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BOLETÍN ÁGORA Vol.1 - 2da Época
D A N I E L M . L A R R E A A L C Á Z A R
C o o r d i n a d o r d e l P r o g r a m a C i e n c i a y T e c n o l o g í a d e
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A C E A A - C o n s e r v a c i ó n A m a z ó n i c a
Oro, mercurio y minería
Enunciados como “somos ricos en recursos” y éstos son “inagotables” son comunes para argumentar el uso de los recursos naturales en Bolivia, considerado además como uno de los países con mayor cantidad de recursos en Sudamérica. Esto ha originado percepciones erróneas sobre nuestra naturaleza, sobre lo que tenemos, o peor aún, sobre cómo se usa o debería usarse. Por ejemplo, existe una desatinada percepción que el uso inadecuado del mercurio en la minería aurífera no produce efectos sobre la salud humana o los ríos o arroyos donde se vierten.
La contaminación por mercurio no es un detalle menor. El Convenio de Minamata suscrito por Bolivia en 2013 junto con otros 140 países que entró en vigor el 2017, tiene como objetivo proteger la salud humana y al medio ambiente de las emisiones y liberaciones derivadas del mercurio o sus derivados como el metilmercurio, reconociendo los peligros que tiene debido a que puede transportarse a largas distancias a través de la atmosfera, junto con su alta capacidad para la bioacumulación y biomagnificación; y, sus efectos adversos para la salud humana y sobre todo los ecosistemas acuáticos.
En Bolivia, la minería estaba basada en la libre comercialización de los minerales, los incentivos tributarios derivados de la Ley Minera No. 535 favorecieron ampliamente a las cooperativas mineras consideradas como unidades productivas de naturaleza social, permitiéndoles mayor acceso a los recursos mineros y menores restricciones vinculadas a la mitigación de impactos ambientales, en especial aquellos derivados por el uso inadecuado de mercurio. Lamentablemente, el marco normativo vigente en materia minera permite una libre disponibilidad de los recursos hídricos, lo que ha originado una masiva concurrencia de cooperativas (y también empresas privadas) en busca del oro aluvial.
Hoy, el incremento de la demanda internacional de oro sumado a incentivos perversos o al menos debatibles para incrementar la importación de mercurio a nuestro país, han originado un escenario incierto del desarrollo de la minería aurífera en nuestro país, especialmente en las tierras bajas, escenario que ya arribo al norte amazónico del país (p.ej. el norte del municipio de Ixiamas en La Paz o el municipio de Filadelfia en Pando), ingresando en la economía familiar de comunidades campesinas e indígenas, quienes aún dependen del aprovechamiento de frutos del bosque, como la castaña, una visión que concuerda con la historia y el pasado reciente de la región. El desafío es evitar que el uso inadecuado del mercurio impacte la salud de estas familias y la naturaleza que las rodea.