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P/ Y… ¿Cómo se explicaría que un geólogo se interese por la religión? R/ Efectivamente empecé mi profesión como Geólogo, pero siempre he considerado que van de la mano Ciencia y Religión como algo inseparable, aunque la sociedad quiera verla de otra manera. Dejé la empresa privada, para estar cerca de la familia y me dediqué a la labor docente como Profesor de Religión y Moral Católica a partir de 1995, primero en Centros Públicos y en la última década en el Colegio de Franciscanas de Alicante, donde actualmente soy Coordinador de Pastoral y también profesor de Matemáticas y Ética. P/ Pero Ralph, no podemos terminar esta entrevista sin hablar del motivo de tu vocación al Diaconado Permanente. ¿Cómo surge esta vocación? R/ Dicen que toda existencia bien compuesta y templada tiene que ser, a la par, religiosa y moral. Este ha sido desde temprana edad mi referente. Si damos un salto en el tiempo, el 2004, fue el último año que formé parte del equipo de profesores de la diócesis, que preparaba a los futuros presbíteros, para la obtención de la D.E.I. Fue el mismo año, cuando el entonces párroco franciscano, Padre D. José María Tovar, puso especial atención a mi vocación, al desarrollo de la misma y a la ayuda espiritual necesaria para poder cultivar la misma dentro de un previsible servicio diaconal. Él lo vio así, yo después de un tiempo le creí. Sinceramente no se me había pasado antes por la cabeza. Semanas antes de mi primera entrevista con el Padre D. José Antonio Berenguer, director del diaconado permanente en la diócesis, me acordé de la triple negación de San Pedro. Recuerdo, como si fuese ayer, cuando inmediatamente después de mi tercera negación a mi párroco, animándome para dar este paso, cuando volví mi rostro hacia él, preguntando porqué yo, y desde entonces aquí estoy; gracias a él, gracias a Dios. Espero hacerme digno de este ministerio de servicio a todos y merecedor de cuanto se ha hecho por mí. Esta vocación diaconal no es una cuestión de gusto sino una convocatoria para un ministerio de servicio a la comunidad, como respuesta a las exigencias de nuestra propia realización dentro de mi estado civil de casado. Como bien dicen las Escrituras: ¡Yo no he venido a ser servido sino a servir! Solo me cabe decir, me acojo a su voluntad, que la salud nos acompañe y que el Señor nos haga instrumentos de su paz P/ Estupendo. Felicidades por tu ordenación diaconal, y ahora a disfrutar de tu nuevo ministerio eclesial. ¿Sabes a qué parroquia te destinan o aún no? R/… (Con una sonrisa en su cara, tal vez sin querer decirlo… me contesta) ¡No, aun no sé mi “destino”, aunque imagino que será como el tiempo (variará) pero al fin y al cabo todos los tiempos son de Dios! P/ Algo para los lectores. R/ Afectuosamente, envio saludos fraternales de paz y bien a todos. Volver

ORACIÓN

Tú me llamaste, Señor… Oración de un diácono permanente Diác. Prof. Milton Iglesias Fascetto Referente Nacional del CIDAL en Uruguay Montevideo, 6 de octubre de 2010 Jesús, Señor Dios mío, ¿recuerdas la canción que cantamos tantas veces: “Señor, tú me llamas, desde lejos, por mi nombre. ¿Tú me llamas…”?. ¿Desde lejos? Desde la eternidad me pensaste, hiciste que fuera creado, me infundiste un alma inmortal.

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