Beyond Fourvière… Reflections from Young Marists’

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Alegrai-vos... , repito, alegrai–vos! Fl 4,4.

Alégrense, les repito... ¡alégrense! Fil 4,4.

�uerida Ir. Jane Frances,

�uerida Hna. Jane Frances,

“O Senhor fez em mim maravilhas, Santo é o seu nome”. Esse deve ser o hino que está na boca e coração dos e das Maristas, neste período em que celebramos o bicentenário da Sociedade de Maria. Somos agraciadas por tantas oportunidades que nos são oferecidas para celebrar; viver a fé; alimentar a esperança e nos reabastecer na caminhada. Ir. Jane eu tenho o coração agradecido por ser Marista e por ter a oportunidade de partilhar contigo meus sonhos, desejos e pertença a Sociedade de Maria e por acompanhar as diversas comemorações: Na Igreja o período forte de diversas celebrações dos 50 anos do Concilio Vaticano II; A presença animadora do Papa Francisco em diferentes lugares do mundo, Os preparativos do nosso 29º Capitulo geral e o ano da Vida Consagrada. E ao celebrarmos o bicentenário da promessa de Fourvière me faz pensar na coragem, encantamento e no ardor missionário daqueles primeiros Maristas em 23 de julho de 1816 ao assinar a promessa com “toda a convicção sincera e a firme coragem de se consagrarem a Virgem Maria, entregando tudo o que tem a Sociedade da Virgem Mãe de Deus, e se preciso for até a morte”. Esse compromisso assumido há quase 200 anos, hoje assinado por nós Maristas me faz rever a alegria, encantamento e entusiasmo que vivo em poder dar continuidade este sonho. Sonho esse, que se entrelaçam com os meus pessoais vivido no meu cotidiano. Estamos como dizem os sociólogos numa “mudança de época”. Temos que ser criativas, e, mantendo viva a fidelidade ao carisma, não devemos ter medo de inovar, transformar e reorganizar. Voltar às fontes da nossa alegria e coragem sonhando algo novo que torne a Vida Religiosa Marista resposta credível para esta nova época. Escutar desafios, fazer perguntas, com os nossos limites e fragilidades, mas sempre fiéis à “herança recebida” dos nossos fundadores. Tenhamos a coragem de nos sentar à mesa e perguntar: Que espécie de Vida Religiosa Marista é necessária no mundo de hoje? Que testemunho está a dar? A mística da Vida Marista não é evasiva. Pelo contrário, a comunhão com Deus tem que nos implicar nas “saídas” para as “periferias” existenciais onde Deus está ausente, a fraternidade não existe e onde nos é pedido coração, pés e mãos solidários. Temos que nos pôr em caminho para anunciar a todos a misericórdia surpreendente de Deus. Como sabemos, um jubileu olha o ponto de partida e convida para contemplar a historia e celebrar a caminhada feita. É momento forte de avaliar, de purificar o que fizer necessário, retornar e atualizar o que aquece o coração e impulsiona a caminhada. São 200anos!

“El Señor hizo en mí maravillas, su nombre es santo”. Es éste el himno que tiene que estar sobre los labios de los y de las Maristas, en este tiempo en que celebramos el bicentenario de la Sociedad de María. Tenemos la gracia de tener muchas oportunidades para celebrar; vivir la fe; alimentar la esperanza y recuperar las fuerzas para la caminada. Hermana Jane, mi corazón rebosa de gratitud por ser Marista y por tener la oportunidad de compartir contigo mis sueños, deseos y pertenencia a la Sociedad de María y acompañar las diversas celebraciones de los 50 años del Concilio Vaticano II: la presencia animadora del Papa Francisco en diversos lugares del mundo, los preparativos de nuestro Capítulo General y el Año de la Vida Consagrada. Y la celebración del bicentenario de la promesa de Fourvière me hace pensar a la audacia, al encanto y al ardor misionero de aquellos primeros Maristas, el 23 de julio de 1816, cuando cada uno de ellos prometió “con toda convicción sincera y firme valor consagrarse a la Virgen María, entregando todo lo que tengo a la Sociedad de la Virgen Madre de Dios, y se es preciso hasta la muerte”. Ese compromiso asumido hace casi 200, y hoy suscrito por nosotras Maristas me hace revivir la alegría, el encanto y el entusiasmo que vivo en poder dar continuidad a este sueño. Y este sueño se entrelaza con los míos personales que vivo cada día. Como dicen los sociólogos estamos en un “cambio epocal”. Tenemos que ser creativas y, manteniendo viva la fidelidad al carisma, no debemos tener miedo a innovar, transformar y reorganizar. Volver a las fuentes de nuestra alegría y valor soñando algo nuevo que haga de la Vida Religiosa Marista una respuesta creíble para esta nueva época. Escuchar los desafíos, hacer preguntas, con nue stros límites y fragilidades, pero siempre fieles a la ‘herencia recibida’ de nuestros fundadores. ¿Tenemos el valor para sentarnos alrededor de la mesa y preguntar: Qué tipo de Vida Religiosa Marista es necesaria en el mundo de hoy? ¿Qué testimonio está dando? La mística de la Vida Marista no es evasiva. Por el contrario, la comunión con Dios tiene que implicarnos en las “salidas” hacia las “periferias” existenciales donde Dios está ausente, la fraternidad no existe y donde se nos pide tener un corazón, unos pies y unas manos solidarios. Tenemos que ponernos en camino para anunciar a todos la misericordia sorprendente de Dios. Como sabemos, un jubileo mira hacia el punto de partida y convida para contemplar la historia y celebrar el camino que hemos recorrido. Es un momento fuerte para evaluar, purificar lo que fuera necesario, volver

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æ Fourvière 2015-2016 | 37


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