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México y China: medio siglo de amistad y cooperación

Cincuenta años que culminan en el mejor momento de la relación y con vastas áreas de oportunidades

Por JESÚS SEADE*

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LA República Popular China y México, dos civilizaciones milenarias de vieja relación y hoy socios estratégicos, celebran este 14 de febrero 50 años del establecimiento de relaciones diplomáticas. Medio siglo con altibajos que culmina en su mejor momento a todo lo ancho de la relación, con vastas áreas de oportunidad ante nosotros para enriquecer un futuro de amistad y mutuo beneficio.

Mirada histórica de la relación bilateral

Los vínculos entre México y China se inician varios siglos antes de 1972. A mediados del XVI se abre una activa ruta de intercambio a través del gran océano, el legendario Galeón de Manila o Nao de China, que con uno o dos viajes redondos al año conecta durante doscientos cincuenta años a Manila con el bello Acapulco, moviendo mercaderías desde toda China para Nueva España frecuentemente reenviadas a España y Europa. Fue así que los novohispanos comenzaron a elaborar rebozos de seda, lacas, bellas cerámicas y abanicos, y que la pimienta, el clavo, la canela y el cilantro se volvieron ingredientes predilectos de la gastronomía mexicana, en tanto que China descubría las delicias del chile, el maíz, el tomate, el cacahuate y el cacao provenientes de México, por no hablar de la plata y oro mexicanos. La peseta de plata mexicana fue importante moneda circulante en todo el sureste asiático. Y con las mercaderías y metales se compartieron ideas, gustos, vocablos y costumbres.

Tras estos encuentros centenarios nuestras naciones vivieron un siglo XIX agitado, con intervenciones, reencontrándose a fin de siglo con el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre China y México (1899). Este importante tratado, aún bajo la dinastía Qing en China, tiene la distinción de ser el primer tratado que firma China con cualquier otro

país sobre una base de igualdad. Inicia, asimismo, la relación diplomática formal bilateral y propicia los primeros flujos migratorios de China a México, modestos pero importantes por lo mucho que con su talento y arduo trabajo contribuyeron aquellos inmigrantes al desarrollo de México.

Nuestro siguiente gran encuentro llega en 1971, en que México desde la propia Presidencia ofrece apoyo fuerte y destacado a la República Popular China ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, hacia la legítima restitución de su asiento en dicho organismo. Fue así que el 14 de febrero de 1972 se formalizó el establecimiento de relaciones diplomáticas entre México y la República Popular China, convirtiéndose aquel en uno de los primeros países latinoamericanos en abrir su Embajada en Beijing.

Desde el mismo establecimiento de relaciones diplomáticas, México y la República Popular China lograron un excelente diálogo político y cooperación. A solo un año de la formalización de sus relaciones diplomáticas, el presidente de México Luis Echeverría realizó una visita histórica a China, donde fue recibido por el presidente Mao Zedong y el primer ministro Zhou Enlai. Reiterando esos excelentes lazos de amistad y cooperación, el Gobierno de China regaló a México una pareja de osos panda en 1975, único país en recibir este honor en América Latina y el Caribe, pandas cuyos descendientes reciben aún miles de visitantes diarios en un zoológico de la Ciudad de México.

Y consecuentes con este excelente comienzo en la relación, durante las cinco décadas siguientes todos los primeros mandatarios y dirigentes chinos (antes de la pandemia) intercambiaron una o hasta dos visitas recíprocas, lo cual señala como un faro el excelente nivel de interlocución entre las dos naciones.

Siguiendo esta pauta de los líderes, el marco político e institucional se ha estrechado vigorosamente, como base idónea para el desarrollo de la relación en su conjunto. En 2003 la relación bilateral se elevó a Asociación Estratégica; en 2004 nace la Comisión Binacional Permanente como marco coordinador; y en 2013, impulsada por la visita del presidente Xi Jinping a México, la relación bilateral se eleva a Asociación Estratégica Integral: una base propia para el relacionamiento entre ambos países, sobre la cual se han creado foros de intercambio entre actores importantes en la relación bilateral como son legisladores, empresarios y académicos.

Estado actual de la relación bilateral

México y China se encuentran en un momento óptimo en su relación bilateral. Existe un diálogo político fluido entre nuestros mandatarios y cancilleres traducido ahora en logros concretos sin precedentes en la relación bilateral. Los cordiales contactos telefónicos y otros entre los presidentes López Obrador y Xi Jinping; la relación estrecha con frecuentes contactos virtuales y presenciales entre los cancilleres Ebrard y Wang Yi llevando a nuevos niveles la cooperación

bilateral y el diálogo regional; la ayuda pronta y sincera que México supo prestarle a China cuando el problema del COVID-19 vio su inicio en estas tierras y la ayuda extraordinaria dada por China a México en lo sucesivo en esta área, incluyendo el suministro de cuantiosos equipos e insumos médicos y vacunas contra la pandemia, son temas de los cuales el Gobierno y pueblo mexicanos están profundamente conscientes y agradecidos.

A nivel de cancilleres, la interlocución es frecuente y productiva por medios virtuales o presenciales (el último de estos últimos en septiembre pasado en Roma en el marco del G20), dando seguimiento a los acuerdos alcanzados entre los mandatarios, reforzando la confianza mutua e intereses comunes, impulsando la recuperación económica post COVID-19 y fortaleciendo la coordinación multilateral. En esto, es menester destacar la colaboración México-China en la investigación y desarrollo en México de la vacuna CansinoBio contra el COVID-19.

La Presidencia Pro Tempore de México de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CE- LAC) en 2020 y 2021 merece también mención aparte, pues imprimió un acento especial al diálogo político y la cooperación entre China y México y entre aquella y Latinoamérica en su conjunto, propiciando un diálogo interregional sin precedente en el que se amplió la colaboración en materia de salud, combate a la pandemia, combate a la pobreza, y ciencia y tecnología. La III Reunión Ministerial del Foro CELAC-China en diciembre pasado revistió la mayor importancia, al permitir trazar la hoja de ruta que definirá la cooperación entre China y la CELAC los próximos tres años con grandes beneficios para el desarrollo de ambas.

Asimismo, la colaboración multilateral China-México toma cada vez un mayor relieve, cooperando en el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, la recuperación económica post COVID-19, la protección del medio ambiente y el desarrollo global, con diversas coincidencias en el G20, el Consejo de Seguridad de la ONU (con México como miembro elegido 2021- 2022) y el Consejo Económico y Social, entre otros foros internacionales.

A lo largo de este medio siglo de relaciones diplomáticas, México y China se han convertido en socios estratégicos y sus flujos comerciales y de inversión solo han ido en aumento. China es hoy nuestro segundo socio comercial y México el segundo socio comercial de China en América Latina y el Caribe, con flujos superiores a los 90.000 millones de dólares en 2019 previo a la pandemia. Si bien existe

un déficit comercial para México que ambas partes deben atender, nuestro país incrementa constantemente sus exportaciones, en una diversidad de productos agroalimentarios como tequila, aguacate, frutas y cárnicos, y crecientemente en bienes manufacturados en que el potencial de integración es enorme. A la inversa, México importa de China diversos productos manufacturados, que en muchos casos se incorporan a las cadenas de valor nacionales para ser reexportados a terceros países.

La inversión, en ambas direcciones, también está lejos de su potencial pero ha ido creciendo los últimos años. México es un socio ideal para China: parte de Norteamérica y de Latinoamérica, con las costas de economía emergente americana más cercanas a China y

a Europa, con una población joven y una gran tradición manufacturera, y con ventajosos acuerdos comerciales con más de 50 países. Estas enormes fortalezas de México cada vez atraen a más empresas chinas a instalarse en México, como CNOOC, Lenovo, BAIC, Huawei y muchas más, produciendo para el mercado y para exportación o participando en grandes proyectos como la construcción del Tren Maya y la modernización del metro de la Ciudad de México (CDMX). Del mismo modo, cada vez tenemos una mayor presencia de empresas mexicanas en China como BIMBO (panificadora), Nemak (autopartes), CEMEX (cemento), Softtek (sistemas de información) y muchas otras.

Sin embargo, el potencial tanto en comercio como en inversión es mucho mayor. Más operadores e inversionistas de ambos países deben descubrir las enormes oportunidades que existen en uno y otro mercado y productivo. Es fundamental generar mayor confianza pueblo-pueblo y productor-productor. Conocerse genera confianza que genera amistad y mayores negocios.

Nuestros exportadores tienen mucha penetración de mercado que buscar en China, cuyo poder adquisitivo y discernimiento en el consumo crecen a pasos agigantados. México debe trabajar en la construcción de esa confianza y en el acercamiento entre productores de ambos países con el apoyo de las cámaras de comercio e inversión.

Pese a los más de 12.000 km de distancia que separan a México y China, los intercambios entre los pueblos y el conocimiento mutuo también han ido creciendo. Diversos acuerdos de cooperación científica y tecnológica suscritos han derivado en proyectos concretos en agricultura, pesca, minería, acuicultura, medicina tradicional, y desarrollo rural y social, en beneficios de nuestras sociedades. Todo ello se traduce en ese conocerse mejor que mucho necesitamos impulsar, porque mucho nos ofrece.

La promoción cultural en particular puede contribuir enormemente al acercamiento entre estos dos países, distantes pero con ricos acervos de interés en ambos: dos civilizaciones orgullosas de su profunda riqueza ancestral, con tanto que intercambiar en cultura, historia, arte y gastronomía. El gran potencial de interés cultural compartido lo demuestran las nutridas afluencias a exposiciones y expresiones artísticas realizadas en ambos países. La hermosa réplica monumental en hielo de la famosa pirámide maya de Kukulkán actualmente en exhibición en el Festival de Hielo y Nieve de Harbin parece ser un éxito con el público. Quisiéramos llevar más bellezas culturales mexicanas a todos los rincones de este gran país.

Los intercambios de estudiantes también se han convertido en un pilar fundamental de interrelación entre nuestros pueblos y profundización del conocimiento mutuo, destacando el programa anual de becas México-China que desde 1973 ha permitido que miles de estudiantes chinos y mexicanos se capaciten en instituciones de excelencia.

La pandemia representó un reto para los flujos turísticos entre México y China, incluyendo por restricciones a la conectividad. En los años previos a la pandemia nuestros intercambios crecieron constantemente en ambas vías. Urge restablecer las rutas aéreas directas México-China que ya teníamos, desafortunadamente ahora suspendidas.

Viendo al futuro

Nuestra amistad China-México en este medio siglo, con raíces de intercambios de bienes y costumbres de medio milenio, es fuerte, y este es su mejor momento. Pero tenemos un gran potencial inexplorado, que debemos juntos procurar. No es posible predecir lo que sucederá en cincuenta años, pero es claro que el potencial existe. La buena disposición mutua también. Seguiremos trazando nuevas rutas que profundicen nuestra amistad, en una relación cada vez más amplia, productiva y fraternal, promoviendo más diálogo, cooperación, integración, y con todo ello, prosperidad para nuestros pueblos.

*Jesús Seade es embajador de México en la República Popular China.