Fundación Centro Crianza
Bases de la Estimulación Temprana
ambiente familiar, reestructura. Van Weiszacker define que "se trata de una relación transaccional; hay una tensión genética en el recién nacido que lo lleva a completarse incorporando y suscitando ambiente". Distinguimos, entre los diversos aspectos constitucionales del bebé, cinco engramas que nos parecen fundamentales para el desarrollo del niño:
Los reflejos arcaicos El niño nace con prematuridad, es decir, indefenso e incompleto y necesita de la actividad de su madre no sólo para ejecutar sus reacciones reflejas sino para subsistir. Si no se le introduce el pezón o la mamadera en la boca el niño no podrá alimentarse. Esta estimulación actúa ofreciendo afecto y cuidado y poniendo en marcha las reacciones que genéticamente trae impresas. Estas son res- puestas automáticas a estímulos específicos que permiten organizar la actividad de intercambio con el medio y facilitar la adaptación inicial. Los reflejos arcaicos son de dos tipos: los corticalizables los que se mantienen toda la vida en niveles de control subcortical como los relativos a la respiración y circulación sanguínea, es decir todos los neurovegetativos y los reflejos musculares superficiales, y profundos. Ambos tipos se encuentran ligados a la actividad subcortical como lo prueba su presencia en anencéfalos, pero los corticalizables luego de un período de ejercicio de pocos meses perderán su carácter automático y servirán como los moldes sobre los que se estructurarán los procesos del aprendizaje inicial y la actividad psicomotriz primaria, integrados a la actividad voluntaria que depende de la corteza cerebral. La actividad de ésta se sobre impone a las estructuras reflejas subcorticales (que permanecen intactas) y las coloca a su servicio. Las acciones que componen los reflejos arcaicos seguirán como esquemas de acción que conservan la misma secuencia motriz, y se combinarán con otros esquemas, para dar lugar a las coordinaciones cognitivas más complejas que le permitirán adaptaciones más móviles y equilibradas. La actividad refleja desencadenada por el accionar de la madre produce en ella cambios con respecto al niño, a quien la repetición del reflejo lo modifica también, tornándolo cada vez más adaptado a la situación. Así se genera un circuito de retroalimentación donde se modifica la integración de la respuesta del hijo y lo que significa el niño para su madre.
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