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Mercedes Ferrer

Mercedes Ferrer Dos países hermanados

Concierto de clausura de la Semana de Autor. CCEMx, 2014. En plena Plaza de la Constitución, más conocida como el Zócalo, en la Ciudad de México, y tras su vieja catedral renacentista, se erige uno de los edificios más antiguos y emblemáticos del Centro Histórico: el Centro Cultural de España en México (CCEMx). Es imposible no acercarse al Centro Cultural si visitas por primera vez la gigantesca, vibrante y cautivadora Ciudad de México; como imposible es no quedar prendado del encanto arquitectónico de ese edificio renacentista del siglo XVI, transformado parcialmente en el siglo XVIII al estilo popular barroco mexicano, hasta llegar, a finales de 2011, a ver ampliadas sus instalaciones a nuevos espacios en un edificio de estética vanguardista y contemporánea con entrada en la calle Donceles 97, comunicado con el anterior y diseñado por los arquitectos mexicanos Javier Sánchez, José Castillo y Saidee Springall. He visitado el Centro en numerosas ocasiones a través de los años y siempre guardaré en el corazón el grato recuerdo de esa primera vez en 2004, cuando fui invitada a participar en el Festival del Centro Histórico, ofreciendo un concierto en la plaza del Zócalo capitalino. Años más tarde, junto a la Plataforma de Mujeres Artistas, participé en otro gran y multitudinario concierto en dicha plaza. Posteriormente me instalé en Ciudad de México y visité varias veces el CCEMx, desde 2007 hasta 2010, justo antes de la remodelación que ampliaría sus instalaciones. Lugar ineludible de encuentros, sesiones de fotos, ruedas de prensa y animadas charlas en su terraza con vistas a espaldas de la Catedral, punto de reunión, o simplemente de recreo íntimo, parada y fonda para inspirarse creativamente, encontrar sin buscar lo inesperado, y ensoñar. Pero lo más interesante del Centro es su incesante activismo artístico basado en el entendimiento, el intercambio, el sincretismo y el desarrollo de la idea de integración. Esto que para algunos serán meras palabras y que para otros significa mucho. Para los artistas, para los profesionales de la cultura, por ejemplo, significa un pilar en el que basar nuestro trabajo: si no existe ese intercambio, sin beber de fuentes ajenas, sin esa idea de integración, es casi imposible que se dé el fenómeno cultural y artístico. Y la cultura en México es muy importante. Se vive a pie de calle y se encuentra en todos sus rincones. México es un gigante cultural que bebe de fuentes ancestrales y contemporáneas, como el legado que dejaron las decenas de miles de exiliados republicanos españoles que fueron acogidos por el presidente de México por aquel entonces, Lázaro Cárdenas. Entre aquellos primeros exiliados destacan grandes nombres como el de León Felipe, José Gaos o Remedios Varo, que embarcaron a bordo de barcos como el Sinaia para ser acogidos por el Gobierno mexicano, en una acción de ayuda

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Concierto de clausura de la Semana de Autor en el auditorio del CCEMx en 2014.

humanitaria y solidaria que culminaría en un notable enriquecimiento cultural para México, materializándose en la fundación de escuelas, colegios y facultades. Es el pueblo mexicano, por excelencia, un pueblo altamente empático que aprecia las aportaciones culturales ajenas hasta hacerlas propias, en un ejercicio de simbiosis, entendido como relación de ayuda o apoyo mutuo que se establece entre personas o entidades, cuando trabajan o realizan algo en común. Y ese es el ambiente que se respira en el CCEMx: el de dos países hermanados por su arte y su cultura. Y tal vez por una suerte de coincidencia o sincronicidad que algunos se atreven a llamar “karma”. Si en algo se caracteriza el Centro y las personas que trabajan en él, es en saber muy bien el suelo que pisan y respetarlo. Suelo sagrado sobre el que las diferentes estirpes y culturas del Anáhuac, asentadas en el antiguo valle de México, construyeron la gran Tenochtitlán y ahí, el pilar de la civilización mexica: el magnífico Templo Mayor. Para los que hemos vivido México en profundidad, hemos indagado en la cultura, la música, sus artistas, sus costumbres, sus mercados exultantes de colores, sabores y olores, su cocina especiada con infinitas variedades de chiles, la lengua autóctona mexicana —el náhuatl—; para aquellos que hemos pateado sus calles, cantado rancheras con el mariachi en sus tabernas y hemos sentido el latido profundo de su tierra, el respeto a la cultura mexicana en todas sus manifestaciones se vuelve algo místico, sagrado, chamánico y cercano a la magia. No en vano el Museo de Sitio del CCEMx, adscrito al Templo Mayor, alberga piezas arqueológicas de las antiguas civilizaciones toltecas, olmecas, aztecas y mexicas que habitaron el primigenio Anáhuac. En estos años he acudido a diversas conferencias y encuentros en el CCEMx; de todos ellos rescato concretamente el que ofreció Carlos Ann en la terraza del Centro y su charla poética con el galardonado poeta argentino Juan Gelman. Así como también recuerdo una de las mejores colaboraciones de mi

etapa como directora del Área de Música en la Fundación SGAE: el proyecto de internacionalización de la Semana de Autor, que en el año 2014 la Fundación llevó a cabo en México entre autores mexicanos y españoles, y que culminó con un concierto en el cual se mostraron obras de nueva creación, fruto de la colaboración entre artistas de ambos países, en el inmejorable marco del auditorio del CCEMx. Por último, quisiera lanzar una mirada al futuro, a un futuro que avance hacia la convivencia y que siga indagando en aquellas raíces de las que provenimos y que nos conforman como seres humanos en una identidad común. México y España son países con una cultura milenaria que debemos preservar, continuar investigando y seguir admirando en todo su esplendoroso significado. Y desde ahí brindar a los más jóvenes un mundo abierto a nuevas oportunidades al que acceder con pasión, respeto y amor por su cultura. Deseando que una institución como la AECID siga estrechando lazos de unión cultural a través de centros como el CCEMx, abiertos a la cooperación internacional, la investigación, la creatividad, la diversidad, la integración, el intercambio y el equilibrio con el medioambiente. Muchas gracias.

Artista, compositora, autora y cantante. Diplomada en Literatura Contemporánea Francesa (Université Sorbonne Nouvelle - Paris 3). Máster en Derecho de la Propiedad Intelectual e Industrial (OBS Business School - Universitat de Barcelona).