110 1.1. Comunicación y liderazgo para alcanzar la convivencia Para una escuela que desee innovar su práctica y esté dispuesta a enfrentar los desafíos del cambio, se hace aún más necesaria la participación de todos los miembros que la integran. En esta tarea, el director y directora es generar espacios de intercambio donde se establezca un diálogo que permita, por ejemplo, explicitar los distintos intereses y motivaciones, aclarar posicionamientos diversos y negociar la distribución de responsabilidades (Aguerrondo, 2002). Como hemos indicado anteriormente, convivir significa vivir unos con otros basándonos en unas determinadas relaciones sociales y en unos códigos valorativos, forzosamente subjetivos, en el marco de un contexto social determinado (Jares, 2001). Así también la convivencia es un elemento fundamental en las relaciones que deben existir con los miembros de la comunidad educativa, lo cual es determinante en el proceso de aprendizaje. De acuerdo con Luhmann, 1993, para que la comunicación en la institución educativa sea efectiva, debe comtemplar al menos tres aspectos: Qué se comprenda lo que se quiere decir, tomando en cuenta los diferentes códigos y lógicas que pueden estar conviviendo en un mismo centro. Que la comunicación tenga acceso a personas que no se encuentran presentes, para lo cual habitualmente se utilizan circulares, memos, carteleras. Que las otras personas acepten la comunicación recibida, en el sentido de que efectivamente le otorguen un sentido, la acepten y la incorporen como información valiosa. Asimismo, exige que los miembros de la comunidad educativa participen en las diferentes fases de las actividades, a partir del Proyecto educativo, el cual reúne las aspiraciones de la comunidad, para que posteriormente se sientan identificados con su comunidad. Exige también fomentar información oportuna, la colaboración, trabajo en equipo. De esa manera, las posibilidades de situaciones desagradables o con conflictos, son más escasas y se creará un ambiente agradable y de armonía. Es decir, para poder gestionar la convivencia escolar, se necesita de liderazgo, de compromiso institucional, de compartir una visión y un proyecto educativo, que promueva en la comunidad educativa, en primer lugar, la prevención y, en segundo lugar, el desarrollo de estrategias para la construcción de una cultura de paz. 1.2. La convivencia como práctica democrática Como hemos abundado más arriba, las y los educadores, estamos conscientes de nuestro compromiso de procurar desde los primeros años de escolaridad, una adecuada convivencia en el centro escolar y desde el aula, lo cual fortalecerá la comunidad educativa. En este contexto es necesario que como docentes
Mentes y Corazones Abiertos a la Convivencia Estrategias para la resolución de los conflictos y de la violencia en contextos educativos