Viernes, 4 de Marzo del 2011
DifuntoMundo
Pero a la vez no. Cuantificando, bendiciendo e higienizado. Todo el mundo sigue el dinero. El pan de cada día hasta la última hambruna. Y al final todo el mundo tiene un precio y al final todos nos vendemos porque no hay otra, son invisibles nuestras cadenas. Los telescopios morales de un buen ciudadano idiota vs. un microscopio ético de algún excremento de la sociedad no son lo suficientemente delicados para apreciar toda la atrocidad. El posicionamiento y la relación en la que uno fue lanzado hacia estructuras, instituciones y conceptos es la clave. A donde los caminos probabilísticos me ensamblaron a hacer los chavos fluir, fluir por donde quier. Y todos atrapan a los demás mutuamente, y ríen. La venganza mutua sigue. Yo no tengo tiempo que perder. A vender el producto, las cuotas deben ser llenadas, las comisiones llegarán, siguiendo a la propiedad en satisfacer el fetichismo esquizofrénico, que se revuelca por las pistolas y las ventas y las listas, porque eso es felicidad, cuantificable y eficiente. Y el que no tenga, pues, que sobreviva como pueda en la competencia que ya ganaron hace mucho. La compra y venta permean todo, lo ilegal y lo legal entra otras dicotomías inventadas. Todo está en comprar más allá del bien y el mal. Cuando las promesas se rompen y el dragón ladra en dolor y metamorfosis, luchando por su existencia y satisfacción en los centros gravitacionales de la moral humanoide. Los empleos desaparecen, los abogados balbucean en público, los publicistas danzan, los empleados públicos se confunden y el punto de droga brega y todos ríen. Se roba, se usurpa, se vende; poder en mi bolsillo. La adquisición es el Todo; la Adquisición es ascensión. 20