Amoxaltepetl, "El Popol Vuh Azteca"

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regresar nuevamente como hombre desde el Oriente. Al final, tras la caída del Imperio Tolteca, sus habitantes emigraron y fundaron Cholula en honor de Quetzalcóatl. Pero no todos en sí, como el sacerdote Huémac, quien permaneció en Tula bajo penitencia por mandato de Ce Ácatl Topiltzin (Quetzalcóatl) antes de irse, y quien años más tarde posicionaría a Tlilcoatzin como el nuevo Tlatoani o gobernador de Tula, pero que por desgracia murió a corto plazo, y Huémac tomó su lugar como el Gobernador sucesor de Tula en compañía de su amada Coacueye, por lo que nuevos tiempos venideros llegaron, y abundó la prosperidad nuevamente entre los habitantes por largos años, hasta que un día, un joven muy atractivo llegó caminando desnudo hasta Tula, donde ofreció frutas y verduras para vender, y justamente llegó frente a la residencia donde Huémac y su familia vivían, el nombre de aquel joven misterioso era Yáotl, por lo que la hija de la pareja al verlo, quedó profundamente hipnotizada del joven, pero, Yáotl no era más que un disfraz del dios de la oscuridad, Tezcatlipoca, quien hizo que la hija de Huémac quedará totalmente impactada al verlo y se hinchara ella misma cayendo muy enferma. Cuándo Huémac pregunto a las cuidadoras de su hija la causa de tal extraña enfermedad, éstas le contestaron que oscuridad la dominaba, tras ello, Tula cayó también en oscuridad, surgiendo malos acontecimientos, asesinatos y enfermedades sin sentido, donde los descendientes toltecas empezaron a decaer, mientras unos se suicidaban ahorcándose, otros morían de hambre, y esto duró por 4 cuatro años, hasta que los Tlaloque, hijos de Tláloc, aparecieron en el lago de Chapultépec y anunciaron que los “descendientes toltecas debían pereceser”, pero que para evitarlo, Huémac tenía que sacrificar a su hija Netza, la que estaba dominada por la oscuridad de Tezcatlipoca, al escuchar el mensaje Huémac, se puso muy triste, pero debía que salvar a su gente. Huémac ordenó a sus aliados nonohualcas custodiar a su hija Netza de los toltecas, mientras ella tendría que ayunar durante los 4 días obligatorios para su sacrificio, pero, los Tlaloque, le dijeron a Huémac que si además él jugaba un juego de pelota contra ellos y ganaría, él tendría como premio piedras verdes y plumas de quetzal, y el privilegio de que el alma de su hija Netza fuese al Tlalocán, específicamente a la región de Cincuauhco, el recinto del maíz, y así evitar que Cihuacóatl, la recolectora de almas, llegase y se la llevara al Inframundo Mictlán, por lo que, Huémac aceptó enseguida jugar contra los Tlaloque, los 4 dioses de las fuentes fluviales, y Huémac se encomendó a Quetzalcóatl, y tan dichosa fue su oración, que inexplicablemente Huémac les pudo ganar, y los Tlaloque pagaron lo debido pero rencorosos enviaron a Tula una fuerte helada que quemó cosechas y los frutos de la tierra, además de un 57


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