CEAMEG - Construcciones de género en la historiografía zapatista (1911-1919)

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Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género

ideal de pureza y sumisión de la mujer y de que el hombre escogía a su futura esposa cuyos padres decidían sin mayor participación de la novia, en realidad, las hijas, hermanas, madres, esposas y amantes podían mantener relaciones sexuales con quienes deseaban. Como se muestra en las siguientes citas, realmente existía libertad sexual para la mujer a pesar del control que los padres trataban de ejercer. El grado de libertad alcanzado por las mujeres dependía de muchos factores, como el carácter dependiente y sumiso o dominante e independiente de la mujer y su contraparte; la situación económica de la familia (tener tierras y ganado o depender de la venta de mano de obra) y el potencial económico que cada mujer era capaz de desarrollar; el tipo de ocupación económica del hombre que determinaba si debía pasar largas temporadas fuera de casa, lo que le brindaba a la mujer mayor libertad: En la tortillería donde trabajaba mi mamá me di cuenta de que muchas mujeres y hombres iban a encontrarse. Se hablaban quedito, se hacían señas y luego se iban juntos a encerrar en un cuarto o al monte.6 Ya era vieja mi tía Rufelia, pero veía yo cómo se mandaba. Veía yo defectos en ella. Le gustaba beber, y tenía amantes aunque su esposo viviera…7 Entonces no pasaba nada, pero qué tal después, cuando se calentó, ¡újule¡, ya no se aguantaba. Tuvo un montón de hijos, pero ni uno de su esposo.8 Cuando la mamá de Zenaida le preguntó que si quería casarse y le dijo que sí, le pegó en la boca y hasta le sacó sangre.9

Aunque las mujeres viudas, solteras, separadas, abandonadas o divorciadas que no eran dependientes de ningún hombre tenían que buscar la forma de sobrevivir, contaban, por lo general, con mayor libertad a todos niveles. Sin embargo, también se daba el caso de que los hijos varones intentaran ejercer control sobre sus madres. Pedro, por ejemplo, se sentía con derecho a corregirla: Mi carácter era celoso (…) de no ver manchas en mi casa (…) Yo sospechaba a mi mamá de un hombre, entonces en el camino se lo dije: -Mira, madre, yo la quiero harto. Es mi madre. Nomás, que mira: yo no quiero ver esas cosas, yo eso sí que nada. Mi padrastro cuando te regaña, no le respondas, porque me vas a dar mal ejemplo, y voy a casarme; y si ve eso mi señora, va a imitar tu genio. Eso es lo que no quiero. No quiero ver manchas en mi casa. Ese hombre que una vez lo vi no quiero ni pintado que vuelva otra vez.10 6

Lewis,…Pedro…1982, p.18. Ibid, p.32 8 Ibid, p.33 9 Ibid, p.306 7

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