LAS MEJORES RECETAS DE SUSANA

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LAS MEJORES RECETAS DE SUSANA


Me gusta la gente que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, que ayuda generosamente, sin esperar nada a cambio. Me gusta la gente persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos se trata. La gente que lucha contra las adversidades. La gente que busca soluciones. Gracias, Susana, por ser de esa gente. Un beso,

Patricia

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Era un caluroso día de finales de junio, cuando Susana se dirigía como siempre, con mucha prisa, hacia su exitoso negocio “A comer”. Lo había abierto en noviembre de 2008 con mucha ilusión y también con mucho trabajo y es que, sin duda, ella es toda una “curranta”. “A comer”, como su propio nombre indica, es un local de comidas, bueno, no es un local de comidas preparadas sin más, es un local de comidas preparadas por la mismísima Susana. Adora la cocina, le encanta cocinar, comer bien, incluso impartir cursos de cocina, porque no sólo le

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encanta, es que además se le da de maravilla, y toda su familia y también los numerosos clientes que visitan “A comer” a diario, dan fe de ello. En su local, Susana es la que se encarga de todo, aunque tiene la ayuda de Mari Carmen. No obstante, a ella le gusta dar su toque personal. Así que, lo planifica todo, hace la compra y, además, cocina divinamente. Está claro que es una luchadora nata que consigue lo que se propone a base de trabajo y esfuerzo. Es curioso, porque tanta fuerza y constancia parece que debería corresponder a una persona de aspecto

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corpulento… Y no es el caso. Susana es una mujer de 50 años recién cumplidos, de estatura media, delgada y con unos expresivos ojos marrones. Otra de las características de nuestra protagonista, es su alegría. Es una persona a la que le gusta disfrutar de la vida y sobre todo, compartir su alegría con las personas que la rodean. Sin duda, la familia de Susana tiene suerte al tener una “matriarca” como ella.

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Perto, su marido, comparte muchas cosas con ella. Pero lo que más les unen son sus tres hijos: Jaime, el mayor de 18 años, y Pablo e Ignacio, los gemelos de 14. Otra persona a la que está muy unida es a su hermana Patricia, 8 años menor que ella, a su marido Federico y el hijo de ambos, Gonzalo, al que la une un vínculo especial, ya que es su ahijado. Otro miembro destacado de la familia es Herminia. Siempre está ahí cuando se la necesita. Hermi, como la llama Susana, es una señora que les ha ayudado en casa

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desde pequeñas. Tiene un humor estupendo y una capacidad de trabajo realmente encomiable. Podríamos poner muchos ejemplos de la cantidad de veces de Hermi, ha ayudado a la familia, pero, seguramente la que más recuerda Susana es cuando tuvo a los gemelos. Muchas veces se lo ha dicho: “¡Ay Hermi, que hubiera sido de mí si no llegas a estar a aquí!” Y Hermi, siempre sonríe, satisfecha de haber podido ayudarla. Pero la familia no estaría completa sin Lucas. Un precioso perro yorksire que hace las delicias de todos.

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Para terminar de definir a nuestra protagonista, no podemos dejar de hablar de su mayor cualidad… Bueno, tiene tantas que es difícil decir cuál es la mayor. Pero, sin duda, si hubiera que decir una, sería la de que es una persona tremendamente generosa, en el más amplio sentido de la palabra. Con calor y como siempre, con muchas prisas, Susana se dirigía a “A comer”, después de haber hecho la compra. Sus jornadas eran prácticamente interminables, pero ella siempre estaba feliz, porque realmente la encantaba lo

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que hacía: cocinar y atender su local y cuidar de su familia. ‐He visto esta receta en Internet de un nuevo guiso de patatas guisadas que seguro que está buenísimo – pensaba Susana‐ Aunque claro, tengo que reconocer que mis patatas a la importancia, están estupendas. Mientras se afanaba en prepararlo todo, iba pensando en su nuevo guiso, en cómo hacerlo para darle su toque personal. Es realmente muy trabajadora, y además, tiene una capacidad increíble, para hacer varias cosas a la vez,

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incluyendo sabrosísimas recetas con las que sorprende cada día a sus múltiples comensales. De repente, sonó el móvil, y aunque parezca increíble, también pudo cogerlo y atender la llamada: ‐Hola Susana, ¿qué tal estás? Soy Patricia. ‐¡Hola Patricia! Por aquí todo bien, bueno ya sabes, sin parar pero bien. ‐¡Me alegro! Yo te llamaba, porque como dentro de poco va a ser tu cumple… ‐¿No creerás que se me ha olvidado? Estoy preparando una súper comida que os vais a chupar los dedos.

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‐¡Es que no te cansas nunca de cocinar! ¡No se te agotan las ideas para tus increíbles menús! ‐¡Pues claro que no! ¡Ya sabes que me encanta “experimentar”! ‐¿Y qué? ¿Ya sabes qué vas a querer de regalo? ‐ Mira Patricia, mi regalo preferido es que vengáis a León y celebremos todos juntos mi cumple, ¡que ya caen 50! Quiero celebrarlo en La Urz, ya sabes tipo “Nochevieja”. ¡Me encanta organizar ese tipo de veladas!

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‐¡Buena idea! Aunque, ya sabía yo que no me ibas a decir nada de regalo… Pero no importa, porque tengo uno pensado que sé que te va a sorprender. Y así, siguieron hablando un buen rato sobre sus familias, sus planes… Realmente eran dos hermanas que se llevaban fenomenal. Se querían muchísimo y eso se notaba. A estas alturas Susana ya tenía todo listo y preparado. Los clientes empezaban a entrar y ella a despachar y organizar para que todo estuviera perfecto, o sea, como siempre.

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‐¡Cómo pasa el tiempo! Ya son las tres. Me tengo que ir corriendo para casa‐ pensó. Después de su maratoniana jornada matinal, a Susana la esperaba más “tajo” en su casa. La encantaba ir a dar de comer a Perto y a sus hijos y después, a descansar. ‐¡Este es uno de los mejores momentos del día!, ¿verdad Perto? Un ratito de siesta en el sofá… ‐¡Riiiiiiing, Riinnnnng! ‐¡Ups! ¿Quién será? – dijo Perto corriendo hacia el teléfono.

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‐¡No lo cojas Perto!, es que estas no son horas de llamar, justo en la siesta, es que, de verdad, no se darán cuenta de que es el único momento en el que podemos descansar es que… Así, siguió un buen rato, porque a Susana la molesta sobre manera que suene el teléfono cuando está durmiendo la siesta. Perto sabía que era mejor no contestar en esos momentos, así que, decidió hacer caso a su mujer y no coger el teléfono.

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Al cabo de un rato, en el que por fin, sí pudo dormir, se levantó rápidamente, como si más que descansar, hubiera estado “maquinando” qué hacer por la tarde. Era como si tuviera un motor incorporado o, como a veces le decía su hermana Patricia, como si fuera la “mujer orquesta”. Así que, se levantó y cogió a los gemelos por banda, para hacer los deberes con ellos. Y es que, Susana es, como dirían los italianos, una auténtica “mamma”. Ignacio y Pablo ya no protestaban mucho, porque sabían que era la hora estipulada para los deberes.

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Eso sí, antes de ponerse con ellos, la “mamma” había ido a la cocina a dejar un par de platos “en marcha”. ‐Perto‐ dijo mientras preparaba la cena‐ he estado hablando con Patricia, que por cierto, vienen mañana. ‐¡Qué bien!‐ exclamó su marido‐ ¡tengo ganas de verlos! ‐ Sí, yo también. El caso es que me gustaría hacer algo especial para mi cumple. ‐¿Algo especial?, pero Susana, si todas las celebraciones que haces son súper especiales… ¡De verdad que no sé qué más quieres hacer! ‐ No sé, pero es que no se cumplen 50 todos los días…

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‐No, eso es cierto‐ respondió Perto sonriente‐ sólo se cumplen una vez en la vida. ‐¡No seas tonto!, ¡ya sabes a qué me refiero!… ‐¿No te habrás puesto melancólica por algo? ‐No, sólo pensaba en cómo me gustaría que también pudieran estar aquí mis padres. ‐Lo sé, cariño – dijo Perto abrazándola. Durante la cena, tanto los gemelos como Jaime no pararon de hablar sobre todo lo que iban a hacer ese verano y, sobre todo, sobre las ganas que tenían de ver a sus tíos Patricia y Federico y a su primo Gonzalo.

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Aunque vivían en distintas ciudades, las hermanas habían sabido mantener una relación muy estrecha y, así, transmitir a sus respectivas familias el inmenso cariño que sentían. A eso de las 11 Susana se iba a acostar. Bueno, para ser más exactos, se quedaba un ratito en el sofá del salón, pero un ratito muy corto. Ella siempre dice que le gusta dormirse con la tele de fondo, pero lo cierto es que apenas la da tiempo ni a oírla porque se queda dormida a los 5 segundos… ¡Y es normal porque las jornadas de

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Susana son lo que se dice de lo más completas y comienzan a las 7 de la mañana! Al día siguiente toda la familia estaba especialmente contenta, ante la inminente visita de los tíos y Gonzalo. Pero, ella, como todos los días, tuvo que atender sus obligaciones. Además, le estaba dando vueltas a una receta que había visto en una de las innumerables revistas de cocina que se compraba habitualmente. Se trataba de un pollo. Claro que, para ella el pollo tenía pocos secretos, y hacía uno guisado que era ya famoso en

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tierras leonesas. Pero había visto unos ingredientes bastantes novedosos en una receta, concretamente, pollo con cigalas. ¡Extraña combinación! Sin embargo, pensó que de ahí, podría sacar una receta interesante. ¿Y si en lugar de cigalas se añaden unas gambitas y un poquito de arroz?… Habría que probarlo. A Susana la encantaba experimentar y la verdad es que tenía grandes ideas y se le daba de maravilla llevarlas a la práctica. Esa mañana llegó a “A comer”, como siempre apurada y con mil cosas que hacer.

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‐¡Hola Mari Carmen! – saludó nuestra protagonista afectuosamente. Mari Carmen es una persona a la que Susana y su familia conocían desde hace mucho y suponía una gran ayuda para ella en el local. ‐¡Buenos días Susana! – dijo Mari Carmen sin parar de hacer cosas. ‐¿Alguna novedad? ‐Pues sí, que dentro de poco va a ser mi cumple y me gustaría una de esas tartas tan buenas que haces. ¿A qué ya no te acordabas que te la había encargado?

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‐¡Cómo me voy a olvidar de tu cumpleaños! – respondió sonriente‐ ¡Si es el mismo día que el de una cocinera excelente que conocemos bastante bien! Y las dos se empezaron a reír porque, daba la casualidad, que ambas cumplían años el mismo día. ‐¡Vale, así que cuento con mi súper tarta de cumpleaños! – dijo Mari Carmen satisfecha. ‐¡Pues claro que sí! Además, va a llevar un ingrediente sorpresa para que tu tarta sea única y exclusiva. Las dos estuvieron un buen rato hablando sobre la tarta y la repostería en general, que era un tema que a Susana la

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encantaba. Lo cierto es que era bastante golosa y además, se le daba de maravilla cocinar repostería. De hecho, sus tartas también eran ya famosas por tierras leonesas. ‐¡Ay Susana! Se me ha olvidado decirte que ha llegado una carta certificada. Bueno, para ser más exactos, llegó ayer, pero se me olvidó decírtelo. ‐Bueno, no te preocupes, que no será nada importante‐ respondió, no muy segura de sus palabras. Cuando abrió el sobre, se quedó perpleja, no podía creer lo que estaba leyendo.

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‐Pero, ¿qué pasa?‐ preguntó Mari Carmen con preocupación, al ver la cara de Susana. ‐¡Es que no me lo puedo creer!… “A comer” ha sido seleccionado como uno de los 10 mejores locales de España de comidas preparadas, ¡es increíble! ‐¡Jo, me alegro un montón! Estar entre los 10 primeros de España es todo un honor. ‐Sí, desde luego, pero es que hay más. En la carta me comunican que el domingo se va a celebrar una cena en la que se notificará el ganador y los dos finalistas. ¡Tengo que contárselo a Perto y a Patricia!

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No se lo podía creer. Sabía que su local tenía éxito en León, realmente, en el poco tiempo que llevaba abierto, había podido constatar la gran aceptación que tenía. Pero de ahí, a figurar como uno de los 10 mejores locales de España, ¡eso era algo increíble! Y más teniendo en cuenta, el poco tiempo que llevaba abierto. Susana seguía hasta arriba de trabajo, y gracias a que es una persona trabajadora y muy responsable, pudo acabar su jornada laboral tan brillantemente como siempre. No obstante, tenía unos nervios increíbles y lo único que quería era llegar a casa y poder contar a su familia todo lo

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que había pasado y… ¡lo que pasaría el domingo! Sólo quedaban dos días y había mucho que preparar y sobre todo, muchísima ilusión. ‐¡Perto, Perto!… ¡Ya estoy en casa! ‐ ¡Hola cariño!, ¿qué tal el día? ‐Bien. Lucas, yo también estoy contenta de verte, pero ¡deja de ladrar ya! Perto por favor, llama a los niños y haz “reunión general” que tengo algo muy importante que contaros. Pero antes… ‐ Antes debes calmarte, ¡que te va a dar algo!

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‐¡Ay Perto, es que no te vas a creer lo que me ha pasado! ¡Pero no te quedes ahí parado, llama a los chicos!, ¡Vamos, vamos! Perto fue rápidamente a buscar a sus hijos, mientras su mujer llamaba a Patricia. La actividad era frenética y todavía nadie sabía por qué, excepto, nuestra intrépida protagonista. ‐Patricia, soy yo Susana. Por fa, coge a Gonzalo y Federico, porque, estarán en casa, ¿verdad? Esta es hora de estar en casa. ‐ Pero, ¿qué te pasa?, ¡te va a dar algo!

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‐ Sí, me va a dar algo si tú no me haces caso. Así que, por favor, coge a tu hijo y a tu marido ya. Voy a conectar el manos libres que tengo algo importante que deciros a todos. Ya estaban todos sentados en la mesa, bueno en las mesas, en la de Patricia y en la de Susana. ‐Quiero deciros que “A comer” ha sido seleccionado como uno de los 10 mejores locales de comida preparada de España. Antes de que pudiera acabar la frase, todos empezaron a gritar y, algunos incluso a saltar como locos.

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‐¡Biiiiiiiiieeeeeeeen! ¡Braaaavoooo! ‐¡Pero es que, eso no es todo!‐ añadió emocionada‐ Dentro de dos días, el domingo, se va a celebrar una cena en la que se entregarán los premios a los tres mejores locales. Y por supuesto, quiero que estemos todos allí. ‐¡Claro que iremos!, ¡por supuesto!, ¡qué bieeeen! ‐Susi, de verdad, me alegro mucho por ti, sabes que te lo mereces‐ dijo Patricia con mucha emoción. ‐Banki‐ dijo Perto‐ ¡nos alegramos muchísimo! ‐¡Claro que sí mamá!‐ dijeron sus hijos.

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‐Muchas gracias a todos, pero no creo que “A comer” vaya a ser uno de los locales ganadores, eso sería ya demasiado. No obstante, estar en la lista de los 10 primeros, creo que ya es un gran premio. ‐¡Pues claro que sí!‐ exclamó Federico‐ Y no sé cómo lo vamos a hacer, pero que vamos a estar allí contigo, ¡eso es seguro! ‐Sí tía, haznos sitio que vamos a ir‐ dijo Gonzalo orgulloso de su madrina. ‐Mamá, mamá, nosotros también‐ dijeron los gemelos al unísono.

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‐Bueno familia, de verdad, muchas gracias a todos por vuestro ánimo. ‐Susi, es lo que te mereces. Y ahora, voy a ver cómo organizo todo, porque íbamos a salir ya para León, pero Federico tendrá que hablar con su oficina para organizar el día extra y yo buscar un vestido de gala, ¿por qué será una velada de lujo?, ¿verdad? ‐Pues ni siquiera lo he pensado, pero bueno tú siempre vas muy elegante Patricia. ‐¡Ay Susi, cómo eres!‐ dijo Patricia halagada.

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Y así siguieron un buen rato, cada uno dando su opinión sobre la velada, sobre “A Comer”, sobre el plato preferido de todos los que hacía “la matriarca”… Al final, fue la propia Susana la que tuvo que “poner orden”, ya que aquella conversación se estaba alargando demasiado, aunque había que reconocer que era de lo más divertida… La tarde pasó rápidamente sobre todo para ella, que entre hacer los deberes con los gemelos y preparar la cena, apenas tuvo tiempo de nada más.

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Pero necesitaba descansar, pensar en todo lo que la estaba pasando, en cómo sería la velada en… Cuando de repente, oyó el timbre. Sí seguro que era Patricia y su familia. Efectivamente, allí estaba su querida hermana con su marido y su hijo. Todos se saludaron efusivamente, especialmente Patricia y Susana, que se adoraban. ‐¿Qué tal estáis?, ¿qué tal el viaje?‐ preguntó Perto. ‐Muy bien, todo genial‐ respondió Federico. ‐Bueno, luego hablamos. Ahora, instalaros cómodamente – dijo Susana ejerciendo de perfecta anfitriona.

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Al cabo de un rato, Patricia fue a la habitación de Susi, como la llamaba ella. Por cierto, Susana no permitía que nadie más en el mundo le llamara así, sólo su hermana. ‐Susi, ¿puedo entrar? – dijo Patricia abriendo un poco la puerta. ‐¡Pues claro! Estaba viendo a ver qué me podría poner el domingo para la gran fiesta. ¿Me ayudas? ‐¡Encantada! Oye Susi‐ dijo Patricia mientras ojeaba los vestidos que estaban en el armario‐ Quiero decirte que estoy muy orgullosa de ti. Y sé que mamá y papá también lo estarían.

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‐Bueno, tampoco es para tanto… ‐Sí lo es, y no me refiero sólo a tu éxito laboral, que te aseguro que no es “poca cosa”. Si no también, a todo lo que has hecho por mí, y por toda la familia, desde que ellos no están. ‐Patricia, por favor, no he hecho nada del otro mundo, es lo que hubiera hecho cualquier persona en mi lugar. ‐Susi‐ le dijo cogiéndola de los hombros‐ Ya sabes que para mí has sido como una madre. Cuando mamá murió en aquel trágico accidente, yo sólo tenía 20 años, y tú

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sólo 28 y sin embargo, sacaste fuerzas de flaqueza, para ayudarme a mí y a papá. ‐Sólo hice lo que tenía que hacer…‐ dijo Susana emocionada. ‐¡Déjame acabar Susi! Y después, al cabo de un año y unos meses cuando murió papá y yo pensé que ya no podría superarlo, tú me ayudaste y conseguiste que esa desgracia nos uniera todavía más. ‐Patricia‐ respondió su hermana, sin poder evitar echarse a llorar‐ es cierto que la vida nos lo ha puesto un poco difícil, pero también, que hemos tenido suerte en

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tenernos siempre la una a la otra. A mí me ha tocado el papel de la mayor, y lo he hecho lo mejor que he podido. ‐Susi, has hecho mucho más que eso. ¡Me has ayudado siempre tanto!… ¿O ya no te acuerdas cuando estaba embarazada de 8 meses? ‐¡Claro que me acuerdo! Te caíste y te rompiste el brazo derecho. Estabas muy agobiada y te viniste a León para poder tener “mimos” de tu hermana. ‐Sí, lo cuentas muy bonito, ¡pero no sé que hubiera sido de mí de no ser por ti! Tú ya tenías a tus tres hijos y sin

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embargo, me recibiste con todo tu cariño y me ayudaste en todo. ‐¡Patricia! ¡Y lo haría las veces que hiciera falta! Así que, deja ya el tema… ‐ No, es que quiero seguir, porque creo que no te he dicho lo suficiente lo importante que eres para mí y lo mucho que te agradezco todo lo que has hecho. Que con sólo 28 años, me cuidaras como una madre. Sé que “Chiri”, estaría orgullosa de ti.

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‐Y de ti Patricia‐ respondió Susana con lágrimas en los ojos abrazándose a su hermana, que tampoco pudo reprimir por más tiempo su llanto. De repente, Perto llamó a la puerta y entró. Cuando vio la escena preguntó sonriente: ‐ Seguro que todo va bien, ¿verdad? ‐¡Pues claro que sí!‐ respondió su mujer volviendo a su “estado original”. Estábamos eligiendo vestido para el domingo. Ahora salimos. ‐No, si ya lo decía yo, todo va bien. ¡Esta es mi Susana! Los tres acabaron riéndose.

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Aunque ese día, Susana no había tenido mucho tiempo, se las había ingeniado para hacer una cena sencilla pero riquísima. Ella era de las personas que creía que había que comer de todo, desde platos muy sofiticados como ancas de rana, hasta los más sencillos como callos o huevos fritos. Y precisamente, eso es lo que improvisó, bueno, relativamente, porque antes, puso unas ensaladas de lo más exóticas y, de plato fuerte, los huevos que la salían de maravilla. ‐¿Quién quiere un postrecito? – preguntó satisfecha al ver que todos habían vaciado sus platos.

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‐Yo estoy llena‐ dijo Patricia. ‐Yo también‐ dijeron los gemelos a la vez. ‐¡Ah vale! Pues entonces vosotros no comeréis estos exquisitos pastelitos que he comprado en la mejor confitería del mundo: “Confitería Asturias”. ‐¡Bueno, creo que puedo hacer un hueco!‐ dijo Patricia. Al final todos se animaron, porque los dulces de esa confitería eran excepcionales y los pastelitos, uno de los postres favoritos de nuestra protagonista y de toda la familia.

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La tertulia posterior a la cena fue estupenda. Todos estaban felices y contentos, charlando de sus cosas, pero sobre todo, del gran acontecimiento del domingo. Estaban felices por Susana y emocionados ante la idea de que pudiera ganar. Todos coincidían en que, sin duda alguna, se lo merecía. Al día siguiente, era el gran día. No, no, no era la gran gala, si no el otro gran día de ese apasionante fin de semana, era el cumpleaños de Susana. Así que, decidieron pasar el día en la preciosa casa que tenía la familia en La Urz.

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Todos madrugaron sin protestar, bueno, casi todos… porque les esperaba un gran día por delante. Adoraban ir a La Urz, y normalmente lo hacían para pasar varios días, como Nochevieja y las vacaciones en agosto, pero bueno, ese año era distinto porque el domingo tenían que estar de vuelta para asistir a la gran gala. Por fin llegaron. La Urz es un pueblo de montaña de León, lleno de encanto y de lo más acogedor. La casa era muy grande y realmente preciosa y, ¡hasta el tiempo acompañaba! De modo que hacía sol, pero no calor. El

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aire soplaba suave y fresco. Todo parecía ideal aquella mañana. ‐Banki, ya estamos aquí‐ dijo Perto cogiendo a su mujer de la cintura. Todos se instalaron rápidamente y se fueron a dar una vuelta por los alrededores con Lucas, que estaba deseando “estirar las patas”. Susana, de nuevo, lo había organizado todo para que la comida fuera “sencillamente perfecta”.

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Estaba feliz. Tenía a su familia con ella celebrando su 50 cumpleaños, estaba en su preciosa casa de montaña… ¿Qué más se podía pedir? ‐¡Vamos todos a comer! Había preparado una mesa espectacular. Muy parecida a las grandes celebraciones de Nochevieja. Unos langostinos y fiambres para empezar y de “plato fuerte” su jugoso Roast beef. ‐¡Está todo riquísimo!‐ dijo Gonzalo, que disfrutaba como nadie de las “escapadas” familiares a León. ‐Me alegro mucho‐ respondió su madrina sonriente.

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‐Bueno, ¿y estás nerviosa por lo de mañana? – preguntó Federico. ‐No, la verdad es que no. Estoy tan contenta celebrando mi cumpleaños, que no me acuerdo de mañana. Supongo que cuando llegue el momento, pues sí lo estaré. ‐¡Ya verás cómo no! Con ese “modelazo” que vas a llevar tan ideal‐ dijo Patricia que no paraba de apoyar a su hermana. ‐Bueno Perto y ¿tú? – dijo Federico de lo más sonriente‐ ¿Te imaginas que tu mujer gana el primer premio y te hacen subir al escenario?

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‐Federico, no empieces que sé por dónde vas…‐ respondió Perto riéndose. ‐No, si yo sólo digo que claro, sonará por todo el salón: “Sr. Ruperto no sea terco y suba ya”. ‐¡Jo es verdad papá!, seguro que te dicen algo porque claro, con este nombrecito‐ dijo Jaime. ‐ ¡Ala!, ya se ha abierto la veda de las bromas con mi nombre… ¡No si lo que yo digo, si no tuviera una personalidad fuerte, hubiera sido un auténtico desgraciado con semejante nombre!

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Todos se empezaron a reír. La verdad es que Perto llevaba con mucha deportividad el tema de las “bromitas” con su nombre. ‐¡Jo, mamá, parece Nochevieja!‐ dijo Ignacio. ‐Sí, sólo queda que tu tía y yo nos pongamos “atacadas” los cinco minutos antes de la hora de las uvas, que tu padre sólo se coma 4 y que a mí me ponga “negra”… De nuevo, todos se empezaron a reír recordando lo bien que se lo pasaban en sus celebraciones Navideñas, con las dos hermanas, que eran un pelín supersticiosas, y las “dichosas” uvas.

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Bueno y ahora, ¡el súper postre! ‐Susi, seguro que está buenísimo, pero es que, de verdad, no me cabe ni una miga más. ‐Vale, no te preocupes‐ respondió con una sonrisa de lo más pícara, mientras se dirigía a la cocina. Y a los pocos minutos apareció con uno de sus postres estrella: la tarta a los tres chocolates. Le quedaba exquisita y además, perfecta, nada que envidiar a la “Confitería Asturias” ‐Susi, he pensado que puedo hacer un hueco, ¡por favor ponme un trozo!

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Susana sonreía al ver a todos tan felices degustando su tarta. Eso era una de las mejores cosas de cocinar, el poder compartir con los tuyos momentos “tan dulces” como ese. ‐ Bueno Susi‐ dijo Patricia‐ ahora llega el momento de los regalos, para ser más exactos del regalo. ‐Toma cariño‐ dijo Perto entregándola un sobre‐Antes de abrirlo, quiero que sepas que es de parte de todos, que nos ha costado mucho conseguirlo y “llevarlo a cabo”, pero que estamos felices porque tú te lo mereces.

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‐Bueno, no sé qué decir, sea lo que sea, os lo agradezco mucho y ¡creo que ya me estoy emocionando!… ‐ Pues ya verás cuando lo abra‐ susurró Gonzalo a Pablo. Abrió el sobre con dificultad, porque ya se estaba poniendo algo nerviosa. Cuando por fin pudo coger la tarjeta que había dentro, pudo leer: “Cordon Bleu” ‐¡No puede ser!, ¡no puede ser!‐ exclamó completamente emocionada. Patricia se acercó a ella y le dijo: ‐Sigue leyendo Susi.

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‐Este documento es una solicitud de admisión para Susana Beneitez para el curso de cocina “Cordon Bleu”. Se impartirá en París durante el mes de agosto. En él se enseñarán todo tipo de cocina y además, habrá una sección especial dedicada a la repostería. Dejó de leer, la emoción la embargaba. Perto se acercó a ella y la abrazó, Patricia hizo lo mismo y después todos se unieron. Fueron unos momentos de lo más emotivos, Susana no podía hablar, sólo besar a todos y seguir llorando. Era uno

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de sus deseos más anhelados, el curso “Cordon Bleu”, uno de los más prestigiosos del mundo. ‐¡Pero, cómo me voy a poder ir un mes!‐ exclamó cuando “recuperó” el aliento. ‐Está todo pensado‐ afirmó Patricia con emoción‐. Perto y yo nos hemos puesto de acuerdo y no hay ningún problema. Tú no te preocupes de nada, sólo disfruta, que te lo mereces. ‐No sé qué decir…GRACIAS de verdad, esto significa mucho para mí.

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Y así estuvieron un buen rato hablando del increíble curso de cocina, de cómo se iban a organizar, de la gran fiesta del día siguiente… Susana se apartó un momento del grupo y, desde la puerta, observó a su familia: charlando, riéndose, felices… Miró al cielo y dijo: ‐¡Lo hemos hecho bien!, ¿verdad que sí? Ya era domingo. El gran día había llegado. Todos estaban algo cansados del viaje del día anterior, pero sobre todo nerviosos por el evento de esa noche.

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No obstante, intentaban disimular para que la “protagonista” no lo notara y pasara el día lo mejor posible. Todos menos Lucas, que no paraba de ladrar y saltar. La hora de acercaba y ya después de comer, todo eran nervios y ya muy difíciles de disimular. La propia Susana estaba histérica, aunque ella se empeñara en negarlo. Ni siquiera pudo dormir su siesta habitual, ¡no había forma de que conciliara el sueño! Lucas seguía ladrando como si le fuera la vida en ello. Era como si notara el nerviosismo en el ambiente.

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Susana decidió ir a su cuarto a empezar el ritual de arreglarse. ‐¿Quieres que te ayude?‐ dijo Patricia. ‐Sí, ven conmigo, que estoy tan nerviosa que no sé si voy a ser capaz ni de maquillarme. ‐¡Seguro que sí! Con la práctica que tienes tú para eso, después de los años que estuviste trabajando como azafata. ¡Ibas siempre ideal! ‐Ya, pero no estaba tan nerviosa como ahora. Y además, no paro de pensar en “Cordon Bleu”. ¡Todavía no me puedo creer el regalazo que me habéis hecho!

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‐¡Me alegro tanto de que te haya gustado! Es nuestra manera de demostrarte lo que te queremos. ‐¡Como me hagas llorar otra vez, te vas a enterar! ‐ ¡Que no, que no! A ver, que te ayudo con el pelo, aunque lo tienes precioso, así natural. ‐¡Jo! ¿Sabes qué? Me has recordado a mamá. La verdad es que me acuerdo mucho de ella y de papá también, ¡con todo lo que me está pasando! ‐Sí, te entiendo. A mí también me pasa. Este fin de semana está siendo muy especial y es como que se les echa “más de menos”.

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‐Sí, porque si estuviera aquí mamá, con lo divertida que era, tendría la broma justa para que me diera la risa y se me quitaran los nervios. ‐ ¡Eso seguro! Y si estuviera papá, así con su gesto serio, y su saber estar, nos estaría dando los mejores consejos para comportarnos mañana como auténticas “damas”. ‐Pero luego papá se reiría, porque mamá pondría una de sus caras graciosas que a él tanto le gustaban. ‐La verdad es que hacían buena pareja, porque no se parecían en nada y, sin embargo, se compenetraban a la perfección. ¡Eran unos padres maravillosos!

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‐Sí, y ¡aprendimos tanto con ellos! Gracias a mamá aprendimos a ser humildes, a tratar a toda la gente por igual, a ser detallistas… ‐Es cierto… Nos dieron una vida muy fácil. ‐Sí, y aunque ya no estén con nosotras, somos como somos gracias a ellos. ‐Sí, y a los fantásticos viajes que hicimos, ¡nos lo pasábamos genial y aprendíamos mucho sin darnos cuenta! Las dos hermanas estuvieron un buen rato hablando de sus padres a los que adoraban. Resultó muy emotivo,

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reviviendo preciosos recuerdos de su feliz infancia. Recuerdos, que las permitieron sentir a su padre y a su madre, casi, como si estuvieran allí con ellas. Al final, toda la familia consiguió arreglarse a tiempo, y salir hacia el hotel donde se celebraba el gran acontecimiento. Cuando entraron, pudieron ver la elegancia del local y de los invitados. Aquella sería una velada inolvidable, ¡seguro! Había un buffet, que la experta cocinera, calificó como de “excelente”. Susana, se bebió una cerveza, algo que hacía

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de vez en cuando, con el fin de paliar el calor, porque con los nervios sabía que no podía hacer nada. Después de un buen rato de buffet, agradable música y presentaciones, llegó la hora de la verdad. ‐Señoras y Señores, ha llegado el momento de decir quiénes han sido los elegidos, por un jurado de expertos gastrónomos, como los tres mejores locales de comida preparada de España. ‐Susi, pase lo que pase, sabes que para nosotros eres la mejor – dijo Patricia en bajito a su hermana.

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‐Bunky, no te pongas nerviosa que para nosotros ya has ganado. ‐¡Sé que me queréis ayudar, pero como sigáis así, me voy a poner a llorar sin parar! ¡Y eso no me va a ayudar a tranquilizarme! ‐¡Esta es mi Susana!‐ exclamó Perto. Y todos, incluyendo la protagonista, se empezaron a reír con ganas. ‐El tercer puesto va para “Delicias leonesas” ¡Un fuerte aplauso!

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‐Patricia, creo que me va a dar algo. Es que, van muy lentos ¿no? ‐¡Es lo que te parece a ti! Anda, respira hondo. ‐El segundo clasificado ha sido “A c… Todos se quedaron sin respiración, parecía que iba a decir “A comer”….pero… no. El nombre del segundo fue “A casa” ‐Te digo que de esta no salgo. Perto por favor, dame algo de beber que me he quedado seca, pero seca. Ahora era el momento de la verdad, “A comer” podía ser el ganador, pero también, podía no figurar entre los tres

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primeros puestos, es decir, quedarse entre los 10 mejores. ¡No estaría nada mal!, pero todavía se podía soñar con la victoria. ‐Y el primer puesto y ganador de un premio valorado en 18.000 euros es… “A comer”. Toda la familia empezó a aplaudir, saltar, reírse… incluso llorar. ‐ Por favor, que salga a recoger el premio su dueña y creadora: Susana Beneitez. Cuando Susana pudo subir, estaba muy emocionada, pero también, ¡feliz!

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‐Buenas noches a todos y muchas gracias por este premio. Estoy muy feliz y emocionada. Y como mi padre, José Luis, me diría, lo primero que quiero es dar las gracias al jurado por haberme otorgado el premio y después a toda mi familia. Perto, mi marido, mis hijos, Jaime, Ignacio y Pablo, Federico, mi cuñado, Gonzalo mi sobrino y ahijado y mi querida hermana Patricia. Sabéis que os quiero mucho y que os agradezco vuestro continuo apoyo. También quiero dar las gracias a mi madre, “Chiri” que tanto cariño y alegría nos proporcionó a mi hermana y a

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mí, y a mi padre José Luis, que nos inculcó tantos e importantes valores. Sé que me están viendo. Nos están viendo Patricia, y están orgullosos de nosotras. Os quiero mucho a todos. GRACIAS Todo el público se levantó a aplaudir a una emocionada Susana, que reía y lloraba a la vez, mientras abrazaba a toda su familia.

FIN

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NOTA DE AUTOR: "Queda prohibido cualquier reproducción total o parcial de este documento, sin la autorización expresa de su autora” Ana Isidoro Zapardiel Mail: mylibro@gmail.com Tel.: 629 07 58 71



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