1 minute read

ALCIRA ARGUMEDO. Ejemplo de una mujer íntegra

Alcira Argumedo, un ejemplo de integridad

Advertisement

Alcira Argumedo se fue a otra dimensión porque nos negamos a decir que murió. Es una palabra demasiado radical para pensar en estos días sin ella. Es que esta mujer increíble, esta socióloga, docente y militante que nos regaló en este plano 80 maravillosos años, nos dejó tantas lecciones y reflexiones que por siempre la vamos a sentir palpitando entre nosotrxs. Nacida en Rosario se mudó a estudiar Sociología a la UBA donde desde muy joven mostró su pasión y su amor por la efervescencia política A comienzos de los años 60, se casó con Gunnar Olsson, quien fue padre de sus hijos y siguió ejerciendo su amor por la docencia hasta el golpe de Estado de Onganía en 1966 cuando renunció a su cargo en la Universidad y emprendió un viaje por Bolivia, Perú y el sur de Ecuador. Allí nació su pasión por la realidad latinoamericana a la que abrazó en forma multidisciplinaria con artistas, sacerdotes del Tercer Mundo e investigadores como quien fue su compañero de trabajo y pensamiento mucho tiempo: Pino Solanas. De regreso al país fue parte de distintas cátedras en la Facultad de Filosofía y Letras e incluso Secretaria de Cultura de la Provincia de Buenos Aires pero nuevamente los sucesos políticos de la década del 70 la empujaron fuera del país, esta vez a México donde trabajó en el Instituto Latinoamericano de Estudios Trasnacionales (ILET), convocada por Gregorio Selser, donde conoció Gabriel García Márquez y Juan Somavía, a los que asesoró en el debate sobre la comunicación planteado en la UNESCO. Su regreso fue intenso, con actividades docentes y libros eternos como “Los laberintos de las crisis. América Latina: poder transnacional y comunicaciones”; “Un horizonte sin certezas. América Latina frente a la revolución científico-técnica” y “Los silencios y las voces en América Latina. Notas sobre el pensamiento nacional y popular”, que fueron referencia clave en los trabajos sobre teoría social latinoamericana. Alcira es un ejemplo de integridad. Comprometida con los derechos humanos, militante incansable, intelectual brillante y aguda nos regaló una lección para toda la vida en su decisión de debatir siempre desde la construcción con una escucha abierta y argumentos sólidos.