Regreso de inanna v s fergunson

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algún día sería rey. El hijo se volvió histérico y cayó al lado del cuerpo sollozando: "¡Padre, te he asesinado! ¡Padre!" Olnwynn flotó alrededor de su cuerpo mientras su concentración se lo permitía. Pudo ver la verdad de todo el drama: su bella esposa había estado durmiendo con su hermano y los dos habían conspirado para asesinarlo, apoderarse del castillo y del reino, y colocar a su hermano en el trono. La única persona que podía acercársele lo suficiente como para asesinarlo era su propio hijo. La esposa pasó muchas horas contándole historias crueles y otros dramas para convencerlo de que había que acabar con Olnwynn. Finalmente tuvo éxito. Incluso Olnwynn sabía que se había excedido al golpearla, pero ahora estaba muerto y flotaba por encima de lo que una vez fue su castillo. Las celebraciones que hubo alrededor del castillo le parecieron abominables y su hijo no se recuperaba. Poco después sintió que una fuerza extraña lo jalaba, lo cual lo confundió. Decidió seguir la fuerza a donde quiera que fuera. Él nunca había permitido que el temor lo venciera, de modo que ahora estaba frente a un sacerdote druida rodeado de lo que parecían ser luces de hadas. El sacerdote druida habló: "Olnwynn, te estábamos esperando. Debes relajarte y calmarte. Aquí te cuidaremos. Nadie te juzgará; estás entre amigos". Inanna miró la garganta abierta y decidió sanarla inmediatamente, principalmente porque era algo grotesco. De todos modos Olnwynn había sufrido lo suficiente y no necesitaba andar por ahí con el gaznate colgando para recordarle que no le había ido muy bien en su vida. Olnwynn sintió que su garganta había sido restaurada. "¿Cómo hiciste eso?" Con un suspiro soltó su hacha y se desplomó cansado y sediento ante el sacerdote druida. Hacía tres días que no tomaba nada. ¿O eran tres años? El sacerdote habló de nuevo: "Ahora, Olnwynn, quizás deberíamos repasar los datos de tu memoria. ¿Te sientes lo suficientemente fuerte para esta experiencia?" "¿Estoy muerto?", preguntó Olnwynn. Siempre es lo mismo, le explicó Inanna a Melinar. Ni siquiera saben que están muertos y yo poco a poco tengo que hacer que se sientan cómodos en su nuevo estado. Es mucho más trabajo de lo que yo pensé que sería. "Sí, Olnwynn, estás muerto. Pero como ves, es sólo tu cuerpo lo que está muerto. Tú, es decir, tu ser consciente y la experiencia total de tu vida, están aquí con nosotros en otra dimensión. No es algo tan malo". "¿Me puedes conseguir un trago? ¿Vino? ¿Cerveza? Cualquier cosa servirá". El vicio del licor había sido la causa de muchas de sus dificultades, pero Inanna produjo un cuerno de cerveza para el estremecido guerrero. Se la tragó como si no hubiera un mañana, lo que para él era cierto. Se dio cuenta de que no tenía el sabor apropiado, no lo hacía sentir tan bien como antes, pero se alegró de tenerla y pidió otra. El sacerdote druida habló: "Habrá mucho tiempo para eso. Concentrémonos ahora en tu historia, tu aventura en el continuo espacio/tiempo. Tenemos un trabajo por hacer, tú sabes". "Un trabajo. ¿Qué trabajo? Nadie me dijo nada de trabajo alguno. Yo simplemente estaba viviendo mi vida cuando mi propio hijo me asesinó. He perdido mi reino y mi vida. ¿Qué quieres decir con eso de un maldito trabajo?" "Cálmate, observemos tu vida, Olnwynn". Los rodeó un holograma bastante grande y ambos observaron cómo el tiempo se desenvolvía ante sus ojos.

* Inanna había estado pendiente de las aventuras amorosas de una sacerdotisa druida en el siglo II a.C. en Irlanda. En la parte noroccidental de la isla vivía una raza de seres en un paisaje remoto y rústico. Ellos veneraban la naturaleza. Despeñaderos altos al lado del mar, vientos fuertes y bosques verdes le daban un sabor poético y místico a esta tierra bella y rústica. Su gente amaba la belleza salvaje de su tierrra. Ellos eran apasionados y beligerantes. Inanna se había decidido a nacer como hombre a través de una sacerdotisa druida que era de su antiguo linaje. Hacía muchos siglos los antepasados de la muchacha habían venido de los muchos niños que Inanna había producido en sus ceremonias de matrimonio sagrado. La sacerdotisa estaba enamorada de un guerrero valiente y noble, pero él ya estaba casado. Su pasión dio origen a un niño varón, pero la pequeña sacerdotisa murió en el parto. El padre nunca reconoció al hijo y por eso Olnwynn, uno de los Yo multidimensionales de Inanna, nació como huérfano sin nadie que lo cuidara. Los druidas lo habían adoptado y lo convirtieron en un mozo. Aun de niño era muy hermoso y desde que empezó a caminar cautivó a todos los que lo rodeaban. Con su sonrisa les tomaba el pelo a las mujeres y las hacía reír. Todos lo querían y el pueblo entero lo adoptó. Él había nacido con el don de poder hablar espontáneamente en rima. Este talento era respetado como señal de que Olnwynn era amado por los dioses, como en verdad lo era, especialmente por Inanna. Olnwynn llegó a ser un hombre fuerte y alto, hermoso, de bucles dorados. Empezó a seducir a las damas tan pronto como pudo, pero fue su habilidad con el hacha lo que le otorgó fama y fortuna. En la batalla entraba en una especie de trance, se convertía en una fuerza y, en un arrojo frenético, derribaba enemigo tras enemigo, decapitándolos de un solo tajo. A medida que crecía su reputación, la gente llegó a pensar que él era un dios. Corrió el rumor de que los dioses lo habían engendrado y que era inmortal. Todo el que sabía de su habilidad temía acercárcele en la batalla. También desafiaba a una competencia a todo aquel que hablara en rima y siempre ganaba. Como continuaba derrotando a todo el mundo en rima y en batalla, fue lógico que la gente lo proclamara como su rey. Se mudó a un castillo grande en cuyas paredes colocó su colección de cabezas cortadas. Una costumbre muy peculiar. Pueden imaginarse que el aspecto 52


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