El conocimiento: Ese cantaro quebrado, Taller de Epistemologías Indígenas y Académicas

Page 173

Yo me acordaba de chica de pasear con mi papá, reírme con mi papá, mirar cómo miraba mi papá y ver ciertas cosas, que después para otros pasaron a ser “oh, la mirada de un artista”, pero en el fondo, era una mirada no más. Eso siempre me ha servido mucho desde la arqueología, de cuestionarme en el fondo si el arte rupestre, por ejemplo, es tan “artístico” según cómo es mirado por la academia.

En ese sentido, preguntarse cómo uno está mirando distinto. ¿Cuántas cosas pueden aparecer en estas categorías que no son las más eficientes o las más amigables? Me pareció que con los artefactos va por ahí también la cuestión. ¿Cómo tratar de salirse de categorías preestablecidas sobre lo que es un objeto arqueológico? Yo trabajo con el pasado bien reciente, de los años ochenta en San Pedro de Atacama, y la basura arqueológica con la que trato es la misma basura que nosotros tiramos al tarro de basura, pero la estoy mirando con otros ojos y me digo “pucha, la estoy convirtiendo en un objeto arqueológico que me está diciendo otras cosas”. Es una lucha permanente, porque siempre estoy entre cosas que son y que no son. FRANCISCO HUICHAQUEO: Un terreno ambiguo.

FLORA VILCHES: Y que de eso se trata en el fondo.

MARÍA ELENA ACUÑA: Tenía una reflexión parecida a la primera parte de Francisco y de la Flora, con su experiencia en el museo, porque el museo como institución es muy abstracta, también debería a nosotros, los visitantes, proponernos una lectura y una historia sobre la obtención de esas piezas. Creo que el ejemplo más paradigmático es respecto de las colecciones del museo de Londres, que son todas expropiadas, pero que no te lo propone como lectura. Te propone la dimensión estética, incluso sublime y bien occidentalizada. En el mismo caso lo que encasillamos en este nombre, porque de partida el museo viene con esa etiqueta, pero nunca nos cuenta sobre la misma.

Quería comentar también que siempre he tenido una preocupación muy especial, que ahora se me ha intensificado, sobre la escuela. Me estaba acordando de una conversación que tuve con una amiga que es antropóloga mapuche y me contaba sobre una tarea escolar que hizo con su hija respecto de los colores de la bandera de Chile y que había escuchado que el rojo de la bandera chilena es por la sangre araucana. Y eso me hace preguntarme respecto al tránsito de los íconos, sobre estos recortes y de cómo mucho de lo que nosotros, los wingka -poniéndolos de este lado-, tenemos en nuestro imaginario sobre arte mapuche, porque siempre son recortes. El recorte de un pequeño pedacito de una figurita de un textil o de la formita de un árbol. Quería poner en discusión este hecho como desde el otro lado, de la sociedad en general, estos imaginarios se construyen con fragmentos y con estas pequeñas frases que van también haciendo fragmentos de la experiencia. FRANCISCO HUICHAQUEO: Del mundo chileno, me acuerdo de la escuela de arte que todos estudiamos con fotocopias, nunca vimos los colores de la pintura hasta que después uno se pega sus viajes y puede ver la sonrisa irónica de la Mona Lisa y ¡tenía colores! Ese recorte también está.

173


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.