Resumen del libro Memoria Oral de Caldas: Mitos, Leyendas, Encantos y Espantos

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Catherine Lรณpez Cardona


Rector, Ignacio Mantilla Prada Vicerrectora de Investigación, Dolly Montoya Castaño Vicerrector de la Sede Manizales, German Albeiro Castaño Duque Director de Investigación, Carlos Daniel Acosta Medina Decano de la Facultad de Administración, Juan Manuel Castaño Molano Director de la Editorial UN, Alfonso Espinosa Parada Jefe de Bibliotecas, Martha Helena Pineda Uribe © Universidad Nacional de Colombia, Sede Manizales © Editorial Universidad Nacional de Colombia © Catherine López Cardona, autora Primera edición 2016 ISBN: 978-958-775-546-6 (papel) ISBN: 978-958-775-547-3 (ebook) Créditos: Dibujos e ilustraciones: José Darley Bedoya Batero Apoyo profesional: Nini Margoth Aguirre Osorio Diseño y diagramación: Sebastián López Ubaque Estratósfera colectivo de diseño: estratosfera.diseno@gmail.com.co Fotografía: Catherine López Cardona :dicotomia01@gmail.com Corrección de estilo: Martha Elena Reyes Martínez Impreso y hecho en Manizales, Caldas, Colombia Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia López Cardona, Catherine, 1987 Memoria oral de Caldas : Mitos, leyendas, encantos y espantos / Catherine López Cardona. – primera edición. --Manizales : Universidad Nacional de Colombia (Sede Manizales), Biblioteca Universidad Nacional Sede Manizales, 2016. 256 páginas : ilustraciones, láminas, fotos a color ; 23 cm x 22,5 cm ISBN: 978-958-775-546-6 (papel) ISBN: 978-958-775-547-3 (digital) 1. Arte y mitología – Caldas – Colombia LEMB 2. Leyendas – Caldas – Colombia LEMB 3. Leyendas indígenas – Caldas – Colombia LEMB 4. Literatura folclórica – Caldas – Colombia – Entrevistas LEMB 5. Literatura oral – Caldas – Colombia 6. Tradición oral – Caldas – Colombia – Relatos personales I. Título CDD-23 398.20986135/L86


Introducción • 17

II

La pepita de oro • 39

1 Espantos • 41

2 3

4

Encantos y guacas • 125

5 6

7

Espantos femeninos • 187

8 9

Personajes y leyendas • 75

Historias de brujas • 159

Espantos religiosos • 203

Relatos de duendes • 109

Creencias míticas • 177

Entrevista a un guaquero • 227

10

Glosario • 236

11

Referencias• 240

7

Contenido

I


Gallinazos • 42-43 Virgen en el camino • 44-45 Niños dulces • 48 Salto del cacique • 50 Fogón de leña • 52 Velas para santos • 54 Álbum familiar • 54 La Patasola • 16 Micos con ataúd • 56-57 Manizales, Caldas• 24 Marmato • 58 De niña a mujer • 34 Embalse La Miel • 60 Bolívar Cóndor Manizales • 37 Rieles abandonados • 60 Viterbo, Caldas • 61 Bernarda Hernández • 62 Casona de Pensilvania • 64 Calavera • 68 Campo Santo, Florencia • 70 Camino al nevado del Ruíz • 70 Laguna del Otún • 71 El Cóndor • 38 Cementerio San Lorenzo • 72

I

II

Limpieza de oro • 76 Mulas de carga • 78 Aribada • 80 Cristo Belalcázar • 82 Mayora tejedora • 84 Mujeres trabajadoras • 86 María Eugenia Arias • 89 Petroglifo • 92 Gurú • 94 Iglesia de San Antonio • 98 Aguadas • 103 Amanecer, reserva natural • 104 Fortaleza de la mula• 106

Duende • 110 Mina abandonada, Marmato• 112 Frailejón:• 116 Mujer con el canastro • 118 Cecilia Bueno Betancur • 120 Cantina de Pácora • 122

4 Cetro del diablo • 126 La campana de oro • 128-129 San Lorenzo • 130 P. San Juan Bautista • 132 Casa abandonada • 134 Alto del perro • 136-137 Embalse La Miel • 138 Pueblo encantado • 142 Fincas de Villamaría • 145 El Jepa • 146-147 Rosalba Betancur • 148 Museo Manizales • 150-151 Guaca en guamo • 152 La sirena • 154 Laguna del Otún • 156-157

7

5 La bruja de Cabras • 160 Casona de los liberales • 162 Casa de las muñecas, Manizales • 164 Cueva de las brujas • 166 La bruja atrapada • 173 San Lorenzo • 174

La Madre Monte • 188 Coroteo en Manzanares • 190 La Viuda Alegre • 192 La Llorona • 198 La Madre Monte • 200

8

Iglesia Manzanares • 204 Virgen • 206 Catedral de Manizales • 207 Antigua iglesia Fotografía Antigua,Manzanares • 208 Vitral Catedral Manizales • 210 El diablo y las canicas • 212 Norcasia • 214 Iglesia de Pácora • 216 San Antonio • 218 Álbum fotográfico Neira • 221 La monja de la Micaela • 222 Tejados • 224 Cruz del camino • 230 Oxidación en la montaña • 178 Parque Nacional los Nevados Casa con jardín • 180 • 234 235 Cementerio Pensilvania • 183 Rosario Bueno, •244 Observando el horizonte • 184 Villamaría •245

6

9

Tabla de imágenes

1

2

3


La Universidad Nacional de Colombia – Sede Manizales presenta a la sociedad en general, este libro, fruto de la investigación titulada Memoria oral de Caldas: mitos, leyendas, encantos y espantos , adelantado por la Biblioteca de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Manizales. La Universidad, en procura del rescate de la tradición oral, emprende la búsqueda de mecanismos de investigación para consolidar de manera explícita la herencia oral, y así conservar la narración en Caldas enmarcada en mitos, leyendas, encantos y espantos de las comunidades indígenas, campesinas, rurales y urbanas. Las historias que encontrará en este viaje por Caldas, no solo relatan las creencias míticas de la región, sino que también están implícitas en ellas las formas de vida, la actividad económica que realizan, como también los ajetreos que realizaban nuestros abuelos, recordándonos los caminos de arriería, las mulas, las cargas, las fondas, las historias, dejándonos notar las tradiciones y también los cambios en la forma de llevar la vida, en las diferencias pero también en las similitudes. El valor de esta obra se refleja en el vasto trabajo de campo, que abarca una muestra de 280 entrevistas las cuales hacen referencia al lugar y al nombre de quien comparte la narración; es de resaltar el trabajo hecho en el archivo visual y el componente artístico que dota de singularidad esta obra, la cual se divide en nueve capítulos, veintisiete ilustraciones y setenta y tres fotografías seleccionadas y diagramadas.

Germán Albeiro Castaño Duque Vicerrector de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Manizales

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Prólogo


I.

“Yo soy más que la sirena, en el mundo vivo sola; y nadie me resiste porque soy la Patasola. En el camino, en la casa, en el monte y en el río, en el aire y en las nubes, todo lo que existe es mío […]”

Así se escucha cantar coplas a la Patasola. Ella es uno los personajes de espanto más atemorizante y reconocido de esta región; persigue a los hombres infieles, los seduce y solo deja de ellos los huesos y el cuero. Se presenta como una hermosa mujer, pero no se confíen hombres inquietos porque es la Patasola. Pero como todo mal tiene su cura, en caso de verse en semejante aprieto, solo deben recordar la copla que se debe decir:

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Introducción


(Ocampo López, 1988, pág. 12

En las creencias populares de Caldas se encuentran muy arraigadas las historias sobre espantos; generalmente están relacionadas con las vivencias de cada persona y popularizadas a través de la narración oral, en la que se exageran y se modifican por la acción natural de la memoria y el olvido. Pero también existen espantos que se repiten sin importar su lejanía, creando una identidad y reconocimiento de las singularidades y las diferencias en la narración por regiones. Este proceso gira alrededor de dar la palabra. Los habitantes de Caldas son los protagonistas de esta composición; la misión es transmitir el legado cultural que otorga la oralidad, además de la posibilidad de tener un acercamiento a los relatos orales, para reencontrarnos con nuestras raíces míticas y las explicaciones mágicas de nuestro territorio caldense. Dado lo anterior, es necesario emprender caminos que nos guíen a un reconocimiento del pasado étnico; por esta razón, se realizó esta composición indagando los diferentes mitos, leyendas, encantos y espantos que conforman la tradición oral de Caldas. Para lograrlo se emprendió una serie de viajes a los diferentes municipios del departamento, se efectuaron cerca de 280 entrevistas, siendo este un trabajo etnográfico que comprende la contemporaneidad de las historias orales, con los olvidos y exageraciones propias de esta época, las formas de ser narradas y recordadas. Si el contenido de esta investigación le atrae, notará que cada una de las historias tiene su referente oral, es decir, el nombre de la persona entrevistada, lugar, y si el entrevistado lo prefiere, su edad. Esto tiene un motivo que va más allá de citar: se hace con la premisa de conservar la fragilidad propia de la oralidad a través del nombre y la memoria de nombres más antiguos.

I.

Introducción

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“[…] Patasola, no hagas mal que en el monte está tu bien”

Las ilustraciones responden a su vez a dichas historias, que tienen la característica de ser muy descriptivas en cuanto a los personajes, al entorno y, en algunos casos, a (situaciones) o acciones de dichos personajes. Por último, pero no menos importante, encontrará la etnofotografía visual. Las fotografías de este proyecto documentan los viajes realizados, retratan las montañas, los rostros y la forma de habitar de las personas de los pueblos, veredas y comunidades indígenas; la fotografía, como una herramienta para generar un archivo visual, es un instrumento sensible que ayuda a ver las realidades, las ficciones, y a inmortalizar un momento por el obturador de la cámara, creando así un acercamiento estético de la oralidad. Esta propuesta pretende volver a presentar esas historias que los abuelos nos contaban de niños y nos hacían dar miedo o pensar que había algo más, algo que a simple vista no se logra distinguir, ese miedo a lo sobrenatural que tiene su inspiración en la realidad, en lo cotidiano y en lo inexplicable. Las historias recopiladas son, generalmente, creídas sin objeción, como la explicación mágica de las subiendas del río, hasta los sonidos en la oscuridad. Aunque nos consideremos una especie que lo entiende todo, no podemos negar los fuertes latidos del corazón cuando nos cuentan una historia tan creíble y tan mágica, ese pequeño umbral donde conviven la verdad con la ficción, que nos configura y nos vuelve parte de una red de historias que seguimos contando. Espero que usted, querido lector, se impregne de la magia de este territorio, lleno de historias de los abuelos, de los que aún mantienen una memoria en tiempos de la amnesia obligatoria, como afirmaba Eduardo Galeano. Lo invito a recordar esos testimonios de vivencias que, gracias al “yo lo vi”, se tornan indiscutibles, al tiempo que resignifican las historias más comunes como la Madre Monte y la Patasola. Historias que están en el imaginario que nos pertenece como herencia inmaterial, porque, en estos tiempos tan faltos de poesía, poder mirar la montaña y pensar que existe una mujer con raíces que cuida la naturaleza o traviesos hombrecillos que todo lo esconden, es una forma de vivir poéticamente.


La pepita de oro

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Bibiana Arias, 29 años, Villamaría

En el principio de los tiempos, la tierra estaba sumida en completa oscuridad y los pueblos originarios de estas tierras usaban la luz de las pepitas de oro para poder iluminar. Un día el cóndor sintió pena por el hombre y en su pico tomó una de las pepitas de oro y voló lo más alto que pudo; ya en lo alto dejó caer la pepita y de ella se creó el sol. Para los indígenas de la cordillera andina, el cóndor es el mensajero de los dioses.


1. Espantos

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Los gallinazos La curva del diablo Visita de los diablitos La sala de espera Ni単os dulces El gato en el camino El mu単eco sin cabeza El ni単o del ascensor El guadual La Gorgonera Espantos en formas de animales El pollo maligno La casa de Monte Bello El Instituto Neira El espanto en la carretera El templo El espanto errante El ni単o a pie limpio El toro La calavera Linderos El encantamiento


Los gallinazos

A mí me contaron que un señor cuando se dirigía a su casa, vio que se acercaban unas personas llevando a alguien enfermo y dijo: —Esa gente viene muy sola, yo me voy a esconder para no ayudarles—. Entonces se escondió detrás de una piedra, cuando estaban muy cerca pudo ver que llevaban el enfermo en una camilla y los acompañantes tenían un aspecto entre humano y animal; en total eran seis gallinazos: cuatro de ellos llevando la camilla con el enfermo y un gallinazo en la parte trasera de la camilla. Cuando se fueron acercando escuchó que uno de los que estaba cargando le dijo al de atrás: — ¡Compañero cargue que ya estoy cansado! Este le contestó: — ¡Qué cargue el que está escondido! El señor al oír esto se tiró volado por un barranco, echándose a rodar, y pudo contar la historia.

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Custodia Ortiz, Marmato


En 1994 fue la primera vez que escuché acerca de los niños dulces. Hace tiempo en la parte alta del Cerro de Oro, internado en el bosque había un orfanato, pero este se había quemado hace años. Dicen que muchos niños murieron en el incendio y que las almas quedaron penando. Una vez con un grupo de amigos fuimos a acampar, y la verdad no pudimos dormir, porque se sentía una energía maluca, una oscuridad pesada que nos envolvía; sentíamos ruidos extraños y como si alguien estuviera afuera de la carpa. Casualmente, hace unos días subieron unas personas en un carro, ellos pusieron harina en el carro y unos dulces en la parte de arriba; me contaron que apagaron todo, se quedaron dentro del carro y un rato después los vidrios se empañaron y escucharon cantar: —A la rueda, rueda de pan y canela. Cuando se dejaron de oír los cantos de los niños, revisaron el carro y se podían ver unas huellas, algo desvanecidas, pero pequeñas como de niños en la parte trasera del carro. Cuando bajaron contaron la historia.

1.

Espantos

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Niños dulces

Nicolás Núñez, Vereda Buena Vista, Manizales


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2. Personajes y leyendas

El Monicongo de Marmato Mula de carga El Aribada De mujer a animal El Donnier El pueblo carta La mujer que se volvió mula La resucitada La serpiente en el Algarrobo Mula de carga La culebra de lomaprieta El Monicongo La transformación del último gurú Historias de don Longino El Hojarasquín del monte Nacimiento del Putas de Aguadas ¿Quién era el Putas de Aguadas? El enfrentamiento El canto del sapo ¿Quién es el Mohán? El Mohán protector


Limpieza del oro - Marmato

El Monicongo de Marmato

2.

Yo escuché de un señor afrodescendiente que hizo un pacto con el diablo para conseguir dinero; podía comprar cosas pero el dinero se desaparecía de las manos del tendero o de la persona que lo recibiera. El señor del que les hablo no hacía nada, no trabajaba, no vivía dignamente pero tampoco le faltaba comida, porque él tenía un monicongo que ponía a marchar y a decir: —¡Salude a la señorita! El monicongo era un muñequito de color negro como ahumado, como una especie de marioneta. En cierta ocasión denunciaron al señor que invocó al monicongo (como una especie de marioneta) por sacar huesos del cementerio, la policía se fue a buscarlo y no lo encontraron en la casa, al rato se presentó en la comisaria y dijo: —Señor juez, ¿es verdad que usted me necesita? A lo que el juez respondió: —Sí, nosotros lo estamos necesitando, ¿es verdad que usted está profanando el cementerio, sacando restos humanos? En la comisaría tenían las calaveras, que se supone él había sacado del cementerio, sobre el escritorio. El señor dijo que no, y le habló a las calaveras: —¿Cierto que yo no estoy profanando el cementerio? Las calaveras comenzaron a chillar y con algún tipo de movimiento respondieron que no al tiempo que saltaban sobre la mesa. El juez gritó: —¡Llévese eso de aquí! Luego de lo ocurrido, el señor cogió el costal donde la policía había llevado las calaveras, lo abrió y estas solas se fueron guardando dentro. Yo estaba aquí sentada cuando le pregunté a un sobrino y él me contó que el dueño del monicongo había muerto hacía años, que el día que llegó a Cali murió, y cuentan que a los cuatro años que fueron a sacar los restos encontraron el monicongo en su lugar.

Custodia Ortiz, Marmato

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Personajes y leyendas


En épocas antiguas, los muertos eran corporados por un jaibaná para que se enfrentaran a otros jaibanás. Una persona después de que moría regresaba a la “vida” pero ya no era ella, regresaba convertida en un aribada, también se llama aribamia, sin voluntad, con el poder del que lo corporó. Cuando el muerto se sale de su tumba viene manifestado en otra forma física; tiene la piel áspera en pedazos y pálida; se puede ver parte de la nariz porque está en estado de putrefacción; de ella le salen pelos muy largos que llegan hasta el pecho. La boca es rasgada, se le ven los músculos, tiene barba por partes, todo el cuerpo le cambia, está como descompuesto, camina erguido, las uñas son largas como garabatos; después de que se transforma en aribada no respeta ni a la que era su familia. En esa época no habían potreros, ni cafetales, todo era montañas y selva. Los indígenas de esa época vivían en tambos, para protegerse de los aribadas, porque se tomaban la sangre de lo que se les pusiera en frente, usaban una de las uñas para cortarle el cuello, ya fuera a un animal de monte, como el gurre, la chucha, el guatín o a una persona. El aribada deja el cuerpo seco, sólo le interesa la sangre. El jaibaná puede ver en un sueño cuando está en peligro, amenazado por otro jaibaná; por eso corpora al aribada, para que lo defienda y para que no le pase nada a él o a su familia. El aribada es tan poderoso como es el jaibaná que lo corporó; por eso hay aribadas más fuertes que otros.

2.

Personajes y leyendas

José Gabriel Mejía 40 años y Tiberio Gegari 64 años, Totumal, Belalcázar 29

El Aribada


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3. Relatos de duendes

¿Cómo escapar de un duende? El duende de la mina ¿Cómo ven al duende en el resguardo indígena? El castigo del duende El duende en el canastro La amiga del duende El niño en el canastro El duende y las naranjas Llamar a un duende


¿Cómo escapar de un duende?

3.

Mi abuelo, Ramón Elías Vélez Taborda, me dio la clave para escapar del duende cuando lo embolataba. En la infancia de mi abuelo era común perderse por los caminos del campo gracias a la intervención del duende. Se trataba de un niño algo travieso que se entretenía desviando a las personas de los caminos y escondiendo las cosas. Para librarse del duende había dos soluciones: la primera consistía en tomar un objeto personal y arrojarlo hacia atrás; la segunda en formar un círculo con lo que se encontrara, ya fuera una rama, una cuerda o una correa, pasarlo desde la cabeza hasta los pies y dejarlo en el suelo; en ninguno de los casos se podía mirar hacia atrás porque el duende recordaba que estaba jugando con uno y lo embolataba otro rato

Juan José Rodríguez Veles, Viterbo

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Relatos de duendes


El duende de la mina

3.

Muchas veces en las minas, los estudiantes de geología y los mineros, ven pasar luces, los empujan, les soplan al oído. Cuando un minero tiene una mina enduendada, lo que debe hacer es poner una totuma con aguardiente y un tabaco, para que el duende se entretenga y deje trabajar. El duende es un niño con sombrero grande, negro, con orejas grandes, con los pies hacia atrás y le gusta mucho la música.

Diego Luis Osorio, Marmato

35

Relatos de duendes

¡ Mina abandonada, Marmato


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4. Encantos y guacas

Guaca en guamo La campana de oro La puerta La escultura de oro En cada Semana Santa Guaca manifestada Encanto del Alto del Perro Canoa fantasma El oro del gorrรณn Elemental del oro El tesoro de Pipintรก Pueblo encantado Los cigarrillos de oro El Jepa La cueva del Roble Aguas dormidas Oro perdido El cerro del obispo El mito de La palma de agua La sirena


Guaca en guamo

4.

Encantos y guacas

Cetro del diablo, Carnaval de Riosucio

En estos terrenos estaban sembrados unos palos de guamo muy frondosos, y los mayores no permitían que nadie se subiera en ellos porque eran sagrados. Un día que mi padre me mandó con mis hermanas mayores a recolectar café, escuchamos en uno de los árboles a un niño recién nacido llorando; fuimos a mirar y vimos sobre una estera el esqueleto de un bebé. Recuerdo que salimos corriendo, gritando desesperadas a decirle a mi padre y él nos contestó: —¡No les dé miedo, que ese esqueleto ha estado ahí desde siempre, desde antes de mi abuelo! Además por esos lugares hay algo raro. Años después, cuando me casé, mi padre me dio este lote, construimos la casa de madera y tapia, en las noches se escuchaba el llanto de una mujer, era tan horrible que me daba escalofrío. Cuando le conté a Don Ángel, que es uno de los médicos tradicionales de San Lorenzo, vino a mirar y dijo: —Hace tiempo una mujer vivió por estos lugares, le era infiel al esposo; cuando quedaba embarazada venía a este lugar a abortar a sus bebés, por eso escuchan esos lamentos. Además, debajo de todo este plan está enterrada una guaca; por eso la tierra se está hundiendo y está como partida. Don Ángel nos dijo que esa guaca no se puede sacar, porque tiene orina y saliva amarga; si alguien destapa esa guaca se muere por la cantidad de gases tóxicos que tiene; además está protegida por una gran energía negativa.

39

Melva Inés Bueno, 53 años, San Lorenzo-Riosucio


La campana de oro

41

Libardo Cardona 86 años, Villamaría

En Manzanares, conocida como la región del aguardiente amarillo, en un lugar llamado Sacatin donde hay grandes potreros, en uno de ellos, un arriero se encontró con una campana de oro flotando sobre la tierra. Amarró la mula de la campana, pero por más que la mula jalaba, no era capaz de sacarla. El arriero se fue por un compañero para pedirle prestada otra mula, pero cuando regresó la tierra se estaba tragando la campana y solo se veía la punta. La campana se seguía hundiendo y con ella se estaba tragando a la mula, y le tocó cortar la cuerda con la que tenía amarrada la campana y perderla para siempre.


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5. Historias de brujas

La bruja de Cabras Cuentos de funeraria La bruja del ataúd La hechicera El coro de las brujas La bruja de Marmato El pájaro El aserrío La bruja atrapada La bruja


La bruja de Cabras

5.

Historias de brujas

45

a bruja de Cabras

Yo viví en una vereda que se llama Cabras. Una noche a eso de las once escuché cómo golpeaban la pared con un martillo muy grande; después sentí algo que se entraba al lugar donde dormía y sentí una fuerza en el pecho que no me dejaba respirar; recuerdo que gritaba pero los que estaban al lado no escucharon nada. Cuando amaneció estaba lleno de moretones en el pecho y el cuello, con un dolor en el cuerpo y le conté a un compañero y dijo: — ¡Hombre, eso es una bruja! Entonces le pregunté: — ¿Qué debo hacer? Al otro día ya estaba prevenido y cuando escuché los golpes en la pared y encendí la luz, la bruja tenía la cabeza de una señora y el cuerpo de una muñeca pequeña; medía unos cincuenta centímetros. Ella se quedó mirándome mientras yo estaba paralizado; luego se fue volando por entre las tejas. De ahí no recuerdo nada porque perdí el conocimiento.

Diego Luis Osorio, Marmato


5.

Historias de brujas

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Cuentos de funeraria

Casona de los liberales, Salamina

En la Guerra de los Mil Días, los conservadores tendieron una trampa a los liberales, citándolos a una reunión secreta en esta casa. A todos les cortaron la cabeza, y fue tanta la sangre que corría por las escaleras, que se salía por debajo de la puerta, hacia la calle.

En Aguadas dicen que había una bruja que siempre dejaba al esposo cuidando la casa y le dejaba una pierna al rincón de la cama para que creyera que estaba ahí, pero mentiras, el espíritu de ella estaba en la quinta porra. Mi abuela María Mercedes Giraldo, me contó que un día, el señor llegó y encontró a la esposa muerta, así que como era costumbre en esos tiempos, le tapó todos los orificios con algodón. Cuentan que llegó una mosca y comenzó a volar alrededor del cuerpo; el esposo por curiosidad le quitó un algodón de la nariz y la mosca se le entró por el orificio y la señora se paró. La mosca era el espíritu que rondaba su cuerpo para habitarlo. Donde el señor no le quite el algodón, se hubiera muerto la pobre señora. Ahí fue cuando descubrió que ella era bruja. Cuentos de funeraria

José Gustavo Ramírez, 50 años, Salamina


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6. Creencias míticas

Agua de cascabel El quere quere Árboles de siete cueros Elementales Elementales de sanación La suegra


Agua de cascabel

6.

El agua de cascabel es de una quebrada muy preciada de Marmato. En la época en la que las minas eran explotadas por los ingleses, se escuchaba decir que les habían dado agua de cascabel, porque el hombre extranjero que llegaba en ese entonces conseguía novia de tez oscura y se quedaba en este pueblo, reconocido por muchos como el pesebre de Caldas.

Diego Luis Osorio, Marmato

Oxidación de la montaña - Marmato

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Creencias míticas

El quere quere El quere quere es una planta que conservamos en el pueblo indígena de Totumal; no sé en otro resguardo, pero aquí la tenemos, aunque no está permitido usarla. Funciona cuando un hombre se enamora de una mujer y ella no le corresponde con el mismo sentimiento; si él usa el quere quere la mujer se enamora, pero debe bañarla con la planta cada tres días para que no pierda el efecto y se hace sin que la mujer se dé cuenta. Si se llega a enterar le cambia el amor por odio, porque el amor no es real, ni se compara con el cariño que sale del corazón. El quere quere es un espíritu que la enamora falsamente; entonces se revierte el efecto.

Tiberio Gegari, 64 años, Totumal- Belalcarzar


La suegra

Cementerio, Pensilvania

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Melva Inés Bueno, 53 años, San Lorenzo - Riosucio

Mi madre Berenice me contaba que en los tiempos antiguos, cuando una mujer se casaba no podía dejar a la suegra cuidando los niños. Una vez una mujer se fue para la tierra fría a recoger leña y maíz, cuando bajó le preguntó a la suegra por el niño y ella le contestó: — Bobita, ya se lo serví. ¡se lo habían comido! se lo habían servido con plátano. Pensilvania, Cementerio


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7. Espantos femeninos

La Madre Monte La Madre Monte de ApĂ­a El ganado es sagrado La Taconuda La Madre Agua La Viuda Alegre La cueva de la Madre Monte Mujer del bosque Espanto de la Llorona VĂ­ a la Llorona La Patasola La Madre Monte del nevado


La Madre Monte

7.

Mi padre me contó que vio a la Madre Monte en el camino de Manzanares a Marulanda. Él dice que era una mujer muy hermosa con musgo en vez de cabellera, de piel morena, caminaba enmarañada con raíces, como si no pudiera despegarse de la tierra, en una total conexión. Ella lo llamaba e invitaba extendiéndole su mano.

Margoth Hernández, 70 años, Manzanares

Espantos femeninos

Yo soy canastero y trabajo con bejucos. Un día me senté a almorzar en el monte bastante adentro de una montaña llamada La Ilusión, en la vereda El Pavero en Apía-Risaralda, Ya tenía mi tercio de bejuco y pensaba en lo bueno que sería que se me apareciera una mujer bien bonita. Y como por arte de magia llegó una mujer, con una cabellera lisa, limpia, muy larga y hermosa. Ella se reía conmigo y a mí me dio por quitarme la camisa dejando ver el crucifijo que llevaba en el pecho. Entonces, algo sonó como un trueno o un relámpago; hubo una luz muy grande y ella desapareció, así que corrí monte abajo con los bejucos. Cuando llegué a una casita donde queda la toma de agua y una señora me estaba mirando, me dijo: — ¡Qué hubo mijo, se salvó! y yo le pregunté: — ¿Cómo que me salve? Ella me respondió: — ¡Sí! es que por ahí mantiene la Madre Monte. y yo le dije, — ¡para ser la Madre Monte, era una mujer muy bonita!

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La Madre Monte de Apía Aicardo Alvares Gutiérrez, Viterbo


7.

Espantos femeninos

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Vi a la Llorona

Yo acostumbraba pescar en las noches en el río Cauca, muy cerca de Arauca. En una noche de luna llena, vi a una mujer que pasaba por toda la mitad del río sobre un tronco; emitía un llanto escalofriante y decía: —¿Dónde lo encontraré?—. Esa noche no pescamos nada. Mi padre Moisés Cardona Castaño me contaba: —Esa mujer que lloraba es un espanto que sufre por haber arrojado a su hijo al río—. Además, comentaban los mayores que son muy pocos los que pueden verla, pero muchos pueden escucharla e incluso sentirla. En este mismo río, una noche se me apareció un hombrecito y me dijo: —No pesque río abajo, sino río arriba—. De un momento a otro se desapareció, yo seguí su consejo y efectivamente fui el único que pescó esa noche.

Libardo Cardona 86 años, Villamaría


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8. Espantos religiosos

Incendio de la iglesia de Manzanares El gallinazos Espíritu de la carretera Palomas El juego de las canicas La maldición cumplida Atrapada en el guadual La maldición de la matraca Misterio de San Antonio San Antonio El colegio de Nuestra Señora del Rosario La monja de La Micaela El padre Daniel


Yo era muy amigo del párroco de la iglesia de Manzanares en la época en que se quemó. Él me contó la siguiente historia: En ese tiempo había que tener bestias ensilladas para traer al padre. Llegando a Manzanares por el camino de Santo Domingo el padre vio que encima de la iglesia había un perro negro muy grande caminando por el corredor externo del campanario de la iglesia; entonces, el padre paró y les comentó a unos ayudantes que tenía: — ¡Ese es el diablo! algo le ha de pasar a Manzanares. El arzobispo de Caldas, desde Manizales había enviado la imagen de la Virgen para que recorriera todos los pueblos quedándose tres días. Al tercer día partieron con la imagen rumbo a Marulanda y en lo alto la Virgen volteó la cabeza hacia Manzanares y se le vinieron las lágrimas. Las personas que presenciaron esto dijeron: — ¡Algo va pasar con Manzanares! En esa misma semana del 18 de noviembre de 1945 se incendió la iglesia, y con ella gran parte del pueblo. Las casas antiguas tenían aleros de gran tamaño y no exist

8.

Espantos religiosos

Luis Osorio, 103 años, Manzanares

63

Incendio de la iglesia de Manzanares


El juego de las canicas

8.

Cuando los niños iban para la escuela, un negrito los esperaba, sentado en una butaquita y todos se reunían alrededor de él jugando con las canicas. El negrito se dejaba ganar en la primera ronda de los otros niños; a la siguiente ronda el negrito gritaba: —¡gané y gané!, con el talegao de canicas peladas. Los otros niños hacían corrillo para darle suncho al diablo y entonces se enroscaba con esa cola larga y los encendía a juete.

Margoth Hernández, 70 años, Manzanares

65

Espantos religiosos


67

9. Entrevista a un guaquero

Entrevista a un guaquero Guaca del río Pozo Guaca de la Cuchilla El esqueleto Cerro de Ingrumá Tesoro de María La Parda Las ánimas Espíritu de las Tres Jotas


Bibliografía consultada

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Referencias


Administradora de Empresas de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Manizales y maestra en Artes Plásticas de la Universidad de Caldas. En su haber se encuentra la formulación y realización del proyecto de investigación “restaurando nuestras raíces narrativas de Caldas: mitos, leyendas, encantos y espantos” apoyado por la Biblioteca de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Manizales 2013 a 2015. Formulación y ejecución del proyecto en educación artística para los niños de la plaza de mercado de la ciudad de Manizales, en el programa Cristal de Sábila, apoyado por la Alcaldía de Manizales gracias a la convocatoria pública “Apoyo a las iniciativas, el emprendimiento y las manifestaciones artísticas y culturales del 2012”

Transformación del símbolo de la rana. Según Miguel Triana. Transcripciones del jeroglífico Chibcha. 1924 Todas las historias se recolectaron bajo el formato de entrevista semiestructurada y cuentan con el permiso y consentimiento de publicación por parte de los entrevistados, al igual que las fotografías.

Ilustración José Darley Bedoya Batero

Fotografía Catherine López Cardona

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Catherine López Cardona


Villamaría

Blandón, San Lorenzo – Riosucio

Rosario Bueno, 88 años

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Álvarez Gutiérrez, Aicardo: 189 Álvarez, Bernardo: 169 Arias Orozco, Luis Fernando: 100, 101 Arias, Bibiana: 39 Bueno, José Anselmo: 55, 107, 119, Bueno, José Darío: 143, 167, 193, Bueno, Melva Inés: 127, 182 Cardona, Libardo: 129, 144, 199 Cifuentes Carvajal, Pablo Cesar: 201 Dolmataff, Reichel: 28 Duch, Lluís: 30 Eco, Umberto: 27 Editorial Herder, S.A. Eliade Mircea: 25, 27 Estrada, Alberto Gallego; Rodas, Miguel Giraldo: 29, 32, 33 Galeano Murillo, Bibiana: 133 Gamboa, Alba María: 61, 137, 215 Gañan, Aldemar: 51, 65, 131 Gañán, Luis Ferney: 71, 105, 181 Gañan, Omar Alberto: 107, 131, 153, 155, 196 García Marín, Cristian Felipe: 123 Gegari, Tiberio: 85, 90, 179, 181 Gómez Ospina, Carolina: 44, 46, 139, 191 Gómez, Duque Luis: 30

Esta edición consta de 300 ejemplares. Se imprimió en mayo de 2016 en la Fundación Cultural Javeriana de Artes Gráficas, Javegraf. La carátula va en propalcote de 240 gramos y las páginas interiores en propalmate de 90 gramos. Bogotá, D. C., Colombia

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Índice onomástico

Gómez, María Oliva: 211 Gómez, Santiago: 211 González, Darío: 93 Guerrero Díaz, Norfandi: 91, 191 Hernández, Margoth: 88, 170, 172, 189, 213 Herrera, Manuel Martinez: 21 Higinio Montes, José Sandro: 57, 79 Hincapié, María Lucrecia: 215 Ladino, José Antonio: 31, 96, 140, 197 Largo, Alexander: 155 Largo, Oscar Anibal: 93, 114, 115, 181 López, Ocampo Javier: 18 Luengo, José Vicente: 66, 69, 73 Manrique Ospina, Margoli: 53, 59, 63, 66, 225 Mejía Franco, Carlos Jaime: 219 Mejía, José Gabriel: 35, 81, 83, 85, 87 Mejía, Nora 165 Motato, Eugenio: 151 Núñez, Nicolás: 49 Orozco, Yair Arturo: 47, 53, 223 Ortiz, Custodia: 43, 77, 91, 95, 220 Osorio, Lucila: 168 Osorio, Diego Luis 113, 161, 179, Osorio, Nidia: 135 Otálvaro, Fernanda: 63, 220 Ramírez, José Gustavo: 117, 121, 163, 175 Restrepo, José Hugo: 99, 140, 217 Rodríguez Vélez, Juan José: 111, 153 Saavedra Osorio Norbey: 55, 171 Tangarife, Uriel: 228, 229, 230, 231, 232, 233 Tapasco Aricapa, Silvio: 67, 147, 149, 150, 155, 196 Zuluaga, Victor: 22, 26, 28


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