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Un mecanismo de terror
Un mecanismo de terror
Por: José Luis Salinas, 11º
En Colombia el temor se ha convertido en un mecanismo de control social. Pero, ¿cómo no? Si aunque nuestro país lleva setenta años en WP EQPƀKEVQ KPVGTPQ CTOCFQ ITCP RCTVG FG NCpoblación todavía no se informa acerca de las causas de la guerra. Mientras que las clases privilegiadas de la nación tienen un entendimiento selectivo de las problemáticas sociales, el pueblo ignora asuntos relevantes que le permitirían comprender su propia realidad. El miedo aparece ante lo desconocido, por ejemplo, el miedo a la muerte y a la oscuridad. El colombiano común desconoce el origen de los problemas de su país, solo los sufre; el dolor común lo aliena y lo arrincona; mientras, se arropa con una capa gruesa de neblina que le oculta la razón. Hace años que no veo un noticiero, pero todavía recuerdo los crípticos bajos con los que iniciaba Noticias RCN, en ese entonces, el vacío se apoderaba de mí hasta cuando terminaba el comercial de Bretaña que le precedía. A los siete años no lo sabía, pero al igual que muchos adultos colombianos, estaba siendo víctima de dos cosas: de mi deseo por no ver vulnerada mi coOQFKFCFRTKXKNGIKCFC[FGNCGſciente parcialidad con la que los medios de comunicación se encargan de transmitir información a su audiencia. En el campo de la psiEQNQIÈC GN OQFGNQ -×DNGT Ross propone cinco etapas del duelo: la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación. La primera etapa se caracteriza por un estado de shock por parte del sujeto, con el propósito de amortiguar el peso de una realidad; esta no debe durar mucho tiempo, porque permanecer en ese estado, solo produce una disociación de lo real, y en ella no ocurre sanación. Lamentablemente,
nuestra nación permanece anclada en esta etapa, no precisamente porque encuentre la realidad inverosímil, sino porque decide ignorarla. .QUEQNQODKCPQUKFGPVKſECOQUNQSWGGUV¶OCNen nuestro país, la corrupción, la delincuencia común, la segregación social, entre otros. No obstante, encuentro que a muchos ciudadanos nos es difícil sustentar nuestras ideas acerca las problemáticas, no vamos más allá de lo que siempre hemos escuchado o leído en los meFKQU FG EQOWPKECEKÎP QſEKCNGU .C FKſEWNVCFno solo radica en que el gobierno de turno “se robe la plata”, o que a causa de la cleptocracia, hayan muerto más de cinco mil niños menores de dos años en la Guajira (actualmente es el departamento con mayor índice de corrupción). El problema no solo consiste en que la plutocracia lidere el medio político del país, y que a causa de ello surjan incoherencias como la segregación campesina en un país agrario. No ver NCUPQVKEKCUPKNGGTGNRGTKÎFKEQPQUKIPKſECSWGPCFCGUVÃRCUCPFQUKIPKſECSWGJGOQUUWEWODKFQ CN GIQÈUOQ [ CN OKGFQ UKIPKſEC SWG PQEQPſCOQUGPPWGUVTCECRCEKFCFFGRTQXQECTWPECODKQ UKIPKſEC SWG UQDTG PQsotros triunfó el demonio de NC EQDCTFÈC-×DNGT [4QUUNQ CſTOCTQP NC PGICEKÎPjamás traerá sanación, y solo causará mayor distanciamiento entre la realidad individual y la social; ese es el trasfondo de nuestros problemas en Colombia. Si bien es cierto que es fácil caer en el conformismo gracias al temor de tomar acción, también es necesario observar la manipulación del temor como instrumento de control social de parte de los medios de comunicación. No ha de sorprender a nadie, que los medios no siempre son imparciales, y que
al presentar la información tienen en mente unas posibles reacciones por parte de la audiencia. Noticieros, periódicos y revistas tienden a manipular situaciones de importancia social, de tal forma que los espectadores reaccionen según la conveniencia de los dueños de los medios. Ellos deciden sobre qué informan y cuáles asuntos omiten, ellos eligen el enfoque que le dan a la divulgación de los sucesos y el cubrimiento que los mismos merecen. Ahora, vale decir que el actuar de los medios al jugar con diversas interpretaciones durante el cubrimiento de una noticia es diferente a la difusión de noticias falsas de parte de las redes sociales; ambos operan de manera distinta. Desde la década pasada, muchos de los usuarios de las redes sociales las han venido convirtiendo en su fuente de información, es decir, les han dado el mismo valor y la misma credibilidad que le asigna a la prensa profesional. Esta forma de informarse es incorrecta, el conVGPKFQ FGNCU TGFGU PQ GU EQPſCDNG RWGU GNNCUfuncionan igual que un rumor en cadena, los mensajes son fácilmente propagados y sin nombres responsables de lo que se dice. Hace unos pocos días, me llamó mi tía a contarme que había leído en Facebook sobre unas limpiezas paramilitares que se estaban realizando en el Valle del Cauca, quería pedirme que me cuidara, que por favor no saliera por la PQEJGU5KPNCRTGECWEKÎPFGXGTKſECTNCKPHQTOCEKÎPOKtía compartió la imagen a través de los medios que encontró apropiados; seguramente, hizo que otros creyeran el mismo cuento. Sobra decir que todavía no he escuchado UQDTGPKPIÕPGXGPVQSWGEQPſTOGGNVGOQTFGNCJGTOCPCde mi mamá, solo he leído las amenazas -con pésima redacción y mala ortografía- que acompañan la imagen de su publicación. En todo caso, en Colombia se están utilizando los medios de comunicación y las redes sociales con el propósito de infundir temor, de agachar la cabeza a quienes anhelen levantarse ante la injusticia social, se busca condenar al ciudadano a vivir en sumisión frente a la delincuencia, al terrorismo y a la corrupción. Es necesario que asumamos la responsabilidad de estar bien informados para comprender la realidad que nos rodea y aportar posibles soluciones, como individuos o como colectivos. Debemos entender como nación que el sufrimiento de uno, es el sufrimiento de todos, y que EQPQEGT PQU RGTOKVG TGƀGZKQPCT GP EQPUGEWGPEKC PQUpodemos liberar del miedo para hallar posibilidades. El miedo no debe atormentar al ciudadano, no debe regir su comportamiento. El fervor con que arde la sangre de los colombianos, no debe enfriarse a causa del terror con el que le dibujan su contexto social.
