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Preparándose Para la Misa, los Sacristanes Brindan un Servicio Valioso
lguna vez ha notado lo bien preparado ¿Aque está nuestro santuario para todas y cada una de las misas? El altar está listo para la celebración de la Eucaristía, los vasos sagrados brillan, la vela del tabernáculo está encendida. Todos estos detalles se unen para proporcionar una atmósfera pacífica y reverencial para la adoración, aunque es posible que muchos de nosotros no sepamos a quién tenemos que agradecer por asegurarnos de que el santuario siga siendo un refugio tan sagrado: nuestros sacristanes.
Poco después de que Patricia Bloodworth y su esposo se convirtieron a la fe católica hace siete años, ella recibió una llamada de la parroquia preguntándole si podía reemplazar a un sacristán ausente y preparar el santuario para la misa.
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“¡No tenía idea de lo que estaba haciendo!” dice Patricia de esa primera experiencia. “Pero entre el pequeño monaguillo y yo lo hicimos bastante bien. Necesitas un grupo de laicos para aprender lo que hacemos, cómo hacerlo y por qué lo hacemos, para esos momentos en los que no hay nadie más para ayudar a preparar la Misa.”
La mayor parte del trabajo de los sacristanes ocurre entre bastidores, sin embargo, sus tareas brindan un servicio invaluable a nuestra comunidad de fe. Hacen inventario y encargan suministros para la sacristía, incluido el vino, las velas, el incienso y más. Además, mantienen limpia y organizada la sacristía, y preparan la Hostia, el vino y los cálices para la Misa según sea necesario. Finalmente, los sacristanes se aseguran de que el altar esté adornado con los colores litúrgicos correctos y que la vela del tabernáculo permanezca encendida.
En el papel de sacristán, Patricia ha descubierto que estos momentos extra que pasa en la casa del Señor han seguido acercándola a Cristo.
“Como convertida, me ha hecho apreciar más que Jesús está realmente presente allí,” dice. “Esto me ha hecho más consciente del tabernáculo y de Jesús en el Cuerpo y la Sangre, y me ha ayudado a profundizar mi fe. He aprendido más sobre la fe y sobre por qué hacemos las cosas. Siento que es un privilegio y un honor poder servir a la Iglesia y servir a Jesús.”
Sintiéndose ricamente bendecida por su experiencia como sacristán, Patricia anima a cualquiera que pueda estar interesado en vivir un discipulado intencional en San Bonifacio a considerar en oración dar su tiempo y talento en este ministerio esencial.