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EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO

Encontrar el sentido de la existencia es un reto que enfrenta, prácticamente, todo ser viviente. El hombre, desde los albores de su existencia y no sin angustia, siempre se ha interrogado por el sentido de la vida… y de la muerte.

Muchos autores como el argelino, filósofo existencialista, Albert Camus (Pre -

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“Recae sobre el hombre la responsabilidad de dotar de sentido a su vida”

Podríamos extendernos, disertando sobre las diversas concepciones filosóficas que versan sobre el sentido de la vida. Elijo, sin embargo, por su profundidad y compromiso humano, al neurólogo y psiquiatra Víctor Frankl, quien consigna en su libro El hombre en busca de sentido, y a partir de un hecho biográfico, una dolorosa y personalísima experiencia en un campo de concentración, a la que, contra todo pronóstico, sobrevivió. Él se preguntó: ¿Por qué sobrevivimos algunos y otros no, ante las mismas condiciones extremas?

Su conclusión fue precisamente que “el hombre debe encontrar una razón para vivir” aún en las peores circunstancias que enfrente. Finalmente, sostiene Frankl, el hombre posee libre albedrío, y la última de las libertades consiste en elegir “como reacciono” ante una circunstancia difícil, que no puedo cambiar.

m i o N o b e l de Literatura 1957 ), han construido su pensamiento precisamente sobre la pregunta: ¿tiene sentido, o no, la vida? Es ésta, por supuesto, una interrogante fundamental de la filosofía. Albert Camus, sensibilizado por el dolor de la posguerra, parte de lo absurdo de la existencia, de la angustia y la zozobra, para elaborar el corpus de su pensamiento. Sin embargo, y ante su premisa del absurdo de la vida, abre una puerta y concluye en que el hombre debe rebelarse contra el absurdo y ser él mismo quien dote de sentido a su propia vida, afirmando su naturaleza humana.

Recae, entonces, sobre el hombre la responsabilidad de dotar de sentido a su propia existencia. Para Camus, perder la propia vida es terrible, pero aún lo es más perder “el sentido de la vida”, y ver cómo desaparece nuestra lógica. Es imposible vivir una vida sin sentido. Esto es insoportable. Pero ¿cómo hacerlo? ¿en qué consiste el dotar a la vida de sentido?

Este libro El hombre en busca de sentido fue publicado por primera vez en Alemania en 1946. Está construido, como lo mencioné, sobre un relato autobiográfico, es decir, las vivencias del propio Víctor Frankl en Auschwitz: cómo fue despojado de todo, hasta de su nombre, y convertido en un número tatuado en un brazo; comparte en primera persona, cómo afecta a un prisionero (a él y a muchos más) el perderlo todo: su casa, su familia, su trabajo, su identidad, sus manuscritos de toda una vida, su confianza, su esperanza… Sólo quedó para él, como su única posesión –narra- “su existencia desnuda”.

Ante esta circunstancia extrema, ni siquiera había lugar para consideraciones éticas o morales. La única consigna era “mantenerse con vida”. Y sobreviene entonces una apatía que tiene que ver con el adormecimiento de las emociones como mecanismo de defensa y única manera de sobrevivir. Frankl observa entonces que, aún en las condiciones más extremas, “el hombre es capaz de acostumbrarse a cualquier cosa”. No se trata aquí de describir los horrores que vivió Frankl, y que se viven en un campo de concentración; para ello remito al lector al libro en cuestión El hombre en busca de sentido. Abrevio, entonces, y recupero el más grande aprendizaje que Frankl nos comparte en su libro: Cómo, siendo prisionero y ante el horror inenarrable experimentado cada día, él empezó a refugiarse en su pensamiento, y a evocar a las personas que amaba (en su caso, su joven esposa. Él ignoraba si estaba viva o no), y observó que muchos de los prisioneros que seguían con vida (y que, a la postre, sobrevivieron), se nutrían del amoroso recuerdo de sus familiares, aferrándose a este sentimiento de amor. Víctor Frankl lo vivió así, y observó, a su alrededor, la presencia del amor como elemento definitorio para la vida, para la resistencia, para la sobrevivencia, y concluyó: “La verdad es que el amor es la meta última a la que puede aspirar el hombre, el amor trasciende a la persona física amada, y encuentra un profundo significado en su propio espíritu que se fortalece en la capacidad –que nada ni nadie puede arrebatarle- de amar”. Y es esa libertad de amar, lo que concede sentido y propósito a la vida.

“La salvación del hombre está en el amor y a través del amor”

No importa qué tan difíciles puedan ser las circunstancias, la opción por el amor, por la dignidad, por la generosidad… está a nuestro alcance. Cada uno de nosotros tendrá, sin duda, sus propias respuestas…

¿Soy capaz de ir más allá de mí mismo, más allá de mi dolor, más allá de mi sufrimiento… en busca del rostro del otro, que me interpela, que sufre también y me necesita?

Si el hombre, en situación extrema, aun así, posee la libertad humana para elegir su respuesta, su actitud personal ante su circunstancia, ante un problema, ante la exigencia de una realidad difícil que a veces se nos antoja insoportable, podemos afirmar que es el ejercicio de esa libertad y la capacidad de amar lo que nos confiere una dignidad inalienable.

Para quienes somos creyentes, esa dignidad, esa capacidad de amar (porque sabemos que primero fuimos amados), significa un don que crece conforme hacemos conciencia de él, lo practicamos y lo compartimos.

Todos, seguramente (unos más, otros menos), habremos vivido episodios difíciles, dolorosos, casi insoportables, durante los cuales estuvimos tentados a “abandonarnos”, a renunciar a seguir luchando, a dejar en manos de “alguien más” nuestra capacidad de decisión. Preguntémonos: ¿qué nos permitió sobrevivir? ¿por qué estamos aquí? ¿cómo comparto mi fuerza, mi confianza, mi esperanza…?

A UNO NO LE ENSEÑAN ESO

Mario Mendoza e s u n o d e los escritores que sigo, dada su manera de escribir o de resistir como él lo llama, a través de la escritura y su lectura de la realidad. A partir de hechos que se pueden comprobar, crea personajes e historias que de una manera fascinante va entrelazando y contando, para poner al lector al tanto de realidades que desconocemos y frente a las cuales debemos reflexionar. Quiero compartir algunas de ellas.

La primera vez que lo leí me generó una reacción: tal vez sentía que en sus libros existe un mensaje con el que me identifico; por lo que empecé a seguirlo y a leer sus libros y a emprender una lucha personal, que todavía hay quienes no entienden o comprenden porque les podrá parecer inútil empezar a ver “como todo está diseñado para embrutecernos, para mantenernos empantanados en una mediocridad afectiva, moral, política, intelectual, física”. Hace falta ver cómo se van encargando de irnos moldeando para que jamás pensemos o hagamos reflexión de cómo estamos viviendo la vida: la televisión, los noticieros, la cultura del entretenimiento, el concepto de belleza, el consumismo aberrante, la xenofobia creciente, etc.

El mejor libro en que aborda todo esto, “Buda Blues”, es descrito como “su libro más explosivo. De él se desprende un desgarrador aullido contra la sociedad y la especie, contra la desigualdad y la brutalidad, contra el capitalismo fallido y sus vergüenzas, contra el American Way of Life, contra todas las “convenciones”, contra “La Cosa” y sobre el cual en ocasiones profundizo, releo, ya que en él se describe como este sistema quiere llevarnos a que vivamos de una manera cómplice con su actuar, que no cuestionemos, que no denunciemos, que no luchemos, que no resistamos, que sigamos participando de un camino en el que el día que no seamos útiles nos tiraran, seremos basura., desechos.

De hecho, en algunos lugares ya somos tratados de esta manera, como basura: un ejemplo de esto pasa en Calcuta, dice Mario, una ciudad en la que las personas en situación de calle viven una realidad desgarradora; es que en las horas de la madrugada, pasa un camión y unos hombres van acompañando el camión, llevan varas de bambú y van tocando a los que están sobre la acera o los andenes y si hay quien esté vivo pues reacciona, pero quien no responda o reaccione, estos hombres comprueban si realmente está vivo y si no, entonces es levantado y echado al camión, porque ha muerto ahí. No es sólo recoger un cuerpo, es el camión de la basura donde los depositan. Uno puede pensar que también es por un tema de salud y prevención porque esto puede generar una epidemia, pero también, ese camión es el camión de la basura donde los colocan. Este es no sólo el presente de estas personas, sino que también es el futuro, “un sistema que crea nuevos desechos: seres humanos”. El mismo andén donde se camina en el día para ir al trabajo, para ir a la universidad, para ir de compras; en la noche se convierte en la casa de alguien, en la habitación del papá o un hijo, de una madre, en el comedor. Hay otra realidad también igual o más impactante en esta misma ciudad, la gente no aguanta la miseria, el hambre, la sed. Y se transforman en mendigos, porque no soportan

esta situación y, para ello, sucede algo: la gente se mutila, se saca un ojo, se corta una mano, una pierna, para que les den dinero en los semáforos y no morir de hambre. Niños, mujeres, ancianos, jóvenes visitan un lugar donde los convierten en mendigos, en ese lugar hay alguien que les hace esto, los mutila y ellos deben pagar luego por eso. Este escritor llama a la indiferencia “supra-ego”; es decir, “alteridad cero, es que el otro, no me interesa” que, si están pasando necesidades, hambre, sed, no tienes dónde pasar la noche, “ese no es mi problema, resuélvelo como puedas, no tienes con qué hacer mercado hoy, no me interesa, no es mi problema”. No nos han enseñado lo contrario, a uno no le enseñan eso. Cuántas personas hoy están viviendo en este estado de no importarle la condición de alguien que no tiene dónde pasar la noche o padece hambre y sed. Quizás en algún lugar, en este momento estén enseñando a ver al otro como alguien igual a mí y no sentirme superior, a saludar al otro que me sirve la comida, a la señora que hace el aseo, a compartir con los que no tienen nada o que son estigmatizados por su condición; lo que ve uno es la preocupación por ser competitivos, el desprecio por el otro. Me pregunto si algunos de estos signos de alteridad cero se han vivido o se empiezan a vivir en Guadalajara. Esto es un experimento de ese sistema depredador que no es fácil de detectar, de alteridad cero, que significa que hay gente que es desechable. Pensemos entonces ahora en nuestros países latinoamericanos, en la gente que ustedes han visto en su ciudad, en las calles,

esas calles que caminamos en el día para ir al trabajo, a la universidad u oficina, al hospital, plaza; esos espacios que en la noche se convierten en el hogar de una persona, ese es el lugar donde el otro habita para ejercer los voluntariados.

Vamos a ayudarnos, a darnos la mano, vamos a resistir, a buscar la paz, la solidaridad hacia el otro; debemos enseñarle, no a las nuevas generaciones sino a ésta, sobre esto, sobre el sentido profundo de la vida: “ lo fundamental es cuál es el sentido profundo de tu existencia y a eso tienes que entregarte; puedes ser el deporte, el servicio a la comunidad, la música. Algún día vamos a estar en un consultorio y vamos a salir del consultorio y nos van a decir tienes cáncer, te quedan tres meses de vida y ¿de qué te agarras cuando sales?, ¿del dinero?, ¿de las propiedades?, ¿de la fama?, ¿del prestigio?, ¿de qué te sirve tu ego ahí? Absolutamente de nada, todo se pone en su justo lugar y te queda el sentido profundo de tu vida y, en el caso mío, ese sentido profundo es escribir y leer”. ¿Cuál es tu sentido profundo de tu existencia? ¿de la mía? Hay una parte de esta generación que se resiste, que no cede a este sistema, que está viviendo en los límites, que no se han quedado en el centro, que también es un extremo que puedes elegir y en el cual tienes el derecho a crecer, reproducirte y morir. Quienes deciden romper y vivir en los límites como sus territorios cotidianos sienten el verdadero estremecimiento al defender la vida, las vidas desaparecidas de sus familiares, por tanta violencia, el perdón, la naturaleza y de tener sentido sus vidas al tomar partido y vivir, repito, al límite, aunque por momentos parezca una batalla perdida. El compromiso es de todos, buscar el sentido profundo de nuestras vidas, porque ellas no sólo no salvan a nosotros, sino a otros.

Fuente: Daniel Berehulak Premio Pulitzer en fotografía Fuente: Infobae – march por el planeta 2019

¡SOS, PLANETA EN LLAMAS!

Cada año, los incendios forestales consumen miles de hectáreas de superficie arbórea en la Tierra. Lo que no terminamos por comprender, es el daño irreparable que esto ocasiona como lo son las pérdidas humanas y de fauna; la cuales no se pueden sustituir, además de destruir ecosistemas que tardaron miles de años en formarse.

Pero ¿cuáles son las causas de los incendios? Sabemos que pueden existir los incendios naturales, es decir, aquellos que son provocados por la naturaleza misma, por efecto de algún rayo o bien, por la erupción de algún volcán o por alguna sequía prolongada. Pero eso no representaría ni la décima parte; el hombre, por intereses personales, provoca incendios para modificar el uso del suelo a su conveniencia.

Según el informe de la ONU y de la OMM (Organización Mundial Meteorológica), en los últimos 5 años se han liberado a la atmósfera 400 megatoneladas de dióxido de carbono a causa de incendios, lo que agrava en gran medida al calentamiento global.

Haciendo un breve recuento mundial, en los últimos dos años tenemos, por ejemplo, la Amazonía, en la que se origina el 20% de oxígeno a nivel mundial: el año pasado observamos con horror que esta preciada selva era arrasada. De igual forma ocurrieron grandes incendios en África, Siberia, Alaska, Tailandia, las Islas Canarias, Australia y, por su puesto, México.

La Agencia Espacial Europea (ESA) publicó en febrero del 2019 que los incendios aportan del 25% al 35 % de emisión de gases de invernadero, con una afectación aproximada de 4.9 millones de kilómetros cuadrados.

El lado oscuro es que muchas políticas públicas y económicas, en lugar de favorecer el cuidado del ambiente y su desarrollo sustentable; hacen todo lo contrario. Ejemplo de esto son los recortes de presupuestos para prevenir desastres. Así sucedió en Siberia donde, debido al cambio en la política económica de incendios, las autoridades eran quienes decidían si era viable económicamente o no extinguir un incendio, lo que derivó en que muchos de éstos se extendieran rápidamente, dañando 11,500 millas cuadradas con pérdidas por más

de 106 millones de dólares. En el Ártico, los incendios han liberado más del doble de dióxido de carbono que el Estado emite a causa de la quema de combustibles fósiles. Y en Australia, los efectos nocivos latentes en el aire ya alcanzaron Sudamérica.

En México, La CONAFOR y el Centro Nacional de Manejo del Fuego en su reporte de Incendios durante el 2019 nos informan la terrible realidad. En México durante el 2019 se registraron 7410 incendios en 32 entidades federativas afectando una superficie de 633,678 hectáreas. Las entidades con ma

Tlaxcala, Guerrero y Oaxaca representando el 76 % del total nacional. Así que debemos ya de despertar esa conciencia dormida, sacudirnos esa apatía y ponernos a trabajar, comprometernos con acciones que no solamente nos salven a nosotros de un final atroz, sino las generaciones por venir. En Jalisco no nos fue nada bien; ya que tuvimos 587 incendios con una afectación de 72,268 hectáreas. La CONAFOR clasifica los incendios de acuerdo con el tipo de daño generado: Daño mínimo: Se afecta menos del 20% de la masa forestal y el tiempo de recuperación es de 1 a 2 años. Daño moderado: Se afecta del 21 al 50% de la masa arbórea y el daño va de 5 a 10 años. Daño severo: más del 51% de la copa quemada, con daño en fustes y con árboles muertos con consumo de biomasa y, por lo tanto, recuperar el área tarda más de 10 años.

Jalisco se encuentra dentro de los 5 primeros estados con mayor número de incendios, así como México, Michoacán, Chihuahua y Cd. De México. Finalmente, el Centro Nacional de Manejo del Fuego reportó que de los 7410 incendios 4946 tardaron en sofocarse 1 día, 1674 tardaron de 2 a 3 días en extinguirse, 531 de 4 a 7 días y 259 más de 7 días. Las causas son las siguientes: Incendios intencionales (30%), Actividades agrícolas (22%), Fogatas salidas de control (12%), Desconocidas (11%), Actividades pecuarias

(9%), Cigarro (6%), Cazadores (3 %), Actividades productivas (2%), Causas naturales (2%), Quema de basura (2%).

Así que concluyendo: el planeta nos pide ayuda urgente para salvarlo ¿Qué es lo que tenemos que hacer?

• No hacer fogatas; • No tirar basura, ¡ya basta! ni el bosque, ni el campo, ni las carreteras, ni las playas necesitan basura, así que dejemos de producirla; • Consumir menos productos que de forma casi inmediata se conviertan en basura, por ejemplo, bolsas de plástico, empaques, envases; • Cuidar el agua, no desperdiciarla; • Plantar árboles y plantas: comprométete a cuidarlos; ya que se estima que por cada • 100 plantados sólo sobreviven 5; • Si ves un incendio, repórtalo inmediatamente a las autoridades; • Juntos, sumando esfuerzos, lograremos un ambiente sano y sustentable.

BIOÉTICA Y DISCAPACIDAD

Es sabido, en el ámbito de antropología cultural, que el principio estructural del organismo humano es la estación erecta; en otras palabras, el cuerpo humano está hecho para que pueda permanecer en pie y moverse por este medio; esta estación erecta se refiere, antes que nada, desde un punto de vista fenomenológico, a la trascendencia del hombre sobre la realidad mundana que lo circunda y la apertura al diálogo con sus semejantes.

La evolución habría obedecido a este principio toda vez que desde la noche de los tiempos y sus proyectos secretos ha puesto manos a la obra un proceso complejo de ascenso hacia las alturas. En efecto, bajo la mirada de sus padres se repiten en el comportamiento de los pequeños, sobre todo en los primeros meses de vida y antes de los dos años de edad, los esfuerzos milenarios de la evolución creadora como la llamaba Bergson, o de la creación emergente como la llamó Karl R. Popper. El cuerpo erecto se gana de esa manera un espacio mundano, una esfera de acción social y simboliza de por sí una trascendencia que va más allá del espacio y supera a la sociedad. La discapacidad, motora, sensorial o mental golpea esta estación erecta; la capacidad de interactuar y dialogar con la sociedad es quizá derivada de esta compleja aspiración de estar en pie, del estar a la par, por lo que la discapacidad golpea las profundidades de la persona y la estructura moral misma del sujeto.

La reacción inconsciente y profunda de parte de aquellos sujetos sanos frente a la discapacidad es explicada por los estudiosos como la reacción inconsciente del individuo y la colectividad frente al fracaso del proyecto del organismo, imaginado y pensado en sentido evolutivo. La emotividad colectiva percibe una contradicción que amenaza el sentido de seguridad en el proceso biológico. Es así que se explican las reacciones en el mundo antiguo -grecorromano- cuando se mandaba a la muerte al niño deforme e inclusive, en algunos pueblos primitivos, también a la madre, como culpable de haberlo generado, y se explican de alguna forma ciertos eventos más cercanos en el tiempo en los cuales se programaba la esterilización de portadores de factores de enfermedades hereditarias, y quizá en esta especie de demonización del no progreso se debe encuadrar la mentalidad selectiva y de eugenística contemporánea; que está entre las más despiadadas en la caza del malformado en fase prenatal y neonatal.

Afortunadamente, la persona humana posee en sí, por gracia de un Yo espiritual y creativo, una dimensión y capacidad en grado de trascender al cuerpo, de transgredir la corporeidad; y cuando la discapacidad mental impide esta consciente reconquista de la corporeidad, por su valor intrínseco de persona que supera y trasciende al mismo funcionamiento cerebral y las capacidades mentales, el discapacitado interpela a la comunidad, por decirlo de alguna manera, provoca a la sociedad, sacándola de su eventual utilitarismo y obligándola a ponerse de pie y expresar frente a él la respuesta de la solidaridad. Porque, cuando una persona cae, hay otras cercanas que deben ponerla en pie como uno a la par y de frente. Para estar en condiciones de afrontar adecuadamente el tema de las implicaciones éticas de

la discapacidad y evitar resbalar hacia los tonos de la conmiseración y lar retórica, es necesario profundizar gradualmente nuestra reflexión, que debe ser objetiva y justificada siempre por razones válidas sobre algunos argumentos de gran actualidad y decisiva importancia, toda vez que se va abriendo camino una teoría utilitarista, no por sutil menos aberrante; en ocasiones proclamada y en ocasiones simplemente aceptada, según la cual la verdadera prevención de la discapacidad está en el diagnóstico prenatal dirigido al aborto selectivo. De esta forma, mientras que de una parte se conforman sectores cargados de solidaridad a favor del discapacitado, por otra parte se elimina con el favor de las tinieblas; es decir, de la normatividad permisiva y laxa. Con la palabra discapacidad, el término discapacitado comúnmente se entiende como un menoscabo de carácter no pasajero que impide la autonomía personal y la inclusión social. Existe una dificultad para definir a aquél que tiene una discapacidad permanente física y mental; esta dificultad se refleja también en campo médico, donde el discapacitado es considerado como un usuario a medias de los servicios sanitarios: no es un enfermo si no se encuentra en fase aguda o por razones de otras enfermedades específicas y se dificulta localizar en las estructuras sanitarias la colocación idónea y la recuperación apropiada, así como el personal específicamente adiestrado en nuestros hospitales, especialmente para ciertas categorías de discapacitados, salvo casos afortunados, más allá de las críticas que ha recibido el sistema por las bondades de que goza para deducir impuestos como institución; me refiero a los Centros de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT), los cuales estoy convencido que más que desventajas, han acarreado mucho mayor número de ventajas para aquellos sectores de la población más desfavorecidos, y con el peso ulterior de tener a por lo menos uno de sus miembros con una determinada discapacidad o mutilación congénita, por mencionar sólo dos ejemplos.

Por otra parte, la definición abarca categorías de personas que sufren dificultades diversas en tanto que es imposible definir una medicina para discapacitados toda vez que existen diversas tipologías y, lo que es más, todo discapacitado es un caso en sí mismo. El personalismo y la personalización en medicina han sobre todo en estos casos un vasto y variado campo de aplicación. Por lo regular, se distingue a los discapacitados en cuestiones motoras, sensoriales y neuro-psíquicas. La primera exigencia de orden antropológico y ético es, precisamente, la de reconocer al discapacitado, independientemente de su condición, la plena dignidad de persona humana. Ello es claro desde el momento que la dignidad deriva a toda persona del simple hecho de ser hombre. Esta posición radical, propia de la cultura personalista, ha sido explícitamente reafirmada por el derecho internacional y por todos los documentos que han elaborado los derechos del hombre y es especialmente acorde para los discapacitados de todo tipo, incluidos los mentales; de manera particular, la Declaración sobre los derechos de las personas discapacitadas aprobada por la Asamblea General de la ONU el 9 de diciembre de 1975 y la Declaración sobre los derechos de las personas retardadas mentales aprobada por la misma Asamblea en 1971.

Declaraciones Declaración sobre los derechos de las personas discapacitadas, artículo 9: El discapacitado tiene derecho al respeto de su dignidad independientemente del origen, naturaleza, gravedad de sus trastornos y deficiencias, tiene los mismos derechos de sus conciudadanos coetáneos, lo que implica principalmente gozar de una vida decorosa, desarrollada al máximo de sus capacidades.

Y por lo que tiene que ver con el discapacitado mental, en la Declaración sobre los derechos de las personas retardadas mentales, proclamada por la ONU el 20 de diciembre de 1971, se enuncia: El discapacitado mental debe gozar en toda la medida posible de los mismos derechos de los demás seres humanos.

También la Iglesia Católica, en ocasión del Año del discapacitado (1981), ha publicado un documento destinado a aquellos que se dedican al servicio de este sector de la población en el cual se afirma que El primer principio que debe ser afirmado con claridad y vigor es que la persona discapacitada (…) es un sujeto plenamente humano, con los correspondientes derechos innatos, sagrados e inviolables.

El derecho al reconocimiento de la intrínseca dignidad es afirmado también por la Convención de la ONU de 2006 en el artículo 1: 1. Objetivo de la presente Convención es promover, proteger y garantizar el pleno e igual goce de todos los derechos humanos y de todas las libertades fundamentales de parte de las personas con discapacidad, y promover el respeto a su intrínseca dignidad. 2. Por personas con discapacidad se entienden aquéllas que presentan discapacidades perdurables físicas, mentales, intelectuales o sensoriales que en interacción con barreras de diversa naturaleza pueden obstaculizar su plena y efectiva participación en la sociedad sobre la base de igualdad con los demás. De estos principios surge lógicamente el principio de socialidad-subsidiariedad: si todos los hombres son iguales en dignidad y derechos, quien, por una circunstancia de discapacidad, no puede beneficiarse por sí mismo de la plena expansión de su personalidad, deberá ser ayudado por la entera sociedad. Tal ayuda deberá estar concebida según el principio de subsidiariedad por el cual se deberá dar más ayuda a quien tiene menos recursos físicos y humanos.

ADULTOS SIN MOVIMIENTO ¡QUÉ MIEDO!

Uno de los temas indispensables en los cursos sobre salud y nu trición es el ejercicio. Cuando se promociona el bienestar, la calidad de vida, el peso adecuado, el equilibrio en los niveles de glucosa, etc., indiscutiblemente hablaremos del gasto energético y con ello del movimiento.

En lo personal, me parecía importante hacer especial énfasis durante mis cursos o en la consulta, en que un cuerpo dotado de articulaciones, grupos musculares y bombas de contracción y relajación está diseñado para moverse. Pero no caí en cuenta del porqué debemos hacer tanto hincapié en ello, hasta que dando una clase para niños mi perspectiva de los adultos cambió. Estaba dando una clase acerca de los huesos, de qué están hechos, sus funciones, tamaños y de lo que debemos hacer para mantenerlos sanos; entre esas recomendaciones por supuesto estaba el comer sano, reducir los dulces y hacer ejercicio. De pronto, les comenté que el sedentarismo es realmente malo para el cuerpo.

“¿Sedentarismo?” preguntaron. Al explicar a qué me refería, sus caritas mostraban una expresión

de rareza que no había visto antes. Y es que simplemente no podían imaginar que una persona no se moviera lo suficiente durante el día. ¿Cómo?, ¿los huesos se adelgazan y se rompen porque cuando eres grande no te mueves?, ¿Estás acostado o algo así, todo el tiempo?, ¿No juegas?, pero eso pasa ya de viejitos, ¿no?

De pronto, supe porque su preocupación, porque su resistencia a creer que alguien no se mueva. Es algo que no conciben. Es un mundo distinto… A su edad y en el lugar correcto (es decir, con quien lo permite) aprovechan todo el tiempo posible para salir corriendo y jugar, trepar, bailar, saltar, girar, zapatear, colgarse de aquí y allá, usar patines, hacer casitas de cartón, repostería con lodo e inventar toda clase de juegos al azar. Moverse es parte natural en ellos. Se persiguen gritando y descubren la socialización (aunque aún no lo sepan) en el patio, los columpios y el arenero. Los niños gastan una cantidad de energía (calorías) que llega incluso al doble de los adultos y no es sólo porque estén creciendo, sino por esta increíble necesidad de mantenerse en movimiento. Todo dentro de ellos está moviéndose, cambiando.

¿Y por qué no? Es la naturaleza de los seres vivos. Nada está estático a menos de que esté muerto. Entonces reflexioné: esto del sedentarismo es cosa de adultos.

En nuestro mundo, debemos hacer un espacio en la apretada agenda para salir a caminar, debemos encontrar el gimnasio o la clase que nos motive para que se vuelva un hábito. Debemos creer que es importante. ¿Notan la diferencia? Para los pequeños esto es simplemente algo que no logran entender. Es importante moverse… Una buena pregunta sería: ¿Cuándo dejó de serlo? ¿Cuándo dejamos de movernos?, ¿cuándo perdimos el gusto por la carrera instantánea en el pasillo o el baile improvisado?, ¿cuándo comenzamos a ser acartonados y fue visto como algo “bueno”?

Incluso ahora - si lo piensas - parece algo malo. Andar por ahí moviéndose. Debe haber un lugar para ello, una fiesta para animarnos a saltar a la pista, un salón con espejos, un parque, y otros que hagan lo mismo. Algo que lo justifique. Tristemente, nuestra sociedad promueve el sedentarismo: «Estate quieto», «siéntate ya», «te paso la Tablet para que guardes algo de silencio»,

«deja de correr», « no gires que te vas a marear», «te pongo una peli, mientras platico con mi amiga», « no trepes, te vas a caer», “estate en paz”, “en casa no se corre”, etc. Quizá queremos algo de silencio, paz y cuidarlos, claro. Quizá venimos del estrés del día de trabajo, del tráfico, de la oficina, del trabajo de la casa que no termina. Pero estamos educando para la quietud. Comienzo a comprender porque en las clases con mis alumnos mayores de edad debo recordarles que tienen un cuerpo articulado diseñado para estar activo. Que deben incluso despertar los neurotrasmisores para encontrarlo agradable y enfocarse al gasto máximo en el tiempo mínimo; y logren disfrutar algo que era parte de un mundo por el que todos pasamos y hemos olvidado.

Imaginen cómo suena eso si ustedes tienen entre 4 y 9 años: hoy eres

completamente activo y mañana tendrán que convencerte de salir de la cama p a r a c o r r e r. Imaginen cómo suena la regla del mínimo de ejercicio 3 por 3 a estos pequeños. 30 minutos 3 veces por semana. ¿Y el resto qué haces?

Por su - puesto que cada niño es distinto y hay pequeños intrépidos y aquellos que disfrutan el silencio y de jugar sentados. Pero incluso éstos últimos no están quietos todo el tiempo, la característica curiosidad les gana.

Estaba viendo un documental que rompe el mito de que, entre más edad, aprendes menos. O como se dice popularmente: Gato viejo, no aprende trucos nuevos. En realidad, la neurociencia ha comprobado que no es que aprendamos menos, es que ponemos menos tiempo en ello. Cuando somos niños y queremos tocar un instrumento o aprender trucos con la pelota, todo el tiempo que tenemos lo dedicamos a ello. Lo que hace que nuestra actividad tome entre 4 y 6 horas al día. De adultos somos multi-tareas y sólo le damos una hora al día, si tomamos una clase y la pagamos, o menos si la motivación es poca. Es natural que tardemos mucho más tiempo. O no lo logremos.

Un cerebro lleno de cosas por hacer no pone la misma energía en el aprendizaje de un nuevo idioma, por ejemplo. Entonces, puede ser que de adultos el ejercicio, el juego, el movimiento pase a ser una tarea más de la lista, por lo que le demos poco tiempo y energía para llevarlo a cabo.

Se dice que un aprendizaje que involucre el cuerpo es un aprendizaje más duradero. Entonces, estamos evitando el movimiento cuando podríamos utilizarlo a nuestro favor todo el tiempo. El ejercicio no sólo gasta energía y nos ayuda en mantener el peso y los niveles de triglicéridos, colesterol y glucosa en su sitio. Activa la producción de dopamina que reduce la ansiedad, mejora el ánimo, eleva la energía y la motivación. Construye caminos neuronales ya que para movernos requerimos

de ciertos impulsos para cada paquete muscular.

Nada de esto lo saben los niños y quizá les sea poco interesante, pero debemos hacerlo interesante para nosotros los adultos. Para los pequeños, esta última lista es experiencial, ellos saben que son felices al jugar o correr, disfrutan perseguirse, mejoran día a día la vuelta de carro, la precisión para golpear una pelota con el bate, el movimiento para columpiarse o la patada para el mejor gol. Hacen rondas para esperar turnos y dar lugar a otros para ir primero en la víbora de la mar. Aprenden, y su cuerpo va guardando eso en su memoria muscular. ¿Alguna vez han asistido a esos retiros empresariales donde los organizadores hacen juegos, cantos, competencias? nos sentimos algo incómodos al principio por tener que participar. Y después de “romper el hielo”, todo mundo está divertido y el objetivo que era salir de la rutina y aprender con la experiencia se logra.

Me sentí bendecida de que mis pequeños alumnos me recuerden lo que es estar conectada con el momento presente y hacerlo mío. Y que jugar es parte de ser, que debemos promoverlo como algo natural y no sólo eso, que debemos retomarlo. Vivirlo. El beneficio a largo plazo es la salud y la calidad de vida. No sé si eso sea poco.

Además, los seres humanos más interesantes, son los que mantienen el alma de niños, siempre en movimiento. “Si no puedes volar, corre; si no puedes correr, camina; si no puedes caminar, gatea. Sin importar lo que hagas, sigue avanzado hacia adelante”; nos recuerda Martin Luther King Jr.

LA IMPORTANCIA DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD

La discapacidad representa un momento de lucha, ya que al perder las capacidades se presentan nuevos paradigmas existenciales que se deben de fundamentar en un desarrollo teórico y de normatividad ya sea adquirida o de nacimiento. Viéndolo o entendiéndolo así, se hace hincapié en que las personas con alguna discapacidad pueden contribuir a la sociedad sin olvidar la inclusión y el respeto a lo diverso.

Podemos decir que en la discapacidad se desarrolla un modelo donde se relacionan los valores más esenciales que fundamentan los derechos humanos; tales como la dignidad humana, la libertad personal

y la igualdad que propician el derribar barreras y dan lugar a una verdadera inclusión social.

En este modelo se tienen como principios la autonomía personal, la no discriminación, la accesibilidad universal, la normalización del entorno y un verdadero diálogo civil incluyente para las personas con algún tipo de discapacidad, en donde se brinden verdaderas oportunidades para cada persona y de acuerdo con sus capacidades.

Además, no podemos olvidar que la discapacidad fomenta una construcción social; no es sólo una deficiencia que crea la misma sociedad y que limita e impide que las personas con algún tipo de discapacidad se incluyan, decidan o desempeñen con autonomía su propio plan de vida en igualdad de oportunidades y derechos. En este sentido, la sociedad mexicana ha estado viviendo graves conflictos que influyen negativamente en las personas con discapacidad: pensemos en la inseguridad y la falta de empleo. De tal forma que surge la necesidad de ubicar e incluir a estos grupos bajo la visión de los derechos humanos, que consiste e implica controlar las trasgresiones por parte de las instituciones públicas, así como actos particulares y de algunos grupos privados que igualmente los agreden. En vez de esto, sería mejor impulsar a las personas con discapacidad en las actividades cotidianas y animarlas a que tengan roles similares a los de sus compañeros que no tienen una discapacidad. Esto es lo que se conoce como «inclusión de personas con discapacidad en un medio social».

Lo anterior da - ría como resultado buenos frutos, hechos y objetivos alcanzados por las personas con algún tipo de discapacidad, pudiéndolas catalogar como personas activas y productivas para la sociedad.

Esto nos llevaría a una mayor participación en roles y actividades de la vida que son socialmente previstos, tales como ser estudiantes, trabajadores, amigos, miembros de la comunidad, parejas, esposos o padres.

Dichas actividades

socialmente previstas también pueden incluir participación en actividades sociales, uso de recursos públicos como transporte y bibliotecas, desplazarse dentro de comunidades, recibir atención médica adecuada, relacionarse con otras personas y disfrutar de múltiples actividades.

Cabe resaltar que las personas con algún tipo de discapacidad, en calidad de ciudadanos, poseen derechos al igual que las demás personas, incluido el derecho a un trato digno y equitativo, así como el derecho a una vida independiente y a participar plenamente en la sociedad como un integrante más.

El principio de universalidad de los derechos humanos no encaja de manera uniforme en el contexto actual en el que se desarrolla, experimenta y vive este grupo de personas en situación de vulnerabilidad.

La aplicación de los derechos humanos que no considere la especificidad y la realidad social de esta población contradice el principio constitucional que garantiza la igualdad real y el trato preferente para las personas con algún tipo de discapacidad.

Las personas con discapacidad actualmente tienen presencia en el ámbito de los derechos humanos, como titulares plenos de derechos dentro de una sociedad. Por ello hay que redefinir los derechos; dotándolos de contenido concreto, hacerlos visibles, vinculantes, exigibles y regular mecanismos sencillos y expeditos de protección de tutela que garantice su efectividad. Es decir, debe producirse el tránsito de ciudadanos visibles, impedido por las enormes barreras a las que se enfrentan continuamente las personas con discapacidad, considerándolos ciudadanos iguales y participativos por su integración en la vida de la sociedad y de su comunidad.

Los activistas de la discapacidad enfrentan la tarea de recrear la cultura de la diferencia; se plantean debates muy intensos sobre la relación entre conceptos de equidad, de igualdad, de diferencia, de similitud, y su relación con los debates sobre la discapacidad. También es cierto que hemos de comprender que en la actualidad se está pasando de la percepción de las personas con algún tipo de discapacidad como personas enfermas, que debían de superar carencias y deficiencias a fin de adaptarse lo mejor posible a la sociedad existente, para lo que se les ofrecía el adecuado tratamiento médico o, en su caso, prestaciones económicas o sociales, que eran entendidas casi como beneficencia; a la percepción actual de las personas con alguna discapacidad como un colectivo que se encuentra en una especial situación de desventaja social, debido a que la sociedad ha construido un entorno preparado sólo para determinado estándar de personas, con determinadas características y, para solucionar esa situación, lo que se ha de reconocer son los derechos de igualdad y no discriminación de este grupo de personas, pues se trata de lograr, por consiguiente, que sea la sociedad la que se adapte para dar espacios adecuados a toda clase de personas.

La imagen social de las personas con discapacidad se ha convertido en un elemento de preocupación y de análisis permanente para lograr una verdadera integración social.

Existen indicios y evidencias de que las organizaciones de la economía social (asociaciones y fundaciones, empresas sociales, cooperativas, sociedades laborales y mutualidades) están desempeñando un fructífero y destacado papel en la inserción laboral de las personas con algún tipo de discapacidad.

Debería ser uno de los desafíos más grandes de la sociedad civil y gubernamental el remover los obstáculos que se opongan a la integración social de las personas con discapacidad a través del trabajo, ya que existe una muy alta tasa de desempleo, a pesar de ser personas productivas para nuestra sociedad sin olvidar que estos empleos deberán de estar acordes a la capacidad de cada una de las personas y según sea su tipo de discapacidad.

https://www.ecestaticos.com/imagestatic/clipping/108/3dc/1083dc37595b501e7becd0161879fcd3/ desiree-vila-de-gimnasta-a-atleta-por-culpa-de-una-negligencia-medica.jpg?mtime=1579565836 MARZO - ABRIL 2020 29

EL SENTIDO DE SERVIR

En la actualidad, la sociedad está inmersa en una abundancia creciente, no únicamente en lo material, sino también en la estimulación constante que existe en los medios. Esta explosión de información conlleva a una exploración de nuevos retos, en el que se involucra el discernimiento para no caer en una confusión y se pueda elegir entre lo más trascendental y aquello que no es; lo sensato y lo que no tiene sentido; para ello se debe ser selectivo y discriminar.

El anhelo más íntimo del ser humano es la felicidad; si bien no lo tiene claro, está en constante búsqueda de la plenitud que lo satisfaga. Por tal razón, cualquier sujeto es feliz cuando desempeña su vocación personal y descubre lo que realmente es, al desarrollar sus capacidades internas que lo hacen sentirse vivo, de tal manera que lo hace vibrar totalmente con su ser, en el encuentro con la vida y, sobre todo, con el amor. Por ello el hombre se caracteriza, ante todo, por la búsqueda de significado, más que de sí mismo; cuando se olvida de sí, se entrega a una causa que lo humaniza.

Desde este matiz, en el continuo trascender del ser humano, se involucra en una entrega hacia los demás que pone en práctica su libertad y vocación al actuar de manera altruista en actividades de servicio; con lo que se dispone para los otros; manifiesta su esfuerzo y dedicación hacia acciones de la cotidianidad que al final del día cumplen una meta que compensa sus motivaciones intrínsecas al lograr dar un sentido a su vida.

MARZO - ABRIL 2020 30 Esta concepción es parte primordial en la motivación, ya que pone de expreso, como hecho esencial que generalmente las personas se esfuerzan en encontrar y satisfacer un sentido y propósito de vida. Ese significado debe buscarse, no puede darse. Decir que es algo que ha de encontrarse, equivale a señalar que es preciso descubrirlo y no inventarlo. Es uno mismo quien debe buscar la propia conciencia, como medio para “recuperar” tal significado. Vocación de servicio

El considerar al otro sin esperar nada a cambio es una cualidad que logra identificar al ser humano; en conclusión, tener vocación de servicio es poseer una actitud de vida y de colaboración para con los otros. Esta aptitud es toda una experiencia. Si tienes este gusto, es reconocer que aparte de ser un valor, en sí, es todo un arte. Es la cualidad sincera que puede nacer del hombre para servir. Es tener afinidad con el resto, es compromiso real de ayudar desinteresadamente a los demás. También, significa que hay proactividad, es decir, no esperar recibir indicaciones y efectuar alguna acción que cumpla las expectativas del otro. Al contrario, se adelanta a los hechos. Si generas empatía, ya sea con un conocido, amigo, pariente, compañero de trabajo, etc., tienes la mitad del camino ganado. Más, ¿qué es tener empatía? es comprender y acoger al otro. De la misma manera, es asistir a los demás como te gustaría que te traten.

Encontrar el sentido en el servir es tener claro que se adquie

re un compromiso y una disposición para acoger al otro en cualquier circunstancia, sin establecer ninguna discrepancia; es decir, superar algún tipo de “barrera” ya sea personal o social que lo lleva a una amabilidad que ofrece en todas partes. El arte de servir seguramente se adquirirá con la vocación, placer y alegría que cada uno brinda a lo demás. Esta frase puede para ayudar a comprender este concepto: toda la naturaleza es anhelo de servicio. Sirve la nube, sirve el aire, sirve el surco.

En función del planteamiento anterior, es indiscutible que contribuir con otros convida a las motivaciones internas que influyen a estar pendientes de las necesidades ajenas; lo cual lleva a cultivar la humildad. No cabe duda de que sin esta virtud es difícil brindar la ayuda que se entrega; simultáneamente a esto se despliega el amor hacía las personas, al igual que se aprende a renunciar al tiempo y algunas situaciones que ayudan a comprender al prójimo por lo que resulta más fácil servir a los demás.

Hay que destacar que la cualidad del servicio engrandece al ser humano y lo concibe mejor, al dar un pleno sentido a su vida en el compromiso con los necesitados. El sentido de servir

En el viaje de la vida frecuentemente se pueden tener diversas preguntas, de manera primordial, aquéllas que hacen reflexionar sobre el ser y el hacer de la existencia; comparto algunas con las que quizás alguna vez se cuestionan. ¿Dónde estoy? ¿Con qué personas convivo? ¿Realmente soy feliz? Esto responde hacia una visión de lo que se deseó concebir. Es un hilo conductor el cual seguramente el tiempo, a medida que se madura y se crece en experiencia y habilidades, logra abrigar nuevos intereses que llevarán a modificar y adaptar esa meta. Lo que es lo mismo, es ese motor que motiva e impulsa a buscar que emprender en la vida. Sin embargo, jamás hay que dejar de soñar. Adicionalmente, hay que hacerse nuevas interrogantes, ¿qué misión tengo? ¿a qué vine al mundo? ¿cuál es el regalo que yo soy para los otros? ¿por qué hago lo que hago? Permanentemente, se debe manifestar esas y otras interrogaciones, pues ayudan a pensar en el sentido de lo que se efectúo.

Desde la perspectiva de Viktor Frankl el hombre siempre está en búsqueda de un significado de su experiencia, sobre todo cuando se trata de expresar su sentir y sus vivencias; lo que lo hace asumir una responsabilidad que conlleva un elemento externo hacia la ayuda de los demás y encuentra el para qué, en el deseo de contribuir al hacer una diferencia en el mundo y en el bienestar de los otros.

Como se precisó en párrafos anteriores, la tarea que todo ser humano tiene es buscar principalmente vivir en el servicio al otro, en el cual puede apreciar al amor de una forma privilegiada, en el instante en el que piensa en la necesidad de los demás, buscando dar ayuda, tender la mano y escuchar; así mismo fortalecer al que necesita y dar apoyo a quien viene detrás, cuando se enseña lo que se aprendió. De esta diversidad de actos que se logran realizar a lo largo de la vida, sin duda, los más valiosos, significativos y gratificantes para todo hombre son los de servicio; me refiero con estos en la asistencia a los demás, sin acepción de sujeto alguno lo señala muy claramente el proverbio chino: “Haz todo lo que puedas, con todos los medios que puedas, en todas las maneras que puedas, en todos los lugares que puedas, en todo el tiempo que puedas, a todas las personas que puedas, cada vez que puedas.” mismo para poder contribuir y participar en algo. No hay que olvidar que este tipo de acciones alcanza a descubrir una esencia particular de cada ser humano que permiten que brille ese reflejo de sí mismo que es el que motiva a los demás a involucrarse y participar. Motivación al compromiso La motivación es un componente esencial en el trabajo con lo demás y en el propósito de cada hombre, por lo que conservarla en óptimas condiciones es un sinónimo de compromiso y persistencia, principalmente en una estabilidad en el ejercicio del voluntario.

Servir es estar al servicio de los demás: es manifestar de verdad una apertura hacia la escucha y ayuda en lo que está al alcance; esto debiera ser una meta, un fin en sí mismo, se trata de ser útil para alguien, de la misma forma que es fundamental permanecer atentos a lo que realmente interesa y necesitan los sujetos en todo instante. Por tanto, la pregunta esencial es ¿en qué puedo ayudarte? Cuando un hombre o mujer deciden ser voluntarios con el fin puro y sincero de auxiliar a los otros por gusto, y con la única intención de dar sin esperar nada a cambio, florece un sentimiento de satisfacción y hasta de magia que nutre y enriquece inmediatamente. Las destrezas propias se optimizan y la comprensión se mejora al lograr que todos adquieran un beneficio.

Simultáneamente, cuando una persona labora voluntariamente en una organización y da su tiempo con agrado y dedicación, es un sujeto caritativo, con valores y gran sentido de compromiso. Aunque también aprende, se acerca a individuos igualmente distinguidos y de este modo se siente bien consigo No obstante, esto puede experimentar cambios y transformaciones a lo largo del tiempo. En este sentido, se toma como un ingrediente significativo en el momento de examinar la responsabilidad hacia la labor de ayuda, ya que, sin estimulación en particular, los individuos se comienzan a retirar de las diversas acciones.

Encontrar este estado implica una interiorización que conduce al sujeto hacia metas o fines que ellos determinan y los mueven a realizar tareas que están muy relacionadas con el interés y la voluntad.

En general, el voluntariado enseña a colaborar con grupos multidisciplinarios, fortalece la toma de decisiones, genera empatía y comprensión de la realidad social, y aumenta la seguridad personal, la confianza y la concentración.

MARZO - ABRIL 2020 32 L a condición de salud y enfermedad debe de ser analizada y comprendida desde la perspectiva de que como seres humanos no somos islas: estamos inmersos en un sistema político, económico y social, en una cultura determinada. “La calidad de vida” depende de muchos factores, sin embargo, existe un margen de libertad para elegir qué decisión tomar ante determinadas circunstancias.

Cuando una persona enferma, en especial si es de gravedad, en muchas de las ocasiones surgen fuertes sentimientos de aprehensión surgida de la propia debilidad: impotencia y fragilidad que en muchos de los casos se vive como una regresión (el paciente se infantiliza), encerrándose en sí mismo, concentrándose en su cuerpo, desinteresándose por los demás y volviéndose demandante de amor, cuidado y protección. En ocasiones, estas demandas de atención se manifiestan de manera pasiva: el paciente se muestra incapacitado o mimoso. O bien, se manifiesta con actitudes exigentes: a través de protestas y quejas. En el fondo se revelan la angustia ante la pérdida del control del propio cuerpo y de la propia vida. Es común ver en nuestro medio un trato técnico, y a veces deshumanizado, que conlleva a la despersonalización y deshumanización que caracteriza al mundo “desarrollado” que actualmente estamos viviendo. Por esto es tan importante entender que la “calidad de vida” que los enfermos reclaman remite a un concepto de salud integral, que entiende al ser humano como un ser bio-psico-social y también espiritual, y no verlo solamente como un conjunto de órganos y sistemas.

Hablar y luchar por los derechos de los enfermos requiere entender lo antes mencionado; pero también se requiere apertura para quererse educar y abrirse a un cambio de mentalidad y de actitud que conlleve a una maduración, incluyendo la espiritual.

Es importante hacer un esfuerzo para que los derechos a la salud se contemplen y se protejan; tener un cuidado escrupuloso para que se sigan ejerciendo aquellos que ya se disponen. Desarrollar una especial sensibilidad y atención para tratar que las personas enfermas lleven su situación con el máximo de dignidad, integridad, apoyo humano e institucional. Y una cobertura afectiva que soporte la gama de sentimientos relacionados con la angustia: fragilidad, debilidad, dependencia de otros, la impotencia de valerse por sí mismos, las carencias y la inminencia de la propia muerte, y para esto se requiere la colaboración de todos. DE LOS PACIENTES Psic. María Azucena Valtierra Madera

El Artículo 4° Constitucional establece que todos los ciudadanos mexicanos tienen derecho a la protección de la salud y a un medio ambiente sano y adecuado para su desarrollo y bienestar; tenemos derecho a: recibir atención médica adecuada; recibir trato digno y respetuoso; recibir información suficiente, clara, oportuna y veraz; decidir libremente sobre su atención; otorgar o no su consentimiento válidamente informado y a rechazar tratamientos o procedimientos; ser tratado con confidencialidad; contar con facilidades para obtener una segunda opinión (esto es sólo enunciativo y no limitativo, se pueden pedir todas las opiniones que se requieran); recibir atención médica en caso de urgencia; contar con un expediente clínico; ser atendido cuando se inconforme por la atención medica recibida; recibir información sobre los procedimientos que rigen el funcionamiento de los establecimientos para el acceso y obtención de servicios de atención médica; no cubrir cuotas de recuperación específicas por cada servicio que reciban; presentar quejas ante los Regímenes Estatales de Protección Social en Salud o ante los servicios estatales de salud, por la falta o inadecuada prestación de servicios.

Valor: “el compromiso” El valor del compromiso va más allá de cumplir con una obligación. Pone a prueba tus capacidades para sacar adelante todo aquello que se te ha confiado. “Una persona comprometida es aquella que cumple con sus obligaciones haciendo un poco más de lo esperado”. El que asume compromiso vive, piensa y sueña con sacar adelante a su familia, su trabajo, sus proyectos de vida, su estudio y todo aquello en lo que ha empeñado su palabra. La persona que abraza el valor del compromiso, lo asume de manera íntegra. En algún momento de la vida se tiene que asumir un compromiso. La persona comprometida no espera que le supervisen, que le vigilen su cumplimiento, sino que actúa correctamente y con responsabilidad conforme a sus convicciones.

El valor del compromiso nos lleva a analizar el pro y los contras en cada circunstancia al asumir una responsabilidad. Porque cuando la persona comprometida consigo misma y con los demás asume una responsabilidad, sabe que debe cumplirla. Debes procurar asumir compromisos serios con tu vida que no sólo mejoren tu propia situación personal, sino que contribuyan a elevar la calidad de vida de los demás.

Salud Renal Integral Camilo de Lellis A.C.

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No se trata sólo de un eslogan, sino de una experiencia que podemos experimentar, por diferentes razones. Veamos algunas de ellas.

Quien ayuda al prójimo, redimensiona sus sufrimientos. El encuentro con quien sufre cuestiona nuestros pequeños sufrimientos y frustraciones, redimensiona nuestros pequeños e insignificantes dramas cotidianos; pone a luz nuestra inmadurez que exagera nuestras dificultades y transforma los pequeños altibajos en grandes problemas. Quien ayuda al prójimo, se capacita y adquiere una mirada más profunda sobrelasociedad. El voluntariado exige formación para hacer frente a los desafíos. Las necesidades que se descubren, junto con el descubrimiento de nuestra incapacidad para hacerles frente, nos obligan a buscar nuevos mé

Quien ayuda al prójimo, reduce su propio egoísmo yegocentrismo. El sufrimiento ajeno nos desinstala de nuestras comodidades y se convierte en un “llamado” a salir de nosotros mismos y de nuestro egoísmo; es una “pro-vocación” a hacer algo, a compartir lo que podemos y, por lo menos, nuestro afecto con quien necesita apoyo y cercanía.

Quien ayuda al prójimo, se hace agente de transformación social. La acción voluntaria nos pone en contacto con las múltiples injusticias sociales y nos ayuda a detectar las señales del sufrimiento escondido y darnos cuenta de que muchas realidades no son dignas de la persona humana: suscita una sana indignación que se convierte en motor de una acción de transformación social. todos de intervención, a cuestionar prácticas obsoletas, a innovar y a ser creativos.

Quien ayuda al prójimo, desarrolla todas sus potencialidades. La práctica exige la conyugación de la mente, el corazón y las manos; llama en causa la capacidad de afecto, de amor desinteresado, la capacidad concreta de cuidar.

Quien ayuda al prójimo, promueve la contracultura del involucrarse y comprometersecon el prójimo. Queremos acercarnos con afecto, de persona a persona con quien sufre una dificultad, con empatía y calidez, con amor y cariño.

Quien ayuda al prójimo, aprende a vivir y colaborar con los demás. Ser voluntarios nos obliga a trabajar codo a codo con colegas, a discutir, a buscar juntos formas de intervención más adecuadas. El voluntario se fragua en la dialéctica del diálogo, del debate con los demás; nos vemos como obligados a escuchar puntos de vista y estrategias diferentes; nos educa a encontrarnos, a planear juntos, a determinar los pasos futuros, a verificar los logros y los fracasos. Quien ayuda al prójimo, es promotor de esperanza para todos. El voluntariado va contracorriente: es una proclama de esperanza, un himno al futuro; cultiva el optimismo. El voluntariado es animado por la esperanza, entendida como la actitud activa de quien no se resigna, de quien es capaz de entrever entre rendijas nuevas posibilidades, de quien busca sin desanimarse hasta encontrar soluciones viables.

“La Relación de Ayuda”

Suscripciones secretaria@camilos.org.mx para enviarse por vía electrónica

El equipo de Redacción de la Revista y el Centro San Camilo A.C., expresan su más sentido agradecimiento a los bienhechores y patrocinadores:

Ignacio y Marina Jiménez

Ma. Eugenia Villaseñor M. Q.D.E.P

Tequila San Matías

Mónica Gómez Flores

Antonio Salles Ramírez

Fundación Stella Vega, A.C.

¡QUE EL SEÑOR LES PAGUE!

RELIGIOSOS CAMILOS AL SERVICIO DE LOS ENFERMOS

Religiosos de la Orden de San Camilo Somos religiosos unidos por el mismo ideal: servir a los enfermos y a los que sufren.

Para jóvenes varones, solteros, de 17 a 29 años ¡Quieres descubrir tu vocación? ¡Estás interesado en un acompañamiento vocacional?

Religiosos Camilos Guadalajara, Jal. Tel. 33-3640-4090 sancamilo@prodigy.net.mx www.camilos.org.mx San Camilo nació en Italia en 1550, se convirtió a los 25 años, consagró su vida atendiendo a los enfermos más pobres y desasistidos, fundó en 1586 la Orden de los Ministros de los Enfermos (Religiosos Camilos). Eligió como distintivo la cruz roja. La intuición de San Camilo fue fundar una “compañía de hombres piadosos y de bien que, no por dinero, sino voluntariamente y por amor a Dios, sirvieran a los enfermos con aquel amor y cariño de una madre hacia su hijo único enfermo”. Elaboró las reglas para servir con esmero y toda perfección a los enfermos. Adoptó nuevos medios para mejor servir al enfermo. Creó un modo original de estar frente a Dios, inspirado en el Evangelio de San Mateo: ‘Cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron’. ¡VEN y VERÁS! ¡Tú también puedes ser Religioso Camilo!