y promover las tradiciones indígenas de los hispanos. Sus fundadores no nacieron de danzantes, como es el caso en México, sin embargo, ellos han forjado esta comunidad, y las nuevas generaciones han nacido dentro de ella. Es a ellos a quienes se les considera los guardianes de esta tradición. Dahlia es una de ellas.
CELEBRANDO RAÍCES
C
omo Latinos venimos de diferentes países, sin embargo, nuestros antepasados no tenían fronteras políticas como las tenemos el día de hoy. De modo que hablar de nuestra cultura indígena, especialmente de la Mexica, Azteca o bien la Nahuatl comprende territorios que hoy representan no solamente a México, sino también partes de Centro y Sudamérica. En este mundo que gira tan rápido, donde vivimos en la era de la información y nos desenvolvemos en redes sociales, es refrescante parar por un segundo y apreciar nuestras raíces. Aprender sobre nuestros antepasados nos dice mucho de la historia que se esconde dentro de nuestro ser, y que revela la luz que compartimos a diario con los demás. Hoy en día es muy raro que nos tomemos el tiempo para observar nuestro pasado, y mucho menos para compartirlo con las futuras generaciones. Sin embargo, Dahlia Citlali Anaya, de tan solo 11 años de edad, nos ha sorprendido verdaderamente ya que para el recital de su escuela, en lugar de escoger una moderna coreografía con música de Ariana Grande (una de sus ídolos pop), decidió compartir bailes indígenas con sus amiguitos de la escuela. Se puede decir que estos bailes los aprendió desde antes de nacer, ya que su mamá los practicaba desde joven y también durante el embarazo. Y es que Dahlia y su familia han formado parte del grupo Danza Mexi’cayotl por más de 20 años. Decidimos platicar con la pequeña Dahlia sobre sus experiencias en el grupo, que a pesar de su corta edad, tiene un lugar muy especial en su vida. La historia de esta jovencita empieza con su legendario nombre, Citlali, que significa “Pequeña Estrella” en el idioma Nahuatl. Su hermanita de cinco años lleva como segundo nombre Tonantzin, también de origen Nahuatl, y que significa “madrecita”. Dahlia nos cuenta que ella deseaba tener una hermanita, y que le rezaba a la Virgen de Guadalupe por su llegada y así fue. Coincidentemente, Caremi Tonantzin nació cerca del 12 de diciembre, el día en que se celebra a la Vírgen Madre de México; fue así como sus padres decidieron llamarle “madrecita”, en honor a la Virgen Madre de México.
Dahlia Citlali Anaya
54 Celebrando Latinas Magazine | 2019
El grupo se ha adaptado a la modernidad, a las circunstancias de este país y de esta era, por lo que han hecho adaptaciones con el fin de que la tradición no muera. El grupo se esfuerza por mantener y dispersar esta parte tan importante de nuestra cultura, de hecho todos los lunes ofrecen clases gratuitas para todas las edades a las 6:00 p.m en el Centro Recreativo Casa Familiar en San Ysidro. Su ceremonia anual, con más de 300 danzantes, es completamente gratuita y abierta al público. Los líderes de este grupo son personas con educación académica profesional, muchos de ellos con maestrías y doctorados, eso impulsa a los jóvenes del grupo a estudiar y representar su cultura con honor. Dahlia quiere estudiar en MIT una carrera en ingeniería donde pueda trabajar para ayudar a resolver los retos de energía que enfrenta el planeta actualmente. Aunque ella es todavía muy joven, esta mentalidad moderna y a la vez milenaria es lo que hace a Dahlia Citlali Anaya una gran inspiración para jóvenes y adultos. ¡Te Celebramos Dahlia Citlali, eres sin duda una pequeña estrella que llegó para brillar!
¡Una estrella en San Diego !
Dahlia lleva una vida normal; todas las mañanas suena su alarma para la escuela a las 6:30 de la mañana, y una segunda alarma de “alerta final” a las 6:45. Desayuna, se arregla, se despide de su mamá y de su hermanita para ir a la escuela. Ella cursa el sexto grado de primaria en la escuela Chula Vista Learning Community Charter School, una escuela de inmersión bilingüe inglés y español. Le gustan las mismas cosas que a cualquier niña de su edad, como jugar y divertirse con sus amigas, sus patines, el maquillaje y escuchar música. También toca la viola con la sinfónica juvenil de San Diego, toma clases de arte y juega videojuegos con su hermanita y sus primas. El otro lado de su mundo es mágico! Adultos y niños se reúnen con gran disciplina para aprender y compartir las danzas milenarias de los Aztecas. El grupo empezó en San Diego como parte de un movimiento cívico para rescatar
Esta tradición empieza por sus detallados trajes que llevan consigo gran simbolismo. La mayor parte del tiempo son hechos a mano por la familia, desde el diseño, la costura y hasta cada uno de los cientos de adornos. Esto puede tomar meses en completar y costar un promedio de $300 a $500dlls, y a veces mucho más. Al terminarlo, el grupo lo bendice durante una de sus ceremonias nocturnas conocidas como “velaciones”. Por otra parte, los penachos con sus grandiosos plumajes son las piezas más especiales, ya que las plumas se ganan con méritos, o bien son heredadas de padres a hijos. Dahlia nos platica que una de las cosas que más disfruta es enseñarle a las niñas nuevas en el grupo, y tomar el liderazgo de bailar al centro. Nos dice que cuando hacen velaciones el grupo no duerme en toda la noche, y eso a veces es un reto para ella, aunque a la vez muy divertido. Ser parte de este grupo conlleva grandes responsabilidades, por ejemplo, cuando el grupo tiene presentaciones los danzantes tienen que presentarse, y en ocasiones viajar largas distancias para ello. Algunas veces Dahlia tiene que perderse de ir al cine con sus amigas o a alguna fiesta, y eso no siempre le gusta. Pero ella nos dice que cuando era pequeña ella pensaba que la danza era tan divertida que todos deberían de hacerlo, ahora que es un poco más grande, ella reconoce lo especial que es ser parte de esta familia. Sabe que siempre puede contar con ellos, y que no cualquiera tiene la disciplina de cumplir con esta responsabilidad.