Un fuerte temblor daña el sepulcro donde se encontraban los restos del Libertador. Ante el peligro de que fueran profanados, el juez político, Manuel Ujeda, traslada los restos hasta su casa situada en la calle Grande, conservándolos hasta que la bóveda fue restaurada. Los restos son sepultados nuevamente el 29 de mayo.
LA EXÉQUIAS FÚNEBRES DEL LIBERTADOR EN SANTA MARTA
24 de julio de 1839 Los restos del Libertador son trasladados hasta un lugar más destacado de la catedral de Santa Marta —al pie del altar mayor— y es colocada una lápida de mármol mandada a hacer por el capitán Joaquín Márquez, con la inscripción: “Bolívar Libertador de Colombia y Perú y Fundador de Bolívia. Dedícale este pequeño Tributo un Oficial del Batallón Rifles 1° de la Guardia. –J. A. Márquez”.
ME MORIAS D E VEN EZU ELA N° 15 / septiembre 2010
29 de abril de 1842
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El gobierno de Venezuela decide finalmente solicitar al gobierno de Colombia el traslado de los restos del Libertador y se publica el primer Decreto Sobre Honores a la Memoria del Libertador Simón Bolívar.
Tito Salas. Simón Bolívar, siglo XX. Sala Bolivariana, Colección Fundación John Boulton, patrocinada por Pdvsa-Centro de Arte la Estancia. Fotografía de Alejandro González.
24 de mayo de 1834
H. H. Doty y Samuel Sartain. Retrato de José Antonio Páez de pie. Colección Museo Bolivariano.
DOSSIER E L RE G RE S O A C A S A . . .
EL DECRETO DE JOSÉ ANTONIO PÁEZ DE 1842 “Artículo 2° El Gobierno hará trasladar sus cenizas desde Santa Marta á esta capital, con el decoro propio, y prévia participación al Gobierno de la Nueva Granada. Artículo 3° A su llegada se le harán los honores fúnebres de Capitán General.”
“Desde la casa en que estaba depositado el cadáver de Su Excelencia hasta la puerta de la catedral, recibió todos los honores que la ordenanza señala a los capitanes generales de ejército. Un silencio religioso y un sentimiento profundo se notaban en el semblante de todos los que presenciaban la triste ceremonia del entierro del Libertador de Colombia, y las músicas sordas de los cuerpos, junto con el lúgubre tañido de las campanas parroquiales y el canto fúnebre de los sacerdotes de la religión, hacían más melancólico el deber de dar sepultura al Padre de la Patria. Llegado, en fin, el entierro a la santa iglesia catedral, se colocó el cadáver en un túmulo suntuosamente vestido, y allí tuvieron lugar los últimos oficios fúnebres.” > Santa Marta, veinticuatro de diciembre de mil ochocientos treinta. El secretario de la Comandancia General del Magdalena. J. A- Cepeda Cartagena, enero 12 de 1831, en Jorge Wills Pradilla, La agonía, la muerte y los funerales del Libertador en 1830 y la exhumación de sus restos en 1842. Bogotá, Editorial Minerva, 1930.