Victoria en el Cenepa
DE LA DECLARACIÓN DE ITAMARATY AL ACTA PRESIDENCIAL DE BRASILIA Dr. Marcelo Fernández de Córdoba
E
l escribir para el libro “¡Victoria en el Cenepa!”, que publicará el Centro de Estudios Históricos “General Marcos Gándara Enríquez”, han revivido en mi memoria aquellos difíciles días de la negociación en Río de Janeiro primero y luego, en Brasilia, en los dos palacios de Itamaraty, en los que sin lugar a dudas estuvo en peligro la existencia misma de nuestro querido Ecuador, que en aquellos momentos sufría la agresión y la guerra. Del último conflicto con nuestro vecino del sur habrán 16 años y son 13 de la aparición, por primera vez, del libro que hoy cuenta con cuatro ediciones, la última realizada en noviembre del 2009 en Guayaquil por la Universidad Católica de esa ciudad: “Itamaraty, Seiscientos veintisiete días por la paz”, texto histórico, como lo afirma Raúl Pérez Torres, Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, “indispensable para desentrañar aquella tela de araña tejida alrededor de la firma de la paz del Ecuador con nuestro país hermano, el Perú”. El tiempo no transcurre en vano, la historia, juez implacable del acontecer de los pueblos, va depurando la narración del pasado y únicamente recoge para la posteridad lo trascendente e importante. Los ecuatorianos, en cierto modo por las dificultades en las que nos ha tocado vivir en esta última década y media, hemos caído en la trampa del olvido y en la falta de interés por conocer la verdad. En 1997, a los pocos días de haberme alejado de la Cancillería de Quito y asumir mis nuevas funciones de Embajador en Italia, comprendí que era necesario rendir cuentas a mis compatriotas de cómo cumplí con el delicado negocio que me encomendó una Patria herida. Lo hice sin esconder nada y ello me permitió ufanarme diciendo que “la dignidad y la justicia guiaron mi actuación en Itamaraty; jamás sacrifiqué esa dignidad y justicia ante ningún miedo o sentimiento torpemente utilitario”.1 La guerra del Cenepa, acontecimiento histórico que honra a las Fuerzas Armadas del Ecuador, “fue de alguna manera la culminación de una etapa. Y ahora se puede ver con mayor claridad que fue también el comienzo de otra etapa muy diferente. El enfrentamiento militar fue el antecedente para otra batalla, que se cumplió en el ámbito diplomático, pero que fue igualmente encarnizada, sujeta a mil tensiones, preocupaciones y dudas, y en la que también se debieron tomar decisiones complejas, urgentes, llenas de riesgos, cuyos efectos resultaban difíciles de prever y cuantificar” (Dr. Ernesto Albán Gómez). 1. Estuve a cargo de la negociación durante 1995 y hasta inicios de junio de 1996. Partí a Roma en octubre de ese año.
289