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9. ¿Por qué necesitamos un humanismo descentrado?

Conferencia ¿Por qué necesitamos un humanismo descentrado?

Impartida por Jorge Riechmann

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Ciclo ¿Nuevos humanismos, nuevas humanidades, nuevos humanos?

96 · Reflexiones para el siglo XXI · Tomo VII

¿Por qué necesitamos un humanismo descentrado? · 97

Miércoles 26 de mayo, 2021

Reseña de María Concepción Castillo-González

Profesora-investigadora de la Escuela de Humanidades y Educación

¿Por qué necesitamos un humanismo descentrado? fue el título de la conferencia que impartió el filósofo español Jorge Riechmann el pasado 26 de mayo del 2021 en el marco del ciclo de reflexiones ¿Nuevos humanismos, nuevas humanidades, nuevos humanos?, organizado por la Cátedra Alfonso Reyes de la Escuela de Humanidades y Educación del Tecnológico de Monterrey.

La inquietante pregunta con la que Riechmann inició su charla mostró la fuerza de quien se ha propuesto subvertir los imaginarios violentos del humanismo occidental. Su cuestionamiento me desconcertó desde el inicio, porque detrás del inofensivo interrogante se reveló con claridad un imperativo ético que podría re-articularse de la siguiente manera: “ofreceré

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razones para que comprendamos que necesitamos descentrarnos”, tarea que llevó a cabo de forma impecable durante la hora y treinta minutos que duró la conferencia.

Durante la sesión, nos habló el pensador crítico, el que tiene un proyecto político y moral enraizado en la profunda indignación que provoca el daño que los humanos hemos generado en la biosfera. La prolífica obra de Riechmann, que abarca desde ensayos críticos hasta compendios de poesía, materializa su preocupación y su compromiso con la creación de propuestas alternativas de pensamiento y organización social que invitan a cuidar la vida como un todo y a responder por los daños causados.

Su pensamiento inter y transdisciplinar –como filósofo, politólogo, poeta y matemático–, configura la forma compleja en la que observa la crisis ecológica y social que vivimos “todo está conectado” repitió en varias ocasiones, ya que “somos organismos multicelulares complejos que incluyen a su vez a otros organismos asociados”.

Durante la conferencia nos explicó que es un error moral y teórico considerar que el ser humano es la referencia y el centro del universo, la Tierra es un apenas “un diminuto punto azul donde ocurre nuestra vida”. Con estas ideas estimuló nuestro pensamiento crítico y nos invitó a ser humildes como especie. Para ello nos compartió poderosos argumentos que podemos considerar maniobras filosóficas que pueden ayudarnos a escapar de nuestro “narcisismo de especie”. Argumentos que nos ayudan a re-situarnos en la biosfera, considerando las muchas semejanzas y las pocas diferencias que tenemos con otros seres vivientes.

Con el ánimo de subvertir nuestro complejo de superioridad, el filósofo nos explicó que el ser humano es “un simio averiado” pues estamos desadaptados del medio que nos posibilita la existencia y padecemos la insoportable inercia de establecer jerarquías y relaciones de dominio y explotación con el entorno. Somos “seres egocéntricos alrededor de un gran vacío” añadió, pues creemos que existe un sujeto individual sólido que existe por sí mismo sin

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interdependencias con otras formas de vida. Haciendo referencia a la obra de la bióloga Lynn Margulis, afirmó que la posición del ser humano en la biosfera terrestre se parece a la de un “holobionte en un planeta simbiótico” ya que estamos conectados íntimamente a nivel micro-celular, por ello nos retó a “mirarnos al espejo considerando que nuestra imagen no es más que la de un compuesto fusionado de bacterias simbióticas mutantes”.

Citando el pensamiento de Spinoza y Donna Haraway, explicó las continuidades y parentescos que existen entre el ser humano y otras formas de vida “compartimos la misma genealogía evolutiva, estamos abocados a la muerte, somos inter y eco-dependientes y aspiramos a la autoconservación”.

Las diferencias se relacionan con nuestra condición cultural, “somos animales tecnocientíficos y con agencia moral” subrayó. Hemos creado

Hemos creado formas sofisticadas de pensamiento simbólico, de lenguaje y de manejo de energías que obtenemos del medio ambiente. Pero al mismo tiempo, nos hemos convertido en una fuerza geológica que compromete la vida en la biosfera terrestre, la era que llamamos Antropoceno.

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formas sofisticadas de pensamiento simbólico, de lenguaje y de manejo de energías que obtenemos del medio ambiente. Pero al mismo tiempo, nos hemos convertido en una fuerza geológica que compromete la vida en la biosfera terrestre, la era que llamamos Antropoceno.

Riechmann nos pidió edificar un humanismo humilde, uno que no sea antropocéntrico ni jerárquico, sino que considere al ser humano como un animal que tiene “responsabilidades especiales” entre las cuales destacó la autocontención, la responsabilidad y el cuidado.

El final de la conferencia se convirtió en un entrañable llamado al cambio desde un lenguaje filosófico y poético, “tenemos que aprender a descentrarnos re-situándonos en el gran holobionte que es Gaia”, y cerró su charla citando el poema de Robinson Jeffers “…debemos descentrar nuestra mente de nosotros mismos, debemos deshumanizar nuestros puntos de vista un poco, y volvernos confiados como la roca y el océano de que estamos hechos.”

Accede al video aquí https://bit.ly/Jorge_Riechmann