Informe Sobre la Evaluación del Papel del FMI en Argentina, 1991–2011

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Cuarto, las repetidas declaraciones públicas que había hecho el FMI a favor del régimen de convertibilidad de Argentina hicieron difícil para la Gerencia y el personal técnico del FMI proponer posteriormente alternativas verosímiles al Directorio Ejecutivo y a las autoridades argentinas.

Recuadro 2.2. La Medición del Tipo de Cambio de Equilibrio Real Existe consenso de que el peso argentino estuvo cada vez más sobrevaluado durante el período inmediatamente previo a la crisis, pero no es fácil determinar en qué medida. Aun hoy hay opiniones muy diversas sobre la sobrevaluación antes de la serie de shocks externos que sacudieron a Argentina durante 1998–2000. Algunos opinan que el aumento de la productividad que se registró en la década de 1990 fue suficiente para neutralizar (en gran medida) cualquier apreciación efectiva nominal del peso (p. ej., PDR, 2003). Otros no están de acuerdo con esta visión y señalan que la mejora de la productividad se fue desvaneciendo durante el segundo quinquenio de la década de 1990 (p. ej., Perry y Servèn, 2002). Es difícil interpretar el crecimiento de las exportaciones argentinas durante los años noventa, teniendo en cuenta el bajo nivel de la base inicial, la eliminación de los impuestos a la exportación y otras medidas de liberalización del comercio, y el impacto de la reorientación de las corrientes de comercio internacional vinculada al MERCOSUR. El hecho de que las importaciones crecieran con mucha más rapidez (25% por año) que las exportaciones (8%) durante 1990–98 puede haber indicado una pérdida de competitividad. En el segundo trimestre de 2000, antes de que las condiciones económicas y financieras volvieran a empeorar en Argentina y de que el euro cayera nuevamente frente al dólar de Estados Unidos, las opiniones en cuanto a la sobrevaluación del peso estaban divididas por igual. Por ejemplo, la sobrevaluación era del 7% según las estimaciones de Goldman Sachs, del 13% según las de JP Morgan y del 17% según las del Deutsche Bank. Según otras estimaciones, la sobrevaluación iba desde un solo dígito hasta más del 20%. Sin embargo, aparte de la dificultad de cuantificar la magnitud exacta de la sobrevaluación, la serie de shocks externos, dadas las características económicas de Argentina, tendría que haber dado lugar a una opinión cualitativa inequívoca de que el peso estaba significativamente sobrevaluado cuando el país entró en el segundo año de recesión.

51. Sea cual fuere la razón, el hecho de que el FMI no se haya planteado la viabilidad del régimen cambiario al inicio del proceso debe interpretarse como una deficiencia en su labor de supervisión de los regímenes cambiarios, que se explicita en el Convenio Constitutivo y ha sido reafirmada por el Directorio Ejecutivo en declaraciones y directrices. En el caso de Argentina, el tema se analizó muy poco y ni siquiera se debatió con las autoridades. Para cuando los funcionarios y la Gerencia del FMI comenzaron a examinar los aspectos sustanciales de la convertibilidad, el costo de abandonar la paridad ya era tan elevado que esa opción podía ponerse en práctica únicamente con un liderazgo político firme, algo que no existía en Argentina.


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