Caracas, de Nación Indigena a metropolis fragmentada

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CIUDAD DE CARACAS FICHA TÉCNICA

Fundada Como: Santiago de León de Caracas Lema de la Ciudad: Muy Noble Leal Ciudad Apodo de la Ciudad: La Sucursal del Cielo Gentilicio: Caraqueño, Caraqueña Área: 2.050 km² Altitud 900 Msnm. Población: 5.325.000 hab. (2008) - Total (2001) 3.900.000 hab. Densidad: 1495,72 hab/km² Coordenadas: 10°30′ N 66°58′ O

Situación geográfica Se encuentra en la zona centro-norte del país, a unos 15 km del mar Caribe, separada de éste por el Parque Nacional El Ávila, pero conectada por la Autopista Caracas-La Guaira por tres viaductos elevados que, junto a dos túneles, permiten la conexión de la capital con la costa caribeña (Litoral Central de Venezuela) y los principales aeropuertos y puertos marítimos del país en 20 minutos. Buena parte de la ciudad es atravesada por el Río Guaire en sentido suroeste-noreste. Relieve Predominan las tierras altas y montañosas. La Cordillera de la Costa, posee elevados picos, fuertes pendientes y valles en forma de “V”. Esta cordillera es interrumpida por el abra de Tacagua, la cual emerge hacia el este en un bloque tectónico de unos 100 Km. Las principales formaciones topográficas son la Silla de Caracas, formada por los picos Naiguatá (2.765 m), El Ávila (2.159 Pts), el Pico Oriental (2.677mts), el Pico Occidental (2.478 Pts) y el Picacho de Galipán (1.839 Pts). Al sur del Ávila está el Valle de Caracas, de origen tectónico, en una depresión formada por el río Guaire.

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VISION METROPOLITANA LA GRAN CARACAS

La ciudad de Caracas, es el centro político y financiero de Venezuela, y es también su conglomerado urbano más importante. El nombre de Gran “Caracas” es un concepto contemporáneo para definir a toda el sistema de ciudades que toma como centro La Ciudad de Caracas, en el Distrito Capital de Venezuela, a partir del cual se extiende el Distrito Metropolitano de Caracas, formado por los la zona metropolitana de Caracas, Los Altos Mirandinos y Los Valles del Tuy, ubicados en el Estado Miranda. La zona metropolitana de Caracas, ubicada a lo largo del valle del río Guaire, en el eje centro-norte geográfico del país, está formada por 5 municipios: Libertador, Chacao, Baruta, El Hatillo y Sucre. Caracas, fundada como Santiago de León de Caracas, se encuentra ubicada en el Municipio Libertador, perteneciente al Distrito Capital de la República. Es llamada la sucursal del cielo, pues en ella se entremezclan como en ninguna otra ciudad imponentes estructuras modernas como “selvas de concreto” con hermosos parques y reservas naturales, y el característico movimiento cultural y comercial propio de toda capital. Comparte puntos en común con las ciudades latinoamericanas: densamente poblada y con un espacio físico limitado debido a los accidentes geográficos presentes en el valle. Esta particularidad ha empujado el crecimiento de la ciudad en sentido vertical y de una manera muy acelerada en las últimas décadas. Es sede de los poderes que conforman el estado venezolano, y en ella residen cantidad de actividades económicas, administrativas, financieras, asistenciales y educativas de la nación. Alberga numerosas y destacadas instituciones educativas como la Universidad Central de Venezuela, la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Simón Bolívar y la Universidad Metropolitana. Igualmente, es la capital de la cultura ya que cuenta con entidades como la Galería de Arte Nacional, el Museo de Bellas Artes, el Ateneo de Caracas, el Museo de Arte Contemporáneo Sofía Ímber y el Teatro Teresa Carreño. Debido a la extensión de esta ciudad y a la variedad del mercado comercial con el que cuenta, se caracteriza por poseer una vasta cantidad de centros comerciales, zonas financieras, altos edificios de oficinas y apartamentos, centros empresariales, hoteles, lugares culturales -entre otros- que definen la vida capitalina del caraqueño.

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El Centro de la Ciudad de Caracas es el reflejo de su evoluci贸n, hay huellas de modernidad mezcladas con huellas de desgaste, pobreza mezclada con riqueza..., vejez entremezclada con modernidad, un mar de rascacielos y torres residenciales de concreto...y su toque de smog.

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CARACAS, DE NACIÓN INDÍGENA A METROPOLIS EN CRISIS, VISIÓN RETROSPECTIVA DE LA OCUPACIÓN DEL TERRITORIO CARAQUEÑO Esta conferencia fue preparada, en el marco del evento “WORKSHOP INTERNACIONAL HIPER – CIUDADES ANDINAS, PLANEACIÓN Y PROYECTO TERRITORIAL EN LA CIUDAD REGIÓN, CASO BOGOTÁ”, como presentación de la ciudad de Caracas a los participantes del evento, grupo compuesto por estudiantes y profesores de las distintas universidades de la Región Andina. Con esta conferencia se pretendió dar a los presentes una visión general del origen, contexto regional, evolución histórica y situación actual de la ciudad en el marco de la propuesta para la creación de una red académica de estudio comparativo de las ciudades y lo urbano dentro de la región andina.

LA REGIÓN CARAQUEÑA La ciudad de Caracas se asienta en un valle más largo que ancho, a poca distancia del mar Caribe y a una altura aproximada de novecientos metros sobre el nivel de la costa. La separa del mar el “Cerro Ávila”, que así en singular lo nombran los caraqueños cuando en realidad son las cuatro cumbres principales de la Cordillera de La Costa, frontera norte de la ciudad. La primera de estas cumbres y la más cercana al sitio fundacional de Caracas es el verdadero cerro Ávila, marcado desde los años cincuenta por un cilindro blanco modernista: el Hotel Humboldt; a continuación, siguiendo al oriente, se encuentra la doble cumbre de la Silla con su pico Oriental y Occidental; remata al occidente del conjunto el Naiquatá, la más alta de las cuatro cumbres que con 2.795 metros de altura cae directamente sobre el mar1. La presencia de estas montañas contra la costa define una contrastante topografía de valles y serranías, marcada por grandes diferencias de altura, que definen y caracteriza el entorno regional caraqueño. Los seis ámbitos geográficos que componen la región de Caracas están claramente definidos por las diferentes cuencas que la conforman: La cuenca superior del río Guaire, junto con sus afluentes principales (Caroata, Catuche, Anauco, El Valle, Chacaito, Baruta, Tócome. La Guarita y Tusmare) da asiento a la Zona Metropolitana de Caracas; la Cuenca del Litoral formada sobre la vertiente norte del Ávila y la costa; los Altos Mirandinos correspondientes a la divisoria occidental de cuencas entre los ríos Guaire y Tuy; El Valle de Guarenas-Guatire, ubicado al oriente del Valle de Caracas; El Curso medio del rió Tuy, conocido tradicionalmente como los Valles del Tuy; y por último el curso bajo del mismo río que corresponde a la región llamada Barlovento. Hoy por hoy este Territorio, ocupado por algo más de cuatro millones ochocientos mil habitantes2, se encuentra divido 1

Todas estas montañas forman parte del Parque Nacional El Ávila, que con sus ochenta y cinco mil ciento noventa y dos hectáreas conforma el gran reservorio natural de la región Capital. 2

Según Datos del Instituto Nacional de Estadísticas.

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administrativamente en dos estados, veintidos municipios y un distrito Capital que funcionan todos de forma autónoma. Esta división, producto de decisiones tomadas en muy particulares coyunturas históricas y reforzadas por el tiempo, constituye una de las principales condicionantes que determinan las dificultades para articular una visión regional de la ciudad de Caracas, su Zona Metropolitana y su territorio histórico. No se sabe con certeza el origen o significado del nombre Caracas, algunas fuentes afirman que proviene de una de las tribus caribes que habitaban el territorio de la actual ciudad, otras lo consideran el nombre de una planta muy común en la región. Sea cual fuera su significado original fue este el nombre que identificó desde los orígenes de la conquista española a esta porción no explorada de la Tierra Firme donde las montañas caían directamente al mar. La Costa de los Caracas permaneció durante mucho tiempo, como un territorio inexplorado, justo al centro de los dos polos de penetración con los que, desde el oriente y el occidente los españoles colonizaron el territorio que hoy conocemos como Venezuela.

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ORO AMARILLO La fundación de Caracas fue tardía en relación con otras ciudades importantes del país. En los primeros años del siglo XVI el valle de Caracas estaba habitado por la tribu de los Toromaimas, que junto con los Teques, Mariches, Caracas, Guaiqueries y otros aborígenes de origen caribe, ocupaban la región. Es apenas en 1560 cuando el margariteño Francisco Fajardo, quien era mestizo y estaba emparentado con los principales lideres indígenas de la región, inicia sus primeras exploraciones sobre las costas y consigue algunas muestras de oro. Ese mismo año funda el pueblo de El Collado en la vertiente norte del Ávila y establece un hato en el valle del rió Guaire, al cual le da el nombre de Valle de San Francisco, pero el gobernador español de la Provincia de Venezuela le retira el privilegio de fundar ciudades. Posteriormente ocurrirá, en el mismo lugar, la fundación de la villa de San Francisco de mano de Juán Rodríguez Suárez, la cual tendrá una vida corta y un final trágico. Estos primeros intentos hispánicos para ocupar el valle del río Guaire tendrán poca trascendencia a consecuencia de la constante y belicosa resistencia de la población caribe. Seis años más tarde, en 1567, el español Diego de Losada se asienta en el hasta entonces llamado valle de San Francisco y funda la villa de Santiago de León, en una fecha imprecisa que tradicionalmente se celebra el 25 de julio, día de Santiago Apóstol. Los cronistas de la ciudad de Caracas han llamado la atención sobre la peculiar ubicación del sitio fundacional, ¿Por qué ubicar la nueva ciudad en un extremo de valle, en medio de condiciones topográficas extremas cuando justamente en el centro geométrico del mismo, en la zona que aun hoy se conoce como Sabana Grande, se contaba con una extensión de pendientes regulares, buenos drenajes, suministro seguro de agua desde la cercana montaña y espacio suficiente para el crecimiento de una ciudad de regular tamaño? La lógica de la ocupación de aquellos remotos tiempos fue determinada por razones defensivas: el valle no estaba aun pacificado y seguía latente el enfrentamiento con el conjunto de tribus indígenas comandadas por el jefe de la tribu de los Teques, Guaicaipuro, quien se hallaba decidido a evitar la presencia de españoles en las riberas del Rió Guaire. El sitio escogido para la fundación de la ciudad era el llamado Catuchequao, o “Quebrada de las Guanábanas”, una especie de baluarte natural flanqueado al este y oeste por las hondonadas en las cuales corrían las quebradas Catuche y los Padrones. Desde este sitio, que corresponde aproximadamente a la actual Plaza Bolívar (antigua Plaza Mayor), era fácil dominar el valle. Por otra parte la quebrada Catuche garantizaba la provisión segura y controlada del agua directamente de la montaña; este sitio también era cercano a los caminos que, a través de la Cuenca de Tacagua, permitían el acceso natural al cercano litoral, caminos por los cuales era posible el escape y la dotación de bastimentos. Este fue el lugar fundacional de Caracas y su espacio de desarrollo por más de trescientos años. Luego de la definitiva y cruenta pacificación de las tribus indígenas, la ciudad de Santiago de León comienza un lento proceso de crecimiento favorecido por las ventajas comparativas que presentaba la nueva ciudad con respecto a otras de la provincia: la protección del Ávila garantizaba la seguridad necesaria para las instituciones del gobierno colonial, amenazadas constantemente por los ataques pirata que habían obligado a mudar estas instancias de Coro a Borburata, de Borburata a Barquisimeto y de Barquisimeto a El Tocuyo, emplazamientos cada vez más alejadas de la costa y de las necesarias conexiones marítimas. También era importante el clima, descrito por los primeros 7


cronistas como siempre primaveral en medio del estío tropical. La fertilidad de las tierras y la presencia abundante de agua proveniente de la Sierra, favorecían el desarrollo temprano y a pequeña escala de actividades agrícolas y ganaderas, la cuales en uno cuantos años serán la base del crecimiento económico de la ciudad. En 1578 el gobernador Juan de Pimentel traslada oficialmente la Capital de la provincia desde la ciudad occidental de El Tocuyo. Es también éste el año del primer plano conocido de la ciudad de Caracas. En este se establece con claridad la retícula que regirá el crecimiento de Caracas durante todo el periodo hispánico y el primer siglo de vida republicana. Para esta época la ciudad contaba con tan solo 2.000 habitantes Entre 1613 y 1637 se traslada el obispado desde la antigua capital de Coro y la ciudad continúa su lento crecimiento. En esto primeros años la provincia de Venezuela no resulta tan productiva para la Real Hacienda como sus vecinas del continente, la promesas de riquezas auríferas que propiciaron los inicios del poblamiento español no se vieron materializadas en yacimientos de importancia, lo que no favoreció precisamente el crecimiento demográfico ni el desarrollo institucional de la naciente provincia. Es la ausencia del tan preciado oro lo que define la pobre figuración de la provincia de Venezuela en los primeros tiempos de la colonia española.

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ORO MARRÓN Durante el XVIII la situación se modifica paulatinamente. El cultivo y exportación del cacao desde las zonas vecinas al valle de Caracas (valles costeros y zona de Barlovento), significó para la provincia de Venezuela el crecimiento de una fuente de riquezas que permitió la consolidación de una oligarquía de terratenientes criollos: los llamados “mantuanos “o “grandes Cacaos”, y un cambio en las condiciones económicas de la hasta entonces colonia de segundo orden. La comercialización del cacao se hizo, en un primer momento fuera de los rígidos esquemas impuestos por la corona: En esta época la relación con el puerto de Veracruz en la Nueva España alcanzaba mayores niveles de intercambio que los correspondientes a los puertos españoles. También se hizo frecuente el intercambio, a ratos tolerado y a ratos prohibido, con la colonias holandesas vecinas a las costas de Venezuela y los comerciantes ingleses y otros competidores de España. Los altos costos del cacao en la Península Ibérica y el persistente contrabando en las costas venezolanas motivó la creación del monopolio de la Compañía Guipuzcoana, el cual fue otorgado por la Corona Española a esta Compañía para todo el comercio que partía de la provincia de Venezuela. De esta manera se reorientó el comercio de la provincia venezolana a Cádiz, se logró bajar el costo del cacao en España y se produjo el descontento de los terratenientes venezolanos que vieron reducida en parte sus ganancias e independencia comercial. El monopolio de la Guipuzcoana duró cincuenta años durante los cuales y paradójicamente, aumentó la riqueza de la clase mantuana. En este período la vida urbana se hizo más compleja y dinámica. A la ciudad llegaban libros y conocimientos del resto del mundo, creció el número de alarifes y artesanos. En 1725 se crea, sobre antiguo seminario de Santa Rosa de Lima, la Real y Pontificia Universidad de Caracas (actual Universidad Central de Venezuela). Las reformas llevadas a cabo por la nueva dinastía borbónica en España fueron muy beneficiosas para Venezuela, en 1776 se crea la Intendencia del Ejercito y la Real Hacienda de Caracas; en 1777 se formaliza la creación de la Capitanía General de Venezuela, entidad con la se regulariza y centraliza en Caracas la administración de todo el territorio de la actual Venezuela. En 1785 se elimina el monopolio de la Guipuzcoana y en 1786 se termina de definir la autonomía de la Capitanía al crearse la Real Audiencia de Caracas. En 1800 la ciudad alcanzó los 40.000 habitantes y se despertaba una inédita vida cultural y social. En particular la vida musical, representada por la llamada Escuela de Chacao, pero también la vida cultural y la discusión intelectual y política. Caracas se había erigido en cabeza de un sistema de producción agrícola que abarcaba toda la región del Valle del Guaire, el valle del río Tuy, el Litoral Central, la región de Barlovento e incluso los vecinos valles de Aragua, ocupados por las grandes haciendas de los mantuanos caraqueños. Aunque la extracción de gran parte de la mercancía se hacía directamente por via marítima al puerto de La Guaira mediante navegación de cabotaje, Caracas mantenía su jerarquía como residencia de los grandes terratenientes y asiento de los poderes Reales y Municipales. Fue en esta Caracas floreciente y orgullosa, marcada por las diferencias de casta y por un incipiente crecimiento cultural, donde ocurrirán los hechos del 19 de abril de 1810 y El congreso de 1811 que el cinco de julio decretará la independencia de Venezuela.

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Este hecho, en un principio tan auspicioso y celebrado, marcó el principio del periodo más terrible y destructivo que conoció la ciudad de Caracas. Un poco antes de cumplirse el primer año de la declaración de la Independencia, un jueves santo 26 de marzo de 1812, ocurre un violento terremoto sin precedentes en la historia de Venezuela. Este sismo destruye la mayor parte de la ciudad colonial y produce la muerte al menos de 10.000 personas, la cuarta parte de la población censada para la época. Casi todos los templos, edificios públicos y viviendas particulares sufrieron daños de importancia. Estos hechos precipitaron la caída del primer gobierno independiente que tuvo el país y sirvió de preámbulo a la terrible guerra civil en que devino la declaración de Independencia. Dos años después, en 1814, ocurre la llamada Emigración a Oriente durante la cual la mayor parte de los habitantes de Caracas huyen en masa de la ciudad tras los ejércitos patriotas, aterrorizados antes los relatos de ferocidad y salvajismo que se contaban de los ejércitos del realista José Tomás Boves. Hombres, mujeres, niños, gente principal y pueblo llano salieron de la ciudad, la mayoría caminando ante la escasez de bestias. Fueron muchos los quedaron en el camino, otros murieron posteriormente por los hechos bélicos. Santiago de León, semi abandonada y en ruinas, no volvió a ser patriota hasta la independencia definitiva de Venezuela en 1830. Luego de la disolución de la Gran Colombia, Caracas retoma su papel como capital republicana y comienza un lento proceso de recuperación: Entre los hechos de la guerra y el terremoto la ciudad había perdido cerca de la mitad de sus habitantes, la mayor parte de sus edificaciones públicas y privadas se encontraban o destruidas totalmente o afectados de manera significativa. La orgullosa Clase Mantuana, que había usufructuado el poder generado por la riqueza agrícola, se encontró diezmada por los efectos de la guerra. De igual forma las castas de los Pardos ilustrados y los blancos de orillas, participantes de los pretéritos momentos de desarrollo cultural de la ciudad, habían muerto o envejecido en la contienda. Las consecuencias de la guerra independentista que alteró gran parte de las relaciones económicas, sociales y territoriales gestadas a todo lo largo del período colonial, se harán sentir en la historia de la ciudad de Caracas durante todo el siglo XIX y tendrán efectos incluso en la configuración de la ciudad contemporánea. No será hasta 1870, cincuenta años más tarde, cuando la ciudad recuperará la población que tuvo para 1810. Los primeros tiempos de la República fueron conducidos por gobiernos que propiciaron la lenta recuperación de la clase terrateniente, ocupada ahora principalmente en la comercialización del café y la ganadería. Sin embargo, las grandes masas del pueblo que participaron como tropas en los ejércitos libertadores, no vieron un mejoramiento significativo en sus condiciones de vida en un país empobrecido y en las vías de una lenta recuperación. El conflicto entre los partidos Liberal y Conservador se desarrollará en los siguientes años, recogiendo las frustraciones y anhelos acumulados por gran parte de la población en una espiral que explotará en 1859 durante la llamada Guerra Federal. Esta contienda que tuvo efectos tan destructivos como la guerra de Independencia para la estructura productiva y social del país, no generó sin embargo mayores daños en la estructura urbana de la ciudad. El triunfo de los ejércitos federales, identificados con los principios liberales, no tendrá a la larga mayores consecuencias en la transformación de la estructura social y económica venezolana, pero impondrá como un lugar común en la mentalidad de los venezolanos y caraqueños las ideas de igualitarismo social.

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La Guerra Federal significó para la provincia de Caracas la creación en 1864 del Distrito Federal. Este hecho eliminó, al menos en lo administrativo, la relación que desde la conquista, había existido entre la ciudad de Caracas y su territorio. A partir de esta decisión quedó fuera del ámbito político de la ciudad toda la zona oriental del valle del Guaire y con ello a los pueblos de Petare, Chacao, Baruta y El Hatillo, nodos de la red productiva agrícola que cubriendo el valle y sus alrededores, remataba en la ciudad de Caracas. A partir de este momento el papel de Capital de la República minimiza el papel de cabeza de Provincia y establece una dualidad de identidades entre la capital y el resto del país que se irá acentuando en el tiempo. Durante la mayor parte del siglo XIX, como lo testimonian muchos de los antiguos cronistas y visitantes, la ciudad conservó muchas de las ruinas y vestigios del antiguo período hispánico. Es apenas en el año de 1865 cuando Caracas por fin recupera el número de habitantes que llegó a tener antes de 1811. En esa época llega al poder Antonio Guzmán Blanco, autócrata ilustrado, hijo de aquel Guzmán que fundara el partido Liberal. De ideas anticlericales y gusto afrancesado marcó con su impronta la reconstrucción de la ciudad.

Bulevard en el centro de la ciudad (Capitolio)

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Guzmán, al decretar la expulsión de las órdenes religiosas del país, tomó muchos de los terrenos y edificaciones que ocupaban dichas órdenes para la ubicación y construcción de los nuevos equipamientos y edificaciones que, según su visión, conformaban la estructura de una capital moderna. En vez de ruinas, templos y conventos, los caraqueños tuvieron pabellones, bulevares, edificios públicos, teatros y parques, todo en un estilo ecléctico, afrancesado, de “pastillaje” que buscaba marcar distancia con la vieja ciudad, conservadora y provinciana. Por otra parte se inicia, a muy alto costo, la construcción del tren al Litoral, la formalización de algunas de las vías carreteras de acceso al valle y el nuevo acueducto para la ciudad que desecha el ya insuficiente suministro del Catuche por agua traída de las lejanas fuentes del rió Guaire, obras todas que sirven de precedentes de las costosas infraestructuras que la ciudad necesitará para su desarrollo moderno. Sin embargo, como podemos ver en los planos de la época, la ciudad apenas modificó su extensión y su estructura colonial y, a pesar de las importantes intervenciones en infraestructuras y equipamientos públicos, las aspiraciones de modernidad e ilustración quedaron muchas veces en el papel y lo retórico. El comienzo del siglo XX, que fue marcado por el terremoto del año 1900, se cierra en medio de reiteradas crisis económicas y alzamientos políticos que prolongaron de manera endémica, la inestabilidad política y social característica durante todo el siglo XIX. En forma paralela se va desarrollando una aspiración latente de modernidad que solo pudo ser satisfecha a medias a costa de un endeudamiento fiscal desmesurado. El año de 1899, con la llamada Revolución Liberal Restauradora, llegan a Caracas las montoneras provenientes de la lejana región del Táchira, en los Andes Venezolano. Cipriano Castro toma el poder en un Estado desecho que tendía a la desintegración. Justamente en su gobierno se acentúan conflictos económicos con las grandes potencias europeas de la época que hacen dudar, incluso, de la persistencia de Venezuela como república independiente. Para esta época la ciudad ya había alcanzado los 90.000 habitantes, y por primera vez cruza en su desarrollo el cauce del rió Guaire, desechando la vieja retícula colonial. Esta urbanización, llamada El Paraíso, será el sitio donde se introducirá en la ciudad la tipología de la quinta urbana aislada en lotes de terreno, que caracterizará posteriormente el proceso de ocupación suburbana del Este del Valle.

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El Para铆so.

El Oro negro. Explotaci贸n Petrolera. S/F.

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ORO NEGRO En 1908 Juan Vicente Gómez, quien fuera mano derecha de Castro, derroca a este último y establece un gobierno autoritario que dominará Venezuela hasta el año de su muerte en 1935. Durante su gobierno se inicia, en el territorio nacional, la explotación petrolera a gran escala. No pasarán muchos años antes de que se sientan los efectos transformadores de este hecho en la ciudad de Caracas y en su crecimiento, pero durante todo el gobierno de Gómez la Ciudad permanecerá pequeña y provinciana como lo fue durante el siglo XIX: el Dictador no gustaba de la vida caraqueña y prefirió trasladar su gobierno a la cercana ciudad de Maracay donde realmente residía el poder. La incipiente renta petrolera sirvió sin embargo para cancelar la mayor parte de las obligaciones contraídas por los gobiernos anteriores. También se comenzó a construir la costosa infraestructura de vialidades carreteras necesaria para el desarrollo urbano en la zona costera montañosa donde se ubican los principales núcleos urbanos del país. Gómez logró con su férreo control de Venezuela, acabar con los caudillos regionales y los levantamientos. El adormecimiento de la vida política produjo la extinción de los partidos Conservador y Liberal. La opción para controlar y unificar el país fue el desarrollo de un rígido centralismo concentrado en la región centro norte costera. Con la muerte de Gómez en 1936 se inicia un proceso de modernización sin precedentes de la ciudad marcada ya para entonces por un fuerte proceso de densificación y saturación del parcelario. Sobre la estructura urbana caraqueña, la misma en escala y disposición de la vieja ciudad colonial, se comienzan a planificar acciones e infraestructuras correspondientes a la imagen de una ciudad moderna para el siglo XX. La explotación petrolera otorgada en concesión a diferentes compañías extranjeras, empieza a otorgar al Estado centralizado una importante renta. Esta condición mejorará con la Ley de Hidrocarburos de 1942, que reguló las concesiones petroleras, con lo que aumento el beneficio y la participación del estado venezolano en las ganancias. El mejoramiento de las condiciones sanitarias y sociales en el país produjo la reducción de la mortalidad, las expectativas de vida y un consecuente aumento de la población nacional. Por otra parte el cambio de una economía agrícola a una economía rentista petrolera motivó la emigración de grandes contingentes poblacionales a las ciudades, especialmente a Caracas. Parte de esta población, la de mayores recursos, obtuvo vivienda en las urbanizaciones suburbanas que surgieron sobre los terrenos de haciendas y fincas vecinas a la ciudad. Las clases más populares se acomodaron en los bordes de la retícula tradicional, justamente en los sitios donde las pendientes habían constituido límites al desarrollo urbano. De esta manera empiezan a surgir los primeros asentamientos informales que luego serán llamados en forma genérica y peyorativa “cerros” o “barrios de ranchos” (San Juan, El Guarataro, Monte Piedad – La Planicie, Agua Salud) Las primeras propuestas de planificación que se producen y discuten en los años treinta manifiestan como principal preocupación la mejora de la estructura vial. Las calles coloniales, servidas desde 14


finales del siglo XIX por un sistema de tranvías, resultaba inapropiadas en vista del tráfico creciente y la aparición en forma masiva de un nuevo vecino: El automóvil. Resultaba también un punto de discusión el carácter de representatividad y la necesidad de una nueva espacialidad en relación a la condición de Caracas como capital de la República. Los viejos edificios y bulevares que fueron construidos en tiempos de Guzmán resultaban pequeños y mezquinos en relación a la nueva escala que sugería el crecimiento explosivo de la ciudad. En 1938, el primer plan moderno para la Ciudad llamado “Plan Monumental de Caracas”, también conocido como “Plan Rotival”, representa una integración de estas dos visiones y aunque no fue ejecutado en su momento, su propuesta de una gran avenida monumental será recogida por las más importantes intervenciones urbanas que se dan con posterioridad en el casco central de la ciudad ( la Reurbanización de El Silencio en 1945, la construcción del Centro Simón Bolívar y la Avenida Bolívar en los años cincuenta y el conjunto Parque Central en los años setenta.) Sin embargo, al haber sido contratado por el Distrito Federal, que no tenía jurisdicción en todo el Valle dejó por fuera una parte importante de los desarrollos que empezaban a ocupar el este de la ciudad. La reurbanización del Silencio, Proyectado por el Arquitecto Carlos Raúl Villanueva en el sitio que el Plan Rotival reservaba a la sede de los Poderes Públicos Nacionales, representa la primera intervención radical en el viejo tejido urbano con una nueva propuesta del espacio público urbano a la escala del nuevo país que se abría a la modernidad: en la Plaza Central convergían las vías que desde el oriente, el occidente y el litoral llegaban a la Capital.

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Su construcción en medio de las restricciones que en todo el mundo presentaban los suministros para la construcción, como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, expresa con claridad la privilegiada posición que tenia Venezuela como proveedor confiable del indispensable petróleo. El proceso de modernización iniciado a la muerte de Gómez abarcó también la creación de nuevas estructuras sociales y políticas que buscaron construir formas de gobierno democráticas e institucionales, pero las presiones políticas para acelerar la representatividad política y por terminar de desaparecer los últimos vestigios del Gomecismo, produjeron un golpe de estado contra el gobierno del presidente Medina en el año 1945. El extremismo revolucionario que manifestaron las fuerzas políticas participantes en este golpe de estado y la confrontación interna que se generó en el país, produjo un nuevo golpe de estado en el 1948, esta vez contra el primer presidente elegido por voto universal, el conocido escritor caraqueño Rómulo Gallegos. A partir de este momento se instaura un régimen autoritario encabezado por una Junta Militar presidida por el general Carlos Delgado Chalbaud. Luego del asesinato de éste (único magnicidio en toda la historia venezolana), el gobierno será asumido en forma personalista por el también miembro de la Junta; el General Marcos Pérez Jiménez. Ya en 1950 se comienza hablar del Área Metropolitana de Caracas como una entidad supra regional que abarca lo que para la época se estaba convirtiendo en parte integral de la ciudad, las poblaciones vecinas, que antes articularon un sistema productivo agrícola, ahora eran incorporadas al área urbana; y la red de vías y caminos que las comunicaban se convirtieron en la base de la estructura vial de la metrópolis. En 1951 la recientemente creada Comisión Nacional de Urbanismo crea el Plan Regulador de Caracas, fundamentado en un análisis urbanístico de gran escala que por primera vez reconoce toda la extensión del Valle como el área de la nueva ciudad. Con Pérez Jiménez la idea de modernidad adquiere una imagen estilística que define con su marca a la Caracas de los años cincuenta. La acción de un Estado que por fin logra materializar la distribución de la renta petrolera mediante la inversión en la construcción. Los nuevos equipamientos, modernos, metropolitanos, a gran escala rompen literalmente la vieja estructura colonial y erigen nuevas referencias para una ciudad que busca olvidar su pasado inmediato de pobreza y limitaciones. El llamado “Nuevo Ideal Nacional” representaba esa idea de país donde los códigos estéticos de la modernidad expresaban una visión optimista del futuro, abierto a la exageración, al barroquismo moderno y al exceso. En este momento se promovió como Política de Estado la inmigración de población de la posguerra europea, lo que contribuyó a generar una ciudad más cosmopolita donde se adoptaron formas de vivir distintas. Italianos, españoles, portugueses, judíos, libaneses entre otras nacionalidades, constituyeron importantes colonias que trasmitieron sus costumbres y hábitos a la forma de ser de la ciudad. Muchos sectores urbanos construidos en esa época responden a la experticia de los trabajadores provenientes de otras tierras que contribuyeron a cambiar la imagen de la ciudad repitiendo modelos regionales europeos. (Las Mercedes, Las Acacias, Bello Monte) La construcción del Centro Simón Bolívar como continuación de la Avenida Bolívar, se convirtió, con su lenguaje moderno y monumental, en el nuevo símbolo de Caracas. En su estructura resolvía las conexiones espaciales de la nueva ciudad y a su vez funcionaba como un gran distribuidor de

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tránsito donde se mezclaban terminales de transporte, oficinas, comercio, espacio público, la vialidad se incorporaba perfectamente a la arquitectura como expresión paradigmática de la modernidad. La nueva Ciudad Universitaria, cuya construcción había comenzado algunos años atrás para albergar la Universidad Central de Venezuela, se convierte en galería abierta para la expresión plástica de los maestros internacionales del abstraccionismo, la composición cubista, el color. Así se constituye en referencia moderna para la integración de las Artes y la continuidad espacial característica de la estética moderna. En otro extremo ideológico y estético el llamado Complejo de la Nacionalidad, resuelto en un estilo clásico más del gusto militar, se construye como referencia urbanística para la conmemoración heroica de un destructivo pasado guerrero. El gran remate de este eje monumental sobre el gran patio de la Escuela Militar, se convierte en escenografía digna para un gobierno militar nacionalista. La informalidad, que en los años previos se había convertido en una realidad palpable con el crecimiento de grandes zonas de “barrios de ranchos”, ya no debería tener cabida en esa ciudad rica y moderna. En ese momento se inicia la llamada “guerra al rancho”. Para solucionar la situación se adoptaron a gran escala las soluciones que la discusión teórica sobre la Arquitectura y el Urbanismo proponía a nivel mundial: el superbloque se impone como un elemento común en el paisaje caraqueño.

Centro Simón Bolívar

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La construcción de vialidad constituyó otra señal de modernidad. La Autopista Caracas – la Guaira que resolvió de manera radical y tecnológica la compleja relación topográfica entre Caracas, su puerto y su aeropuerto, es la primera construida en el país y se convierte en digno portal de entrada a la ciudad moderna. De la construcción de autopistas extraurbanas se pasa a las autopistas en la ciudad, las cuales se convierten en el nuevo paradigma de contemporaneidad urbanística. De esta forma se abandona a la libre iniciativa privada y a la especulación el desarrollo de la morfología volumétrica y espacial dentro de la trama urbana; se privilegió el uso del automóvil familiar y la construcción de vías sobre la posibilidad de crear un sistema metropolitano de transporte colectivo. La ciudad toma el espacio y la escala del automóvil, y se produce la paulatina destrucción del espacio urbano del peatón. El 23 de enero de 1958 termina el Gobierno Militar y se instaura la Democracia Representativa. El acuerdo entre los diferentes partidos políticos logra la constitución de una coalición que garantiza elecciones universales y la alternabilidad de gobiernos elegidos democráticamente, a pesar de las reiteradas amenazas de sectores militares y la insurrección de algunos sectores de la izquierda. La transición política se presenta acompañada por una crisis económica de mediano alcance que se manifiesta principalmente en el campo de la construcción y significa la paralización de muchos de los proyectos del Perejimenismo. Por otra parte la nueva ideología democrática lleva implícita el rechazo a mucho de los símbolos que construyó la dictadura. La mayor parte de los edificios e infraestructuras a medio hacer son paralizados o modificados en sus alcances originales.

Centro Simón Bolívar

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Sin embargo no ocurre una modificación sustancial de los criterios básicos que impulsaron la modernización de la ciudad capital. Se continúa la construcción de la red de vías expresas, los desarrollos habitacionales de alta densidad. Continúa ya por inercia la construcción de la ciudad moderna, pero ahora, con un estilo menos grandilocuente y una estética más austera. Y así, en 1967, cerrando los festejos por los cuatrocientos años de la fundación de Santiago de León, la tierra vuelve a temblar causando destrucción y zozobra en la ciudad moderna, Este nuevo sismo hizo poca mella en el desarrollo urbano y justo al entrar en los años setenta las tendencias a la grandiosidad modernista se manifiestan de nuevo con una estética distinta y con una escala inaudita en la construcción del complejo residencial Parque Central, un conjunto multifuncional de alta tecnología constructiva y logística que reafirmó la retórica de la modernidad en un contexto donde ya es evidente la crisis de los modelos de desarrollo adoptados para la modernización del entorno urbano. En el años de 1969 se establece por decreto del Congreso Nacional la Región Capital como una de las ocho regiones en que se dividió el Territorio Nacional para efectos estratégicos de desarrollo, con lo que se reúne el Distrito Federal, que para ese momento incluía el Litoral Central, con el estado Miranda en un esquema regional de desarrollo. A principios de los años 60 fue creada la Oficina Metropolitana de Planeamiento Urbano del Distrito Federal OMPU, con ámbito de acción en todo el valle de Caracas. Esta oficina se concentró en un principio sobre la aplicación de la Ordenanza derivada del Plan Regulador del 51 pero para el año 1970 da a la luz pública el Plan General de Caracas 1970-1990, que tiene la virtud de: ”… representar el primer plan en abordar como ámbito de planificación un sistema supraurbano, que reconoce a Caracas como cabeza de un sistema urbanístico de gran magnitud y complejidad que comprende otros centros poblados y áreas rústicas y que, por supuesto, había superado todas las previsiones del Plan Regulador.” Este plan tiene la virtud de integrar por primera vez los sub sistemas urbanos externos al valle de Caracas: Los Altos Mirandinos, Guarenas-Guatire, Tuy Medio y el Litoral Central, como elementos integrantes de la dinámica metropolitana. Este Plan General de Caracas resulta sin embargo poco exitoso como regulador de la dinámica urbana, en parte por ser un instrumento de competencia Municipal dentro de un Estado aún fuertemente centralizado donde las directrices de control y desarrollo urbano seguían siendo dependientes del Gobierno Nacional. Para ese momento el crecimiento de la ciudad informal y auto producida era ya una realidad en convivencia con la ciudad formal y para la cual las soluciones de la ciudad moderna no eran suficientes. El tráfico cada vez más intenso, a pesar del aumento sin cesar de las vías expresas y los monumentales distribuidores, la contaminación ambiental, el caos visual permitían a muchos prefigurar una crisis que aun no se había expresado en toda su dimensión.

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CAPITAL EN CRISIS

Entre el año de 1974 y 1978 la crisis mundial de suministro de petróleo generó paradójicamente un incremento significativo de la renta petrolera que afectó de forma palpable a la sociedad venezolana. El año de 1976 se adelanta la reversión de las concesiones y el Estado pasa a ser propietario directo de la Industria Petrolera. Esta circunstancia reforzó la estructura clientelar y centralizada del Estado venezolano y dio nuevo aliento a un esquema de desarrollo que en la ciudad ya mostraba signos de crisis. Esta fue la llamada “Venezuela Saudita”, la del “nuevo-riquismo” y el exceso: aparentemente había dinero para todo y para todos, pero con el aumento del gasto público se empezó a gestar la crisis social y económica que marcaría las últimas décadas del siglo XX. En la misma época se nacionaliza la Industria del Hierro y con el respaldo de la renta petrolera el Estado Venezolano se embarcó en el desarrollo de industrias pesadas y fomentó la política del pleno empleo sustentado en la ocupación no estructural. Se buscaba una forma de distribuir el ingreso petrolero, pero dentro de un esquema dependiente del Estado, del populismo y del endeudamiento externo. Por contraste y a pesar de la euforia consumista de la sociedad venezolana, la calidad constructiva y la construcción de nuevos equipamientos entró en decadencia. La ocupación de alguna de las últimas zonas disponibles del valle quedó marcada más que nunca por construcciones producto de criterios especulativos; anónimas, abigarradas, sin criterios de calidad espacial ni estética. Esta riqueza repentina sirvió de nuevo aliciente para el fenómeno de emigración a las ciudades pero esta vez no solo del interior del país, en ese momento se impuso una nueva emigración espontánea desde los países vecinos, en busca de las mejores condiciones económicas y políticas que la bonanza petrolera produjo en Venezuela. Un gran contingente sin arraigo a la ciudad y con grandes expectativas de superación económica paso a formar parte de la población caraqueña. El crecimiento demográfico rebasa la capacidad de producción de vivienda popular planificada, lo que produce un crecimiento indetenible de las áreas informales de la ciudad. Las expectativas creadas por la entrada inesperada de divisas, las manifestaciones desbordadas de riquezas y el crecimiento de las desigualdades económicas en una sociedad que se había caracterizado por sus tendencias igualitarias, se convirtieron en una bomba de tiempo que en su momento degeneraría en una gran explosión social. Al terminar la década de los setenta la construcción de nuevas autopistas ira perdiendo vigencia, concentrándose la inversión en la construcción de un sistema de transporte subterráneo que marcará un cambio en la manera de entender la ciudad. El aumento de población y del parque automotor produce el colapso del modelo de desarrollo urbano basado en la vialidad expresa, razón por la cual en los primeros años de la década de los ochenta se acelera y concluye la construcción de la primera línea del Sistema Metro de Caracas. La construcción del Sistema Metro, manejada a nivel mediático como un elemento creador de urbanidad, estuvo acompañada de una revalorización del espacio urbano abierto mediante la 21


peatonalización de importantes vías y espacios urbanos, que sin embargo aparecen como islas dentro del la estructura de ciudad, marcada aun por los sistemas viales expresos. Estos espacios peatonales, desarticulados y singulares, son sin embargo inmediatamente aceptados y ocupados por la ciudadanía (Bulevar Sabana Grande, Bulevar Catia , Peatonalización del Casco Central, Bulevar Cafetal, Bulevar Caricuao, intervenciones en la Candelaria) La necesidad de espacio para el crecimiento urbano, cada vez más escaso en el ámbito interior de Valle, acelera las presiones de crecimiento sobre los sistemas urbano cercanos (Valles del Tuy Medio, Guarenas Guatire, Altos Mirandinos, Litoral Central) los cuales comienzan a albergar nuevos desarrollos residenciales con lo cual establecen claramente, su carácter de ciudades dormitorio, dependientes de la dinámica terciaria que ocurre en el valle central del Guaire. Esta situación va a ir generando en el tiempo el colapso funcional del sistema regional expreso y de acceso a la ciudad, construido a muy alto costo desde los años cincuenta hasta la fecha (existen partes de ese sistema que todavía no han sido culminadas). El 18 de febrero de 1983, recordado por los venezolanos como el “viernes negro”, comienza el despertar del sueño de modernidad y riqueza. La moneda sufre su primera devaluación desde el principio del período democrático, hecho que fue acompañado por el establecimiento de un sistema de control de cambios. Esta decisión del Gobierno de turno fue tomada a consecuencia de una crisis coyuntural producida por la baja de los precios del petróleo que puso en evidencia el agotamiento de un modelo político basado en la excesiva dependencia de la renta petrolera. Al poder paternalista del Estado centralizado se le hacía cada vez más difícil cumplir su papel de gran promotor de las inversiones en infraestructura y vivienda social urbana.

Metro de Caracas, Estación Plaza Venezuela

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Pero esta crisis no estallará inmediatamente. El deterioro político, económico y social aun pudo ser mantenido bajo control gracias a la renta petrolera. En esta época incluso se llegaron a completar obras de importancia para la ciudad. La situación explotará de forma repentina e inesperada al final de esta década. Al comenzar el segundo mandato del presidente Carlos Andrés Pérez, cuyo primer período fue aquel de la Venezuela Saudita, el Ejecutivo Nacional pretendió establecer una serie de reformas económicas sin lograr transmitir a la población el sentido y la necesidad de las mismas. Una de las medidas fue el aumento del precio de la gasolina de venta para el mercado interno, ante lo cual los transportistas de pasajeros aumentaron de forma inmediata el precio del pasaje para el transporte colectivo. Esto inició protestas en una de las ciudades satélites de la región Capital, Guarenas, que fueron degenerando a los hechos terribles del 29 de febrero de 1989, conocidos como el Sacudón o el Caracazo. La ciudad se volvió un campo de batalla, los saqueos y motines se prolongaron por más de una semana causando destrucción y ruina. Tan solo la represión militar logró tranquilizar el desconcierto generalizado. La ciudadanía aturdida salió de nuevo a las calles con la sensación de que algo había cambiado definitivamente. El detonante fue el aumento del precio del pasaje, sin embargo lo que estalló fue la decepción acumulada. Una de las vías que asumió la Nación para solventar la crisis creada fue implementar y acelerar de forma abrupta la descentralización del poder político con la elección directa de gobernadores y del recién recreado cargo de Alcalde. Esto fue acompañado por el reconocimiento de la autonomía local y regional en oposición al acostumbrado poder de acción Gobierno Central con respecto a la ciudad En el caso de Caracas la nueva situación puso en evidencia las incongruencias presentes en la organización geopolítica de la Zona Metropolitana y la Región Capital desde los remotos tiempos de la Guerra Federal, las cuales hasta esa fecha eran solventadas por la fuerte presencia del Poder Central en el Gobierno de la Ciudad. Municipios solapados, autoridades metropolitanas con ámbitos reducidos, parroquias urbanas con población mayor a la de algunas regiones del país, una estructura de gobierno anárquica, anacrónica, dispersa, incapaz para una visión global de la dinámica urbana de la región capital. En este contexto, y por una decisión de los nuevos poderes municipales, se desecha la posibilidad de establecer una mancomunidad y se elimina la Oficina Metropolitana de Planificación Urbana, OMPU, asumiendo cada municipalidad por separado la conducción de sus responsabilidades en el control y planificación urbana. La situación se hace aun más compleja cuando el Municipio Sucre, correspondiente a la mitad este del área Metropolitana, se divide sucesivamente en cuatro Municipios: Sucre(Petare), Chacao, Baruta y El Hatillo, cada uno de ellos con carácter autónomo. Posteriormente y complicando más las cosas, toda la porción litoral del Distrito Federal se transforma, innecesariamente y por una decisión demagógica, en un Estado más de la República. Con el objeto de solventar la fragmentación administrativa de la región capital, la Constituyente convocada en el año de 1999 decide transformar al Distrito Federal con un Gobernador elegido directamente por el Poder Ejecutivo, en Distrito Capital cuya máxima autoridad sería un Alcalde Mayor elegido en forma popular; pero al solaparse las funciones y no quedar clara las relaciones jerárquicas y funcionales de cada uno de los cargos de elección popular, la situación administrativa del Área Metropolitana se hizo aun más confusa. 23


La descentralización y municipalización del gobierno de la ciudad tuvo por contraparte un relativo éxito en su objetivo de acercar el gobierno a la gente. Surgieron nuevos liderazgos evaluados por su capacidad para actuar en el espacio público. La dinámica local sirvió de contrapeso e incluso de válvula de escape para atenuar la crisis política nacional que no terminaba de equilibrarse. Los organismos municipales de planificación tienen instrumentos de acción normativa establecidos en la Ley Orgánica de Ordenación Urbanística: los llamados Planes de Desarrollo Urbano Local (PEDUL) y al menos las municipalidades internas del valle de Caracas han explorado diferentes vías para establecer estrategias de control y desarrollo. Sin embargo la estrategia global de la región capital se mantuvo y se mantiene aún, huérfana de actores que determinen las grandes líneas del desarrollo metropolitano. En diciembre de 1999, días antes de comenzar el nuevo siglo, la ciudad sufrió la mayor catástrofe de su historia. Lluvias extemporáneas concentradas por más de un mes en las cumbres del cerro Ávila, saturaron los suelos activando deslaves de agua, tierra e inmensos peñascos sobre las inclinadas vertientes de la montaña. El efecto de estas masas de tierra y barro se sintieron en la vertiente sur y afectaron gravemente algunas zonas de la ciudad, pero el deslave en la vertiente norte fue mucho peor produciendo la destrucción de amplísimas zonas urbanas del litoral caraqueño, incluyendo el casco central del antiguo puerto de La Guaira y muchas de las zonas turísticas que sirven de escape recreativo a la ciudad de Caracas. La ciudad quedó por varios meses con acceso restringido a sus principales vías de comunicación con el exterior: El puerto y el Aeropuerto. Esta tragedia demostró la vulnerabilidad del valle de Caracas ante las contingencias naturales y puso en evidencia lo dependiente que resulta la ciudad de estas obras de infraestructura vial y de servicios que, al solventar las grandes dificultades geográficas, han hecho factible el crecimiento de la Metrópolis Un hecho fortuito marca simbólicamente la crisis de las infraestructuras metropolitanas. El Viaducto Uno de la Autopista Caracas – La Guaira, considerado en su momento una de las más importantes obras de ingeniería a nivel mundial, colapsa definitivamente a consecuencia de movimiento geológicos activados por las aguas servidas provenientes de los desarrollos informales vecinos. El acontecimiento, aunque monitoreado y esperado desde hace más de veinte años, no fue solventado a tiempo. Hasta la fecha la principal, y hasta ahora única vía de comunicación de Caracas con su puerto y aeropuerto, se mantiene de forma precaria sobre las vías de contingencia habilitadas mientras se concluye el nuevo viaducto. La conflictividad urbana de fin de siglo se prolonga hasta la fecha, no podemos decir que se haya logrado un punto de equilibrio, alguna forma de acuerdo colectivo. Al contrario y aunque pueda sonar pesimista, el conflicto acunado durante tanto tiempo se encuentra latente y se manifiesta de muchas maneras: la violencia urbana, la inseguridad personal, la explosión incontrolada del comercio informal, el crecimiento hiperbólico de la flota automotriz (auspiciado entre otras cosas por el ínfimo precio de la gasolina y la existencia de un exceso de liquidez monetaria), la saturación del sistema metro, la casi completa anarquía del transporte urbano superficial, el desarrollo de más asentamientos informales que se incrementan con nuevas invasiones, el descontrol de la forma urbana, el deterioro de los escasos espacios públicos; todos estos son síntomas de un proceso

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cuyas causas se insertan en la historia de la ciudad y que se manifiestan por ahora sin que se perciba una salida pronta ni exenta de complejidades. Sin embargo existen iniciativas, acciones y situaciones que pueden ser reseñadas como muestra de que aun en estos tiempos tan poco diáfanos las posibilidades de acción y de reflexión sobre Caracas y su territorio no se han agotado. La reciente terminación, luego de más de una década de trabajos, del Tren al Tuy medio y del Metro Los Teques, que a pesar de sus nombres conforman en la práctica trenes de cercanías, se presentan como importantes aportes para mejorar los desplazamientos internos dentro de la región Capital. El Proyecto de Saneamiento del Río Guaire, que tiene como objetivo principal la separación y posteriormente el tratamiento de las aguas servidas generadas por la Ciudad, pretende acometer en paralelo una inversión de fuerte carácter social sobre esta cuenca altamente urbanizada y con gran repercusión en la mejora ambiental de la ciudad. Las mejoras de los espacios peatonales adyacentes a la Avenida Miranda, principal y más antiguo eje vial del Este caraqueño. Esta acción que se limita al ámbito del Municipio Autónomo Chacao, tiene la gran virtud de ser una de las pocas acciones sobre el espacio urbano que propone crear sistemas peatonales con un carácter sistemático. El “Plan Sectorial de Incorporación a la Estructura Urbana de las Zonas de los Barrios del Área Metropolitana de Caracas y de la Región Capital”, que fuera contratado por el antiguo Ministerio de Desarrollo Urbano a un grupo de profesionales ligados a la Academia con una larga experiencia en el estudio de Barrios. Es en este plan donde por primera vez se establece un análisis sistemático de todas las áreas de desarrollo informal en la región capital. Este análisis desarrolla en paralelo una estrategia y una metodología para la intervención sobre el espacio común; la Habilitación Física de Barrios, que permite la homologación de sus condiciones urbanas con las de la ciudad planificada, todo esto con un alto ingrediente de participación comunitaria. La creación de los Comités de tierras urbanas y los concejos comunales, estructuras de organización y participación directa de la ciudadanía para la gestionar la propiedad de la tierra urbana y la toma de decisiones sobre los presupuestos municipales. Estas organizaciones aun a riesgo de proyectarse como instrumentos de parcialidades políticas, tienen el potencial para convertirse en una vía valedera para construir ciudadanía. Estos casos, que tampoco son los únicos, se refieren tan solo a porciones limitadas de la territorialidad capital, a la resolución de problemáticas específicas de la dinámica urbana o a la culminación de obras comenzadas ya hace algún tiempo; pero resultan en conjunto iniciativas de gran importancia para reconstruir una estrategia unitaria de desarrollo regional. Sin componer una intención homogénea de intervención sobre la ciudad estos casos prefiguran una actitud favorable ante la indispensable puesta en marcha de acciones frente a una situación que el ciudadano común percibe como el colapso de la ciudad. Caracas es una ciudad en proceso. El clima actual de confrontación política, alimentada por la historia reciente del país ha impedido el logro de acuerdos sobre situaciones reales que permitan definir un mismo rumbo. La dificultad para el entendimiento parte de la ausencia de un lugar común

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para el dialogo. Lugar que hay que construir forzando los enfrentamientos y resistencias que cada sector impone. Pero también existe una toma de conciencia que hace pensar en grandes cosas, la gente de uno y otro bando ha tomado las calles y ha descubierto que el espacio público es el lugar del combate, pero también del acuerdo. Las tareas son muchas pero también lo es el camino avanzado. Es indispensable definir la organización política y la estructura regional de la ciudad, definir cuales serán las estrategias para el bien común, y la solución de las muchas problemáticas actuales, pero se debe tener claro que esto solo tendrá sentido si en el acuerdo participan todos.

Centro de Caracas-Avenida Bolívar

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BIBLIOGRAFIA MONTIEL, ELSAMELIA (2003) “La planificación de los sistemas supraurbanos en Venezuela (1977 – 2002): ¿un período perdido?” Sector de Estudios Urbanos, Escuela de Arquitectura Carlos Raúl Villanueva/Facultad de Arquitectura y Urbanismo/Universidad Central de Venezuela. Caracas. DE SOLA RICARDO, IRMA (1967) “contribución al estudio de los planos de Caracas” Ediciones del Cuatricentenario de Caracas. Caracas

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