile cuando notó que 3 personas estaban cortando con una motosierra uno de los grandes plátanos frente al restaurante Mezzo y Mezzo. Dado que no era época de poda y el árbol no parecía enfermo, llamó a la Comisaría 2a para buscar una explicación. El patrullero le mostró un permiso de retiro de árbol de Espacios Verdes, pero Teso notó que no estaba otorgado a nombre de nadie, ni tenía el sello de ninguna autoridad oficial. Esto fue transmitido a los que estaban cortando el árbol, quienes se fueron. En este punto, se había juntado un grupo de vecinos, preocupados porque, siendo un fin de semana largo, no tenían la posibilidad de tramitar una denuncia, y los encargados del corte podrían volver a terminarlo. Organizaron una guardia alrededor del árbol,

El plátano muerto frente al bar Mezzo y Mezzo turnándose entre ellos hasta contactar a la Dirección General de Espacios Verdes el martes siguiente. En ese organismo del Estado confirmaron que no habían dado la orden de cortar el árbol y recibieron la denuncia de los vecinos. Así lo explica Teso: “Era coherente porque el árbol estaba sano y en perfectas condiciones y no molestaba a ningún edificio. Todo indica que lo mandaron a cortar para ocupar la vereda con mesas”. Sin embargo, el sábado siguiente el inmenso tronco yacía en el suelo. Teso y los otros vecinos contactaron a la Dirección General de Espacios Verdes, que se mostró “indignada” por lo que pasó, aunque ya era demasiado tarde para salvar el árbol. Confirmado que quienes hicieron la poda en primera instancia no estaban autorizados, el asunto está en instancia judicial en la Fiscalía Penal Contravencional y de Faltas No 5, a la espera de las pericias de Espacios Verdes. Según Graciela Fernández, otra vecina del grupo que se encargó del tema, a los vecinos que hicieron la denuncia los llamarán a declarar y “tienen identificados a los que hicieron la poda, quienes se van a comer una buena romana por ganarse unos pesos de contrabando”. Luis Grossman, Director General del Casco Histórico comentó en una reunión de la Red de Amigos del Casco Histórico que se realizó el 19 de agosto que “esto tiene que tener algún tipo de castigo porque es una canallada”. La denuncia está en trámite. Mientras tanto, algunos vecinos como Teso y Fernández expresaron la necesidad


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de organizarse para asegurar que este tipo de delito no pase otra vez. “Me parece un crimen cortar un árbol sano, porque un árbol es como una persona y forma parte del patrimonio histórico en San Telmo. Ese árbol probablemente tenía más de cien años, porque los plátanos fueron traídos y plantados en la época de Sarmiento. Esa vereda en la calle Chile es una de las pocas suficientemente anchas como para tener una línea de arbolado, porque en esa cuadra de la calle Chile el Zanjón de Granados desembocaba al Río”, explica Teso. Si alguien ve una acción parecida, el número de la Dirección General de Espacios Verdes para hacer denuncias o consultas es 4323-8000, interno 4249. —Catherine Black

San Telmo Limpia realiza su primera “baldeada comunitaria” San Telmo limpio dejó de ser un deseo. Se realizó la primera baldeada simbólica y educativa con vecinos, asociaciones vecinales, representantes de Cliba el Gobierno de la Ciudad -que se acercaron a preguntar qué podían hacer- y hasta los mismísimos Bomberos Voluntarios con autobomba y todo. Fue en marzo; en la librería Fedro. Éramos seis vecinos que nos reunimos a tomar un café y a hablar del San Telmo sucio. Conocíamos los problemas pero buscábamos soluciones. Coincidimos en que había que empezar de nuevo con la educación de los vecinos, con una consigna con reglas básicas:

* No tiramos papeles en el piso.

El Gobierno de la Ciudad aceptó el proyecto de talleres barriales y nos dejó la promesa de facilitarnos materiales para desarrollarlos en las instituciones de San Telmo y cestos de basura de cartón para hacer separación de basura en las escuelas que los necesiten.

Celebrando la primera “baldeada” de San Telmo Limpia Cómo lograrlo era la gran pregunta. Entonces, Rogelio Ponsard sugirió ir a las escuelas, hacer talleres, hablar del tema y dibujar qué queremos de San Telmo. Pensamos en volantes, en imanes para las heladeras y en stickers para pegar en las bolsas con la basura separada. ¿Cómo íbamos a repartir todo eso? Fue a Anandi Elba Fernández a quien se le prendió la lamparita: hacer una minga. La minga es una costumbre latinoamericana, una reunión de amigos y vecinos para hacer algún trabajo gratuito en común como arreglar la casa de un vecino. Después de la minga todos comen y beben y otro día van a otra casa y otro, a otra. Tomamos el barrio como nuestro hogar y resolvimos ir a baldear una cuadra del barrio cada mes. Siguió la creación del blog y a través de él se acercaron más vecinos y asociaciones. Y, como por arte de magia, apareció Fernando, un periodista de La Nación. Las repercusiones de la nota en ese diario se escucharon en toda la ciudad.

* Separamos la basura.

Cada cual aportó lo suyo, la Dirección del Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires imprimió los volantes; Narcisa Hirsch, otra vecina, pagó los autoadhesivos y apareció una nota en Clarín anunciando la acción. Como un efecto multiplicador otros medios hablaron del tema y se contactaron de la ONG Greenpeace, la Subsecretaría de Higiene Urbana del Gobierno de la Ciudad y Cliba.

* Lavamos las veredas.

Entonces,para la baldeada de Bolívar entre Cochabamba y San Juan del sábado 23 de agosto, Cliba aportó las escobas, los guantes y los baldes y entregó los volantes de su propia campaña con las reglamentaciones básicas

* Levantamos la caca de nuestras mascotas.

* Sacamos la basura a las 20 y en la puerta de casa, sin generar basurales en las esquinas. * Usamos y cuidamos los cestos de basura.

* Vamos al mercado o al almacén con nuestras propias bolsas o changuitos.

Ese gran día, en la cuadra elegida -la del Normal 3 y el Club de Jóvenes- llegaron hasta los Bomberos Voluntarios de San Telmo. Hubo unos treinta vecinos y el remate fue la hidrolavadora cedida por Pablo Ortiz, presidente de la Asociación Comerciantes y Amigos de Plaza Dorrego, a quien le dio gusto ver qué bien sacaba los afiches pegados en las paredes. Una hora más tarde terminamos exhaustos y con una contravención de la policía por cortar la calle. Teníamos la satisfacción de que no todo está perdido, la sensación de hacer cosas desde nosotros sin tener que esperar a que nos solucionen los problemas. Nos fuimos sonrientes por encontrar con quiénes generar cambios en nuestra casa. La próxima baldeada será el sábado 27 de septiembre, a las cuatro de la tarde, en la calle Chacabuco al 700 y esperamos ser más. Esto recién comienza. —Carolina López Scondras www.santelmolimpia.blogspot.com

Audiencia pública por la licitación de la recolección de basura El grupo San Telmo Limpia participará en la audiencia pública que tratará el expediente 1791J-08 que propicia autorizar al Poder Ejecutivo a otorgar la concesión del Servicio Público de Higiene Urbana por un plazo de 10 años. La audiencia pública es el 1º de octubre a las 9 de la mañana en la Legislatura. Inscripción para participar en los encuentros de debate sobre los futuros pliegos: Comisión de Obras y Servicios Públicos. Hasta el 26 de septiembre hay tiempo de inscribirse. Teléfono: 4338-3145, de 10 a 20. http://www.buenosaires.gov.ar/areas/med_ambiente/ higiene_urbana/ciudad_mas_limpia/


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Cultura: Arte en San Telmo

El Sol de San Telmo están abiertos y las iglesias están cerradas” y da la impresión de que podría contar unos cuantos relatos de las calles oscuras de Buenos Aires.

Dibujando la memoria de Buenos Aires Guillermo Dinwoodie evoca nuestra historia arquitectónica y personal

Guillermo Jerónimo Dinwoodie nació en 1963 y se crió en Barracas, frente a la Plaza España. Fue a un colegio industrial, trabajó en fábricas y en un tiempo hacía enhebradores de agujas que vendía en la zona de Balvanera. Pero su trayectoria como dibujante empezó en la Plaza Lavalle, donde vendía sus trabajos frente al Teatro Colón, uno de sus primeros objetos de observación. Dinwoodie es autodidacta, aunque fue incorporando los consejos y comentarios que le dieron artistas, arquitectos y comunicadores visuales a lo largo del tiempo. “Estoy aprendiendo a dibujar, todavía estoy adquiriendo la óptica del trabajo”, insiste. Hoy, vive en el barrio de Congreso, cerca de la Avenida de Mayo. Entre 1988 y 1995 vivió en Los Patios de San Telmo, sobre el pasaje San Lorenzo, cuando el lugar

“Este conjunto de trabajos tiene que ver con la memoria”.

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era “oscuro, descuidado e informal”. Al recordarlo, no olvida que de ese mismo lugar “salieron los primeros esclavos liberados en 1913”.

Los Patios de San Telmo, donde Dinwoodie vivió Casi todos los que vivimos en San Telmo conocemos sus dibujos, impresos en los individuales del bar El Federal o el imán de delivery de la pizzería Pedro Telmo. Pero pocos conocemos su rostro y menos todavía su extraña mezcla de genio y disoluto. En postales por 2 pesos cada una, vende sus dibujos de edificios y lugares emblemáticos de Buenos Aires caminando por sus veredas. Tiene un conocimiento profundo de la historia arquitectónica de la ciudad y una mirada que capta tanto lo material como la esencia invisible de un lugar o una persona. Dice que empezó a dibujar edificios porque “siempre estuve mucho en la calle, vagabundeando”. El artista enuncia: “Camino mucho a la noche, cuando los bares

La gama de sus dibujos incluye muchos de los edificios históricos y bares notables de la ciudad, incluyendo el Teatro Colón, Tribunales, la Casa de Gobierno y los palacios Barolo y De las Aguas. En San Telmo ha dibujado la ex embajada austríaca (Perú y Belgrano), el Edificio de los Ingleses (Caseros y Defensa), la Torre Dodero (Caseros y Bolívar) “desde donde se miraba el movimiento del puerto porque el dueño de la casa tenía una empresa fluvial”, cuenta. Además, han pasado y pasan por su pluma los bares El Federal, Pedro Telmo, La Coruña, El Hipopótamo, Todo Mundo!, Guebara, La Coruña, Dorrego, el Mercado de San Telmo, la Iglesia de San Telmo y el Colegio Rawson, entre otras fachadas que evocan, incluso, lugares que ya no están, como la antigua zapatería de la esquina de Balcarce y Estados Unidos. “Los edificios me gustan y los antiguos más porque costaba mucho esfuerzo construirlos -dice el dibujante. Mirás y ves un edificio; pero detrás de la fachada o detrás de los detalles de su interior, como esa lámpara o ese reloj (señala objetos de la confitería Puerto Rico), hay muchas horas de trabajo. Son muy caros estos sitios, tienen otro elemento que las construcciones

San Telmo Cuenta

“Historias rojas y negras del barrio” Contadas por Miguel Larrarte y Francisco Ercolano Los invitamos al primer encuentro de San Telmo Cuenta – un ciclo de historias orales que transmitirá la memoria colectiva de San Telmo a sus nuevas generaciones.

Dibujos del Mercado de San Telmo; la Casa de Esteban de Luca, y el Bar El Federal modernas no tienen”. “La obra humana tiene que ver con la exhibición de poder. Las cúpulas, por ejemplo... Las personas construyen una cúpula como en la búsqueda de Dios. Y esa cúpula queda como una afirmación que dice: ‘nosotros hicimos esto’”, explica. La sutileza de lo que hace se nota más aún cuando explica porqué sus imágenes provocan eco en sus clientes: “Este conjunto de trabajos tiene que ver con la memoria. Las personas que estuvieron en ese lugar se acuerdan de su pasado. La gente me compra los postales porque ve un bar y dice ‘iba a comprar cervezas acá cuando era chico’ o ‘jugaba a la pelota en este parque’. Un mismo lugar puede representar distintas memorias para distintas personas en diferentes épocas”. —Catherine Black Para saber más sobre Dinwoodie o pedir un trabajo en particular: elsoldesantelmo@gmail.com

La galería del Viejo Hotel

abre sus puertas con una nueva tradición Una muestra simultánea mensual une los talleres del edificio histórico y revaloriza el contacto directo entre el público y el artista

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El jueves 18 de septiembre a partir de las 19, los artistas plásticos, dibujantes, fotógrafos, orfebres, escultores, joyeros, coleccionistas, diseñadores y profesionales del arte y la cultura invitan a visitar sus talleres, ofreciendo por primera vez la posibilidad de recorrer las distintas propuestas artísticas de la Galería del Viejo Hotel. Unidos en esta muestra simultánea, que se proyecta hacer el tercer jueves de cada mes, los artistas abren las puertas de sus locales para que los visitantes puedan tomar contacto directo con ellos y recorrer cada uno de los talleres.

informes: santelmocuenta@gmail.com

Jueves 18 de sept. a partir de las 19. Galería del Viejo Hotel: Balcarce 1053

Sábado 25 de octubre, 19hs Librería Fedro Carlos Calvo 378


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Cultura: Arte en San Telmo

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conocer al otro no sólo por fines comerciales sino por las propias relaciones humanas. Es muy gratificante que los vecinos estén contentos de tener un espacio como éste en el barrio; nunca me lo imaginé. Es hermoso, al baldear la vereda cada mañana, que la señora que va a hacer las compras me sonría.

Encontré arte y diseño Un espacio de arte donde se valoran las relaciones humanas y se rescata la estética del barrio En el mes de mayo, las puertas de un viejo edificio abandonado por años, sobre la calle Cochabamba, llamaron la atención de los vecinos que fueron invitados a una inauguración. Nadie imaginaba una gran apuesta comercial en esa cuadra. A diferencia de muchas galerías con aires modernos de Palermo, aquí se había restaurado todo cuanto se había podido, cuidando la historia arquitectónica por fuera y por dentro para crear un espacio de arte y diseño contemporáneo que quiere respetar la intimidad del barrio y premiar al artista: Encontré. En esta página, un perfil de su director, Gabriel González, y una muestra del artista y vecino Martín Palottini y de Santiago García, premios del Salón Nacional de Dibujo. ¿Qué es Encontré? Un espacio destinado a la exposición de arte, diseño e intervención artística en muebles; mi refugio en el hermoso barrio de San Telmo ¿Cómo es llevar adelante este proyecto que no tiene una marca detrás? Uno se sacrifica y trata de subsistir como el resto, con la diferencia de estar en una supuesta desventaja por ser nuevito. Mas allá de la apuesta comercial creo que pasa por una elección de vida: sentir, hacer, crear son referentes principales. En mi caso, la necesidad creativa es impulsada por el movimiento entrañable del sentir.

Semana de arte en Encontré: Martín Palottini, 27 años, vecino de San Telmo y dibujante que valora la sensibilidad y la transmite.

Desde el 21 de septiembre hasta el 10 de octubre, en Galería Encontré, Palottini expone sus dibujos junto a Santiago García, un artista y amigo que fue su compañero en una feria de arte en el barrio de Palermo. El 18 de septiembre, Santiago y Martín recibirán el primer y segundo premio del Salón Nacional de Dibujo, respectivamente.

Estoy orgulloso de poder brindarme y brindarle al barrio -desde mi humilde proyecto comercialun espacio donde las paredes reflejan vivencias y sentimientos de los artistas que expongo. Traté de respetar lo grandioso del lugar, su energía natural, la energía de los que estuvieron, intenté no cubrirla sino resurgirla, descubrirla. ¿Qué sucede con la idea del éxito y el fracaso de estos comercios? Es difícil pero no imposible encarar un proyecto de estas características, destinado a marcar una tendencia de un espacio integrador donde el lema sea sentir, hacer, crear, integrar y respetar al otro: el artista, el vecino que entra a conocer el espacio por curiosidad. Porque son muy importantes las relaciones sociales,

“Mi disparador es la obra que admiro. Me siento muy cercano a la escuela de Londres y al dibujo Argentino, disfruto mucho de la obra que cuenta con un lenguaje amplio, que no se queda con un solo recurso. También me gusta sentir la pasión que el artista pone en una obra más allá de la calidad. Considero la sensibilidad sobre cualquier otro factor”, explica Palottini. Sobre San Telmo, el artista aprecia la intimidad y cercanía del barrio: “Tengo mi taller a cuatro cuadras de mi casa, me encanta el barrio, me une a él toda mi adolescencia, empecé a los 13 años a cursar en la Manuel Belgrano (Escuela Nacional de Bellas Artes) y la terminé a los 21 años. No me gustaría vivir en otro lugar de Buenos Aires”. Encontré arte y diseño, Cochabamba 580

www.encontrearte.blogspot.com - www. martinpalottini.com.ar


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Rincón Histórico: Martina Céspedes

El Sol de San Telmo

Nuestra defensora del barrio: doña Martina Céspedes Contado por Avelino Carril, cerrajero del Mercado de San Telmo entre 1995 y 2007 “Pero estimada señora, como habéis hecho para prenderles?”.

“Si alguna vez fuimos y hoy ya no somos, debemos saber qué hicimos para ser nosotros”.

“Se presentaron en mi casa para saquearla y emborracharse, y les dije que lo mejor sería que lo hicieran de uno a la vez y de uno en uno. Cuando ya ebrios, con la ayuda de mis hijas los maniataba y los depositaba en los fondos, hasta llegar a los doce”.

Vecina del barrio de San Telmo, doña Martina Céspedes fue nombrada “Defensora de Buenos Aires” por su actuación durante las segundas Invasiones Inglesas del 5 de julio de1807. Le fue concedido el grado de Sargento Mayor del Ejército y luciendo su uniforme desfiló junto al entonces gobernador Las Heras, en una procesión de Corpus del año 1825. Son pocas las fuentes que hoy cuentan de esta heroína del barrio, una de ellas es el libro “San Telmo, su pasado histórico”, escrito por el Padre Manuel Sanguinetti, cura durante muchos años de la parroquia San Pedro González Telmo, y editado por la República de San Telmo en 1965, que dice:

“Señora disculpadme, pero no habéis bebido vosotras también, porque dijisteis que teníais once prisioneros”.

—Avelinus Vulgaris S. XX D.C.

“Entre los vecinos animosos, que se quedaron desafiando el peligro, estaba doña Martina Céspedes, que con sus tres hijas atendía un pequeño negocio en su propiedad (hoy Humberto Primo 355) en el barrio del Alto. Los ingleses entraban en los almacenes abandonados por sus dueños, para proveerse de bebidas y comestibles. Doce de los soldados británicos se aproximaron, algo ebrios, a la casa de doña Martina, la que sin temor alguno los recibió en el umbral, prometiendo darles lo que pedían, con una condición: siempre que penetrasen de uno por la puerta entreabierta al interior del negocio. Al entrar el primero, doña Martina cerró la puerta, y aprovechando el estado de embriaguez en que se encontraban los soldados, ayudada por sus hijas, le quitó el arma para amarrarlo…así hizo con los demás”. Cruzando desde el “Bar Sur”, la música de fondo de un tango de Arolas o Piazzolla nos recuerda que estamos en el barrio de San Telmo, cargado de historias y leyendas. En las más importantes ciudades, entre las que se encuentra Buenos Aires procuran conservar la arquitectura del primitivo lugar de la fundación con el propósito de brindar a sus habitantes y visitantes una visión de su pasado histórico. Sin ánimo de pincharle el globo a nadie, ni que nos globalicen desinflando nuestra identidad, confundido entre los heterogéneos visitantes y escuchándolos hablar en diversos idiomas, acostumbro dar una vuelta por el Solar de French, en la actualidad galería comercial, pero conservando un aire colonial que predispone a la meditación por la evocación de la gloriosa Revolución de Mayo de 1810. Al fin me deposito en el café Plaza Dorrego, con insistencia tan obsesiva por el pasado que me rodea que me siento poseído por la historia transitando por un túnel que me aleja del presente.

“Sí, porque son los que entrego”. “ Y que fue del duodécimo, acaso le habéis muerto?”. Avelino Carril en el bar Aconcagua

Proponemos rebautizar la calle Humberto 1º con el nombre de Martina Céspedes.

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¡Pero si estoy viendo a un aguatero y lavanderas que vuelven del río y hoy es cinco de julio de 1807 y todos los vecinos están en la calle y a los gritos! Las tropas inglesas vienen por la calle de Santa Bárbara (actual avenida San Juan), también por la del Puerto (actual Humberto 1º) ¡y van por La Residencia! (conjunto edilicio construido por los Jesuitas, hoy formado por la Iglesia de San Pedro González Telmo y el Museo Penitenciario Antonio Ballvé). ¡Nos invaden -a la defensa y hasta el fin de la resistencia! Ya en lo alto de la iglesia Nuestra Señora de Belén veo flamear la bandera inglesa y escucho los cañonazos de la escuadra enemiga saludando la usurpación. Llueve y el frío es intenso pero… ¿qué veo? Sí, sí! Son los vecinos del Alto, muchos descalzos o apenas sin rota y con más piedras que fusiles, negros, mestizos españoles y criollos han puesto sitio al invasor, impidiéndole el avance hacia la Plaza Mayor (actual Plaza de Mayo). Arrecia el temporal y su viento helado, pero nadie piensa en la noche, esperando a Liniers y sus tropas para batir el enemigo superior en número. Ya amaneciendo y gris, una exclamación saluda a los patriotas que vienen avanzando por la calle de San Martín (ahora Defensa) y junto a los valientes de San Telmo, rápido que logran rendir al ejército inglés. Y ahora una tal Martina Céspedes, abriéndose paso a los empujones entre los vecinos celebrando, logra llegar hasta Liniers. “Capitán, en mi pulpería tengo prisioneros a once soldados ingleses y ruego a usted que pase a llevárselos”.

“Vive Dios, es libre y es prisionero de Josefa, hija mía, y todo entero. Y prendidos por amor todo es posible. Se aman y el amor es invencible”. Por el barrio de San Telmo -el de Martina-, para la ciudad y el mundo que nos visita, su historia persiste; continúa transmitiéndose a través de sucesivas generaciones y considero un deber continuarla en defensa de nuestra identidad. Veteranos vecinos, algunos objetaron sus virtudes morales manifestando que prostituía a sus hijas, pero ¿quién le tira la primera piedra? ¿Acaso Humberto 1º, príncipe italiano asesinado por un anarquista y que nunca conoció la Argentina? La calle Del Comercio, donde Martina tenía su almacén, hoy lleva ese nombre ajeno a nuestra historia. Humberto 1º nace en San Telmo y se desplaza hasta la altura del 3600 y si se interpreta como un homenaje a la colectividad italiana y sus descendientes en nuestro país, que siga llamándose así. Sólo proponemos pellizcarle unas pocas cuadras, desde la avenida Ingeniero Huergo hasta 9 de Julio. Y en consideración a nuestra identidad, sus historias y misterios subjetivos, rebautizarla con el nombre de Martina Céspedes. La casa de Martina en San Telmo fue demolida, la ley que la tendría que haber protegido como monumento histórico llegó tarde, y hoy tenemos un edificio de departamentos modernos en Humberto Primo 355, al lado del colegio Guillermo Rawson. En su costado una placa (que fue sacada el año pasado sin explicación) nos la recordaba y dentro del colegio se conserva la reja de la ventana de la que fuera su casa. Bien mirada, cerrando los ojos, podemos ver a Martina detrás de ella y como esperando una flor de nomeolvides. Los esperamos en la esquina Martina Céspedes y Defensa a tomar un café. En la borra del mismo descubriremos la imaginación y nos estarán esperando Margarita Oliden y Tita Merello, otras mujeres excepcionales del barrio de San Telmo, quienes nos harán volar al pasado y a otros cuentos. ¡Chau! —Avelino Carril


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Septiembre-Octubre 2008 Número 9

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