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De estudiar el pasado a construir el futuro

Desde Huawei, el mexicano Antonio Quiroz es un agente de cambio en pos de la educación

Por MAGDALENA ROJAS

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Antonio Quiroz (primera fila a la izq.) junto a sus compañeros de la Universidad de Beijing. SUS más de diez años en China le han dado importantes lecciones de vida, tanto como estudiante universitario y, en la actualidad, como miembro de la connotada empresa Huawei, donde continúa formándose con el fin de aportar un grano de arena al bienestar y la educación de la sociedad.

De la UNAM a la Universidad de Beijing

Antonio Quiroz habla mandarín con soltura, lo cual es reflejo de la larga historia que mantiene con China, que se remonta a 2009, cuando comenzó a estudiar el idioma en el Instituto Confucio de la Ciudad de México. El joven, que hoy trabaja en Huawei, recuerda que estudiar mandarín se convirtió en una pasión. “Me sacó de mi zona de confort y me estimuló en muchos sentidos”, señala. Pero el camino para llegar hasta donde está ahora también puso a prueba su fuerza y determinación.

Cuando ya estaba en su segundo año de carrera en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y con un HSK5 –un examen de certificación, con una escala del 1 al 6– bajo la manga luego de haber estudiado un año de idioma en la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing (BLCU, por sus siglas en inglés), Quiroz tomó una decisión radical. Estaba dispuesto a arriesgarlo todo, incluso perder su plaza en la UNAM para comenzar de cero como estudiante en la Universidad de Beijing. Quizá para muchos esta habría parecido una idea un tanto descabellada, pero aquello era algo con lo que Antonio Quiroz venía soñando hace tiempo y que resonaba cada vez más fuerte.

El camino no estuvo exento de dudas y dificultades, pero tras la atenta guía de sus profesores y su propio esfuerzo y tenacidad, llegó a matricularse en la prestigiosa casa de estudios, donde se licenció en Relaciones Internacionales e hizo una maestría en Estudios de China codo a codo con alumnos locales. Además de ello, Antonio Quiroz tuvo un rol activo dentro de la comunidad universitaria. Por ejemplo, sirvió como presidente de la Asociación de Estudiantes Latinoamericanos, donde tuvo “la oportunidad de colaborar con

embajadas, autoridades de la universidad y diferentes personalidades académicas de China y Latinoamérica”, lo cual fue sumamente importante para su formación fuera del aula de clases.

Quiroz considera Beijing como su segundo hogar, donde siente una conexión especial debido a sus propios intereses, además del hecho de haber pasado un total de nueve años. “Siempre encontré muchos parecidos entre mi ciudad natal y Beijing”.

Su vida ahora lo ha llevado a un lugar totalmente distinto, cuna de la innovación tecnológica, pero igualmente fascinante. Quiroz dejó el encanto de los hutong y la magnificencia del Templo del Cielo, la Ciudad Prohibida y el Palacio de Verano, entre otros hitos emblemáticos de la antigua capital imperial, por los rascacielos de Shenzhen, en la provincia de Guangdong, al haber sido aceptado para formar parte de la prestigiosa empresa Huawei. Para alguien cuyos intereses están ligados a la historia y la arqueología, este vuelco podría parecer extraño a primera vista, pero cobra sentido al ver la forma en la que Antonio Quiroz entiende la tecnología. “A través de mis estudios de arqueología, pude entender cómo la civilización humana ha ido evolucionando a través de la generación de nuevas tecnologías”, explica. “Al reflexionar sobre este aspecto del pasado, volteé la mirada hacia el presente y el futuro”. De esta manera, señala, decidió encauzar sus energías del estudio del pasado a la construcción del futuro.

Una labor ligada al corazón

Antonio Quiroz trabaja junto con el equipo de relaciones públicas, sirviendo, por un lado, de enlace y facilitador entre la casa matriz y las oficinas de Latinoamérica y, por otro, en responsabilidad social corporativa. Ambas tareas, que desempeña con gran ahínco y compromiso, están ligadas a su formación académica y práctica, pero, al mismo tiempo, a su experiencia de vida.

Cuando el mexicano era alumno de secundaria, su familia atravesó una seria crisis económica, con la cual perdieron los medios para costear su educación en escuelas privadas. Esto lo obligó a postular a distintas becas para continuar sus estudios, por lo que entiende de primera mano la importancia que tiene una educación de calidad en el futuro de las personas.

“El contacto directo con diferentes grupos en situaciones de desventaja, aunado a mi propia experiencia como beneficiario de becas, me hicieron saber la importancia de la contribución social de parte de organizaciones e individuos, por lo que mi trabajo en Huawei es una oportunidad única de contribuir a la sociedad desde una plataforma multinacional”, dice.

En su faceta actual, Quiroz trabaja en la gestión de programas de educación de Huawei para estudiantes universitarios alrededor del mundo, desde su planificación y coordinación hasta su implementación. Esto le ha permitido entender “las necesidades de estudiantes universitarios en diferentes países, cómo contribuir a superar esas necesidades y cómo acercarles a recursos clave para su desarrollo académico, personal y profesional”.

Aunque las telecomunicaciones han generado oportunidades de desarrollo sin precedentes para distintos sectores y grupos sociales, la penetración y cobertura aún es muy desigual en el mundo, según explica. Hay 4000 millones de personas alrededor del planeta sin acceso a Internet. “Esta brecha representa un reto muy grande, que si no es resuelta, podría resultar en desigualdades económicas y sociales entre países, sectores y grupos sociales mucho más agudas que las actuales”, advierte Antonio Quiroz.

En ese contexto, el trabajo realizado por Huawei, y específicamente por Quiroz, es de suma importancia. Al fin y al cabo, conectarse a Internet no solo representa una forma de estar conectado, sino además toda una ventana de oportunidades que pueden cambiar el curso de vida de una persona.

Antonio Quiroz abraza cada día como una oportunidad para continuar aprendiendo, ya que, según explica, una de las cosas que más atesora de su trabajo es la oportunidad de “seguir siendo un estudiante”. Los continuos avances y tecnologías han supuesto estar siempre informado, lo que se traduce en “largas horas de estudio, asistir a conferencias y clases, tomar apuntes durante sesiones y reflexionar sobre lo aprendido”.

Como todo extranjero, sin embargo, Quiroz sabe que probablemente en algún momento le “llegará la hora” en que tendrá que despedirse de China, de modo que quiere disfrutar cada día al máximo. Su segundo hogar le ha dado experiencias entrañables y siente una gran admiración por el pueblo chino, desde su resiliencia hasta su capacidad de innovar. Pero si hay algo claro, es que siempre primará el deseo de ayudar al prójimo, esté donde esté.

Antonio Quiroz participa en un evento culinario en Xi’an. Fotos cortesía del entrevistado

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