Palabras en el Valle 2° Antología de Cuentos y Poesía

Page 1

“Palabras en el Valle”

1° Publicación impresa de cuentos y poesías escritos por jóvenes de 12 a 21 años del Valle de Calamuchita

Año 2 - Septiembre 2013- Villa General Belgrano - Córdoba


ÍNDICE

PRÓLOGO ¿Qué significa ser un escritor o una escritora? Según la Real Academia Española la palabra escritor proviene del latín scriptor, -ōris y significa:

CUENTOS: 1° Premio: El Mar, Andrea Torres 2° Premio: ¿Sueño o Realidad?, Angélica Reccia 3° Premio: Las dos grandes amigas, Camila Astiz Mención Especial: ¿Por Qué?, Ramiro Marchionno

5 7 11 15

POESÍAS: 1° Premio: El Lobo, Sebastián Pussetto 2° Premio: Poesía N° 1, Laura Nardone 3° Premio: No sé sobre qué escribir, Maite Azcurra Mención Especial: Te quiero a la distancia, Lucía Martín Mención Especial: Quiero un mundo, Pedro Rondi Mención Especial: Otoño en la Villa, Evelin Werner

Palabras en el Valle

17 18 19 21 22 22

1. m. y f. Persona que escribe. 2. m. y f. Autor de obras escritas o impresas. 3. m. y f. Persona que escribe al dictado. 4. m. y f. ant. Persona que tiene el cargo de redactar la correspondencia de alguien. Muy claro y académico, sin embargo, insuficiente para un espíritu indagador. Pero ¿qué es ser un escritor de literatura? Podemos encontrar muchas reflexiones y definiciones al respecto, sin embargo, creo yo, es algo demasiado complejo como para dar una explicación sencilla. Tiene mucho que ver con diferentes planos, por un lado el intelecto, por el otro el cuerpo y formando la triangulación perfecta se incorpora el alma. Para escribir, una persona debe disponer de su cuerpo físico para que se ejecute la escritura; luego necesita el material (las palabras), y las herramientas (el lenguaje) para llevar a cabo la obra de arte; por último necesita darle forma, como un alfarero al moldear su preciada vasija, y para ello se sirve del alma, de eso que está muy dentro, en un lugar recóndito e indescifrable pero que viene ante el llamado urgente del artista. Los escritores tienen un destello en el alma, hay algo especial que les permite la expresión poética. Pero entonces ¿son elegidos? ¡No! ¡Dios no permita que alguien se sienta imposibilitado! Cualquier ser humano posee la capacidad de transformarse en un escritor, solo debe encender el destello, como un náufrago tratando de hacer surgir el fuego Palabras en el Valle


Cuentos

con piedra y palo. Aquel que desee ser un escritor puede poner manos a la obra y despertar la chispa milagrosa de la escritura. Muchos jóvenes ya comenzaron y una nueva camada de escritores surge este año, vienen como olas, se abalanzan sobre las palabras y juegan con ellas como surfistas del lenguaje. Se los puede reconocer porque si se los mira con atención se ve “el destello”. He aquí a algunos de ellos que se atrevieron a mostrarse en este 2º Concurso Literario Juvenil PALABRAS EN EL VALLE. Felicitaciones al Centro Juvenil de Villa General Belgrano por su invalorable labor en esta misión que es acercar a los jóvenes a la Literatura y mi inconmensurable agradecimiento por haberme convocado para esta presentación. Paula V. Ramírez Profesora en Letras

1° PREMIO

El Mar

Cuentan los que cuentan cuentos que una tarde de otoño, mientras la brisa soplaba suavemente acompañando el vuelo de las aves, una jovencita paseaba por un hermoso sendero. Su nombre era Ana y sujetaba sobre su hombro una sombrilla que la cubría del sol. Con gracia movía su cintura, caminaba lento y con pasos de dama mientras entonaba una dulce canción. Entonces, muy a lo lejos, se escuchó un sollozo, Ana se detuvo. Miró hacia atrás y no vio nada. Miró hacia arriba, nada. Miro hacia la derecha y ¡oh sorpresa¡ allí había un mar. ¿Un mar? -se preguntó- ¿Cómo llego hasta aquí un mar? Si yo no me encontraba ni cerca del agua. Pero su objeción no importo, pues la marea que primero le rozo los pies, y luego le cubrió los tobillos, continuó subiendo. Cada vez más y más. Y el mar creció de tal forma que la muchacha debió usar su sombrilla como un bote para no ahogarse. El viento la arrastró mar adentro, a pesar de sus intentos, fallidos claro, de volver a la orilla usando sus brazos como remos. A esa orilla que ya no se veía. Justo en ese momento, entre la desesperación y el oleaje, Ana vio a un niño, quien, llorando angustiosamente, intentaba mantenerse a flote. La muchacha remó hasta él contra la corriente y estiró sus brazos para alcanzarlo. Pero en el momento en el que estaba por lograrlo, una cruel ráfaga de desesperanza soplo contra ellos y los separó. El niño se sumergió, sin poder evitarlo, en las aguas tempestuosas. Al ver esto los ojos de Ana se llenaron de angustia y con mayor desesperación fue hasta el pequeño. Esta vez, al llegar a donde él estaba se estiró más para alcanzarlo aunque esto provocó que la sombrilla en la que estaba se balanceara hasta casi tirarla al mar. Inmediatamente, la joven sujetó sus manitos y luego lo recogió

Palabras en el Valle

Palabras en el Valle


Cuentos

Cuentos

entre sus brazos, para recostarlo delicadamente sobre el improvisado bote. El pequeño lloraba desconsoladamente -¡Mami, mami!- gemía. Ana trataba de calmarlo. –Tranquilole decía suavemente. Luego lo tomó y lo apretó contra su pecho tratando de contener las lágrimas de ambos. El niño comenzó a calmarse y junto con él comenzó a calmarse también el mar. Cuando el pequeño detuvo finalmente su llanto, el mar que los rodeaba desapareció, dejándolos por fin en tierra firme. En ese momento una mujer llegó corriendo -¡Mi hijo! ¡mi hijo!gritaba. Rápidamente alzo al nene y agradeciendo a la muchacha por haber encontrado a su pequeño, se marchó por donde había llegado. Entonces Ana, recogió su sombrilla, se la colocó sobre el hombro y con pasos de dama, camin por el sendero, entonando una dulce canción´. FIN

ANDREA TORRES

Colegio Carlos Saavedra Lamas Río Tercero Palabras en el Valle

2° PREMIO

¿Sueño o realidad?

Todo estaba oscuro. Llegué a la esquina y confundida miré hacia los lados. Intentaba encontrar pistas para que el misterio se resolviera. Pero sin poder concentrarme vi una luz, era intensa y blanca. En ese momento un escalofrío se adueñó de mi cuerpo; era como si alguien me hubiera atravesado queriéndome decir algo. Yo quedé inmóvil, con lágrimas que se apoderaban de mis ojos produciendo que mi vista se nublara. En un instante todo cambió, esa luz blanca e intensa se convirtió en sirenas que desgarraban mis oídos, y la luz se hizo de colores rojizos, verdes y azules, los cuales penetraban en mis ojos como el último rayo del sol en un atardecer de primavera. A cada minuto, todo se volvía más débil, las sirenas se iban y la luz se alejaba. Mi cuerpo sentía cosquillas, como las que producen las alfombras al caminar descalzo sobre ellas. En ese momento escuché varias voces que decían muchas cosas; una mujer gritaba desesperada y un señor la consolaba diciendo que todo iba a estar bien, además un grupo de personas lloraba y una voz muy clara que decía:

-¡Rápido!, no la podemos perder.

Sin entender mucho decidí mover mis delgadas piernas, con la necesidad de escapar, de irme para no escuchar más bullicios. Pero eso no sucedió, al moverme las personas se empezaron a alterar, la mujer dejó de gritar y las personas dejaron de llorar. Fue como un reflejo, mis piernas volvieron al mismo sitio de donde partieron y mi corazón empezó a latir más rápido. Algo frío como la nieve tocó mi pecho y la misma voz que anteriormente había escuchado decía: -¡Esperen!, no siento su corazón. Carmela ha dejado este lugar. Palabras en el Valle


Cuentos

Cuentos

La mujer empezó a llorar y se escuchaban pasos cada vez más fuertes, más cercanos y una voz que decía:

-¡No, Carme! ¡No!

La voz me resultaba conocida, era como si ya la hubiera escuchado antes; era dulce pero grave con un acento italiano. Comencé a pensar, tenía que darme cuenta de quién era. Todo fue en vano, me sentía frustrada, como si fuera incapaz de

encerrada en un cajón de roble, el cual estaba protegido por una seda color amarilla, a su vez recubierta por un encaje blanco y medio amarillento. Sin aliento decidí dormirme y así nunca más despertar en este horrible lugar. Una vez dormida fui a ver el magnífico atardecer rosado, como las bellas rosas del parque británico. Cuando decidí despertar me encontraba de nuevo en ese cajón que me tenía como prisionera y sin dejarme salir. Y en un momento sentí la voz de una mujer que me apuraba para que me levantara porque si no iba a llegar tarde a mi trabajo. Muy confundida, con los ojos llenos de lágrimas decidí mover mis piernas y mis finos brazos para ver la reacción de aquella persona que me estaba hablando. Desesperada moví mis rojos labios preguntando quién era, si la conocía, y su voz me tranquilizó, era mi madre que me recordaba que la leche ya estaba lista. Al escucharla, le conté lo que me había ocurrido y que el sueño me había llevado más allá de mi consciente. Una vez que me levanté, decidí tomar el té con leche que mi mamá me había preparado como todas las mañanas e ir a prepararme para otro día en la calle, ya que iba a tener que resolver un caso muy complejo sobre un hombre que había asesinado a su mujer días atrás.

FIN

responder un simple acertijo. Solo dos minutos pasaron y sentí que unas personas me tomaban de mis tobillos, cabeza y brazos; me levantaban como si fuera un papel listo para tirar a la basura. Tras unos pasos sentí como si me encajonaran en un lugar sin salida; sin luz y sin ruido. Asustada decidí abrir los ojos; cuando lo hice me di cuenta que estaba Palabras en el Valle

ANGÉLICA RECCIA

Colegio Carlos Saavedra Lamas Río Tercero Palabras en el Valle


Cuentos

Cuentos

3° PREMIO

Las dos grandes amigas

Había una vez, en un pueblito cualquiera del centro de Argentina, una niña que vivía en un hermoso barrio de casitas no tan lujosas pero sí pulcramente pintadas y de prolijos jardines. Esa niña se llamaba Sabina, era muy amable y simpática, se destacaba en el colegio, en deportes y en todo lo que aprendía. Sin proponerse siempre estaba rodeada de amigas que querían jugar con ella, era lo que se dice una líder por naturaleza. En ese barrio había un colegio al que concurrían todos los chicos, más algunos de zonas cercanas, como Anita, que vivía a la entrada del pueblo, del otro lado de la ruta en una casilla perteneciente al ferrocarril. La empresa se la había prestado a su papá cuando este debió trasladarse buscando asistencia médica para su mamá que debía permanecer largo tiempo internada en el hospital local, y como el papá tenía que comprar remedios y alimentar a Anita es que comenzó a trabajar, y alternaba la atención de su esposa con los trabajos de jardinería. Era él el que mantenía tan prolijos los jardines de la mayoría de las casitas y, como le quedaba de paso, mandó a Anita a ese colegio. Anita era morena, delgada y muy dulce, de largas trenzas negras, llevaba siempre el mismo vestido gastado y descolorido, pero limpio y planchado; en cambio las otras nenas lucían variados, modernos y coloreados atuendos y hablando en voz baja se referían al único vestido de Anita. A pesar de que la señorita Cecilia intentaba que el grupo integre a Anita, y lo lograba en el aula con los trabajos de equipo (pues Anita era muy inteligente, prolija e ingeniosa y más de una vez quedaron todos absortos escuchando las bellas leyendas que contaba de su tierra misteriosa) fuera del aula se formaban grupos en los cuales Anita no participaba, estaba siempre sola sentada en el cantero dibujando a la sombra del inmenso castaño. Eran hermosos y nostálgicos paisajes de árboles y ríos, los varones a menudo se acercaban a ver los animales y pájaros que dibujaba con suma destreza, la mamá se Sabina le preguntó un día por qué nunca invitaba a Anita a jugar, pero como Palabras en el Valle

Palabras en el Valle


Cuentos

Cuentos

estaba tan ocupada con la casa y su trabajo en el banco, no se detuvo a analizar la contestación ambigua y evasiva de la niña. Cierto día Sabina amaneció con dolor de estómago, náuseas y con una coloración en la piel que alarmó mucho a su mamá, que recurrió inmediatamente al médico. Este diagnosticó hepatitis… no podría ir al colegio, debía hacer dieta y reposo durante treinta días, pasada la primera semana Sabina comenzó a sentirse muy sola, su mamá le informó que si no compartía el vaso, los alimentos y el baño, no habría peligro de contagio, por lo que Sabina llamó a sus amigas por teléfono. Pero cada una le respondía que no podía porque tenía muchos deberes…. Que tenía que ayudar a su mamá… Que estaba resfriad. Sabina se puso muy triste, al día siguiente llegó a visitarla Anita, le traía un ramito de flores silvestres, Sabina le preguntó si no temía contagiarse a lo que Anita respondió que si tomaban las precauciones necesarias no habría problema. Desde ese día, a diario llegaba Anita con su carita de terracota y su ramillete que recogía en el camino, le ayudaba a Sabina con la tarea que le enviaba la señorita Cecilia y luego jugaban. Anita aprendía con mucha facilidad cuando se trataba de juegos de mesa que Sabina tenía en abundancia y que Anita nunca había visto. Y Sabina pudo conocerla y saber que Anita era una nena alegre, sin egoísmo, sensible y generosa. Por fin Sabina pudo reintegrarse al colegio, las compañeras la rodearon todo el tiempo contándole los sucesos de esos días. Anita como siempre se encontraba sola a la sombra del castaño tranquilamente dibujando. Al día siguiente se festejaba el día del amigo, y la señorita Cecilia había ideado un sistema para que nadie se sintiera excluido; debían hacer tarjetas para cada compañero, o sea que cada uno recibiera 22 tarjetas, pero… en el recreo les dejo la libertad de que cada uno le hiciese un regalo a su mejor amigo. Cada una de las niñas secretamente esperaba ser elegida por Sabina para el regalo de mejor amiga. Cuando ya todos tenían su obsequio, y Sabina había recibido un ramito de flores silvestres, esta, caminó con el suyo hasta la sombra del castaño y con un beso cariñoso lo depositó en las manos de Anita. Palabras en el Valle

La sonrisa de la señorita Cecilia se iba ampliando a medida que todas las niñas se acercaban a la sombra del castaño a escuchar la hermosa leyenda de la flor del irupé que Anita estaba contando. FIN CAMILA ASTIZ

Colegio Carlos Saavedra Lamas Río Tercero

Palabras en el Valle


Cuentos

MENCIÓN ESPECIAL

Cuentos

¿Por qué?

En un tiempo no muy lejano, existió un lugar lleno o de animales, yaguaretés, quirquinchos, monos pequeños, lampalaguas, cotorras e insectos… Yo estuve alguna vez en un hermoso bosque, junto a mis hermanos. Todos éramos quebrachos, grandes y fuertes, viejos y jóvenes, todos nosotros vivíamos en paz con la naturaleza y proporcionábamos refugio a los animales… Un día comenzamos a notar, mis hermanos y yo, que había más movimiento en el bosque. Los animales se iban en busca de refugios más lejanos, incluso podíamos notar la ausencia de otros árboles… pero nosotros no podíamos movernos, no tenemos pies, así que nos resulta imposible huir. Solo caemos o nos movemos del sitio en el que nacimos cuando morimos. La noche de ese mismo día parecía tranquila, pero era engañosa. De repente, se empezaron a notar temblores muy potentes que no eran normales, no parecían pisadas de algún animal. Y sucedió… comenzaron a tirar a muchos de mis hermanos, sentí como sus raíces eran arrancadas del suelo por algo completamente extraño. Al terminar esa noche, habían sido derribados ya la mitad de los míos. Durante el día pude percibir la presencia de unos seres vivos que andaban recolectando los restos destrozados, cortados en tiras, de mis hermanos. Los cargaban en monstruosidades sin vida que causaban un pequeño temblor que todos sentimos. Pensamos que esto ya se había acabado. Pero, que equivocados que estábamos… Durante la noche ninguno de nosotros descansó porque se notaba la presencia de esos seres, los cuales caminaban en dos patas y poseían la capacidad de agarrar cosas con las patas delanteras. De repente, se sintió ese gran temblor sin vida, proveniente de los monstruos dominados por esas criaturas y…, los más ancianos fueron los primeros en ser atacados por los monstruos y caer, luego los Palabras en el Valle

Palabras en el Valle


Poesías

Cuentos

jóvenes… Pero por algún motivo, yo no fui tocado. Al amanecer, recolectaron los restos de mis hermanos y se fueron, me quedé solo…, solo en esa llanura que antes había sido un bosque. Habían pasado ya 4.380 horas de luz desde aquel acontecimiento. Los animales, algunos, volvían a tener su vida normal; yo, aún recordaba a mis hermanos y era un recuerdo doloroso. Un día, en pleno día, los animales comenzaron a moverse de forma extraña, igual que aquella vez, al quedarme solo, lo percibí… Noté cómo volvían esos animales extraños montados por esas criaturas; a medida que pasaban los días, se sentían más fuerte y seguidos los temblores: hasta que ratifiqué mi sospecha… Fue raro, pues, no me atacaron sino que escarbaron alrededor… de pronto, un temblor, que parecía ser incrementado por unas vigas, intuí una presencia… ¡mis hermanos!, se habían convertido en vías de tren, pasaron 2.190 horas más y las criaturas habían terminado, era algo enorme, hecho de roca que al principio era líquida y luego se volvía dura y quebradiza, por donde ellos transitaban; y montañas enormes que casi tapaban la luz solar, donde habitaban. La única parte de césped era donde estaba yo… A la noche siguiente, percibí que empezaban a llegar más criaturas. Durante el día confirmé todas esas presencias y todos esos monstruos que exhalaban una sustancia gris que me dificultaba la respiración.

1° PREMIO

El lobo

Tus aullidos rompen el silencio y la calma del bosque Las criaturas tiemblan al oír tus sigilosos pasos Ese eres tú, el lobo. Tu pelaje brilla como la plata Bajo la luz de la lejana luna Tu mirada furtiva penetra en cualquier animal que mires Una atmósfera de misterio y magia te rodea Tu imponente figura musculosa y simple se recorta en la luna Y vuelves a aullar, ella es tu amada, pero está muy distante Te desgarra verla tan lejos y con aullidos lastimeros le pides un deseo Un deseo imposible, un anhelado sueño, Y es que haga de su corazón… tu cielo

También para los animales que aún vivían ahí era perjudicial aquella sustancia emanada por fábricas, autos, motos, camiones, aviones y cigarrillos. Las aves, los insectos, algunos reptiles y yo, tuvimos que acostumbrarnos a las criaturas y sus monstruos. Pero yo aún recuerdo a mis hermanos y a los pobres animales que se fueron y nunca más volverán. Así pasó el tiempo hasta que…, el viento me dijo que las criaturas se llaman… humanos, y que lo que me rodeaba era una ciudad. FIN

Palabras en el Valle

Ramiro Marchionno

Colegio Alemán Villa Gral Belgrano

Sebastian J. Pussetto

Colegio Carlos Saavedra Lamas Río Tercero Palabras en el Valle


Poesías

Poesías

Poesía N° 1

2° PREMIO

3° PREMIO

No sé sobre qué escribir

Perdida, Con un sentimiento que me ahoga Que me mira Y no me quiere soltar, Sin dejarme avanzar.

Pues ¿Cuándo entenderé Que la vida no es un concurso, Que la perfección no existe y llorar Es de valientes?

Callada y confundida Me escondo, Bajo los ojos de la gente, Soñando despierta, Pensando

La vida es una descarga eléctrica, Febril y apasionada Pero que solo dura un punto

Solo cuento con un papel y una birome Que me permiten anotar mis delirios repentinos Intentando crear algo Que se pueda llamar “texto”.

Cansada, Ya no quiero más tormentos. Miro por la ventana y pienso Pues por tan solo un momento.

El tiempo pasa y esto toma forma De una hoja desperdiciada Llena de palabras absurdas y vanas. Ya no sé qué escribir, Solo quiero terminar la tarea.

Vergonzosa, tímida Extraña, tal vez Pero siempre callada. Prefiero olvidar Para que no me lastimen Ni el tiempo ni los recuerdos Que crearon un mar Perfección, subjetiva o no Siempre serás mi meta. Egoísmo, iracundo e incorregible Espero dejar de alimentarte Con aquello que me hizo mal

Miro y sueño Despierta y desatenta Y pienso que tal vez, Pensar demasiado Sea mi descontento.

LAURA NARDONE

Colegio Alemán Villa General Belgrano Palabras en el Valle

No sé sobre qué escribir Tengo la mente en blanco, El corazón sin emociones Y ni una fuente de inspiración a la vuelta de la esquina.

Me alejo del papel y las ideas fluyen Tiempo, amor, viajes, locuras. Pero ni un pensamiento concreto ni coherente Que pueda lograr expresar con claridad. Lo mío es pensar No intentar representar lo que pienso Sería más fácil si pudieras leer mis pensamientos Aunque no te lo recomendaría; No sé si comprenderías siquiera aquello Que cruza mi cabeza.

Palabras en el Valle


Poesías

MENCIÓN ESPECIAL ¿Qué tan difícil puede ser escribir? Solo hay que ponerle palabras A aquello que sientes y quieres decir Pero es muy complicado para mí Trato de poner en orden Todo aquello que intento pensar Ya me estoy cansando De intentar escribir en vano Creo que voy a sentarme a pensar Qué excusa inventar cuando Mi tarea no entregue mañana. Basta de gastar hojas, neuronas y tinta Que aunque siga pensando Nada ilustre saldrá de mi cabeza.

Poesías

Te quiero a la distancia ¿Cómo decir te quiero? ¿A través de la distancia? ¿Cómo hacerte saber Que estoy pensando en ti Y que me haces mucha falta? Quisiera encontrar un Ángel O quizá un ave encantada, Que cargue todos mis besos Y los esparza en tu almohada Cómo encargarle a la brisa, Que al pasear de madrugada, Lleve hasta ti mis caricias Y las abandone en tu espalda. ¡Ay! Si pudiera con estrellas Escribir algo en el cielo, Y que tú, al alzar la vista, Pudieras leer “te quiero”.

maite azcurra

Colegio Alemán Villa General Belgrano Palabras en el Valle

Lucía Martín

Colegio Carlos Saavedra Lamas Río Tercero Palabras en el Valle


Poesías

MENCIÓN ESPECIAL

Quiero un mundo Aunque digan que no existe lo podemos construir empezando cada día y probar con sonreír. Despertarnos y luchar por la alegría en y entusiasmo

entre todos conseguir cada rostro por vivir.

Jugar más y competir menos Matar menos y pedir más perdón ayudar al que no puede y dar de corazón. Quiero un mundo así de grande con las manos me va a alcanzar pongo a todos muy unidos y así me quiero despertar. Pedro Rondi

Colegio Carlos Saavedra Lamas Río Tercero

Otoño en la Villa

De mañana frías De amarillos ocres y rojos los árboles De tardes soleadas Sus arroyos que corren cristalinos Las montañas, a veces nevadas Pos las noches el silencio profundo Es la villa en otoño Mi lugar en el mundo Evelin werner

Colegio Alemán Villa General Belgrano Palabras en el Valle


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.