Memorias Encuentro de Masculinidades 2010

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Noviembre 16, 25 y 26 de 2010


MEMORIAS DEL ENCUENTRO DE MASCULINIDADES 2010 POR LA NO VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

Entidades organizadoras del Evento Corporación Opción Colombia Fundación Procrear Taller Abierto de Cali - Centro de Promoción Integral para la Mujer y la Familia Corporación Prisma Universidad Pedagógica Nacional Red de Minorías Sexuales Riohacha La Guajira Empresa Colombiana Promotora del Desarrollo Humano ECOPRODESH Corporación Punto Focal Fundación Social Colombiana CedaVida Corporación Educativa CedaVida Sistematización y elaboración del documento Fredy Hernán Gómez Alcaraz Apoyo Financiero Programa Integral contra las Violencias de Género Revisión del texto Milena P. Guzmán Carvajal Adriana Martínez Ardila Colaboración Raúl Suárez Tarazona Karina Cifuentes González Fotografía Luis Gabriel González Celis Coordinación Encuentro de Masculinidades 2010 Adriana Martínez Ardila Diseño y Diagramación (Portadas y contenidos) Denis Adriana Toledo Nieto Impresión y acabados TORRE BLANCA Datos de contacto Secretaría Técnica Fundación Social Colombiana CedaVida Calle 67 No. 9-42 Piso 2 Tel. 3100409 – 2480112 Bogotá, Colombia www.cedavida.org ISBN - 978-958-99680-2-4 Queda prohibida la reproducción total o parcial, con cualquier propósito o medio, sin la autorización escrita de la Red Colombiana de Masculinidades No Hegemónicas


ÍNDICE

Entidades que organizan y financian el evento

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Presentación

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Perfiles ponentes y talleristas

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Agenda del día

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Instalación del evento

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Estudio sobre “Tolerancia Social e Institucional a la Violencia Basada en Género en Colombia” . Lisa Cristina Gómez Camargo. Programa Integral contra Violencias de Género

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Talleres vivenciales y pedagógicos: viviendo la masculinidad y previniendo las violencias Taller Abierto de Cali y la Promoción de Masculinidades Alternativas

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Taller del Programa de Promoción de la Salud y Derechos Humanos de la Secretaría de las Mujeres de la Alcaldía de Medellín

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Ponencias Masculinidades, hombres y violencia contra las mujeres. Luís Gerardo Ayala Real – Salud y Género

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La unicidad: esencia para erradicar las violencias contra la mujer. Constanza Ardila Galvis. Corporación Educativa CedaVida

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Transformarse para ser un buen hombre. Democracia familiar, intervención estatal y cambio socio cultural en Colombia. Marco Julián Martínez Moreno. Universidad Nacional de Colombia

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Sujeto masculino en las telenovelas y algunas formas de violencia. Jhon Alexander Vargas Rojas 40

Foro y experiencias de trabajo con hombres en Cali y Medellín

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Propuestas de los y las participantes del encuentro

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Movilizando Hombres por la No Violencia Contra las Mujeres

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres

ENTIDADES ORGANIZADORAS DEL EVENTO

ENTIDADES FINANCIADORAS DEL EVENTO


7 PRESENTACIÓN Diversas expresiones de las violencias en Colombia, en particular, las que están basadas en los géneros y en contra de las mujeres, siguen siendo un aspecto por resolver y recaban los más profundos cimientos sociales y culturales de nuestro país reclamando acciones urgentes por parte de todos los sectores, organizaciones y estamentos de la sociedad. La visibilización, prevención, denuncia, atención y judicialización de las violencias contra las mujeres siguen siendo labores prioritarias y absolutamente necesarias, que por demás, están enmarcadas en múltiples acuerdos vinculantes en el plano internacional así como en diversas iniciativas y legislación nacional. El encuentro de masculinidades organizado y realizado en 2010, por la No violencia contra las mujeres, tuvo como propósito contribuir en la visibilización de las distintas expresiones, sentidos y significados de las masculinidades en Colombia con el fin de aportar específicamente, en la construcción de estrategias y dinamización de acciones de prevención de las violencias masculinas en contra de las mujeres. Para sólo mencionar algunas cifras relevantes en este tema, la investigación del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses INMLCF, denominada Forensis de mujeres Masatugó 2004-2008(1) sobre la violencia ejercida contra las mujeres, encontró que en esos 5 años, 6.603 mujeres fueron asesinadas y de los agresores el 41.3% fueron familiares y el 9.5% conocidos, con un alto grado de impunidad. De igual manera, se identificó que los días predominantes de homicidios de mujeres fueron los domingos y los sábados. En el mismo lapso 73.295 mujeres fueron valoradas por violencia sexual y de estos en el 37% de los casos los agresores eran familiares y en el 36% eran conocidos. La vivienda fue el escenario del abuso en un 38% de los casos y 534 casos estuvieron asociados a la lógica de la guerra. El mismo estudio muestra que en la violencia de pareja en el 90% de los casos las víctimas son las mujeres y en el 10% las víctimas son hombres y que el hogar es el principal escenario (73%). En 2009, 7.492 niñas y adolescentes fueron valoradas como víctimas de hechos violentos y de estos, la vivienda fue el escenario en el 81.3% de los casos. Así mismo se puede deducir por diversas reflexiones y análisis académicos, que más del 90% de los actos violentos que dejan al menos una víctima mortal, fue perpetrado por un varón. En Colombia se reportaron 17.717 homicidios en 2009, en los cuales, las víctimas fueron mujeres en 1.523 oportunidades y entre ellas, 62 fueron catalogados como femicidios,(2) pese a la gran dificultad para establecer, aún con plena claridad conceptual, esta categoría en el conjunto de las estadísticas oficiales. Según datos del INMLCF, en cuanto a la violencia intrafamiliar durante el 2010, de las 89.436 víctimas registradas, el 78%, es decir 69.713 fueron mujeres y niñas, y de la categorizada como violencia de pareja, el 88% de las víctimas también fueron mujeres. La violencia sexual en Colombia continúa, dejando 20.142 casos durante el 2010, de los cuales el 84% de las víctimas fueron mujeres(3) .

diversas direcciones

Es éste, un panorama difícil y ciertamente comprometedor. Tanto la cantidad de víctimas mujeres como la triste y preocupante participación de los hombres que figuran como agresores de las mujeres y también de los niños, niñas y otros hombres, nos debe inquietar e interrogar seriamente. A partir de 1 En http://www.medicinalegal.gov.co/index.php?option=com_content&view=article&id=84:forensis-masatugo&catid=19:forensis&Itemid=154 2 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, FORENSIS 2009. DATOS PARA LA VIDA Herramienta para la interpretación, intervención y prevención de lesiones de causa externa en Colombia. Volumen 11 N° 1, Mayo de 2010

en

3 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, FORENSIS 2010. DATOS PARA LA VIDA Herramienta para la interpretación, intervención y prevención de lesiones de causa externa en Colombia. Volumen 12 N° 1, Junio de 2011

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres allí, se planea y convoca al “Encuentro de masculinidades 2010: por la No violencia contra las mujeres”, pretendiendo crear un espacio necesario y amplio de visibilización, reflexión, debate y socialización entre hombres y mujeres de diversos sectores sociales, políticos y de género a partir del tema. De un lado, para lograr la sensibilización, exposición y acuerdo a partir de algunas ideas, iniciativas y acciones que conduzcan a la actuación conjunta en contra de todas las formas de violencia contra las mujeres y basadas en género, y de otro, para convocar de una manera amplia e integradora a que los hombres colombianos se involucren consciente y efectivamente en este tipo de propuestas y trabajos de forma proactiva y asertiva en cada uno de los contextos en los que se desenvuelven. El evento contó con un total de 159 personas participantes, cumpliendo en este aspecto con las expectativas inicialmente planteadas para el encuentro. En su mayoría la asistencia estuvo representada por centros de educación superior, organizaciones no gubernamentales y entidades oficiales del orden nacional y distrital, así:

En este orden de ideas, el presente documento recoge los aspectos más importantes de la organización y ejecución de la jornada de trabajo a partir del desarrollo de diversas actividades, presentaciones y aportes obtenidos, enmarcados en los propósitos mencionados.


9 PERFILES PONENTES Y TALLERISTAS Luís Gerardo Ayala Real Estudios de licenciatura en Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México, estudios de maestría en Psicología Social en la Universidad Autónoma de Querétaro y estudios de género y masculinidad en el Programa Universitario de Estudios de Género de la U.N.A.M. (Universidad Nacional Autónoma de México). Ha sido consultor internacional para el Banco Mundial y AID (Agencia para el Desarrollo Internacional) en temas de masculinidad y salud con los Ministerios de Salud en Guatemala, Perú y Honduras. Activista en temas de masculinidad y prevención de la violencia hacia las mujeres, promotor de la Red Global MenEngage Involucrando a los hombres en los procesos de equidad en América Latina y Cómplices por la Equidad en México. Es Integrante fundador de Salud y Género A.C. Ha publicado artículos sobre género y masculinidad en la revista del Instituto Nacional de Perinatología (INPER), así como con el Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG - UNAM), con el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Constanza Ardila Galvis Terapeuta Social, Economista y Periodista. Cofundadora de la Fundación Social Colombiana CedaVida en 1988 y autora de los libros La Cosecha de la Ira, 1996; Guerreros Ciegos, 1998 y The Head of the War. 1999. Coautora de los libros Un Enemigo Conocido, 1999; La Palabra de los Inocentes, 2003 y El presente: donde todo es posible, 2008. Asesora y consultora de organizaciones internacionales y gubernamentales. Experta en procesos de desarrollo personal, social y de transformación de conflictos dirigidos a la construcción de una cultura de paz. Ganadora del premio Ashoka por una idea innovadora para la transformación de la espiral de la violencia. Otros premios: Solidaridad: Fundación Alejandro Ángel Escobar y Luis Carlos Galán.

Marco Julián Martínez Moreno

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Antropólogo, investigador del Grupo Conflicto Social y Violencia del Centro de Estudios Sociales de la Universidad Nacional de Colombia. Interesado en el estudio del estado, el gobierno, el cambio sociocultural y la antropología en la contemporaneidad. Con experiencia en investigación sobre familia, sexualidad, género y derechos y en la implementación de políticas públicas sobre relaciones de género, interculturales y de diversidad sexual. Fue editor invitado de la revista de antropología y sociología Universitas Humanística de de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Entre sus publicaciones se destacan Intervención social, cultura y ética: un debate interdisciplinario (coeditado con Claudia Mosquera y Belén Lorente, 2010), Panorama sobre derechos sexuales y reproductivos y políticas públicas en Colombia (junto con José Fernando Serrano, María Yaneth Pinilla y Alejandro Ruiz, 2010) y Manes, mansitos y manazos: una metodología de trabajo sobre violencia intrafamiliar y sexual (coeditado con Myriam Jimeno, Andrés Góngora y Carlos José Suárez, 2007). Estudiante del Programa de Pós-Graduação em Antropología Social, Departamento de Antropología, Institito de Ciências Sociais, Universidade de Brasília. Investigador asociado del Grupo Conflicto Social y Violencia del Centro de Estudios Sociales de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá.

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres Lisa Cristina Gómez Camargo Técnica en prevención del Programa Integral contra la VBG. Politóloga, Universidad Nacional de Colombia. Candidata a doctora en Estudios Políticos, Universidad Externado de Colombia. Especialista en proyectos con enfoque de género, Universidad Nacional de Colombia. Especialista en docencia universitaria, Universidad del Bosque de Bogotá.

Wili Quintero Castillo Profesional en Estudios Políticos y Resolución de Conflictos. Especialista en Periodismo para el desarrollo, diplomado en Derechos Humanos; experto en el tema de género y masculinidades y en el diseño, gestión, ejecución y sistematización de proyectos sociales.

Gelber Sánchez Castro Promotor Comunitario, experto en los temas relacionados con la prevención de Infecciones de Transmisión Sexual, VIH - SIDA”, Género y Masculinidades.

Iván Andrés Villegas Gestor de masculinidades del Programa de Promoción de la Salud y Derechos Humanos de la Secretaría de las Mujeres de la Alcaldía de Medellín. Politólogo con línea de profundización en administración pública y teoría política, estudios post-grado en Infancia y Adolescencia -NNA- Sverige (2.008), agendas de paz y perspectiva de género - FCM (2.009), Género y Masculinidades - OMLEM (2010-2011). Consultor-interventor en género, derechos humanos, promoción de la salud, participación, desarrollo social y organización comunal y social. Consultor con cooperación internacional en violencia basada en género, violencia contra las mujeres, masculinidades, población en condiciones de vulnerabilidad y/o en situación de desplazamiento; cofundador de Corporación Antígona para el desarrollo social, derechos humanos y derecho internacional humanitario, adscrito a la Red Colombiana de Masculinidades por la Equidad de Género.


11 AGENDA DEL DÍA

Hora

Actividad

8:00 – 8:30 a.m. 8:30 – 9:00 a.m.

Recepción de participantes e inscripciones Instalación y presentación del evento

9:00 – 9:20 a.m.

Presentación del Estudio sobre “Tolerancia Social e Institucional a la Violencia Basada en Género en Colombia” - Programa Integral contra Violencias de Género a cargo de Lisa Cristina Gómez Camargo

9:20 – 9:45 a.m.

Video acerca de la violencia contra las mujeres y herramientas de prevención

9:45 – 12:45 m.

Talleres temáticos: Las Masculinidades frente a la No Violencia Contra las Mujeres. Taller 1: Taller Abierto de Cali: “Prevención de la violencia de género en comunidades indígenas”

12:45 – 2:15 p.m. 2:15 – 3:00 p.m.

Almuerzo libre Ponencia: “Masculinidades, hombres y violencia contra las mujeres”. Luís Gerardo Ayala Real, Salud y Género A.C - México.

3:00 – 3:30 p.m.

Ponencia: “La unicidad del ser: esencia para erradicar la violencia basada en géneros”. Constanza Ardila Galvis, Corporación Educativa CedaVida.

3:30 – 4:00 p.m.

Ponencia: “Políticas Públicas, Masculinidades y Nuevas Masculinidades”. Marco Julián Martínez Moreno, Universidad Nacional de Colombia.

4:00 – 4:30 p.m.

Ponencia. “Masculinidades y violencia contra las mujeres en las telenovelas colombianas”. Jhon Alexander Vargas Rojas, Departamento de Ciencias Sociales - Universidad Pedagógica Nacional.

4:30 – 5:00 p.m.

Foro y experiencias con hombres en Cali y Medellín. Moderador: Fredy Hernán Gómez A.

5:00 – 6:00 p.m.

Propuestas para el trabajo con hombres, el trabajo en torno de las masculinidades, el trabajo por la equidad entre los géneros y el fortalecimiento organizativo.

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Taller 2: Gestores de Masculinidad – Programa de Promoción de la Salud y Derechos Humanos de la Secretaría de las Mujeres de la Alcaldía de Medellín: “Taller de prevención de violencias contra las mujeres y difusión de la Ley 1257 - 2008”

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Entrega del documento “Memorias del Encuentro de Masculinidades 2009: por la Equidad de Géneros”.

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres

INSTALACIÓN DEL EVENTO Tal y como se tenía previsto en la agenda, se da inicio a la jornada con la instalación del evento a partir de las diversas presentaciones y posturas expuestas por el profesor Luis Ángel Parra de la Universidad Pedagógica Nacional, Isabel Agatón Santander de la Personería de Bogotá, Diana Catalina Buitrago Orozco en nombre del Fondo de Población de las Naciones Unidas – UNFPA y Fredy Hernán Gómez Alcaraz en representación de la Red Colombiana de Masculinidades No Hegemónicas - Red MenEngage, quienes dieron a conocer sus impresiones frente al tema de la No Violencia Contra las Mujeres y a su vez resaltaron la importancia del Encuentro de Masculinidades 2010, así como, la presentación del estudio sobre tolerancia social a la violencia basada en género en Colombia del Programa Integral contra las Violencias de Género realizada por Lisa Cristina Gómez Camargo, de la manera que a continuación se evidencia:

Universidad Pedagógica Nacional: Profesor Luis Ángel Parra “Bienvenidos y bienvenidas a este Encuentro. Para la Universidad Pedagógica Nacional es muy significativo que este Encuentro se haga en esta Universidad. En estos últimos siete años la Universidad Pedagógica ha tratado de construir un enfoque de desarrollo humano integral en el que las Escuelas Normales Superiores como las Facultades de Educación del país no formen más docentes sin que tengan bases conceptuales y metodológicas suficientes para el análisis de problemas socialmente significativos asociados a la sexualidad, a los consumos y a las violencias. Hacemos la invitación a la Red Colombiana de Masculinidades No Hegemónicas a que busquemos caminos para que en Colombia los maestros y maestras que se gradúen tengan en cuenta estos elementos y comprensiones relacionadas con el género para abordar las problemáticas de las personas desde la perspectiva de sus talentos, potencialidades y capacidades”.

Personería de Bogotá: Isabel Agatón Santander “La historia está colmada de ejemplos que ratifican y confirman la necesidad de encuentros como este Encuentro de Masculinidades, indispensables para la construcción no sólo de nuevas masculinidades, de nuevos sujetos hombres y mujeres, sino, por ello mismo de democracias, que en el intento de construirse sean capaces de reconocer y distinguir la diversidad y la diferencia. Implica también preguntarse por qué existieron y existen lugares reservados anterior y actualmente para los hombres, implica reconocer, nombrar y exigir la presencia urgente y necesaria de las mujeres en la tribuna, la asamblea, la academia, el derecho, la justicia, en fin, en el espacio de la política. Implica también reconocer la vigencia de la pregunta que Olimpe de Gouges en el inicio la declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana (1.791) hace: “Hombre ¿Eres capaz de ser justo? Una mujer te hace esta pregunta.” Implica reconocer que esa intención -movida por la indómita y caprichosa manía de la independencia- como aseguraba George Sand (Amandine Aurore Dupant) no es un atributo exclusivo de los varones sino una necesidad existencial de las mujeres. A propósito de George Sand, preguntémonos ¿Cuántas mujeres en la historia han tenido que vestirse de varones para estudiar o firmar con el nombre de sus esposos o compañeros para publicar sus escritos? Alnodice se vistió de hombre para ser médica en Atenas; todas las enfermas llamaban al médico recién llegado de Alejandría. Los médicos preocupados por su éxito, la acusaron de intimidades ilícitas con sus pacientes, las mismas que antes morían


13 por el peso del pudor y del recato, para desvirtuar esta acusación en los Tribunales; Alnodice descubrió su cuerpo femenino quitándose la ropa, luego de lo cual fue condenada a muerte porque no era permitida la profesión para las mujeres. Las mujeres se unieron y dijeron al tribunal: “Si no puede ella acercarse a nuestros cuerpos enfermos, ustedes tampoco a nuestros cuerpos sanos”. Las mujeres, como lo cuenta la historia, han estado sujetas por ministerio de la ley, la iglesia y el estado, a sus padres, hermanos o esposos; esa sujeción ha estado acompañada de la administración de sus propios bienes, aunque hace poco se hayan reformado las normas. Como una de las manifestaciones de dicha sujeción, todavía en pleno siglo veintiuno se les encierra en siquiátricas porque no entienden sus extrañas formas de relacionarse con el mundo, un mundo que jamás se ha preguntado ¿Por qué no tratarlas con justicia?

diversas direcciones

Sin duda, creo que este espacio tratará de responder a esta pregunta. Tratará de indagar por qué el derecho, la sociedad, la cultura y la mal llamada justicia obliga a las mujeres a criar a sus hijos en soledad, a repartir un pan entre siete, a lavar, planchar, almidonar culpas, vergüenzas y dolores que no tienen porque soportar. Este escenario -y hago votos para que así sea- interrogará al Estado que las conmina al silencio, al dolor y al olvido; que guarda silencio absoluto frente al padre irresponsable que en muchos casos lo máximo que hizo por los hijos e hijas que engendró fue darles el apellido, como si eso fuera suficiente. La única manera posible de construir un mundo donde el amor -y sus naturales consecuencias-, la paz, la justicia y la equidad sean las verdaderas causas, es a partir de ellas: las mujeres, y de ese encuentro con nuevos sujetos, capaces de reconocerlas/reconocernos, sentirlas/sentirnos, de escucharlas/escucharnos”.

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Pendón del evento

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres Fondo de Población de las Naciones Unidas – UNFPA: Diana Catalina Buitrago Orozco “Para el Fondo de Población de las Naciones Unidas - UNFPA es muy importante estar aquí hoy de nuevo, apoyando este Encuentro Nacional de Masculinidades 2010: Por la No violencia contra las mujeres. El UNFPA es una agencia de cooperación internacional para el desarrollo, enfocada en promover el derecho de cada mujer, hombre, niño y niña a disfrutar de una vida sana, con igualdad de oportunidades para todos y todas, cuya misión está orientada a apoyar a los países en la utilización de datos socio-demográficos para la formulación de políticas y programas de reducción de pobreza, promover los derechos sexuales y reproductivos, y para que todas las niñas y mujeres sean tratadas con dignidad y respeto. Por eso, consideramos que este es un muy valioso espacio por el hecho de que en nuestro país haya organizaciones de la sociedad civil dispuestas a trabajar desde las masculinidades por la equidad de género. La violencia contra las mujeres es un problema de toda la sociedad y si no involucramos a los hombres en la solución de este problema no podremos encontrar verdaderas soluciones ni lograr cambios reales. Por eso saludamos esta iniciativa, que esperamos que sea del mayor provecho para todos y para todas. Generalmente en los espacios donde se trabajan los temas de derechos de las mujeres y violencias contra las mismas, encontramos en su mayoría mujeres, pero estos espacios donde hay muchos hombres, pensando y queriendo construir una mejor y más equitativa realidad para las mujeres son cruciales para lograr el cambio. Esperamos que este día de trabajo, permita concertar acciones y pasos a seguir para la Red Colombiana de Masculinidades No Hegemónicas y que como el objetivo del encuentro lo señala, se logre crear una estrategia de prevención de las violencias contra las mujeres. Esperamos también que logremos acercar a más hombres a este proceso, ya que tradicionalmente no reflexionan frente a este tipo de problemáticas y sean tocados por estas reflexiones. Finalmente quiero hacer referencia a la Declaración de Río de Janeiro como una herramienta importante para la promoción y construcción de la equidad de género con énfasis en el involucramiento de hombres, jóvenes y niños en estos propósitos. Esta declaración, como la mayoría de ustedes saben, fue construida por hombres, mujeres, jóvenes, representantes de los estados, gobiernos, agencias internacionales de cooperación y organizaciones de la sociedad civil, en el Simposio Global realizado en Río de Janeiro realizado entre el 29 de marzo y el 3 de abril de 2009; es un referente técnico, programático y político, que reconoce el problema de violencia y discriminación contra las mujeres y niñas y plantea un llamado a la acción en temas de violencia hacia las mujeres, niños y niñas, hombres, explotación sexual, derechos y salud sexual y reproductiva, entre otros. Sin más preámbulos, estamos seguros de que esta jornada será muy provechosa para todas y para todos”.

Red Colombiana de Masculinidades No Hegemónicas - Red MenEngage Fredy Hernán Gómez Alcaraz “Bienvenidos y bienvenidas a este, nuestro Encuentro de Masculinidades 2010: Por la No Violencia Contra las Mujeres. Agradecemos el apoyo y la presencia del Programa Integral contra las Violencias de Género; de la Universidad Pedagógica Nacional, del Fondo


15 de Población de las Naciones Unidas - UNFPA, de la Personería de Bogotá y de la Alcaldía de Chapinero. Las estadísticas, los testimonios y las realidades diversas acerca de las violencias en la vida de las mujeres y de los hombres, que en el transcurso del día de hoy iremos describiendo y conociendo/reconociendo, nos hablan claramente de la necesidad de observar críticamente, escuchar, sentir, unirnos y actuar en torno a tan honda y actual problemática social. Por ello, este encuentro está diseñado de la siguiente manera: en el primer bloque de la mañana tendremos dos talleres llevados a cabo por personas representantes de organizaciones y programas con amplia experiencia en el trabajo con grupos y comunidades: Taller Abierto de Cali y Gestores de Masculinidad del Programa de Promoción de la Salud y Derechos Humanos de la Secretaría de las Mujeres de la Alcaldía de Medellín. Dichas actividades pretenden dilucidar algunas opiniones, representaciones y formas de entender las violencias, el papel que desempeñan en dichos ejercicios los hombres así como algunas propuestas acerca de posibles acciones que movilicen de distintas formas a los hombres en torno a la no-violencia contra las mujeres y cualquiera otra basada en género. En nuestro segundo bloque de la tarde, tendremos una serie de exposiciones a cargo de Luís Gerardo Ayala Real, integrante y fundador de Salud y Género de México, Constanza Ardila Galvis de la Corporación Educativa CedaVida, Marco Julián Martínez M. de la Universidad Nacional de Colombia y Jhon Alexander Vargas Rojas del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional, quienes reflexionarán alrededor de temas tan diversos como la salud y las violencias de los hombres, la unicidad de las personas basada en una interpretación de los géneros, el papel de las novelas televisivas en las violencias de los hombres y algunas de las incidencias de las políticas públicas frente a las masculinidades. El evento culmina con la reflexión conjunta de las vivencias de los talleres de la mañana, con los aportes conceptuales y experienciales de las y los ponentes y la proposición articulada para la movilización de los hombres. En conjunto, queremos facilitar la comprensión que los hombres construyen, hacen y rehacen acerca del género en medio de contextos individuales y colectivos, económicos, étnicos, políticos y socioculturales; y de otro lado, comprender que las diferencias no tienen por qué convertirse en desigualdades y que los varones, en tal sentido, tienen mucho que decir y mucho que dejar de hacer para no seguir materializando esta injusta asociación.

diversas direcciones

Sí, como lo expresaba Gandhi, la violencia es el miedo a los ideales de los y las demás; podríamos acordar que, entre las muchas definiciones de violencia, las que están basadas en género son una forma de supresión aberrante e intolerable de aquello que se considere femenino y que cuando ello se traduce en inferioridad, debilidad o pasividad, las formas hegemónicas del poder se visibilizan, se encarnan en la actuación, creencias y valoraciones de los hombres, como un miedo constante al otro y a la otra. De seguro, estamos soñando una sociedad sin miedos. Y en ese empeño, dejar de ser el hombre que históricamente hemos conocido, el que encarna tales hegemonías es un camino que nos corresponde recorrer en lo inmediato a todos y todas.

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La Red Colombiana de Masculinidades No Hegemónicas/Red MenEngage asume este encuentro como una posibilidad más para proponer formas distintas de ser hombre, claramente encaminadas a la construcción de equidad entre los géneros y equidad social. Bienvenidos y bienvenidas, pues, a estos caminos”.

Trabajando por la equidad d e g én e r o


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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres

PRESENTACIÓN DEL ESTUDIO SOBRE TOLERANCIA SOCIAL A LA VIOLENCIA BASADA EN GÉNERO EN COLOMBIA. Programa Integral contra las Violencias de Género. Lisa Cristina Gómez Camargo El Programa Integral contra las Violencias de Género es un programa interagencial. Representa una apuesta de cómo pueden funcionar tres agencias del Sistema con un solo objetivo: reducir la violencia contra la mujer y la tolerancia social a la violencia basada en géneros. Para ello tenemos que preguntarnos, primero ¿Qué es la violencia basada en género? y, segundo ¿Qué es la tolerancia social a la violencia basada en género? El estudio sobre tolerancia social e institucional a la violencia basada en género en Colombia, llevado a cabo por el Programa Integral contra Violencias de Género y el Gobierno de España para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (MDGF), con una muestra de 3.419 encuestas a hogares, compuesta por población civil, no institucional, de 12 años y más, encontró una serie de actitudes, percepciones y prácticas que promueven y excusan la violencia contra las mujeres (tolerancia social). De igual manera se llevaron a cabo 1.080 encuestas a instituciones para analizar la tolerancia institucional. El modelo utilizado implica estos cuatro sistemas: 1. Historia Individual. 2. Microsistema interpersonal. 3. Exosistema social y económico y 4. Macrosistema – Contexto Cultural. En todos estos sistemas vemos mecanismos y representaciones sociales que afectan y determinan muchas situaciones que viven las mujeres por el hecho de ser mujeres. Se define la violencia basada en género como cualquier acción o conducta, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer basada en su género tanto en el ámbito público como en el privado. Siempre significa una violación a los derechos humanos de las mujeres y son las relaciones desiguales de poder las que ocasionan las violencias contra ellas. Es un hecho que se tiende a naturalizar el ejercicio de la violencia y a desconocer su ocurrencia, expresado en términos de omisión, permiso, promoción y excusa para la violencia contra las mujeres.

CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA VBG


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Existe una evidente discusión en lo relacionado con la influencia del ámbito público y el privado para la ocurrencia de violencias contra las mujeres. Si bien es cierto que en el ámbito privado es en donde más ocurren estos hechos, hay que analizar también la ocurrencia en ámbitos públicos y las políticas de seguridad que se diseñan para este ámbito, las cuales no están pensadas para las mujeres. Por ejemplo, las mujeres son las principales víctimas de las violencias en las ciudades. Las representaciones sociales crean imágenes como verdades absolutas, saberes populares y nociones, las cuales se mecanizan en la repetición sin juicio y la rutinización de las prácticas de violencia, dando origen a dispositivos tales como códigos culturales y actitudes y prácticas de tolerancia social a la Violencia Basada en Género (VBG). Estos tres elementos (representaciones sociales, mecanismos y dispositivos) son los que se miden en la encuesta para encontrar que tan tolerante es la sociedad colombiana a la VBG. La encuesta arroja datos muy importantes. Entre los datos más significativos para este encuentro tenemos que el 40% de la población encuestada considera que para ser hombre hay que ser aguerrido o valiente y que los jóvenes entre 12 y 17 años son quienes coinciden en mayor proporción con esta respuesta, con el 51%. La población juvenil entre los 12 y los 17 años de edad, es quien más adhiere a este tipo de enfoques, lo cual demuestra que con los y las jóvenes hay mucho que trabajar. Sólo el 39% de los/as encuestados/as dice estar en total desacuerdo con que las esposas tengan relaciones sexuales con su esposo aunque ellas no sientan deseos y el 23% piensa que son ellas quienes deben tomar precauciones para no embarazarse. Es decir, no deciden sobre su sexualidad pero sí son las responsables de evitar el embarazo. El 41% de los hombres y el 37% de las mujeres consideran que el papel más importante de las mujeres es cuidar de su casa y cocinar. El 22% del total de encuestados/as considera que la mujer sólo se realiza cuando tiene hijos y el 27% de las mujeres y el 36% de los varones afirma que ellas deben obedecer a su esposo así no estén de acuerdo. Incluso uno de cada diez hombres piensa que la mujer debe aguantar la violencia del esposo para mantener unida a la familia y el 29% del total piensa que las mujeres que se meten con hombres violentos no deben quejarse de que las golpeen. El 59% está de acuerdo en que las mujeres que se visten de manera provocativa se exponen a que las violen. El 89% del total de la población encuestada afirma que la ropa sucia se debe “lavar en casa”. El 12% de la población no le daría relevancia a un acto violento si el agresor es un amigo. Sin duda, todos estos datos nos deben llevar a reflexionar acerca de qué tipo de familia es el que queremos construir las mujeres y los hombres.

diversas direcciones

En cuanto a la tolerancia social frente a la violencia económica encontramos con esta pregunta que un 21% de los hombres y un 13% de las mujeres creen que un padre no debe aportar económicamente a sus hijos si la mujer fue infiel. Respecto del control que los hombres ejercen sobre las mujeres tenemos que el 19% de ellos insisten permanentemente en saber dónde están sus parejas, el 11% de los hombres que tienen pareja tratan de evitar que ellas se vean con amigos, el 6% de ellos se pone bravo si su pareja habla con otras personas, el 6% de los hombres espera que su pareja le pida permiso para ir al médico y el 3% que le pida permiso acerca de su maquillaje o vestuario.

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Un significativo 48% de las mujeres encuestadas afirma haber sido víctima de algún tipo de violencia basada en género. Sólo el 38% de las mujeres denunciaron los hechos de violencia. De ellas, el 58% tuvieron algún tipo de apoyo para hacerlo, las jóvenes entre los 12 y los 17 años son quienes menos

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres apoyo encontraron. Por estrato, quienes más apoyo encontraron para la denunciar fueron las mujeres del estrato 6 (63%) y las que menos apoyo encontraron fueron las del estrato 3 (18%) y el 1 (20%). De otra parte, el 50 % de los hombres encuestados que han tenido pareja afirman haber insultado y hecho sentir mal a su pareja delante de otras personas y el 26% manifiesta que al menos una vez, la intimidó. El 14% de las mujeres que acudieron a alguna entidad en busca de ayuda se encontró con que el funcionario o la funcionaria que las atendió les dijo que la violencia había sido culpa suya y al 37% de quienes acudieron a denunciar, en las entidades a las que fueron les hicieron conciliar con el agresor. Para mayor información se invita a consultar la página www.programacontraviolenciasdegenero.org.

AUDIOVISUAL Luego de los saludos de bienvenida y de las presentaciones realizadas se presenta al auditorio un audiovisual -video pedagógico- cuyo contenido está basado en la “Prevención de la Violencia Contra las Mujeres” del CD “MUJER TIENES DERECHOS, ESTAMOS CONTIGO” que aborda la temática enunciada y destaca a su vez, algunas de las herramientas a utilizar en lo referente al tema de prevención.

Movilización en Bogotá


19 TALLERES VIVENCIALES Y PEDAGÓGICOS VIVIENDO LA MASCULINIDAD Y PREVINIENDO LAS VIOLENCIAS 1. Taller Abierto de Cali y la Promoción de Masculinidades Alternativas Facilitadores: Gelber Sánchez Castro y Wili Quintero Castillo(4)

Fundamentación Conceptual “A lo largo del ciclo vital, hombres y mujeres van construyendo su identidad [...] conformada por el género, la clase, la etnia, la edad, la preferencia sexual, el trabajo o profesión, entre otras categorías”(5) , destacándose sobre todo el género como un aspecto básico y profundo de la identidad personal, con el cual cada ser construye gran parte de su auto-reconocimiento individual y su relacionamiento social. “La identidad de género es el reconocimiento que una persona hace de su yo o de su <sí mismo> como hombre o como mujer, reconocimiento basado en la interacción de las características, valores y creencias que una cultura específica ha establecido como apropiadas para uno u otro sexo y la resignificación personal que cada hombre o mujer elabora sobre ellas, a partir de su propia historia de vida” (6). Por ello, afirmamos que la identidad de género se construye socialmente en las diferentes etapas de la vida, en contextos históricos y culturales en los que se entrecruzan variables subjetivas, políticas, económicas, ideológicas, comunicativas que influyen considerablemente en la constitución de las identidades personales y sociales, en particular en las relativas al ser hombre o ser mujer. Optamos por la categoría masculinidades, entendida como el conjunto de conceptos, comportamientos, ámbitos e intereses asignados socialmente a los hombres -asignación cultural de género- y la interiorización que estos hacen de todo aquello en sus diversas concepciones y prácticas de vida -identidad de género-. Si bien existen tendencias generales y transversales a todos los grupos sociales en relación con el ejercicio de la masculinidad (sistema patriarcal, ideología machista) es evidente que entre un sector social y otro, al interior de cada sector e incluso entre un hombre y otro se manifiestan diferencias importantes que es indispensable reconocer en el momento de plantear intervenciones sociales. Sin embargo, la constatación de la diversidad no debe llevar a soslayar que existe un discurso y unas prácticas consecuentes con él, acerca del “deber ser” asignado a los hombres y que, como se insinuó más

diversas direcciones

4 Gelber Sánchez Castro y Wili Quintero Castillo, respectivamente, Promotor Comunitario y Coordinador General de Taller Abierto de Cali - Centro de Promoción Integral para la Mujer y la Familia, entidad de beneficio social, sin ánimo de lucro, no gubernamental, fundada en Cali en 1992, que realiza sus labores con mujeres inmigrantes y en situación de desplazamiento, sus familias y comunidades, en las áreas de Promoción y Acceso a la Educación Formal, Prevención de Infecciones de Transmisión Sexual y VIH-SIDA, Promoción de la Equidad de Género y Prevención de la Violencia contra las Mujeres, Economía Solidaria, Promoción de la Auto-organización Comunitaria y la Participación e Incidencia Política. Actúa en Buenaventura, Cali, Jamundí, Tuluá, otros municipios del Valle y en Resguardos Indígenas del Departamento del Cauca, sur-occidente colombiano. 5 FULLER Norma (1997). Identidades Masculinas. Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, 1997. Página 18. (Citada en: HAZ PAZ, Política Nacional de Construcción de Paz y Convivencia Familiar [2001]. Violencia Intrafamiliar: Módulo No.5 Masculinidades y Violencia Intrafamiliar. Consejería Presidencial para la Política Social. Bogotá. Página 6.

en

6 HAZ PAZ. Ibídem

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres arriba, son transversales al conjunto de la sociedad. Hablamos, entonces, de Masculinidad Hegemónica Dominante o, según la denominación de Bob Connell, “Formas Hegemónicas de Masculinidad” (7). La masculinidad hegemónica dominante es el producto de la imposición cultural que postula un modelo único y universal de ser hombre, imposición proveniente de las estructuras centrales del poder en la sociedad (económico, político y cultural) y que se transmite y legitima a través de la familia, la escuela, las instituciones y, hoy sobre todo, a través de los medios de comunicación. El modelo hegemónico se basa en el machismo como ideología de la supuesta superioridad masculina y constituye el patriarcado como sistema social organizado en torno al dominio de los hombres. La coexistencia de formas diferentes de ejercitar la masculinidad se da en medio de una constante tensión entre el “deber ser” impuesto por el modelo dominante, las “posibilidades de ser” que realmente el contexto proporciona y el “querer ser distintos” que emprenden algunos hombres, reacios a seguir los moldes estipulados en consideración a los graves efectos que implican para su desarrollo personal y el bienestar de quienes los rodean. En este orden de ideas(8) la promoción y puesta en práctica de nuevos ejercicios de la masculinidad debe considerar tres aspectos fundamentales: a) la transformación global y estructural del actual modelo de desarrollo capitalista neoliberal; b) la no imposición de nuevas formas hegemónicas de masculinidad; y c) la profundización del empoderamiento de las mujeres.

Fundamentación Pedagógica En Taller Abierto los procesos de promoción de masculinidades alternativas a la hegemónica dominante los realizamos basados en una propuesta pedagógica psicosocial que, a su vez, se fundamenta en la educación popular. Asumimos la educación popular como un conjunto de procesos pedagógicos sistemáticos de construcción de conocimientos, actitudes, sensibilidades y prácticas para promover transformaciones personales y colectivas hacia la construcción de nuevas relaciones sociales basadas en la justicia, la solidaridad y la libertad. En orden de tales ideas, nuestra opción pedagógica ha sido estimular didácticamente procesos de cambio en los hombres, a partir de la creación de espacios educativos -talleres, conversatorios, encuentros y jornadas- en los que puedan encontrarse para reflexionar sobre su ser, su estar y su hacer en el mundo. En el fondo, generamos oportunidades para, antes que “darles a los hombres información sobre masculinidad y sexualidad”, estimular el reconocimiento de sus experiencias y las de sus pares, problematizarlas y construir colectivamente argumentos para avanzar en su comprensión. Esta aplicación particular de la Educación Popular tiene como elemento central las historias y proyectos de vida de los participantes, acogidos cada uno en su individualidad, punto desde el cual se fomenta su acercamiento para propiciar encuentros humanos respetuosos de las diferencias. No hay, por tanto, un modelo estándar impuesto por los educadores como paradigma a imitar, sino la valoración de las vivencias de los hombres, con sus aciertos y dificultades, a la vez que se los convoca a implementar nuevas actitudes y comportamientos para avanzar en su bienestar y el de quienes los acompañan por la vida.

Desarrollo Metodológico A partir de la pregunta clave “¿Cómo mejorar…?” (Por ejemplo, las relaciones con hijos/hijas…) las actividades educativas giran en torno a tres aspectos interrelacionados: Reconocimiento - Reflexión 7 Citado en: KAUFMAN, Michael. Los Hombres, el Feminismo y las Experiencias Contradictorias del Poder entre los Hombres. Fotocopia sin datos. 8 Quintero, Castillo Wili. Machismo y riesgos en Salud Sexual y Reproductiva. Revista Mujer y Salud No.2/2003. Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas. Santiago de Chile, 2003.


21 - Resignificación, teniendo como eje de referencia permanente la vida cotidiana de los hombres participantes, sus saberes y vivencias. Así, en cuanto al reconocimiento se plantean preguntas tales como ¿Qué experiencias relevantes pueden comentarnos sobre su vida como papás, hermanos, novios, amigos, amantes, compañeros? ¿Cómo han vivido ustedes su masculinidad? ¿Qué conocen sobre las relaciones sexuales? ¿Qué experiencias satisfactorias o no han tenido? ¿Qué saben sobre las ITS y el VIH-SIDA? ¿Cómo creen que deben prevenirse y tratarse en caso necesario? Los momentos de reflexión son guiados por preguntas que apuntan a pensar en ¿Cómo llegaron ustedes a las vivencias y conocimientos que han relatado? ¿Por qué creen que esto ha sido así? ¿Cómo se sienten recordándolas? ¿Qué ha implicado para ustedes y para sus familias y demás personas cercanas? ¿Consideran que sus vidas deben continuar así o creen que es necesario implementar cambios en sus concepciones y comportamientos? ¿Por qué? ¿Para qué? En cuanto a la resignificación, se invita a las y los participantes a plantearse los cambios que consideren necesarios en su ejercicio de la masculinidad, en la vía de resolver las dificultades identificadas en los dos momentos o aspectos anteriores. Cambios que apuntan a prevenir riesgos, relaciones insatisfactorias y lesivas, violencia y carencias afectivas y gira principalmente en torno a preguntas provocadoras como: ¿Qué enseñanzas han logrado en esta actividad educativa? ¿Qué van a hacer con tales enseñanzas? ¿Qué cambios se comprometen a realizar en sus concepciones y prácticas a nivel personal, familiar, social, profesional para avanzar en la construcción de relaciones equitativas de género? ¿Cómo lo van a hacer? ¿Qué pueden hacer conjuntamente para alcanzar sus aspiraciones de una vida mejor?

diversas direcciones

en

Gelber Sánchez Castro - Facilitador

Justamente, en el desarrollo del taller mismo se invitó a que luego de una relajación las y los participantes dibujaran una figura materna que viniera a sus mentes acompañada de una frase o palabra que le inspirara la figura misma. Se sugirió, igualmente, que hicieran lo mismo respecto de la figura paterna. En el espacio para la mujer aparecen las palabras protección, ayuda, obediencia, desgracia, cocina, escudo, dulzura y ternura. En el masculino aparecen humildad, paciencia, tenacidad, mujeres son desgracia, amor, trabajo, compasión y autoritario. Alrededor de estas palabras, imágenes e ideas se reconstruye la forma como la socialización de hombres y mujeres da lugar a que el género cobre realidad y materialidad en la vida cotidiana de las personas así como en las relaciones interpersonales y grupales que se establecen. Se afirma además que las identidades, los roles y las inequidades de género surgen en medio de estas construcciones sociales y culturales como formas validadas de relacionamiento inter e intragenérico.

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres

2. Taller del Programa de Promoción de la Salud y Derechos Humanos de la Secretaría de las Mujeres de la Alcaldía de Medellín Facilitador: Iván Andrés Villegas Esta sesión de trabajo estuvo dirigida a pensar las maneras como hombres y mujeres enfrentan, vivencian, significan y direccionan situaciones en las que la violencia pudiera hacerse presente en la vida cotidiana de las personas. Se pone de presente como la competitividad se expresa, entre otros elementos, como un aspecto relevante en los ejercicios violentos. Se debaten varias ideas relacionadas con las formas como hombres y mujeres asumen y reaccionan frente a la violencia. Se comenta, por ejemplo, que los hombres tienden a naturalizar los ejercicios violentos pero que también hay mujeres que soportan el maltrato y conviven con la violencia de su pareja durante toda su vida. Es claro que la violencia contra las mujeres es uno de los principales rasgos de la existencia del patriarcado en una sociedad. Las violencias contra las mujeres existen no sólo por discriminaciones de género y sexismo sino por etnocentrismo, racismo, clasismo y discriminación etárea y van desde la agresión verbal hasta la tortura, la mutilación genital, la violencia sexual, el asesinato, el feminicidio, etc. A través de distintas reacciones y sensaciones que se despertaban en las y los asistentes a este taller al observar diferentes imágenes relacionadas con las múltiples formas de violencia ejercida en contra de las mujeres, unos y otras explicitaron algunas de sus percepciones, representaciones y opiniones. Justamente se aprecia cómo las mujeres madres, familiares o conocidas perciben la ocurrencia de violencias como parte de las cosas normales que pueden suceder en el ámbito familiar. Uno de los extremos más dolorosos de este tipo de consideraciones se expresa cuando algunas mujeres dicen que si el hombre no las maltrata es porque no las quiere. Este contexto cultural y de creencias facilita encontrar, en una gran cantidad de parejas y familias, niveles importantes de tolerancia a los diversos tipos de ejercicio de la violencia. Se evidencian creencias de acuerdo con las cuales la violencia hace parte natural de las relaciones y algunas personas manifiestan que es algo que pronto pasará, que puede cambiar naturalmente y que llegará un día en el que tales situaciones violentas no volverán a suceder, ante lo cual se señala el riesgo de creer que las cosas cambiarán por sí solas. Se agrega que el querer agradar a los demás o las exigencias colectivas que se imponen a los y las jóvenes, respecto de maneras de vestir, moverse o comportarse son violencias de género ante las que la sociedad manifiesta tolerancia. La observación de algunos videos que exponen la violencia contra las mujeres como un intolerable social, enriquece el ambiente de reflexión del taller y el campo de las definiciones sobre violencia al significar, de acuerdo con la Ley 1257, lo que es violencia física, sexual, económica, psicológica, etc. Varias mujeres asistentes al taller destacan la dificultad que existe para agenciar cambios en las relaciones de género y en la construcción de equidad de géneros relacionada con la existencia de discursos y


23 mandatos culturales tan preeminentes por parte de las iglesias y los medios de comunicación, que contribuyen a afianzar el patriarcado. Otra de las insistencias claves de este ejercicio giró alrededor de que estas formas de violencia son todas denunciables y hay que manifestar “cero tolerancia” frente a estos actos. Apalabrar esta problemática es una tarea estratégica e indispensable de realizar. La otra idea ampliamente destacada por parte de quienes participaron está relacionada con la necesidad de trabajar coordinadamente y en unidad, tanto organizaciones como personas, en torno de la prevención y la atención de las violencias en contra de las mujeres. En este punto cabe aclarar, que el facilitador sugiere que en general el desarrollo del debate y las dinámicas sean realizadas bajo el siguiente esquema de momentos y actividades, aunque no todas se alcanzaron a llevar a cabo en el encuentro de masculinidades 2010 como están descritas en esta propuesta de trabajo que aparece a continuación:

OBJETIVOS DE LA ACTIVIDAD Duración: 2 - 3 horas Población meta: Hombres en general y mujeres 1. Presentación del Proyecto “Promoción de la salud y Derechos Humanos” 2. Presentación del Componente de trabajo con grupos de hombres 3. Sesión inicial de acercamiento al proceso de masculinidades 4. Conformación de la base inicial del grupo-colectivo de hombres RESULTADO ESPERADO Generar condiciones adecuadas en el ambiente y para las/os participantes

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Encuadre

ACTIVIDAD ∗∗ Previo al inicio de la actividad se ambienta el espacio con imágenes de la campaña “abramos los ojos” y/o otras relacionadas con Masculinidades y VBG – VCM. ∗∗ Se aromatiza el espacio con velas, esencia y varas de olor ∗∗ Se definen las reglas de juego para la actividad ∗∗ Presentación de las/os participantes – en tarjetas de cartulina tamaño postal elaboran un dibujo que los identifique. Posteriormente se socializan y refieren sus nombres y el dibujo que realizaron.

en

METODOLOGÍA MOMENTO Ambientación del espacio

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres Presentación del Proyecto y contexto

∗∗ Presentación del Proyecto “Promoción de la salud y Derechos Humanos” ∗∗ Presentación del Componente de trabajo con grupos de hombres

Ejercicio de Motivación

∗∗ Lectura del cuento “Los Hombres son de Reconocer la diferencia Marte y las Mujeres son de Venus” (Ver al final) como factor que ∗∗ Discusión sobre las opiniones que el cuento enriquece la vida humana les suscita motivando a llevar este cuento a la vida cotidiana y las particularidades propias

Ejercicio de Comprensión

∗∗ En papelógrafo responder a las preguntas: »» ¿Qué es Sexo? »» ¿Qué es Género?

Definición y componentes del concepto SEXOGÉNERO

∗∗ Estereotipos de género ∗∗ En papelógrafo se trabaja sobre las características asociadas a mujeres y hombres ∗∗ Reflexión sobre cómo operan los estereotipos ∗∗ Conceptualización sobre roles de género ∗∗ En papelógrafo se trabaja sobre los ejemplos de roles de género

Claridades conceptuales, en torno a roles de género

¿Existe un modelo de ser hombre que la sociedad impone? ∗∗ Lectura “Aprendiendo sobre la Masculinidad” (Ver al final) ∗∗ Ejercicio de la Silueta: »» Unir 2 papelógrafos »» Dibujar la silueta de 1 persona acostada »» Anotar en la silueta los elementos constitutivos del ser hombre a partir de la pregunta: ¿Cuáles son las características físicas y emocionales que la sociedad define sobre el Ser Varón? (guiarse también por lo que “la gente dice” y lo que “ustedes piensan”) ∗∗ Lectura del “Paradigma de la masculinidad Hegemónica” »» Escribir ahora en la silueta sentimientos, experiencias o frases que surjan sobre las características físicas y emocionales que promueve la masculinidad hegemónica ∗∗ Reflexión individual: »» ¿Qué dice esta silueta de mí? Evaluación y Retroalimentación »» Ejercicio mediante lluvia de ideas y notas en la relatoría de la actividad

Identificar el modelo hegemónico de masculinidad, sus características físicas y emocionales, la relación con la sociedad patriarcal y su concreción en la cultura Colombiana

Ejercicio de Reflexión

Cierre

Difusión de la oferta institucional

Claridades conceptuales sobre estereotipos de género

Recolectar elementos para ajustar y mejorar aspectos del taller


LECTURAS CUENTO LOS HOMBRES SON DE MARTE Y LAS MUJERES SON DE VENUS(9) Imagine que los hombres sean de Marte y las mujeres de Venus. Un día hace mucho tiempo, los marcianos mirando a través de su telescopio, descubrieron a las venusinas. El sólo hecho de echarles un rápido vistazo a las venusinas les despertó sentimientos que no habían tenido nunca. Se enamoraron e inventaron rápidamente los viajes espaciales para volar hacia Venus. Las venusinas recibieron a los marcianos con los brazos abiertos. Habían sabido en forma intuitiva que ese día llegaría alguna vez. Sus corazones se abrieron de par en par; para un amor que nunca antes habían sentido. El amor entre venusianas y marcianos fue mágico, se maravillaron estando juntos, haciendo cosas juntos y comunicándose entre sí. Aunque eran de mundos diferentes, se deleitaron en sus diferencias, pasaron meses aprendiendo uno acerca del otro, explorando y valorando sus diferentes necesidades, preferencias y pautas de comportamiento. Durante años vivieron juntos enamorados y en armonía. Luego decidieron volar hacia la tierra. Al principio todo era maravilloso y hermoso. Pero se impusieron los efectos de la atmósfera terrestre y una mañana todos se despertaron con un tipo peculiar de amnesia: ¡la amnesia selectiva! Tanto los marcianos como las venusinas olvidaron que eran de planetas diferentes y que se suponía que eran diferentes. En una mañana todo lo que habían aprendido acerca de sus diferencias fue borrado de sus memorias y desde ese día, hombres y mujeres han estado en conflicto. PARADIGMA DE LA MASCULINIDAD HEGEMÓNICA La masculinidad es un conjunto de características, valores y comportamientos que una sociedad impone como el “deber ser de un hombre”. Existe una manera estandarizada, aceptada, reproducida y legitimada que define como deben sentir, pensar y comportarse los hombres. Dicta las normas de lo que está permitido y de lo prohibido. Esa masculinidad asignada es identificada como masculinidad hegemónica. Esa masculinidad impuesta, no es escogida, crecemos en ella, vivimos con ella, luchamos por ella. Impone una manera rígida de comportarse, basada en aspectos de poder, violencia y una supuesta, siempre lista, capacidad a las relaciones sexuales. Para los varones estas son características obligadas para mostrar y reafirmar cortantemente que es un hombre. Entre algunos de los atributos que el varón debe poseer para considerarse como un verdadero hombre están: poderoso, fuerte, rudo, competitivo, dominante, triunfador, seguro de sí mismo. Además, como lo masculino debe ser lo contrario de lo que se considera femenino, el hombre tiene prohibido manifestar emociones como la ternura y la delicadeza, o sentimientos de debilidad como el llanto, el miedo y la inseguridad. La masculinidad hegemónica actúa de maneras obvias que podemos encontrar en el consenso social de quienes nos rodean, pero también, y más delicada e inteligentemente, de maneras sutiles, casi imperceptibles y por ello muy efectivas, que tocan incluso nuestros sueños, nuestras alegrías y la manera como vemos nuestro ambiente. Es relativamente fácil tachar a algunos varones de machistas porque se les ve muy identificados con las características físicas y emocionales, con algunos roles sociales y rasgos de identidad que el modelo valora, pero es más difícil observar ese machismo cuando está en uno mismo y cuando ha tomado formas elegantes de operar, de tal modo que actúa impunemente. También es difícil para algunas mujeres detectar cómo en ellas actúa el modelo hegemónico con rasgos machistas que les configuran su actuar, su pensar, su creer. La masculinidad no es sólo la conducta de personas aisladas, ni sólo la decisión personal de querer ser con el modelo, sino que también, una estructura ideológica, una manera de ver las relaciones, la cultura, el mundo, desde donde se decide, emite y modela esa conducta. La masculinidad hegemónica actúa en todos los planos: en el individual y en el colectivo, en lo subjetivo y objetivo, en lo cotidiano personal y en lo público político. Afecta lo que decimos, lo que jugamos, las cosas que construimos e investigamos y como lo hacemos, el cuerpo que tenemos o queremos, las creencias y hasta la mismidad, es decir, aquello que creemos firmemente, la más intima convicción personal.

9 Gray Jhon. Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus. Editorial Océano Págs. 25-26


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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres

PONENCIAS Masculinidades, hombres y violencia contra las mujeres Luís Gerardo Ayala Real

“La tarea central es rehacer el mundo, redibujarlo, repintarlo” Paulo Freire ¿Por qué la mayor parte de los autores de las diversas formas de violencia son hombres y de éstos la mayoría jóvenes? ¿Qué podemos hacer? Buena parte de las reflexiones y respuestas a estas preguntas parten, hoy en día, de los significados que se atribuyen al hecho de ser “hombre”, significado que en Latinoamérica sigue intacto en su relación con el ejercicio del poder, la autoridad y el orden social. Se reconoce que las mujeres feministas propusieron las primeras reflexiones sobre las masculinidades pero también quiero decir que para nosotros la perspectiva de género no sólo aborda el estudio de la situación de las mujeres sino también el análisis de las relaciones de género, mujeres y hombres, cómo se dan las relaciones entre las mujeres y entre los hombres. Esta es una corriente que a nivel internacional propone incluir a los hombres en la reflexión de la perspectiva de la equidad de género. Por ejemplo, la atención de problemas como la violencia, hasta el momento se ha centrado principalmente en las mujeres. Pero cabe preguntarse si ¿Es posible la prevención trabajando con los hombres, favoreciendo una perspectiva relacional? y ¿Cuál es la responsabilidad de los hombres en la violencia hacia las mujeres? La socialización masculina niega y reprime la expresión emocional de la tristeza, del miedo y de la ternura, rigidiza roles y comportamientos y enajena la conducta sexual. De ahí nace la creencia de que ser hombre es ser fuerte, no llorar, distanciarse de las propias necesidades emocionales y afectivas, demostrando a diario y públicamente que se es hombre a través de actitudes temerarias, con exposición a riesgos y encarnando autoridad. Somos educados para responder a expectativas sociales, donde el riesgo NO debe ser evitado o prevenido, sino enfrentado y superado “como hombres”. Aprendemos a enfrentar problemas solos, incapaces de pedir ayuda y afianzamos una nula noción de auto – cuidado. En México, por ejemplo, se usa la expresión “no te rajes”, es decir, no te hagas mujer o no seas mujer, pues ser mujer es “ser para otros”, ser bonita, no enojarse, ser atractiva, prestar servicios y atenciones de TODO tipo, ser hermana, hija, madre, esposa o abuela, ejerciendo “profesiones femeninas”. Pero el ejercicio del poder trae para los hombres situaciones paradójicas de dominación y de dolor propio. La Triada de violencia (Kaufmann, 1989) se ejerce sobre mujeres, niñas y niños, entre hombres y sobre el hombre mismo.


27 Así la masculinidad hegemónica puede ser entendida como factor de riesgo (de Keijzer, 1998): »» Hacia las mujeres (irresponsabilidad en embarazos, violencia en la pareja y sexual y un rol central en el VIH). »» Hacia otros hombres (accidentes, homicidios y lesiones) »» Hacia sí mismos (alcoholismo, otras adicciones, suicidios, etc.) En el caso de México, por ejemplo, el 80% de los portadores de VIH son hombres. Por otra parte, muchas de las decisiones que toman los varones en cualquier aspecto de sus vidas, en muchas ocasiones son empujadas por los estereotipos y paradigmas de género que conducen a lo que comúnmente se llama accidente. Pero hay que reconocer que no son verdaderamente accidentes cuando han sido decisiones que se toman sobre la base de correr riesgos para demostrar la hombría. Las estadísticas dicen que los accidentes, homicidios y suicidios representan el 51 % de las defunciones entre los 10-14 años y el 70% en el de 15-19 años para los hombres en México. Es pertinente decir que muchos hombres padecieron violencia durante su infancia y adolescencia en casa, escuela y/o en la calle. Algunos hombres sufren abuso sexual por familiares y sus propios compañeros, en otros casos mujeres mayores los inician sexualmente. La presión de sus pares hace que la iniciación sexual en muchos casos sea vivida como una “violación”, pues negarse a tener relaciones sexuales les coloca como homosexuales y cobardes. La sexualidad masculina, vivida como afirmación de identidad y expresión de “poder”, significa un ritual de paso al mundo de los HOMBRES favoreciendo el inicio de la actividad sexual coital tempranamente. En este contexto es que los hombres aprenden a separar el erotismo de la vivencia afectiva, base del pensamiento social misógino y homofóbico de la identidad machista, predisponiendo a las ETS, VIH y embarazos no planeados, entre otras razones, al sobredimensionar la erección y la penetración como símbolos de dominación - subordinación. En las tareas de prevención la información no basta. Es en la interacción social donde se construyen las creencias y los significados culturales de ser “mujer” y ser “hombre”. Es la subjetividad el lugar de los significados, esquemas cognitivos, afectivos y el mundo interno donde pretendemos incidir cuando hablamos de procesos educativos; el universo simbólico masculino y el imaginario social. En medio de todas estas situaciones cabe preguntarse ¿Qué podemos hacer los hombres en el nivel individual? En primer lugar, reconocer y responsabilizarse de la propia violencia y en segundo término, aprender a pedir ayuda a otros hombres o grupos reeducativos cuestionando la noción de masculinidad tradicional, construyendo y apoyando versiones de la masculinidad que incluyan el respeto, el autocuidado en salud, la prevención de la violencia, la promoción de la convivencia y participando en campañas « contra » la violencia. No es suficiente solamente el castigo y la cárcel para los agresores pues es necesario imaginar, visualizar y crear condiciones que promuevan la convivencia pacífica.

diversas direcciones

¿Qué podemos hacer a nivel social - político? »» Apoyar y fortalecer las redes de apoyo familiares y comunitarias »» Conocer, dialogar y difundir la “Ley General de acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia”

en

Muchas gracias.

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La unicidad: esencia para erradicar las violencias contra la mujer Constanza Ardila Galvis El hombre y la mujer parecen ser un misterio, cuando intentamos comprenderlos sentimos que hemos fracasado. ¿Por qué no podemos comprenderlos? Porque se convierten en un misterio cuando los “estudiamos” por separado. Así nunca podremos comprenderlos. Pero si percibimos su unicidad, comprenderemos de inmediato que el problema radica en la separación que nos lleva a buscar ser “diferentes” o “especiales”, que nos limita y nos lleva a perder la posibilidad de una vida sin violencia, donde la paz es el camino permanente. Cuando nos sentimos diferentes es porque nos estamos “comparando”, haciendo juicios sobre quién es el “otro” y la “otra” y porque no son iguales a mí. Esa búsqueda incansable por la “diferencia” nos limita a ser eso que definimos que somos. Nos impide vivir sin límites. Pero más allá de limitarnos, de definirnos, por ejemplo, por el género como estamos examinando ahora la violencia contra las mujeres, nos lleva a expresar nuestra diferencia a través del ataque. La lucha por demostrar que somos “diferentes”, lo que esconde es el pensamiento de que somos “mejores” o nos lleva a expresar abiertamente que tenemos limitaciones en algunas cosas y que debemos ser aceptadas/os así. Cuando el otro es “diferente” y yo creo que poseo la “verdad”, puedo atacarlo y lo justifico. Podemos mostrar que somos “especiales”, por lo tanto el “otro” que no comparte esta diferencia, es “menos”, “inferior”, o por lo menos, no creemos que debamos tratarlo como a un igual. Imagino que estarán pensando que tratar a alguien como “diferente” no necesariamente es no tratarlo como un igual. Pero esto se hace evidente por la manera como actuamos. Por ejemplo, cuando trabajamos para prevenir la “violencia”, señalamos que la violencia es “peor”, si está dirigida a la “mujer”. ¿Preguntamos por qué? La respuesta es porque es más débil. Pero en el fondo buscamos la “diferencia”, buscamos ser “especiales”. También fragmentamos la violencia con la idea de que haciéndolo, vemos mejor sus causas y sus consecuencias. Las clasificamos e iniciamos la comparación diciendo que una es “peor” que “otra” y así justificamos “algunas” o por lo menos no las juzgamos tan duramente. Afirmamos que: trabaja más horas (doble o triple jornada), es madre (cuida niños), está embarazada (estado de fragilidad), es decir, casi siempre es “inferior” o más vulnerable a la luz de nuestras creencias. Pero ¿Es eso cierto? Muchas culturas piensan que esto es símbolo de mayor fortaleza. ¿Será débil quien es capaz de asumir más horas de trabajo? ¿Es frágil quien asume la protección y el cuidado de la vida, en el vientre o fuera del él? Cuando asumimos esas ideas de debilidad y fragilidad estamos asumiendo que en algo (material o espiritual) somos menos que los hombres, pero buscamos ser “especiales” y que nos traten de manera distinta. Al reflexionar sobre esto, me pregunto si hemos conquistado la razón. Por eso hoy, junto con ustedes, quiero que examinemos estas ideas a la luz de la razón, para develar el engaño, un engaño que está en el modelo pedagógico o de crianza con que fuimos formados, un engaño que nos ha debilitado y que permite la descarga de la violencia. Examinémoslas en el presente, único momento donde es posible transformarnos. Para hacerlo les pido que suelten las creencias, los prejuicios y simplemente razonemos juntos, más allá de las diferencias corporales. A las mujeres presentes les pregunto: ¿Qué cualidades creen ustedes que nos diferencian de un hombre? Por favor señalen algunas: fuerza, seguridad, agresividad, creatividad, entre otras. A los hombres les pregunto: ¿Qué tiene una mujer que no tenga un hombre? Vanidad, suavidad, ternura,


29 fragilidad, inseguridad, etc. Esas diferencias que se perciben son las que han hecho que las mujeres permitamos que nos traten como un objeto sobre el cual se puede ejercer violencia. Por eso proponemos, para salir de la violencia, salir de la “diferencia”, hacernos iguales, no luchar por mostrar que somos “distintos”. Cuando somos objeto de violencia, o cuando la ejecutamos, lo que hacemos es salir de la paz, y vivimos entonces llenos de ansiedad, angustia y buscando ser reconocidos como “otro” u “otra”, “diferente”. ¿Podríamos atacar al otro o a la otra, si comprendiéramos que somos iguales? Cuando sentimos que una persona es igual que nosotros ¿Qué sucede? Recuerden: posiblemente esto hace que la queramos más, que nos acerquemos y busquemos señalar ese parecido; y lo hacemos a través de la comparación diciendo: tú y yo somos iguales en esto o en aquello, la simpatía fluye y hasta defendemos a ultranza a aquel que sentimos un “igual”. Así nace la defensa grupal. Nos hacemos iguales por raza, profesión y género entre otros, pero nos separamos como Seres unidos en el Todo. ¿Qué pasaría si sintiéramos que somos iguales a todos y a todas? Cuanta felicidad nos traería. No habría que fragmentarnos, unirnos por grupos y podríamos salir de la tribu. Pero salta en nuestra mente el rechazo. “Yo no soy igual al “otro” o la otra” para eso he trabajado, estudiado, soy hombre o soy mujer, soy rico o pobre, soy estrato X o Y. Todo esto sustenta las relaciones de poder, de dominación/sumisión, que son el soporte de la violencia contra las mujeres, los hombres, los/as indígenas, los/as afrocolombianas/as, entre otros. Todo límite que tratamos de hacer evidente nos limita. Cuando digo que “soy una mujer”, para afirmarlo hago evidente en mi cuerpo que soy diferente de los hombres, muestro en mi comportamiento que actúo como una mujer desde las creencias que la cultura me impone y que acepto; reproduzco esa manera de mostrar la diferencia y para hacer eso debo negar cualquier rasgo masculino, y por tanto, lo trasmito a mis pares y a la siguiente generación. Queremos ser libres, ilimitadas/os pero a cada paso hacemos lo contrario buscando la diferencia para ser tratadas/os con algunos privilegios y consideraciones. De esta manera cada vez somos menos libres y más fragmentadas/os. La violencia contra la mujer basada en género, nos señala que llegó la hora de juzgar, señalar y combatir el modelo patriarcal, pero NO; esta lucha y estos juicios empañan lo que hay detrás y es que somos las mujeres las que lo hemos sustentando en nuestro rol de madres, esposas, maestras y trabajadoras. Cuando una mujer siente que es discriminada, que tiene que trabajar más y ganar menos, está asumiendo que es por ser mujer y a las mujeres históricamente nos han señalado como “inferiores” para ciertos trabajos. Pero en el presente, ahora, hay que decidir dentro de cada una, si somos iguales y ver qué sucede.

diversas direcciones

Ya lo hemos hecho en muchos casos y ¿Qué ha pasado? Que somos tratadas como iguales. Veamos como históricamente han cambiado las creencias en lo profesional: médicas, ingenieras, arquitectas, psicólogas, maquinistas, trabajadoras de la construcción, conductoras de taxis, gerentes de la banca, de las corporaciones de ahorro y vivienda, entre otras; somos hoy contratadas masivamente.

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Entonces ¿Qué sucedió? ¿Hay alguna médica que se sienta inferior por su condición física de mujer? Si no siente la “diferencia” se comportará como médica sin discriminar que es “mujer” y entonces ocupará los cargos directivos que aún no ha conquistado. Pero cuando estos cambios se dan compitiendo, juzgando, atacando a los hombres, y sobretodo imitando las relaciones de poder de dominación/sumisión, no es posible ser tratadas como iguales a los hombres. No se trata de seguir viendo la “diferencia” si no de ver que podemos hacerlo todo, porque somos el Todo. El hombre y la mujer en la unicidad somos tan sólo SERES humanos y más allá de lo físico, somos energía en expansión o energía en contracción.

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres Si la materia fuera lo que nos define, estaríamos admitiendo la supremacía de lo visible, de la energía más condensada, pero si en su lugar, aceptáramos la definición de Einstein sobre la materia, donde la M= E/V2, vislumbraríamos más la conciencia, algo invisible, intangible que se expande más allá de lo que el cuerpo señala, veríamos además que la diferencia corporal nos limita, mientras la igualdad espiritual y energética nos hace ilimitados. El paradigma científico que aún no reconocemos a pesar de que hace más de 50 años lo planteó la ciencia es que “La parte contiene al Todo y viceversa”. La ciencia avanza demostrando que eso intangible que llamamos espiritualidad existe, que somos más que un cuerpo, un rol, una creencia, una costumbre, una cultura, somos el Todo. ¿Por qué nos quedamos en el pasado o inventando un futuro imaginario en el que soñamos que todos somos iguales? ¡Porque no lo somos ahora!, en el presente donde todo es posible. Pero veamos cuáles son las creencias que permiten esto. De nuevo den una respuesta honesta al alzar la mano: ¿Cuántas mujeres de esta sala se consideran buenas lideresas? ¿Cuántas de ustedes son la cabeza económica y lideran su hogar? ¿Cuántas de ustedes trabajan y apoyan la economía para el sostenimiento de la familia? ¿A quiénes de ustedes les gusta trabajar? ¿Cuántas de ustedes son jefes en sus trabajos? Ahora los hombres respondan: ¿Cuántos de los hombres presentes son amorosos y tiernos?¿Cuántos han cocinado alguna vez? ¿Cuántos han lavado los platos? ¿Cuántos han aseado la casa? ¿Cuántos han vivido el embarazo como propio? ¿Cuántos de ustedes quisieran no llevar el peso de la economía del hogar? En esas respuestas de las mujeres podemos observar las múltiples posibilidades que tienen de mostrar que son el TODO, puesto que estos son roles que la cultura señala como masculinos. En las respuestas de los hombres también podemos observar las múltiples posibilidades de expresarse, que la cultura señala como femeninos. Observen que lo que antes era casi un imposible se ha transformado y seguirá cambiando para mostrar que son inherentes a cada individuo (como indivisible), porque cada uno contiene al Todo, por eso puede hacerlo todo, expresarlo todo. No hay que olvidar que seguir en el pasado es seguir en la fragmentación y que pensar que el futuro es una ficción. Entonces ¿En qué momento se da la unicidad? En el presente, donde la vida se expresa. ¿Por qué seguimos parados en la diferencia? ¿Qué es lo diferente? El cuerpo, las creencias, los roles, el desarrollo de las capacidades, la manera de expresión de las relaciones de poder. Todo lo que hemos aceptado se puede señalar porque es la materia, expresada en un cuerpo, que está siendo lo más importante para nosotros. Lo que el cuerpo señala, es una expresión de energía donde la onda se convierte en partícula y también se expresa a través de una mente que se ha fragmentado, se ha dividido, porque busca las respuestas en la memoria, en las creencias o en la proyección de una ilusión. Esta no es la misma mente de la cual Einstein hablaba cuando decía: “Todo lo que puedas imaginar, lo puedes lograr” porque lo contenemos todo. En resumen todos percibimos el mundo desde nuestras creencias y eso mismo vemos, porque lo hemos creado. Y lo vamos a seguir creando si seguimos pensando así. Si creo que mi hijo varón o mi hija mujer deben representar las diferencias ¿Qué le enseño? A percibir la dualidad, los opuestos, la lucha de los contrarios y no su unidad, la diferencia. ¿Existe la dualidad o es sólo producto de nuestras creencias? Lo que vimos nos señala que los opuestos están vitalmente vinculados. ¿Por qué no percibimos con claridad esa unidad? Porque solamente creemos en el cuerpo y él, a través de los sentidos, nos informa sólo lo que le hemos enseñado a través de las creencias. Él confirma lo que el cerebro le informa y allí


31 están las creencias mostrándonos la dualidad, la lucha de los opuestos y por detenernos en ello, no vemos su unidad. Antes de ser concebidos somos potencial de vida. Después del nacimiento condicionamos esa vida a su opuesto. Desde esta percepción hay una sola condición para ser únicamente mujer. La negación de todo lo masculino. Pero cuando algo se hace único ¿Puede ser comparado? No, porque es único. ¿Queremos saber quiénes somos y vivir sin límites? Hagámonos la pregunta, sin prejuicios, sin creencias, sin engaños. Entonces sabremos que la expresión sexual no nos define, ni nos hace únicos, sino todo lo contrario “nos limita”. Si lo comprendemos podremos poner fin a la violencia basada en géneros. Si podemos ser Todo, si somos potencial que se puede expresar sin límite ¿Por qué no optamos por serlo TODO? De manera inconsciente nos fragmentamos y ahora, en el presente, de manera consciente podemos volver a la integralidad, a la unicidad del Ser. ¿Por qué se da la fragmentación? “Dividid y reinaréis” lo resume todo. Dividirnos hace parte de las relaciones de dominación/sumisión. Así no vemos nuestro potencial y no vivimos lo que nos corresponde. ¿Qué esconden las relaciones de dominación/sumisión? Esconden el miedo, que nos hace buscar el control y es a partir de este deseo de no tener miedo, de vivir en la seguridad, que hemos aceptado que es mejor vivir en las creencias, salir de la incertidumbre aunque tengamos que vivir en la violencia. Hay que tener claro que detrás de la búsqueda del control, lo que hay es miedo. Miedo de no ser “superiores”, es decir, de creer que somos “inferiores”. ¿Qué buscamos con el control? Buscamos seguridad porque la seguridad tiene su propio magnetismo y atrae lo que denominamos “bueno”, “exitoso”, “próspero” (poder). La comparación, el control, el juicio o mejor el prejuicio son los aprendizajes pedagógicos en los cuales se han desarrollado las relaciones de poder que se trasladan a las relaciones dentro de la familia, frente al género, al poder adquisitivo y al conocimiento. Cuando se aceptan estas relaciones de dominación/sumisión, la mejor defensa es la ofensa, la agresión y la violencia. Así siguen sustentándose las violencias contra la mujer. Pero al descubrir porque nos comportamos de una manera determinada, podemos actuar de otra y eso paraliza la mente mecánica, la mente fragmentada que se basa en el pasado para proyectar el futuro. Así la mente deja de ser reactiva e incluso nos sorprende con acciones inteligentes inmediatas. Actúa como si en un momento fueras “hombre” y en otro “mujer” y entonces comprendemos que no hay diferencia, sino la expresión de la energía de manera diferente. Si hay una energía expansiva habrá equilibrio y armonía, si la energía se contrae es porque hay miedo y este hace que nos expresemos de manera desequilibrada y violenta.

diversas direcciones

Conociendo nuestro potencial podemos jugar con las polaridades de modo consciente. En el género la integralidad es un estado neutro que nos da la posibilidad de decidir qué expresión determinamos en cada instante. La tolerancia no es para el “otro” o la “otra”, es para nuestro propio potencial. La lucha que estamos desarrollando es por la energía y la información y se hace evidente en: la guerra de los sexos, la guerra entre naciones y los conflictos de toda índole.

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Participantes de todas las edades

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres Cada uno pregúntese: ¿Quién soy? ¿Quién soy como mujer? ¿Quién soy como hombre? Si comprendemos que somos el Todo, si lo decidimos, somos además el puente a la unidad. La gran pregunta es: ¿Los hombres y las mujeres somos iguales? NO SOMOS IGUALES, SOMOS ÚNICOS. Cuando somos únicos, no nos comparamos, se elimina la posibilidad de sentir o pensar que somos “inferiores” o que somos “menos seguros” que otros o menos hermosos o menos inteligentes, etc. ¿Qué puede suceder si aceptamos que somos únicos? »» Que avanzamos en la unicidad como seres que se contienen uno al otro »» Que comprendemos que la expresión sexual es única en cada Ser y que su elección es perfecta »» Que podemos expresar una nueva forma de masculinidad y feminidad, que nos hace únicos y no causa conflicto Si no nos basamos más en la desigualdad antagónica y nos asumimos como únicos interna y externamente, si descubrimos lo que tenemos de masculino y femenino, según los términos culturales, sin negar, denigrar o exaltar ninguna de sus características, si equilibramos las partes negadas de nuestro ser, nos conectaremos con ese “otro” y esa “otra” sin temor ni necesidad de control y en ese equilibrio y esa paz no es posible ejercer violencia. Si nos sentimos únicos, integrales y coherentes, poseedores de lo masculino y lo femenino y mantenemos la totalidad del potencial energético y la información que este potencial contiene; pregunto: ¿Tendríamos necesidad de dominar o someter a otro u otra? ¿Nos sentiríamos inferiores? o ¿Nos sentiríamos mejor porque estaríamos completos? La clave es comprender la unicidad como la esencia para transformar las relaciones de dominación/sumisión a partir de la comprensión y en este caso que tratamos hoy, de la integralidad del género. ¿Qué hacer? Cuestionar nuestros pensamientos acerca de la necesidad de “diferenciarnos”. Develar que en la diferencia no está la seguridad. Ver que en la diferencia, no se encuentra la erradicación de la violencia sino su sustento. Es decir, comprender la UNICIDAD, no sólo de la energía que científicamente prueba que somos todos ella misma, sino de eso intangible que no puede ser examinado, analizado ni comprendido desde la división y la diferencia: LA ESPIRITUALIDAD que nos une COMO CREADORES Y POSEEDORES de la paz. Muchas gracias.

Transformarse para ser un buen hombre. Democracia familiar, intervención estatal y cambio socio cultural en Colombia(10) Marco Julián Martínez Moreno Desde 1991 las instituciones y programas sociales gubernamentales colombianos han apuntado a la reducción de la violencia a través de la «democratización de las relaciones ciudadanas», especialmente en la familia, como una manera de mejorar la sociedad y aparecer como una nación pacífica ante la comunidad internacional. La finalidad de estos programas es crear guardianes de los derechos humanos desde la familia para que actúen en la esfera pública como ciudadanos democráticos. A partir de la década de 1970, diversos abordajes antropológicos han descrito y analizado procesos mediante los cuales la familia ha sido objeto de intervención de las políticas sociales de Estados contemporáneos (Ong, 1990). Aihwa Ong, por ejemplo, menciona que en países como Francia, Singapur 10 Una versión preliminar de esta presentación fue publicada en Martínez, 2010. Agradezco la lectura y comentarios del profesor David Gutiérrez-Giraldo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá.


33 o Malasia el dominio doméstico ha sido definido, manipulado y sujeto a programas de regulación de la salud, la educación y el bienestar, que imponen diferentes modelos de organización social y funciones de individuos y unidades sociales tales como las instituciones, el Estado y la familia. La antropóloga analiza cómo en Malasia mujeres y familias son redefinidas, tanto por discursos modernos como por otros propios de algunos sectores del Islam, mediante conceptos, políticas y prácticas estatales que, promovidos desde las clases medias, configuran funcionalmente la femineidad en ese país. Estos programas representan formas de «biopoder» o mecanismos de control de poblaciones utilizados por el Estado para asegurar bienestar y productividad (Foucault, [1976] 2005). El biopoder es ejercido a través de tecnologías sociales y científicas de comprensión y dominio la vida diaria (Foucault, 1980, citado en Ong, 1990). Identifico para Colombia una forma de biopoder dirigida a afrontar la violencia mediante la protección de los derechos individuales y de la estructura familiar tradicional. Como investigador de contextos burocráticos, observé cómo los agentes del estado, entre los que incluyo a los burócratas, líderes sociales y representantes de ONG, privilegiaban prácticas de protección de la unidad familiar al tiempo que buscaban el reconocimiento de los derechos de los individuos integrantes de la misma. La incorporación del concepto de «las nuevas masculinidades» en la acción estatal vino acompañado del reconocimiento de la cultura como objeto de intervención política, disciplinar, ética y moral. Cultura inscrita en los individuos, la cual debía modificarse, buscar su cambio, a través de la educación en derechos humanos, para formar ciudadanos culturalmente conscientes. ¿Cuáles son las aproximaciones hacia la masculinidad, la cultura y la familia hechas por los agentes de estado? ¿Cuáles son las creencias tras la idea de la familia como dominio de intervención para producir un nuevo ciudadano? ¿Cómo se relacionan estos supuestos con la implementación de políticas públicas centradas en la garantía de derechos? Estas preguntas planean una discusión desde la antropología del Estado y las políticas públicas, para problematizar la producción de políticas de género, considerándolas inscritas en procesos socio culturales que interpretan, clasifican y generan realidades (Ramírez, 2010). También incitar a la reflexión de categorías a veces naturalizadas como las de género, violencia y gobierno en sociedades multiculturales, donde las consideraciones de justicia y el ejercicio de los derechos están presentes en las agendas políticas nacionales.

diversas direcciones

En esta presentación exploro algunos supuestos legales y epistemológicos que fundamentan el tratamiento privilegiado de la familia y sus integrantes por parte de la política pública social de Colombia, para llegar a la equidad de género y la garantía de derechos a través del cambio cultural. Primero, describo cómo surge mi interés investigativo a partir de mi experiencia profesional en programas de intervención estatal sobre la violencia en la familia. Segundo, describo los antecedentes legales y políticos que sustentan las prácticas de intervención para erradicar la violencia doméstica. Tercero, caracterizo la noción de cultura, objeto de intervención y cambio por parte de los agentes de Estado. Cuarto, examino la relación entre intervención, violencia y género, siendo estas dos últimas categorías de interés para la política pública sobre familia en Colombia. Por último, trazo posibles rutas de investigación y reflexión que permitan abordar al Estado como productor de cultura cuando gobierna sociedades multiculturales.

Interés por las prácticas de gobierno

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Comencé a trabajar en distintas instituciones de gobierno de la ciudad de Bogotá encargadas de la protección de la familia y de la prevención de la violencia doméstica. Estudié las formas de atención a víctimas de violencia intrafamiliar y la judicialización a los agresores; el propósito era mejorar la eficiencia del sistema bogotano de bienestar familiar (DABS, 2006; SDIS 2008). Hice etnografía sobre «masculinidades tradicionales» en contextos donde se desconocen, pasan por alto o conculcan los derechos de las mujeres. Analicé el uso social de la violencia como parte del ejercicio de la autoridad

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres en espacios privados o íntimos, donde el Estado es considerado como un actor ilegítimo. Consideré los fenómenos de violencia como desenlace potencial del conflicto inherente a las jerarquías y órdenes simbólicos de género y a la inscripción de lo masculino sobre lo femenino, siendo esa tensión relativa entre hombres y mujeres el locus de la violencia (Das, 2000; Bourdieu, [2001] 2004; Jimeno, 2004). Como investigador de contextos burocráticos, observé cómo los agentes de Estado (jueces, defensores públicos, trabajadores sociales, psicólogos, fiscales, médicos, pedagogos, etcétera) privilegiaban prácticas de intervención social en la familia. Esta acción social se fundamentaba en el convencimiento de que educar en materia de derechos humanos posibilita la formación de ciudadanos culturalmente conscientes, capaces de ejercer el autocontrol y vivir pacíficamente en cualquier contexto social. El ciudadano ideal sería aquel que contribuye a la preservación del orden social, valora la unidad familiar y obedece las instituciones públicas, difundiendo valores democráticos desde el hogar hacia la esfera pública. Esta finalidad concreta de la acción estatal me hizo reflexionar acerca de las representaciones sociales que fundamentan lo que he denominado en otras oportunidades «procesos de cambio social inducido» (Martínez, 2006 y 2005) y sobre cómo, a partir de imperativos legales e ideológicos, los agentes estatales configuraban acciones de intervención estatal (Bauman, 1989; Dean, 1994). Igualmente, me llevó a discutir la pertinencia del pensamiento antropológico en el momento de planificar prácticas de intervención, considerando que deben ser enmarcadas en la complejidad que ameritan el análisis y la transformación de las relaciones sociales (Bonfil, 1983; Marcus y Fisher, 2000).

La violencia como desintegradora, la igualdad como imperativo y los derechos como referencia En la Constitución Política de 1991 el Estado colombiano reconoció la diversidad étnica y cultural de sus ciudadanos y a la familia como institución social y «núcleo fundamental de la sociedad». La novedad de la nueva carta política fue considerar que las relaciones familiares se basan en la igualdad de deberes y derechos de la pareja y en el respeto recíproco de sus integrantes, de manera que, en consecuencia, cualquier forma de violencia en la familia atenta contra su «armonía y unidad».

Movilización en Bogotá

Durante la década de 1990, la Red Nacional de Mujeres, Mujeres por la Democracia, Mujeres del Movimiento Popular y asociaciones de mujeres indígenas, afrocolombianas y campesinas, gestionaron leyes y políticas públicas para acceder a múltiples esferas de la sociedad y a ciertos niveles decisorios del Estado (Cuesta, 1992; Serrano et al., 2010). Producto de esta movilización, a partir de 1993 y hasta 2008 surgieron leyes que penalizan la violencia -incluso la sexualcontra la mujer en el seno familiar. Con ello, el Estado colombiano desarrolló legislaciones internacionales para integrar


35 la perspectiva de género en su ordenamiento interno e hizo explícito su propósito de transformación hacia una sociedad democrática e incluyente (11) . De manera paralela, la Corte Constitucional describió la familia como un entorno donde deben primar los valores liberales y la democracia familiar, explicando entonces el alcance del texto constitucional a la protección familiar (Sentencia C-285 de 1997). De esta concepción, la acción estatal y ciudadana se orientó a salvaguardar los derechos humanos de los miembros de la familia y a incorporar en el Código Penal Colombiano el delito de violencia intrafamiliar. A finales de la década de 1990 el gobierno nacional diseñó el programa de prevención de violencia familiar Haz Paz (ICBF, 2000), cuyos objetivos son ordenar valores, roles e identidades de género a la realización de la igualdad jurídica entre hombres y mujeres, y a la protección de la familia. […] como núcleo fundamental de la sociedad y principal instancia mediadora entre las personas, la sociedad y el Estado como espacio democrático, [para lo cual] debe promover la igualdad de derechos y oportunidades entre el hombre y la mujer y brindar seguridad, protección y afecto a sus integrantes (Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, 2004). La finalidad de Haz Paz es transformar una «cultura patriarcal» que asocia la masculinidad con el uso de la violencia y la femineidad con el padecimiento de esta asociación, de manera que se posibilite o facilite la existencia de la familia y de la sociedad democrática. No obstante, y a pesar de los postulados sobre el género, el programa en general actúa para la protección de los derechos de la infancia. Además de la política mencionada, existen otras de carácter local que privilegian los derechos de las mujeres o de la infancia en el afán de protección tanto individual como colectiva de estos grupos poblacionales. El ordenamiento legal colombiano contempla una conexión entre familia, género, ciudadanía y convivencia en niveles específicos y generales de la sociedad, y da por hecho que la convivencia y la igualdad de género en el seno familiar son equiparables a las que se dan a nivel social (Serrano et al., 2010). La categoría de armonía y unidad familiar establece una organización social funcional a la sociedad y representativa del deber ser de hombres, mujeres, generaciones y relaciones entre los miembros de la familia, que deben ser reproducidos en una escala mayor. Igualmente, el concepto de democracia en la familia, redefine el papel de los individuos en la familia, estableciendo una relación también funcional entre individuos y sociedad, redefiniendo el concepto de familia. En este conjunto de representaciones, la violencia doméstica tiene necesariamente una repercusión social; y a partir de esta comprobación el Estado configura cierto carácter ciudadano que le permite intervenir como garante de derechos en esferas íntimas, familiares o privadas.

El cambio cultural a través de la transformación del individuo diversas direcciones

Existe una tensión entre la armonía y la democratización de la familia, de cuya relación se conceptúan esquemas de prevención de la violencia doméstica y mecanismos de intervención social que se enfocan en la transformación de los individuos que componen la unidad familiar. Teniendo en cuenta el imperativo de trabajo en género y de garantía los derechos, los profesionales de la intervención buscan que los hombres cambien sus relaciones con el mundo familiar (DABS, 2002 y 2003; ICBF, 2002; Ministerio de Salud, 2006), haciéndolos reflexionar sobre sus patrones de crianza,

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11 Desde 1993 se han sancionado por lo menos veinte leyes y políticas destinadas a proteger a las mujeres de diversas características y condiciones sociales y culturales.

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres utilización de la violencia y la apropiación del derecho. También procuran que las mujeres adquieran poder -empowerment- para hacer valer sus derechos, actuar en la esfera pública y tener injerencia social y política (Consejo de Bogotá D. C., 2003). Partiendo de la necesidad de garantizar la unidad, los agentes proponen garantizar los derechos de los hijos de la pareja, para garantizar el denominado correcto desarrollo. En mis observaciones de los métodos de protección de miembros de la familia, noté que cuando una mujer va a una comisaría de familia a presentar cargos contra un agresor, los-as comisarios-as, siguiendo lo escrito en la ley, tienen que ponderar sus derechos con la «armonía y unidad familiar». Más tarde en el proceso, la mujer es asesorada por defensores públicos y tratada por médicos, psicólogos y trabajadores sociales. Aplicando la legislación vigente en materia de derechos humanos, estos profesionales le ofrecen a la denunciante alternativas que ella ignoraba que tenía, tratándola como una mujer autónoma, capaz de ejercer sus derechos por sí misma. No obstante, la mujer también es interpelada por la Fiscalía, quien la trata como madre y esposa, mencionando la importancia de ella como sostén de su familia, ofreciéndole una confusa dicotomía -entre ser mujer/ciudadana o madre y esposa- y asegurando la protección de la familia. Las personas identificadas como violentas ingresan en el sistema de bienestar familiar bajo la clasificación de personas vulnerables, carentes, necesitadas, excluidas o marginales, ora por sus características socioculturales, ora por su nivel socioeconómico (DABS, 2006; SDIS 2008). Psicólogos, trabajadores sociales, médicos o abogados, entre otros profesionales de la intervención(12), privilegian técnicas legalistas, psicológicas y pedagógicas tales como los talleres familiares, las capacitaciones en derechos humanos o los procesos de formación a familias, y buscan identificar costumbres, normas, comportamientos y actitudes «causantes de violencia» y de desintegración familiar. Entre las causas comúnmente relacionadas por los agentes se cuentan la percepción de la figura de autoridad en el padre o esposo, la utilización del castigo como herramienta pedagógica, la agresión como mecanismo de expresión, la consideración de las mujeres como objeto de satisfacción sexual de los hombres, la permisión de relaciones sexuales entre menores de catorce años, el confinamiento de la mujer en el espacio privado, o la resolución de conflictos sin que medien diálogo ni reconciliación. Para los profesionales de la intervención, estos fenómenos son «problemas culturales» circunscritos a la tradición. Estas causas mezclan preceptos del derecho positivo con ideales morales sobre los individuos, la familia y la sociedad. La cultura es asumida como una colección de tradiciones propia del individuo, susceptible de ser resignificada y paulatinamente abandonada a través de la reflexión colectiva o individual acerca de hábitos y costumbres experimentadas a lo largo de la vida (Jimeno, 2008). Desde esta perspectiva, la cultura se relaciona con el grado de desarrollo de personas y colectivos y permite ubicar las sociedades tradicionales en la base de una escala contrapuesta a las sociedades modernas. Por último, los agentes observan en la cultura rasgos y expresiones de resistencia, así como «prácticas tradicionales» nocivas para la realización universal de los derechos humanos como referente de integración social(13) en la familia nuclear. Ello actúa como un mecanismo que moldea las emociones de los individuos, generando solidaridad social por la cohesión resultante de una semejanza en la conciencia de las personas (Durkheim, [1912] 2006; Radcliffe-Brown, [1939] 1974). 12 Para Mosquera (2006, 2007) las profesiones involucradas en los procesos de intervención social son denominadas «relacionales». Ellas remiten a la aplicación de conocimiento científico de las ciencias sociales y humanas en relaciones de ayuda y acción social, cuyo efecto es el fortalecimiento del lazo social, otorgando legitimidad a los procesos ya mencionados. 13 Al respecto, véase el documento publicado por el Fondo de Poblaciones de las Naciones Unidas (2008), que de manera explícita aborda la cultura y «lo cultural» como variables que deben ser consideradas, intervenidas y transformadas por los Estados cuando se deben ampliar y garantizar los derechos humanos.


37 La noción de cultura que acabo de describir combina un enfoque evolucionista con uno configuracionista de la sociedad. Además, constituye un esquema cognitivo (Strauss y Quinn, 1997) que se instaura como una categoría con validez técnico-científica condicionante del sentido civilizatorio de la intervención estatal sobre la vida de los individuos y grupos sociales subordinados. El enfoque evolucionista se caracteriza por la manifestación de ciertos rasgos de comportamiento y actitudes que representan un estadio social donde predominan creencias erróneas y arcaicas características de un estadio de barbarie (Tylor, [1865] 1964, [1958] 1975). Este esquema recoge postulados del siglo XVIII, cuya idea de «progreso» estaba acompañada de un movimiento hacia la «perfección» con el avance del tiempo (Harris, [1968] 1997; Rossi y O’Higgins, 1981). De acuerdo con el enfoque configuracionista, las creencias crean pautas inconscientes que determinan la acción y el pensamiento, expresados en valores o principios que orientan a las personas (Benedict, [1934] 1959); se asocia a los estudios de cultura y personalidad que trataron la mente y el individuo como objetos de interés científico bajo la influencia de paradigmas psicobiológicos, especialmente de la primatología y el psicoanálisis freudiano en los primeros cuarenta años del siglo XX (Haraway, [1989] 1991); y, en fin, apunta a la búsqueda de la «felicidad» mediante la intervención de la organización familiar como locus donde el individuo asume la responsabilidad de su propio destino (Harris, [1968] 1997). Que los agentes de estado tengan estas nociones de cultura no significa que compartan los cuestionamientos teóricos ni las metodologías de investigación de los y las antropólogas representantes de estas teorías de la cultura; no obstante, aquéllos procuran hacer un análisis científico, positivo u objetivo de los atributos y rasgos culturales, para a partir de ahí evaluar éticamente la experiencia vivida por los sujetos de su intervención (Bauman, 1989), estructurada por sus nociones absolutas de verdad, ética, estética y justicia. Esta racionalidad proyecta un deber ser individual, familiar y social anclado en discursos sobre derechos humanos (Comaroff y Comaroff, 1997 y 2004) y en modelos ideales de la familia burguesa nuclear, asumida como núcleo sine qua non del buen funcionamiento social. Los agentes de intervención proceden a la domesticación de las emociones y a la racionalización de la conducta en el contexto familiar, buscando la transformación del comportamiento y la sensibilidad hacia la autocontención (Elías, [1939] 1987).

diversas direcciones

La calificación cultural de ciertos aspectos de la vida permite justificar la estandarización de los individuos cuando existen divergencias morales y jurídicas que amenazan «un correcto funcionamiento» del conjunto social. De este modo, los agentes estatales sancionan las diferencias del individuo cuando deviene sujeto de intervención y lo responsabilizan de su situación en el proceso de transformación(14) (Das, 2008). Simultáneamente, establecen una historia humana universal cuyo culmen civilizatorio está representado por el modelo cognitivo y emocional -social y legalmente Movilización en Barbosa, Santander

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14 Veena Das (2008) menciona, describiendo un programa de inmunización de la Unicef en la India, que muchos niños que no fueron vacunados oportunamente, fueron «castigados» luego por el Estado denegándoles ciertos servicios sociales (como el registro civil) con el propósito de conseguir el bien público. Esta actuación fue caracterizada como una «estrategia exitosa» por la organización internacional, pues obligaba a los padres a inmunizar a sus hijos. Das resalta que los principios utópicos -globales- de la estrategia de cubrimiento distaban de la realidad de los contextos que buscaban intervenir, por lo cual la ignorancia sobre las condiciones de los habitantes de los pueblos de Sarguja terminaba penando aún más su situación de vulnerabilidad.

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres validado por el pensamiento liberal- sin romper con cierto orden tradicional de las cosas - status quo (Malkki, 1996 y 1995).

Intervención, cultura y género La intervención estatal puede identificarse como una acción que parte del conocimiento y caracterización de la sociedad para mejorarla posteriormente a través de la manipulación técnico-científica la vida (Foucault, [1976] 2005). Como mencioné, esta manipulación es el medio a través del cual se trasmiten rasgos culturales que apuntan a la estandarización social; por eso puede relacionarse con tecnologías de modernización que asientan una forma de pensar legítima en un contexto político particular y, después de analizar los contenidos trasmitidos en la intervención, hacerse una lectura de los ideales de la cultura hegemónica (Ruiz, 2005). Los supuestos conceptuales y las técnicas de intervención de los fenómenos de violencia doméstica no permiten a los agentes de estado descentrarse y reconocer la complejidad y la contextualidad en la configuración del uso y las situaciones donde se expresa la violencia. De allí que sus acciones legalistas y psicologizantes no incluyan el entendimiento histórico y cultural que ayuda a explicar concepciones culturales de la vida (Mosquera, 2008), ni los significados de «violencia» y «autoridad» que entran en negociación cuando se interpela a los sujetos sobre su «agresividad», «intolerancia» y «desconocimiento de los derechos» (Jimeno, 2008). Esto sugiere que para los agentes estatales no es clara la distancia que media entre la norma como ideal y la norma como práctica, entre el discurso de los derechos, su puesta en acción, ni la percepción de la influencia que tiene el sistema cultural para debilitar o contradecir principios como la igualdad de género o las preferencias en la identidad sexual (Jimeno et al., 2007). Los fenómenos de violencia se configuran a partir de referentes culturales, históricos, sociales, y psicológicos que entrelazan cogniciones y emociones. La violencia, como acto social, es moldeada por la cultura particular donde sucede, dentro de relaciones específicas entre las personas y los grupos sociales (Peteet, 1994; Jimeno, 2004). Desde esta perspectiva, la cultura es concebida como un sistema de referencia que otorga sentido a los actos cotidianos, a las prácticas y discursos. Así, el sentido cultural del uso de la violencia cambia con la sociedad y la historia del grupo (Jimeno et al., 1998). En la ciudad de Bogotá, capital económica y cultural del país, conviven personas con identidades y adscripciones socio culturales diversas. También coexisten varios modelos que se disputan el control de los significados de «familia», «masculinidad» y «femineidad»: los «tradicionales» y el «humano/ ciudadano»(15) . Esta disputa presenta una disyuntiva. Durante mi trabajo de campo, a los hombres interpelados acerca de su identidad y roles de género en la familia y con su pareja se les presenta una confrontación social e individual: son considerados machistas porque utilizan la fuerza para imponerse en contextos predominantemente masculinos y a la vez ocultan sus sentimientos a causa de la sanción social que se manifiesta en el rechazo y la denominación de «maricas» por parte de los demás. La alternativa políticamente correcta en ámbitos públicos y privados sería la de ser un hombre que privilegia los valores democráticos y el acercamiento a la dinámica familiar. No obstante, el modelo humano/ciudadano todavía es rechazado en varios contextos socioculturales 15 Acerca de la configuración del concepto de humanidad, véase la discusión planteada por Haraway ([1989] 1991) cuando remite su constitución a los referentes de normalidad de la sociedad euroestadoudinense (euroamerican): un ser masculino, blanco, dueño de los medios de producción, consciente de su entorno, racional y amo de su destino. Tal representación se define por oposición a atributos de género femeninos, de animalidad y artificialidad, y remite al referente desde el cual se estructura la sociedad patriarcal.


39 porque los hombres lo asocian a lo femenino, opuesto de lo masculino, y consideran que desplaza su autoridad a un lugar desconocido por fuera de «su familia». Lo anterior significa que ajustarse o no a los modelos ennoblece o estigmatiza a los hombres y los ubica en jerarquías y clases que crean desigualdades y privilegios sociales teniendo en cuenta su habilidad -adquirida o no a través de la práctica que inicia con la crianza (Godelier, 1996; Ramphele, 2000)- para encarnar la norma de género culturalmente validada. Movilización en Bogotá Entonces, el modelo humano/ciudadano también debe luchar simbólicamente contra ciertos modelos que las culturas locales valoran como buenos, justos o bellos: los patrones de crianza, uso de la violencia y concepción del derecho resultan de una historicidad propia que remite a un estudio social, cultural y económico de la configuración del género en Europa septentrional como núcleo de la modernidad (Haraway, [1989] 1991). La pugna por la soberanía del esquema humano/democrático pasa por la graduación de civilidad de las sociedades a las que los estados modernos quieren restituir sus derechos. Es decir, ante todo: la formación de ciudadanos conscientes de sus derechos en la familia remite al estudio del valor simbólico y al poder de los modelos culturalmente validados sobre la organización social, la masculinidad y femineidad, y al de los mecanismos de negociación cultural que permitan adoptar «nuevas maneras» de ser integrantes de una familia.

Hacia el tratamiento del Estado como productor de cultura Tras el análisis de los supuestos legales y epistemológicos de la intervención estatal de la familia en Colombia, surge la necesidad de hacer etnografía multisituada (Marcus, 1995) para analizar los supuestos culturales y la construcción social de discursos y prácticas de intervención sobre la violencia y la familia, teorizar acerca de los procesos de democratización en contextos multiculturales (Comaroff y Comaroff, 1997) y hacer el ejercicio de historización, análisis y crítica a concepciones totalizantes tales como humanidad y derecho (Malkki, 1996) en cuanto componentes del proyecto de modernización.

diversas direcciones

Esta presentación también plantea el interés por analizar la racionalización que de los «problemas sociales» hacen los agentes estatales cuando aplican el conocimiento científico. Como anota Bauman (1989), otras formas de violencia pueden ser ejercidas por el Estado cuando su interés es erradicar formas de violencia estructural (Scheper-Huges y Bourgois, 2004; Bourgois, 2009) como la desigualdad de género, o de violencia simbólica (Bourdieu y Wacquant, [1992] 2004) como la tolerancia de las mujeres hacia el «machismo». Estas violencias emergentes, tanto como el cuestionamiento moral de las prácticas culturales de los individuos subordinados, se naturalizan en prácticas burocráticas (ScheperHuges, 1996) que buscan el bien común. Por último, el dominio estatal sobre la familia y la diferencia invita a pensar cómo estudiar la agencia, la identificación desde la diferencia, la adquisición de poder y la relación de individuos, poblaciones y sociedades subordinadas con el Estado (Bhabha, [1998] 2003); es decir, a considerar el análisis de la realidad de personas y grupos sociales, quienes toman posición, rechazan o se apropian conceptos y

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valores transmitidos a través de los programas de democratización de la sociedad.

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Sujeto masculino en las telenovelas y algunas formas de violencia Jhon Alexander Vargas Rojas Esta ponencia es el resultado de un proyecto de investigación realizado en torno de la producción de feminidad en escenarios masculinos, es decir, ¿Qué pasa con mujeres que entran en escenarios masculinos y qué sucede con los hombres que entran en escenarios femeninos como las telenovelas? Hasta hace unos 10 años se consideraba que las noveles eran un espacio netamente femenino y que no decían mucho de la masculinidad. Trato de pensar la forma como estas novelas contribuyen en la construcción de identidad. El primer ejemplo que traigo es sobre las “Muñecas de la Mafia”. Sus afiches promocionales destacan a los hombres rodeados de seis mujeres y una serie de aspectos simbólicos que lo que tratan es de definir que para ser hombre, como para ser mujer, hay que cumplir con una serie de demandas, rasgos y características que esquemáticamente vistas se puede exponer de la siguiente forma: Para llegar a ser sujeto hay que cumplir con una performatividad la cual requiere de una iteratividad constante, tan repetitiva que llega a aparecer como algo que no se pregunta ni se cuestiona. Pero otra forma fundamental en este esquema es la exclusión teniendo en cuenta que en todo caso, la elaboración del sujeto se hace sobre la base de formas que no son, en este caso, no son tan hombres, lo cual supone una forma de relación frente a los otros sujetos. Se entiende el sujeto como “la imbricación incoherente e inmovilizada de varias identificaciones que está constituido en y a través de la iteratividad de su actuación, una repetición que le sirve a la vez para legitimar e ilegitimar las formas de identidad que lo producen a él” Una de las estrategias que se emplean para esta construcción de sujeto es la violencia sobre la masculinidad misma y sus efectos reiterativos se hacen visibles en sus relaciones. Lo que observamos en las novelas es que el primer elemento violento radica en las masculinidades y a partir de ahí en todas las relaciones que establece. “La política de la violencia opera al regular qué podrá o no podrá aparecer como efecto de la violencia” (Butler, 1992). Es decir, muchas veces la violencia que aparece es tan fuerte que ocasiona que no se entienda como violencia lo que pasa sobre sí. Es lo que sucede con las novelas que al mostrar las mujeres como objeto sexual, no parece violento porque sucede en una telenovela. La


43 violencia opera de una forma tan estratégica que hace que este hecho no se nombre como violento. La novela está produciendo algunas verdades, cuerpos y formas de relacionarse.

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Tenemos cinco aspectos a los que me quiero referir a continuación basado en Butler. Primero: existen normas sociales que determinan la ontología de la heterosexualidad. Algunos afirman que ser hombre es algo con lo que se nace, se nace con pene o vagina. Segundo, hay situaciones que determinan la autenticidad de determinadas corporalidades. En las novelas se observa que los hombres tienen marcas, tienen muchas mujeres, tienen automóviles, elementos que lo hacen un macho auténtico. Tercero, ¿Cuáles son los lugares identificatorios que otorgan deseo e idealización? Los sujetos se elaboran en clave de reconocerse o identificarse con una cosa. Alrededor de este reconocimiento encontramos el cuarto aspecto que son los elementos que definen la exclusión y finalmente una quinta consideración referida a las formas de trayectoria narrativa que se emplean para proponer o mostrar estas formas de masculinidad.

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FORO Y EXPERIENCIAS DE TRABAJO CON HOMBRES EN CALI Y MEDELLÍN En este espacio, los y las asistentes manifestaron sus inquietudes a los y las ponentes del encuentro, lo cual además facilitó al final, la expresión e intercambio de comentarios, ideas y experiencias relacionadas con la temática del encuentro, por parte de asistentes y ponentes así: Preguntas: ¿Las personas con discapacidad tienen las mismas características propias del género? ¿Cómo son las masculinidades de los hombres transgeneristas y dónde queda la feminidad de las mujeres transgeneristas? ¿Hasta qué punto el Estado configura una forma de masculinidad nueva o renovada? Marco Julián Martínez Moreno: “Quiero decir que cuando hablamos desde la intervención social, cuando hablamos de diferencia o subjetividad, hablamos también de aquellas formas de masculinidad que son devaluadas por los discursos políticamente correctos. Debemos reconocer que esta sociedad produce formas de ser hombres o ser mujer que no necesariamente entran en concordancia con lo que postula la modernidad liberal que es la que actualmente se posiciona, entrando a subordinar otras formas de ser hombre. En este caso estamos hablando de la diversidad y de su relación con el Estado, tema particularmente sensible cuando nos referimos a los derechos de las mujeres en contextos culturales diferentes como pueden ser los indígenas, los campesinos, los afros. Entonces reconocemos diversas formas de construcción cultural de estos significados o reconocemos un sujeto único y universal, que es el que considero plantea el discurso de los derechos humanos”. Preguntas: ¿Por qué en Colombia hay tanto machismo? ¿Por qué los hombres consideran a la mujer como un objeto? ¿De qué forma se puede evitar esta violencia sexista generada por los medios de comunicación? ¿Por qué la Comisión de Televisión permite estas novelas con estos contenidos? Jhon Alexander Vargas Rojas: “Hay un proceso histórico en Colombia relacionado con la influencia judeocristiana que ha marcado mucho lo masculino y lo femenino. Y eso es lo que culturalmente se ha enseñado sobre ser hombre. Se proponen formas que dicen que ser masculino es una cosa y ser femenino es otra cosa, pero eso puede romperse, hay otras posibilidades. Pero uno puede pensar también que esto no es ser hombre y que hay otras formas”.

Comentarios del público y experiencias de trabajo con hombres en Cali y Medellín »» “Quiero destacar que hay preguntas acerca de por qué no se trabaja con hombres pero definitivamente, como decía el compañero, no a costa del empoderamiento de las mujeres. A los gobiernos esto no les interesa, nosotros estamos siempre al borde de que nos quiten el recurso y eso siempre se vuelve una búsqueda de recursos muy complicada. Por eso es tan importante que esos colectivos de hombres que se piensan el tema se amplíen y sean también los hombres quienes agencien este tipo de programas”. »» “Si bien yo creo que los hombres deben tener su espacio para reflexionar, pero nosotras las mujeres necesitamos tener bien claro que es importante saber ustedes qué descubren y que sepan qué descubrimos nosotras y tener puntos de encuentro”. »» “Nosotros estamos trabajando en espacios reflexivos y de diálogo con hombres y le apostamos a fortalecer esos espacios para crear caminos de encuentro, dar el debate y construir nuevas posibilidades. Pero hay que crear espacios de hombres para hombres para sacudirnos y pensar”.


45 »» “Si se me diera la oportunidad de volver a empezar el trabajo de prevención que inicié desde el año 1985, trabajaría todo el sistema nacional de formación de educadores. Los que menos se han transformado son los maestros”. »» “Veamos la película “Como agua para chocolate” para que apreciemos la cantidad de violencias que hay en una mujer en su relación con sus hijas. Es que el problema es que el ser humano se hiere con su propia saeta. Es el único arquero que se hiere con su propia saeta. Ese es un trabajo que hay que hacer, buscando recursos y financiamientos para hacer escucha y permitir que cada uno trabaje sobre su propia violencia, pues cada uno es único e irrepetible. El punto es que cada uno tiene que encargarse de su asunto y para eso también se necesitan recursos”. »» “Yo hablo y trabajo con hombres y me encuentro con mujeres para el debate pero también sé que no tengo matriz. Y también se que se necesita la otra postura para construir. Necesitamos recursos pero sabemos que al estado poco le interesa esto. Entonces hay que pensar estrategias y cualquier esfuerzo de los hombres o de las mujeres para construir equidad, bienvenido sea”. De igual manera los facilitadores de los talleres vivenciales compartieron algunos aspectos de su experiencia de trabajo en campo con hombres en Cali y Medellín, que se resume de la siguiente manera: Taller Abierto de Cali: Tenemos experiencias de trabajo con comunidades indígenas en el norte del Cauca, a través de la reconciliación de cada hombre consigo mismo y de cada mujer consigo misma y de la reconciliación entre los hombres y las mujeres. Este no es un trabajo contra las mujeres ni contra los hombres sino un trabajo por la humanidad. Esta es una estrategia pedagógica que además de la reconciliación incluye el reconocimiento, la reflexión y la desmitificación. Hay que tener en cuenta que la construcción de masculinidades alternativas es muy importante pero no puede ser a costa o sacrificando el empoderamiento de las mujeres, sino simultáneo. El segundo aspecto importante es tener en cuenta que no se trata de imponer otro modelo, por ello la interculturalidad se convierte en un elemento estratégico de nuestra propuesta. De otra parte, hay que reconocer que el desplazamiento forzado, el conflicto armado y las violencias son fuente de injusticia y discriminación que también afecta a los hombres y que son aspectos estructurales que inciden sobre su subjetividad. Un cuarto elemento se relaciona con la visibilización de lo positivo. No todos los hombres matan, no todos los hombres son violentos, no todos son alcohólicos. A ellos hay que visibilizarlos. Hay que hacer un encuentro de hombres no maltratadores. No sólo nos situamos en la problemática sino en la potencialidad, pues sin licor y sin estos otros mandatos se puede soñar, llorar y ser feliz.

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Iván Andrés Villegas: En Medellín trabajamos con jóvenes, colegios, mujeres y con grupos de hombres y hombres líderes alrededor de la deconstrucción de esa práctica masculina hegemónica de unos y otras. Creamos unos espacios reflexivos y nos dotamos de herramientas claves como la música y canciones que nos permiten dialogar sobre esas posiciones que tiene la masculinidad hegemónica. Ahí analizamos las diferentes formas y situaciones en las que se desarrollan las distintas formas de violencia contra las mujeres e intentamos revisar esas formas que la sociedad trata permanentemente de invisibilizar. Se trabajan otras cosas muy importantes como la necesidad de articularnos de ciudad a ciudad. Una idea fundamental que tenemos es la de llevar siempre este trabajo al centro de las comunidades, empoderarnos más como hombres y como mujeres y actuar positivamente alrededor de la prevención de las violencias contra las mujeres.

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PROPUESTAS DE LOS Y LAS PARTICIPANTES DEL ENCUENTRO Antes de finalizar el encuentro se propuso a los y las participantes que describieran por escrito algunas propuestas, que consideraran pertinentes y útiles para el trabajo con hombres, el trabajo en torno de las masculinidades, el trabajo por la equidad entre los géneros y el fortalecimiento organizativo. Los siguientes son los aportes que se recogieron: »» Trabajar con la expresión de los sufrimientos masculinos en particular, con ellos mismos. »» Actuar desde lo local, de forma micro, pensar en los espacios de encuentro y acciones que afecten concepciones e imaginarios. »» Realizar un trabajo de escucha con los hombres que quieren y que no han podido evitar ser violentos (una escucha no sancionatoria dirigida a la toma de responsabilidad). »» Unir las redes en Bogotá. »» Hacer talleres en Universidades sobre construcción de masculinidades (justicia, sexualidad, igualdad). »» Buscar un mecanismo que permita la unión de la Red de Masculinidades No Hegemónicas y la Red de Masculinidad por la Equidad de Género, pues eso le da más fuerza a la red y a sus acciones. »» Hacer lobby y movilización social con hombres como empresarios, políticos y militares. Incluir en estos espacios sujetos que legitiman masculinidades hegemónicas. »» Buscar más espacios de encuentro entre hombres y mujeres para retroalimentarnos respecto a nuestros descubrimientos como hombres y como mujeres. »» Buscar más incidencia en el medio educativo y medios de comunicación a fin de formar una masa crítica más rápidamente. »» Realizar un debate aclaratorio sobre los efectos del empoderamiento de las mujeres, haciendo un debate realista que invite a los hombres a reflexionar sobre la sociedad matriarcal en contraposición a una sociedad patriarcal, no con un ánimo punitivo sino educativo. »» Invitar a estos encuentros a la Campaña de Lazo Blanco. »» Trabajar los lugares del deseo masculino y los lugares de repudio. »» Hacer escuelas del cuerpo solamente con hombres por el derecho a la educación con equidad. »» ¿Cómo estimular el disfrute de la función paterna, cuando los feminismos rabiosos la atacan todo el tiempo (¿el contra-patriarcado?)? Movilización en Barbosa, Santander


47 MOVILIZANDO HOMBRES POR LA NO VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES En el marco de los 16 días de activismo contra la Violencia hacia las Mujeres en el año 2010 y precisamente como una manifestación de respaldo a las jornadas mundiales de denuncia y visibilización de dichas violencias, la Red Colombiana de Masculinidades No Hegemónicas/Red MenEngage (RCMNH/RM) instó a organizaciones, hombres y mujeres, a hacer parte de las movilizaciones por la No violencia contra las Mujeres en 5 ciudades del país a saber, Barbosa (Santander), Ciénaga (Magdalena), Cali (Valle), Riohacha (Guajira) y Bogotá (Cundinamarca), entre el 25 y 26 de noviembre del mismo año. Estas movilizaciones se constituyeron en claras manifestaciones públicas de hombres y mujeres de diversas edades contra la violencia machista e hicieron visibles a la sociedad, la existencia de procesos de construcción de la equidad de género. Con lemas tales como “Ante el maltrato tolerancia cero”, “Tarjeta roja para quien sea violento con las mujeres”, “No hagas tratos con el maltrato: siempre perderás”, “Nada justifica la violencia contra las mujeres”, “No a la violencia, No al maltrato, No a la explotación, No a la desigualdad”, “El silencio nos hace cómplices, vivamos sin violencia”, “Los hombres promovemos la equidad de género”, “NO a la violencia en todas las direcciones”, “La violencia contra la mujer es asunto tuyo y mío”, “Tú eres pieza clave, cero tolerancia a la violencia”, “Cuida, quiere, ama y trabaja por la equidad de géneros”, “Aquí nos posicionamos públicamente contra la violencia machista”, “La violencia es evitable y nada la justifica”, “Mujer tienes derecho a que te respeten, te protejan y te tomen en cuenta”, las movilizaciones expresaron el respaldo público a los esfuerzos de prevención y denuncia de las violencias basadas en género. Así, en Bogotá se dio lugar a una marcha por todo el centro de la ciudad (desde la calle 26 con carrera séptima hasta la Plaza de Bolívar), que convocó a observadores y observadoras comunes en la calle. A medida que transcurría la movilización se fueron sumando hombres y mujeres que estaban allí, algunas estudiantes de colegios y algunos habitantes de calle que, a su paso, quisieron destinar unos minutos para caminar en rechazo a tales violencias; algunas de las adolescentes, estudiantes de colegio, se involucraron activamente, tomando el megáfono para gritar los lemas de la movilización. Así mismo, fue notorio el compromiso de quienes participaron y de esta manera más de cien personas se motivaron a alzar su voz a favor del buen trato y muchas más estuvieron abiertas a escuchar, interrogarse y participar.

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Los y las integrantes de la Red (RCMNH/RM) durante la movilización, asumieron la tarea de repartir volantes a los transeúntes, así como lazos morados con la frase “NO + VIOLENCIA DE GÉNERO” y se dibujó en las manos o en el rostro, de quienes estaban interesados, un lazo con pintura morada, como símbolo de su compromiso con la equidad de géneros desde ese momento. De igual forma se organizaron plantones en el transcurso de la movilización a fin de lograr mayor visibilidad por espacios determinados de tiempo.

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Por otra parte, para las mujeres fue llamativo que los hombres se involucrarán activamente en una marcha por sus derechos. Muchas personas, mientras se avanzaba, leyeron los carteles y mostraron aceptación al asentir con sus gestos y en algunas oportunidades se manifestaron a través de frases como “la

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres mujer siempre ha sido violentada”, entre otras. De igual manera, los artistas -que suelen reunirse, entre otros como vendedores y turistas, en ese lugar los viernes en un evento denominado “septimazo”también se involucraron y uno de ellos leyó a través de su parlante los mensajes de los carteles. Se resalta que algunos hombres preguntaron, a su vez, sobre quién defiende los derechos de los hombres y afirmaron que las mujeres también son maltratadoras, mostrándose por lo general, más inquietos y participando a través de preguntas en mayor número de oportunidades que las mujeres. Ati Quigua, Concejala indígena de Bogotá, se vinculó con su programa “Todos/as a tierra” y al finalizar la jornada un Fredy Hernán Gómez A, en nombre de la Red agradeció a las personas por su activa participación e invitó a continuar promoviendo y habitando espacios que estén relacionados con este tema. En Barbosa (Santander), se realizaron acciones el 25 y el 26 de noviembre. Se difundió en una emisora comunitaria (que abarca veredas rurales y urbanas de Barbosa y otros municipios de Santander y Boyacá) la importancia de esta fecha en la lucha contra la violencia hacia las mujeres y se invitó al público a la actividad de la tarde que consistió, en una movilización que se vio nutrida por la visible participación de las mujeres y varios hombres que arribaron al “Parque Emilio Ulloa” participando de un acto en donde se enfatizó en la importancia de la ley 1257 de 2008 por la cual se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación contra las mujeres. Las mujeres por su parte, se mostraron gratamente sorprendidas por este grupo de hombres que participó en la marcha y luego se pronunció públicamente sobre su desacuerdo con la violencia de género. En palabras de Ricardo Andrés Gómez, de la Empresa Colombiana Promotora del Desarrollo Humano - COPRODESH, quien lideró la actividad a nombre de la RCMNH/RM, “Hasta ese momento eran mujeres defendiendo los derechos de las mujeres, la red provincial y la red local defendiéndose de sus agresores, los hombres: Pero en aquella actividad se evidenció por primera vez en Barbosa que no todos los hombres somos agresores. El río de mujeres marchando se mezcló con algunos hombres, siempre menos en número, pero suficientes para que las mujeres de la movilización sintieran esa nueva fuerza gritando PARE”. Las mujeres de la Red local y provincial, así como las autoridades locales, recibieron con beneplácito la participación de la RCMNH/RM este año, en el día internacional de la No violencia contra la mujer. Adicionalmente, el periódico Vanguardia Liberal de amplia circulación en Santander, Norte de Santander y Sur de Bolívar, publicó el siguiente artículo el 27 de noviembre de 2010 refiriéndose al tema así:


49 También se hicieron un par de notas para el canal comunitario de televisión de Barbosa y en los días posteriores estas actividades fueron cubiertas por la Cadena Todelar de Colombia, en donde se hizo énfasis en pronunciarse frente a la violencia de géneros y más cuando “somos los hombres los que tomamos iniciativas como estas”. De esta manera, los medios radiales y escritos locales escucharon y multiplicaron los mensajes de la RCMNH/RM. Así mismo, la Fundación Social Colombiana CedaVida y la Corporación Opción Colombia, como miembros de la RCMNH/RM y en el marco del proyecto que desarrollaron conjuntamente en el municipio de Ciénaga (Magdalena) denominado “Hechos de Paz”, construyeron con la comunidad de un sector denominado “La Invasión” de dicho municipio, un proyecto comunitario y desarrollaron una serie de actividades de cohesión social y transformación de las prácticas violentas en las relaciones entre hombres y mujeres.

ANTE EL MALTRATO, TOLERANCIA CERO

En la acción desarrollada se identificaron formas naturalizadas de las expresiones de géneros, justificaciones de la violencia y maneras de ejercicio de los roles; de igual manera, se promovieron nuevas formas de relación basadas en la equidad y se concluyó con una movilización en contra de las violencias el 26 de noviembre de 2010 denominada “Pasos por la Paz”. Esta marcha partió de los contenedores del proyecto comunitario, ubicados en el sector “La Invasión” con rumbo al coliseo de la ciudad donde se desarrolló la acción simbólica de cierre a través de un partido de futbol con reglas de sana convivencia y un llamado al juego limpio, que a su vez fue complementado con expresiones artísticas y culturales. Se aprovechó la presencia de diferentes actores sociales y de la comunidad (aproximadamente 400 personas) para repartir los volantes -diseñados para el evento- a quienes estaban participando de la acción simbólica con pronunciamientos contra la violencia hacia las mujeres, invitando principalmente a los hombres, a involucrarse en la prevención de la violencia basada en géneros. De igual manera en Riohacha (Guajira), bajo los mismos lemas, por primera vez se movilizó a grupos de mujeres y de hombres contra la violencia de géneros aprovechando el día internacional de la No Violencia contra la Mujer, donde a través de una caminata y campañas alusivas a la No violencia se pudo avanzar en concientizar a la comunidad riohachera y guajira.

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Así mismo, se han venido realizando talleres y charlas educativas y de concientización a grupos juveniles y se han conformado grupos de adolescentes con el fin de hacer un trabajo mancomunado sobre la NO Violencia, centros de escucha y territorios de paz, los cuales además se han extendido a otros municipios tales como Maicao.

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Vale la pena agradecer, a los nuevos colectivos de La Guajira que están dejando semillas de PAZ en la región tales como los colectivos Hombres y Mujeres de Blanco, Skorpion y Maicao Diversa; otros colectivos que cabe destacar en la Costa Caribe por su aporte en estas temáticas son, el colectivo Red de Minorías Sexuales de Santa Marta y Luchar de Aracataca, Magdalena, los cuales han realizado acciones de visibilidad del proceso concientizando a los y las ciudadanas sobre la No violencia entre géneros y la nueva generación de masculinidades No hegemónicas; así mismo han presentado propuestas a los órganos gubernamentales sobre oficinas de equidad género y han creado programas comunitarios tales como “A Viva Voz Compas”, que apuntan a la convivencia pacífica y la solidaridad vecinal.

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Por la NO VIOLENCIA contra las mujeres En lo que respecta a la ciudad de Cali (Valle), en noviembre del año inmediatamente anterior y al igual que los eventos simbólicos ya descritos, dentro del marco del día internacional de la no violencia contra la mujer, se realizó en la plazoleta del Paseo Bolívar -contiguo a la alcaldía municipal de Cali- un plantón que contó con la participación directa de 40 personas entre hombres y mujeres llegando a convocar a un público aproximadamente de 650 personas alrededor de las actividades desarrolladas. En el desarrollo de la actividad se hizo alusión a todo tipo de violencias ejercidas en contra de los niños, niñas y mujeres, evidenciando a través de diversos mensajes, el rechazo hacia cualquier tipo de violencia, por sutil que sea. Allí mismo, fue posible recordar algunos casos que muestran las condiciones de las mujeres en los distintos contextos, por ejemplo se invitó a los representantes de Acción Social, a brindar atención oportuna a todas aquellas personas afectadas por la situación de desplazamiento, pero sobre todo a las mujeres y a su vez, se propuso a quienes ejercen el rol de “patronos” reflexionar y tener en cuenta la vulneración de derechos de la cual son víctimas algunas mujeres que prestan el servicio domestico, y aún no han visto cubiertas ciertas necesidades cuando se sigue incumpliendo, por ejemplo, lo concerniente a la afiliación al régimen de seguridad social. Al finalizar esta jornada, que duró aproximadamente 5 horas, nos comprometimos públicamente a decir “No a la Violencia de Género” En ese orden de ideas y a partir de todo lo anterior, no es arriesgado decir que la acogida que se despierta con este tipo de acciones reafirma la necesidad de aunar la mayor cantidad de esfuerzos, convocar organizaciones y hacer acopio de recursos alrededor de la vinculación de los hombres, jóvenes y niños a procesos profundos y de largo aliento de cambio cultural, que a su vez, den lugar a la construcción de escenarios de equidad entre los géneros.

Memorias del Encuento de Masculinidades 2010 Noviembre 16, 25 y 26 de 2010


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