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El Diácono Tom Doran Reflexiona Sobre el Discernimiento y Su Llamado a la Vocación
Si entra a una iglesia Católica en Texas y encuentra un descendiente irlandés dando la homilía con acento Bostoniano, ¡probablemente está aquí en St. Michael! De hecho, nuestra comunidad parroquial esta muy bendecida de llamar al Diacono Tom Doran uno de los nuestros. Hemos tenido la oportunidad de conocer a Tom durante su internado de tres años en nuestra parroquia y este verano le recibimos como un nuevo diácono, recién ordenado en la Diócesis.
Cuando niño, el Diácono Tom nunca imaginó que el Señor un día lo llamaría al diaconado. Pero las experiencias en sus años formativos – como estudiante en su colegio parroquial y monaguillo en su parroquia en Boston – abrieron la puerta a una vocación en la Iglesia.
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Aunque el Diácono Tom es un Católico de cuna, su relación con Cristo profundizó en los pasados diez años.
“Estaba en un retiro y realmente tuve la oportunidad de examinar mi relación con Dios,” dice. “Él siempre fue importante en mi vida, pero ahora siento verdaderamente la necesidad de que Él sea el centro de mi vida. Comencé involucrándome más en el servicio y en diversos ministerios – me convertí en sacristán y redescubrí la felicidad de servir en el altar, como cuando niño.”
El Diácono Tom desarrollo una devoción a la Adoración Eucarística, y fue en la tranquila soledad de la oración ante la presencia de Cristo que escuchó por primera vez el llamado al diaconado. Simultáneamente, otras personas comenzaron a mencionarle la vocación – su pastor le preguntó si había considerado ser diácono, y sus dos hijas, adolescentes, repitieron la pregunta.
“Se lo mencioné a Mary Ann, mi esposa, quien se sonrió y me dijo que veía el llamado,” dice el Diácono Tom. “El diaconado es realmente un llamado a la pareja, y Mary Ann ha sido un apoyo maravilloso para mí.”
Con un historial enseñando clases de RICA, el Diácono Tom ha disfrutado su ministerio aquí en St. Michael los pasados tres años. Ahora que es un diácono ordenado, se siente bendecido de servir la parroquia en otras formas.
“Es una parroquia maravillosa, y todos son calurosos, comprensivos y hospitalarios,” dice. “La parroquia es diversa, es hermosa, y todos se unen como una comunidad, para una liturgia.
“Es una bendición estar en el altar proclamando el Evangelio, preparando las personas para recibir los sacramentos, administrando esos sacramentos y caminando con ellos en su camino en la fe,” comenta el Diácono Tom. “Me llena de alegría poder compartir mi fe, servir en diferentes ministerios de caridad, y servir en el altar. Comienza con el llamado y ese llamado es una alegría.”

Este verano, le dimos la bienvenida “oficialmente” al diácono Tom Doran como diácono recién ordenado en la diócesis.