Niveles de organización la siguiente manera: cromoplastos, leucoplastos, proplastos y etioplastos. Los cromoplastos se caracterizan por ser pigmentados con carotenoides, que son responsables de los colores amarillos, naranja o rojo de hojas, tallos, flores, etc. Los cromoplastos carecen de clorofila pero se pueden desarrollar a partir de cloroplastos con la desaparición de éste pigmento. Su función no es totalmente comprendida pero se considera que tiene funciones diversas como atraer insectos hacia las flores. Los leucoplastos a diferencia de los cloroplastos y los cromoplastos carecen de pigmentos y tienen una función de reservorio energético. A este grupo se lo subdivide de acuerdo a la sustancia que almacenan, proteínas, aceites o almidón. Entre estos destacan los amiloplastos que son los que almacenan y sintetizan almidón. Estos plastos se encuentran en órganos como las raíces porque al exponerse a la luz pueden transformarse en cloroplastos. En las células jóvenes se encuentran los proplastos que son pequeños plastos generalmente incoloros e indiferenciados. Es decir, que aún no se los puede ubicar en ninguno de los grupos anteriormente explicados. Estos plastos luego se diferencian para formar cromoplastos, leucoplastos o cloroplastos. El último grupo de plastos está formado por plastos que empezaron a diferenciarse en cloroplastos pero cuya diferenciación fue detenida por falta de luz. Los etioplastos tienen unos cuerpos formados por membranas al igual que los cloroplastos pero son cristalinos y se denominan cuerpos prolamenares. Si un etioplasto recibe nuevamente luz entonces esos cuerpos prolamenares se convierten en tilacoides.
LOS PRINCIPALES TEJIDOS DE LA PLANTA Las células de las plantas no son todas iguales y por el contrario presentan muy variadas características y por ello se las puede agrupar en tipos de células. Estos tipos de células no suelen encontrarse aisladas, sino más bien agrupadas para así cumplir una función específica dentro del organismo. Estas agrupaciones de células con semejantes características y con un propósito común dentro del organismo se denominan tejidos.
Según Raven y colaboradores (1992), los tejidos pueden dividirse en dos grupos: los tejidos simples y los tejidos complejos. Los primeros vendrían a ser los que se componen de un solo tipo de célula mientras que los complejos serían los que se componen de dos o más tipos de células. Los tejidos vegetales pueden ser muy diferentes de grupo en grupo de plantas pero para no entrar en excesiva complejidad solo se verán, a continuación, los principales tejidos de las plantas “superiores”, es decir, de las plantas vasculares. Los meristemas y el crecimiento primario La mayor parte de las plantas se mantienen creciendo toda su vida. Es decir, que a diferencia de los animales, las plantas tienen un crecimiento indeterminado. Esto no significa que las plantas son inmortales y por el contrario hay plantas que tienen un tiempo de vida claramente determinado. Este es el caso de las plantas anuales y bianuales que completan su ciclo vital en uno y dos años respectivamente y luego mueren. Además, de las plantas anuales y bianuales existen también las plantas cuya vida se extiende por unos pocos o muchos años sin que haya un tiempo de vida claramente definido. A estas plantas se las denomina perennes. Un ejemplo, a destacar en Bolivia es la Puya raimondii, una planta emparentada con la más conocida piña americana y que pude llegar a medir hasta 10 metros. Esta planta vive en diversas zonas del altiplano boliviano y requiere de unos 150 años para poder florecer (Raven et al. 1992). El crecimiento indeterminado de la planta es posible gracias a los tejidos conocidos como meristemas. Un meristema está compuesto por células no especializadas que se dividen para formar nuevas células y tejidos. Por ello, las células que componen los meristemas suelen llamarse células embriónicas. Los meristemas que se encuentran en las partes terminales de las raíces, tallos y en las axilas formando las yemas axilares, se denominan en su conjunto meristemas apicales (Fig. 3–30). La división de las células de los meristemas apicales determina un crecimiento de la planta en longitud. Este crecimiento es a lo que se denomina crecimiento primario. Las células de los meristemas apicales se caracterizan por tener paredes considerablemente
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