154 Capítulo 7 Melanie Klein y Donald W. Winnicott. La herencia psicoanalítica niño con juguetes y objetos en la habitación para hacer interpretaciones de significados simbólicos. Anna Freud pensaba que las interpretaciones simbólicas imponían significados en las acciones del niño en lugar de esclarecer su significado inherente. En su opinión, dicha técnica equivalía a un “análisis salvaje” en el cual los pensamientos y las acciones del niño se manejan de modo que se conformen con la teoría kleiniana. En la técnica de Anna Freud para el análisis infantil (véase el capítulo 6) se hacía hincapié en las producciones verbales del niño durante el juego o en la narración de cuentos y las interpretaciones se limitaban a la evidencia disponible que surgía de las asociaciones que hacía el niño después de un periodo de preparación en que se le enseñaba el procedimiento y se le hacía sentir cómodo con el mismo. Los niños muy pequeños no se consideraban candidatos adecuados para el psicoanálisis precisamente porque no tenían el lenguaje suficiente. Segundo, para Anna Freud, la relación de transferencia con un niño es diferente a la transferencia del adulto porque las relaciones pasadas del niño también son por fuerza sus relaciones actuales (A. Freud, 1927, pp. 39 ss y p. 45). Desde el punto de vista de Melanie Klein, transferencia es transferencia; en su visión de la infancia, las relaciones objetales empiezan casi desde el nacimiento. Por tanto, las relaciones objetales, reales y fantasmales, son lo bastante abundantes para formar la base de una relación de transferencia del niño hacia el terapeuta. Tal como en el psicoanálisis adulto, el analista tiene que interpretar la transferencia (A. Freud, 1952/1992, p. 63). Tercero, Klein sugirió que Anna Freud consideraba que los niños eran muy distintos de los adultos mientras que ella veía pocos motivos para tratar a un paciente infantil, de manera distinta, a un paciente adulto. Melanie Klein pensaba que mediante el uso de su técnica de juego con juguetes y dibujos había podido tener acceso a las capas más primitivas del inconsciente del niño, un logro que está fuera del ámbito de la técnica más verbal de Anna Freud. A Klein le parecía que el método de Anna Freud minimizaba el papel del psicoanalista como intérprete de los conflictos inconscientes del niño. El analista que trabaja con la técnica de Anna Freud se convierte más bien en un modelo con un papel educativo que alienta una relación de transferencia positiva, incluso sumisa, con el niño. Debido a la incapacidad del analista para establecer una “verdadera situación analítica”, el niño no puede ni quiere dar a conocer sus sentimientos más profundos (Klein, 1927/1975a, pp. 153-154, 167). Cuarto, desde el punto de vista de Anna Freud, el enfoque kleiniano da lugar a una exageración de la patología y, en ocasiones, a atribuciones injustificadas de los motivos agresivos del niño. La disputa entre Anna Freud y Melanie Klein produjo divisiones en la profesión del análisis infantil. En Londres, los psicoanalistas y sus estudiantes se identificaban como annafreudianos, kleinianos o algún grupo intermedio.
ANGUSTIA:1 PRIMERAS MODIFICACIONES DE LA TEORÍA DEL DESARROLLO DE KLEIN Al aumentar su experiencia y el número de observaciones de análisis infantiles, Melanie Klein modificó sus planteamientos básicos acerca del desarrollo del superyó y el complejo de Edipo. Los cambios adoptaron tres formas. Agregó detalles acerca del contenido de los fantasmas del niño, cambió el momento del desarrollo en que ocurrían y redujo ligeramente el papel de la agresión en todos ellos. El primer cambio resultó en una explosión importante de la población de objetos internalizados por el bebé, mientras que el segundo hizo retroceder los orígenes de la estructura de la personalidad a los primeros días de vida. Klein planteó la existencia en el nacimiento de un yo y un superyó rudimentarios así como de motivos pulsionales de tipo edípico; además, complementó su acento en la importancia de la agresión como el motivo primordial de la infancia con un pequeño grado de consideración de la envidia, la culpa, la angustia y el amor.
Temor de los propios impulsos destructivos: proyección
Al ampliar sus razones para la severidad del superyó del infante, Klein profundizó su teoría de los objetos internalizados. Sus observaciones la llevaron a creer que una parte regular de la vida del niño se centra en los temores de figuras fantasmales atemorizantes que amenazan con desmembrarlo, devorarlo o “hacerlo pedazos”. Klein creía que los personajes aterradores de los cuentos de hadas son transformados por la fantasía en construcciones personalizadas de objetos reales en la vida del niño. No tengo duda, a partir de mis observaciones analíticas, de que los objetos reales detrás de esas aterradoras figuras imaginarias
1 Desde la traducción que hizo López-Ballesteros de la obra de Freud, la palabra alemana “Angst” fue vertida al español como “angustia”. Por su parte, James Strachey tradujo dicho término al inglés como “anxiety”; sin embargo, en esa lengua para describir un estado más agudo se llega a utilizar el término “anguish”. Quizás por esa razón, los traductores de M. Klein han vertido “anxiety” como “ansiedad”. Por nuestra parte, y dado que M. Klein cuando diferencia los términos “angustia” y “culpa” (por ejemplo, Klein, M. et al., [1973], Desarrollos en psicoanálisis, Buenos Aires: Paidós) utiliza como referencias dos textos de Freud: Inhibición, síntoma y angustia y Conferencias de introducción al psicoanálisis, en los cuales este autor señala las diferencias entre “angustia”, “miedo” y “temor”, matices que la propia M. Klein parece aceptar, sin aportar mayores distingos teóricos. Por tanto, hemos decidido traducir “anxiety” por “angustia”, término que, en nuestra opinión, posee una mayor resonancia en la literatura psicoanalítica (Notas de los RR. TT.)