Manual de botanica

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Capítulo 3 mencionados. Estos meristemas son el cámbium vascular y el cámbium suberógeno. El cámbium vascular presenta dos tipos de células, pero ambas se diferencian de las células del meristema apical en que están altamente vacuoladas y presentan morfologías distintas (Raven et al., 1992). Uno de los tipos es el de las células iniciales fusiformes alargadas verticalmente y el otro es el de las células iniciales radiales alargadas horizontalmente.

Fig. 3–30: Corte longitudinal de un meristemo apical. Las zonas más oscuras son las de mayor actividad mitótica.

delgadas, una forma poliédrica, denso citoplasma y un núcleo grande. En la figura 3–31 se muestra un esquema de la localización de los meristemas apicales tanto en la raíz como en el tallo. Las raíces y el tallo no solo se alargan debido a que cada vez hay más células producto de la división celular de los meristemas. En la raíz por ejemplo la mayor parte de la elongación se debe a que estas nuevas células se alargan significativamente.

El xilema y el floema secundarios se forman precisamente a partir de la división del cámbium vascular. En las plantas dicotiledóneas (uno de los grandes grupos de las angiospermas, véase Capítulo 5) el cámbium vascular es muy fácilmente apreciable formando un cilindro entre el xilema y el floema (Fig. 3–32). En las plantas monocotiledóneas (uno de los dos grandes grupos de las angiospermas, véase Capítulo 5) el cámbium vascular no forma el cilindro o anillo pero también se lo encuentra entre el floema y el xilema. Por otro lado la mayoría de las raíces y tallos leñosos presentan el denominado suber o corcho (Fig. 3– 33). Este tejido es el que remplaza a la epidermis en su función protectora y se forma a partir del cámbium suberógeno. Además, del suber este cámbium forma la felodermis.

El crecimiento secundario Si se observa una planta con cuidado se puede observar que las raíces y tallos no solo se alargan. Generalmente es evidente que los tallos y raíces se engrosan después de alargarse. Esto quiere decir que tienen un segundo tipo de crecimiento. A este crecimiento se lo denomina crecimiento secundario. El crecimiento secundario se observa con mayor facilidad en árboles, arbustos y plantas leñosas en general. Ello se debe a que los tejidos muertos; producto del crecimiento secundario, se acumulan año tras año en una especie de capas formando lo que conocemos como madera. El crecimiento secundario involucra a dos meristemas que no intervienen en el crecimiento primario y que por consiguiente aún no han sido

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Fig. 3–31: Posición de los meristemas apicales en una planta.


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