ARQUEOLOGÍA EN EL METRO DE LA CIUDAD DE MÉXICO

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Presentación La construcción del Metro de la Ciudad de México originó una serie de descubrimientos en la metrópoli que han enriquecido el conocimiento y acervo material de la Historia de México. Los hallazgos abarcan desde la prehistoria a los primeros pobladores de la Cuenca del Valle de México, de la cultura mexica y la época colonial. Gran parte de nuestra historia sigue enterrada y esas obras, por su longitud y profundidad, casi son una garantía de la importancia, calidad y cantidad de lo que puede encontrarse. A cada propuesta del inicio del trazo de una línea, paralelamente se desarrolla un análisis prospectivo en el que intervienen, principalmente, historiadores y arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Aquí se muestran algunas de las piezas más valiosas encontradas al principio de las excavaciones y otras recientes, pues no todo el material se da a conocer. Las piezas arqueológicas que brotan del subsuelo se integran al rompecabezas histórico de los mosaicos múltiples de la ciudad. 2


En este trabajo juega un papel fundamental la fotografía como fuente documental y es simplemente objetiva. Se recurrió a todas las fuentes posibles que describen, explican, ilustran y son puntos de referencia para apreciar y entender el material fotográfico que se presenta con el apoyo de lo escrito por arqueólogos, antropólogos, historiadores y analistas del arte, entre otros. Bajo ese criterio, la objetividad de una imagen se acompaña de la palabra escrita para formar un discurso visual propio: hablará por su contenido; perderá su mutismo por lo que el tiempo y la palabra le vedó. Sólo así el objeto fotografiado alcanza el juicio de que una imagen vale más que mil palabras, pues se hace legible lo que en ella vemos, transformándose en un documento. Más aún cuando lo fotografiado ya no existe. El autor de una imagen valida, consciente o inconscientemente, la historicidad de lo que registró para quedar en una memoria visual donde el tiempo se redimensiona. 3


El documentar la fotografía propone una lectura o información adecuada para el espectador cuando la imagen tiene un contenido interesante. Es mejor saber ver, que mirar sin entender. Cito unas palabras reveladoras de Beatriz de la Fuente: “ El arte mexica se hizo ininteligible por el paso del tiempo, pero más aún por la irrupción ibérica que lo cortó de tajo. Los historiadores, incluso los frailes españoles, empezaron a hurgar en sus significados. Exponer o mostrar una fotografía o ilustración, no nos dice nada. Se supera ese escollo recurriendo a la información que existe; incluso proponiendo teorías, hipótesis que se fundamentan en propuestas fundadas. Documentar es el único propósito”. Para qué de la Historia en el Arte Prehispánico. Beatriz de la Fuente. Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas. UNAM. Núm. 089. Págs. 7-21. México D.F. Otoño 2006. 4


Bajo esa norma, un conjunto de fotografías sobre un tema que se documenta, finalmente causa una serie de reflexiones que permiten formarse un criterio, incluso el atreverse a emitir una opinión o también ofrecer una hipótesis razonada. Lo más valioso es lo que el lector, finalmente, aprecie, asimile o deduzca, pues es el motivo principal de este trabajo. No siempre se obtuvo información o comentario del material arqueológico encontrado en la construcción del STC ni de la línea o estación donde se halló. La fotografía documental, como una actitud y vocación enteramente personal, sabe prevalecer del que se le vea con desdeño y el que un fotógrafo exceda la simple toma de imágenes. Hay más en el documental fotográfico: obedece a una estructura mental objetiva dándole un doble enfoque a lo fotografiado: la imagen en sí misma y todo lo que le es implícito como tal. Carlo Ardán Montiel J. 5


LA CONSTRUCCIÓN DEL STC Las obras del STC se iniciaron el 19 de junio de 1967. El Departamento del Distrito Federal encargó el proyecto a Ingenieros Asociados Civiles (ICA) y esta empresa creó la filial Ingeniería de Sistemas de Transporte Metropolitano (ISTM) para su ejecución.

El ISTM se coordinó con el Departamento de Prehistoria del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ahora es la Dirección de Salvamento Arqueológico, para que supervisara las excavaciones y, en su caso, se recuperara el material encontrado de manera eficiente y permitir el avance de las obras sin contratiempos.

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El Sistema de Transporte Colectivo Metro, se inauguró el 4 de septiembre del año 1969. La Ciudad de México tenía en ese tiempo 7 millones de habitantes. Inicialmente se construyeron las Líneas 1, 2 y 3. El Metro implicó cambios cualitativos en la metrópoli pues la mayor parte de las líneas tienen un recorrido subterráneo. La construcción de los túneles ocasionó la transformación de calles y avenidas. Se crearon pasos a desnivel, se levantaron puentes; se modificó el tendido eléctrico e hidráulico de los servicios urbanos, etc. El ánimo de la modernización del transporte en la ciudad se encontró de frente con su pasado histórico. Una metrópoli que ha vivido un proceso político social y cultural tan diverso, siempre revelará los rostros que la identificaron en cada época, pues esas excavaciones mostraron los múltiples espejos enterrados en que nos miramos a través de la historia. 7


Las excavaciones arqueológicas iniciaron simultáneamente con la construcción. Intervinieron 12 arqueólogos con la ayuda de 35 peones. La primer tarea consistió en excavar una gran cantidad de pozos de prospección a lo largo y ancho de lo que serían las líneas 1, 2 y 3. Ya antes se tenía un estudio de los posibles hallazgos y las excavaciones de la constructora estaban permanentemente bajo la vigilancia del personal del Departamento de Prehistoria del INAH, que ahora es la Dirección de Salvamento Arqueológico. Desde el inicio de los trabajos a mediados de 1967, el personal trabajaba toda la semana las 24 horas del día. Fue una labor titánica. Todos lo intervenido en las excavaciones, tramo a tramo, quedó registrado en los “diarios de campo” en los que se describía cada hallazgo de piezas, muros o estructuras, osamentas, textiles, etc. A las descripciones y reportes en los diarios se sumaba el levantamiento de croquis y planos de cortes estratigráficos, además de la fotografía y los que se mandaba a restauración o laboratorios. Todo este historial se conserva en el Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH. 8


DE LA ANTIGUA TENOCHTITLÁN A LA CIUDAD DE MÉXICO. La mayor cantidad de piezas rescatadas en las obras de construcción del Metro pertenecen a los mexicas. Los hallazgos incluyen a los primeros hombres que habitaron el Valle de México y épocas anteriores. El desarrollo de la cultura mexica está clasificado en la era del Posclásico que inicia alrededor del año 800 y termina en 1521. Cuando se empieza a habitar la meseta central de este valle por las tribus provenientes del norte, ya habían desaparecido los olmecas, la magnífica metrópoli de Teotihuacan y los mayas del período Clásico; los toltecas y otros grupos del Posclásico lograron esparcirse en Mesoamérica cuando desaparecieron sus ciudades. De todos esos grupos no se perdió la continuidad de su cultura. La evolución del imperio mexica lo muestra el siguiente cronograma. 9


Ilustración de Malena Juárez y Concepción Reyes. Revista Arqueología Mexicana. No. 4, 1993. Págs. 24-25.


Su origen data del año 1111, en que varias tribus parten de la mítica Aztlán en busca de un territorio propio. Algunos grupos se establecen en el Valle de México después de un largo peregrinaje. Los mexicas son los últimos en llegar al valle; después de vivir en varios lugares se avecinan en Chapultepec en el año 1322. Aunque se manejan cronologías diferentes, esta es la más aceptada.

La partida de Aztlán.

Los mexicas en Chapultepec.

Códice Tira de la Peregrinación. Lámina XVIII. Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.

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Los mexicas logran establecerse permanentemente en un islote en el centro del Lago de México, llamado Metztliapan.

En ese lugar fundan México-Tenochtitlán en el año 1325. Patrick Johansson K. sustenta que fue en 1364. Códice Atlas de Durán. Tratado I, Lámina 13. Siglo XVI. Biblioteca Nacional de París. Códice Tira de la Peregrinación. Patrick Johansson. Revista Arqueología Mexicana Edición Especial No. 26. Pág. 9 12


El recinto del Templo Mayor de México-Tenochtitlán.

En poco tiempo fue la ciudad más importante de Mesoamérica. Ilustración del Arq. Ignacio Marquina. Arquitectura Prehispánica. INAH-SEP. 1964. Pág. 197.

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En un periodo de más o menos cien años, los mexicas logran erigir una gran ciudad y extienden sus dominios en casi toda la meseta central hasta partes de Centroamérica. Así lucían México-Tenochtitlán y Tlatelolco en medio del lago Metztliapan. Por efecto de la conquista española que inicia en el año de 1519 y culmina el 13 de agosto de 1521 con la caída del imperio mexica, da inicio una transformación absoluta en lo político, social, cultural y religioso en toda la América indígena. Ilustración de Tomás Filsinger. Foto del autor de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl.

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El nacimiento de la Nueva España se cimentó en los restos de la antigua ciudad. Su traza y construcción siguió los mismos límites y parámetros en los que surgió un reflejo de la arquitectura ibérica: palacios de gobierno y suntuosas residencias a las que se sumaron una cantidad considerable de iglesias y conventos. Su riqueza arquitectónica aún persiste como un fruto de que a la mezcla de dos culturas, en cualquier circunstancia, siempre da el resultado en que lo mejor del arte se manifiesta en un nuevo esquema. El arte, en todas sus expresiones y a través de la historia universal, es el testimonio más válido del genio humano que no reconoce fronteras ni atavismos. La Gran Tenochtitlán, la Nueva España y la actual Ciudad de México son sinónimos y término unívoco y vivimos plenamente su herencia tripartita. Afortunadamente se han descubierto partes de edificios, templos y restos arqueológicos de la época mexica que se rescatan y cuidan como los que son: verdaderas joyas. Veamos lo más elemental de los trazos de la Nueva España. 15


Mapa de Tenochtitlán y el Golfo de México del año 1524. Anexo en la “Segunda Carta de Relación” de Hernán Cortés dirigida al rey Carlos V.

“Mapa de Hernán Cortés” o de “Núremberg 1524”. Tenochtitlán y el Golfo de México. Mide 310 x 465 mm. Biblioteca del Congreso, Washington.

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El llamado Mapa de Uppsala muestra la Nueva España del año 1550. Contiene los nombres indígenas de los barrios, calles y avenidas; los asentamientos españoles más importantes, casas de gobierno, iglesias y conventos. Se nota el conocimiento y la intervención de la mano indígena en su manufactura.

Biblioteca de la Universidad de Carolina Rediviva, en Uppsala, Suecia. 75 x 114 cm. Hecho en pergamino. Año de 1550. Regalo del cosmógrafo Alonso de Santa Cruz al rey Carlos V. http:// systems-of-representation.uiah.fi/map of mexico/project

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Centro de la Nueva España, S. XVII.

Al centro de la nueva ciudad quedó instalado, desde luego, el establecimiento del poder político y religioso. Se observan ya definidas las construcciones de lo que hoy es el Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana (A y B), aledañas a la explanada del Zócalo. Forma y Levantado de la Ciudad de México. Plano del arquitecto Juan Gómez de Trasmonte. Año 1628. Archivo General de la Nación. Fragmento.

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El Centro Hist贸rico de la ciudad de M茅xico.

Foto del autor.

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Comparación sobrepuesta del trazo de La Gran Tenochtitlán en el Siglo XVI y la Ciudad de México del Siglo XXI. Archivo de M. Carballal y M. Flores. Ilustración digital Raíces (editado). Revista Arqueología Mexicana. No. 68. Pág. 33.

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EL SALVAMENTO ARQUEOLÓGICO EN EL METRO. A partir de junio de 1967, en la avenida José Ma. Izazaga, de la calle de San Pablo a Balderas, los arqueólogos rescataron más de 250 piezas, de las que se mostrarán unas cuantas. Inicialmente, a lo largo de toda la línea 1, se acumularían más de 1500. Agregando las línea 2 y 3, los hallazgos fueron muy pródigos , pues se encontraron miles de piezas tanto mexicas como coloniales.

Foto: Revista Selecciones del Reader’s Digest, agosto 1969.

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Raúl Martín Arana y Gerardo Cepeda, escriben en el año 1968:

“Para los trabajos de supervisión y salvamento, los arqueólogos recurrieron a las fuentes históricas prehispánicas y de la época de la Colonia, lo que les permitió establecer los sitios donde encontrarían la mayor cantidad de datos y materiales, con posibilidades más certeras. Se auxiliaron de otras especialidades como la antropología física, la etnohistoria, palinología, paleografía, paleontología, geología y geofísica, de la cartografía, de documentos históricos y se incluyeron las ventajas de la fotografía aérea”.

Rescate Arqueológico en la Ciudad de México. Raúl Martín Arana y Gerardo Cepeda. Boletín No. 30 del INAH. Dic. 1967. Págs. 3-9. Fototeca del autor.

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Luis Alberto López Wario puntualiza: “El Instituto Nacional de Antropología e Historia es el que se encarga de recuperar todos los hallazgos para proteger, restaurar y difundir cada pieza, propiciando el enriquecimiento de la historia de México... Las más antiguas manifestaciones de vida humana que se han encontrado son fragmentos líticos (herramientas), correspondientes a la etapa conocida como Pleistoceno Superior (20000-7000 a.C.), restos óseos humanos y fogones de los habitantes primigenios…” El rescate de polen fosilizado y su estudio, por ejemplo, permitieron establecer los cambios ambientales del Valle de México de los últimos 25 mil años. Inicialmente veremos vestigios que pertenecen propiamente a la prehistoria. Arqueología de la Ciudad de México. Luís Alberto López Wario. Revista Arqueología Mexicana . Vol. XI. No. 60 Pág. 68. Fototeca del autor.

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“De la época del Pleistoceno Superior, se recuperaron restos óseos de la fauna que habitaba el Valle de México; especies ya extintas y que convivieron con los primeros habitantes de este lugar. En los hallazgos de la fauna pleistocénica abundaron los de mamut, de la especie Mammuthus imperator, además de bisonte, caballo, camello, perros, aves (huevos y huesos) y peces (escamas y esqueletos)…”, se comenta en el libro “A Propósito del Cuaternario”.

A propósito del Cuaternario, homenaje al Prof. Francisco González Rul Dirección de Salvamento Arqueológico. Coordinación de Margarita Carballal Staedtler. Varios autores. Primera Edición. México 1997. CNCA-INAH. Cap. II. Págs. 25-38. Texto resumido.

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“Fauna extinta del Pleistoceno” Mural de Iker Larrauri. Museo Nacional de Antropología, 1964. Los cambios ambientales causaron la extinción de estas especies y no todas coexistieron. Foto del autor.

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Cronología de los hallazgos en el Metro de fauna pleistocénica. Año Línea Estación-Tramo Especies 1978 3 Ticomán (Talleres) Mammuthus 1978 4 Talismán a Martín Carrera Mammuthus 1978 5 Hangares a Pantitlán Huevos de grulla 1979 5 Oceanía-Aragón Bison bison 1980 5 La Raza Mammuthus y pez 1980 5 Terminal Aérea a Oceanía Equs y aves 1981 5 Hangares a Terminal Aérea Mammuthus 1982 3 Viveros a M. A. de Quevedo 2 Mammuthus 1983 1 Pantitlán a Zaragoza Mammuthus 1983 6 Tezozómoc Mammuthus 1983 6 Tezozómoc a El Rosario Mammuthus 1984 7 San Joaquín a Polanco Mammuthus y camélido 1988 9 Tacubaya Bison bison 1988 9 Tacubaya a Observatorio Mammuthus 1988 9 Tacubaya a Patriotismo Mammuthus 1995 B Garibaldi a Lagunilla Mammuthus A propósito del Cuaternario. Ob. cit. Cap. IV Relación de los sitios clasificados en la Cuenca del Valle de México con restos de fauna pleistocénica. Extracto.

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Ampliación línea 3 del Metro. Área de los Talleres en Ticomán, 1978-79. Restos de mamut. Ibíd. Pág. 90 Ilustración modificada. Planta de excavación.

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Línea 4. Tramo de la estación Talismán a Martín Carrera, 1978. Restos de mamut. Ibíd. Pág. 86 Ilustración modificada. Planta de excavación.

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Del libro anterior nos enteramos que: “De los restos que se encontraron en la línea 4, sobre la avenida Inguarán, los arqueólogos lograron que, además, fueran exhibidos permanentemente en la estación Talismán”.

Ob. cit. Págs. 88 y 158. Texto resumido. Foto Ernesto Egaña..

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Línea 5. Tramo de la estación Hangares a Pantitlán, 1978. Restos de mamut. 25 años de la Dirección de Salvamento Arqueológico. Colección Científica. Luís Alberto López Wario y Margarita Carballal Staedtler, coordinadores. CNCA-INAH.1a. Edición. México, 2005. Pág. 166. Foto del libro.

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Línea 1. Ampliación de Zaragoza a Pantitlán, 1983. Restos de mamut. A propósito del Cuaternario. Ob. cit. Ilustración modificada. Planta de excavación 3. Pág. 114 Foto del libro.

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Rescate de los restos del mamut en la ampliación de la línea 1. Al lado de las tres especialistas de la aún Sub Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH, el ilustre maestro Francisco González Rul.

Ob. Cit. Fototeca del autor.

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Línea 6. Estación Tezozómoc, 1983. Restos de mamut. En esta línea se recuperaron los restos más completos de esa especie. Ibíd. Pág.97 Foto del libro.

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Joaquín García-Bárcena y otros autores señalan que: “Los primeros pobladores de la Cuenca del Valle de México son también de la época del Pleistoceno Superior y convivieron con la fauna antes mencionada.

Su aparición en el Continente Americano es tardía en comparación a la que se dio en África y Europa, por lo que se denomina a la etapa más antigua de la historia de México como Etapa Lítica.

Los restos óseos más antiguos son los de un cráneo masculino, encontrado en Chimalhuacán, Estado de México, de hace 33 000 años”.

Primeros Pobladores. La Etapa Lítica en México. Joaquín García-Bárcena , varios autores. Revista Arqueología Mexicana. No. 52. Págs. 28-41. Texto resumido. Foto del autor. MNA. INAH. 34


El antropólogo José Concepción Jiménez López me comentó:

“En la construcción de la línea 3 del STC, en el año de 1968, en la calle Balderas, entre Independencia y avenida Juárez, se encontró un cráneo en buen estado de conservación a 3.10 m. de profundidad. Perteneció a un individuo del sexo masculino de entre 35 a 40 años de edad. Los diferentes estudios a que fue sometido le dan una antigüedad de 11000 años a.p. ( antes del presente)”. El cráneo forma parte de la colección de especímenes humanos denominados pre cerámicos de México. Se conserva en la Dirección de Antropología Física del INAH. En el lenguaje coloquial de los antropólogos se le conoce como “El Hombre del Metro Balderas” Información verbal proporcionada al autor por el Antropólogo Físico José Concepción Jiménez López, en la D.A.F. del M.N.A. INAH. Marzo 2007.

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Excavación en la Av. Balderas, línea 3. Lugar del hallazgo del cráneo. Fototeca del autor.

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“EL HOMBRE DEL METRO BALDERAS”

Fotos del autor. DAF. MNA. INAH

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Un joven de 11000 a単os, en las excavaciones del Metro. Fotos del autor.

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FOTOGRAFÍAS DE UN ARCHIVO HISTÓRICO. Las fotografías que se muestran en la próximas diez láminas están desvinculadas propiamente de un archivo formal y se presentan como introducción. Se consiguieron por diferentes medios con personas que permitieron su reproducción, por convenios o compra. Estas fotografías y otras que veremos más adelante, se firman como “Archivo del autor”. No tienen ninguna información, sólo la seguridad de que pertenecen a lo recuperado en el Metro. Varias de estas piezas no están en exhibición en el Museo Nacional de Antropología. Otras sí, y se muestran más adelante.

Piezas que se encontraron al interior de una caja de piedra en la pirámide de Ehécatl en la estación Pino Suárez.

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Excavaci贸n de la l铆nea 1. Tramo de la avenida Izazaga. Recuperaci贸n de cer谩mica. Fototeca del autor.

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Clasificaci贸n de piezas encontradas de las 茅pocas mexica y colonial.

Fototeca del autor.

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Cuchillo de pedernal de cuarzo traslúcido. 28 x 7.5 cm.

Cabeza de Ehécatl. 50 x 30 cm. 42


Esculturas diversas

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Torsos

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Vasijas y platos

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Instrumentos musicales y un sahumador.

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Objetos diversos

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Braseros

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Piezas coloniales

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MATERIAL ARQUEOLÓGICO DOCUMENTADO Se debe mencionar que el material que se muestra son unas cuantas piezas de todo lo que se ha rescatado, en contraste con las miles que debe haber en almacenes o bodegas. Ese material seguramente se compone desde pedacería de barro hasta piezas completas e importantes. Lo que aquí veremos son las están en exhibición en la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología. Sería imposible exponer todo el material y más fácil el que se construyera otro museo para tal fin. Mejor aún, el que a un futuro mediato viésemos una publicación con lo más importante de los hallazgos arqueológicos de todas las líneas del Metro, hecho por arqueólogos, historiadores y especialistas. Este trabajo, desde mi trinchera, muestra lo que cualquier persona puede ver en el MNA y después consultar los tesoros que guardan sus bibliotecas para saber de qué están vestidas esas piezas. Aún así, un modesto límite no desanimó el entusiasmo. 50


De los primeros hallazgos en el año 1967 frente el ex convento e iglesia de Montserrat, hoy Museo de la Charrería en la esquina de Izazaga e Isabel la Católica, se localizaron osamentas, restos de muros, escaleras y cimientos de esa construcción.

Hallazgo de un Monolito en las Obras del S.T.C (Metro). Raúl Martín Arana. Boletín No. 30 del INAH. Diciembre 1967. Págs. 19-23. Fotos del boletín y de archivo del autor.

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Ex iglesia y convento de Montserrat. Se hallaron muros y escalinatas anteriores. Todo el conjunto fue recortado y la fachada de la iglesia se remeti贸 11 metros para ampliar la avenida Izazaga.

En este lugar se encontr贸 una pieza muy interesante.

Foto archivo del autor.

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De la exploración del frente de esa iglesia, Raúl Martín Arana escribe:

“… se encontró una pieza muy importante que popularmente se le llamó “La Coatlícue del Metro”. Salió de las excavaciones como un bloque de roca o cimiento de cal y canto común en el que no se apreciaba nada. Después de tres o cuatro días el camión de volteo retiró el escombro de la obra, incluyendo ese bloque, y lo llevó al tiradero de San Juan de Aragón donde se depositaba ese material para relleno. Un tractorista, al acomodar el escombro para aplanarlo, removió el mencionado bloque y quedó al descubierto que se trataba de una pieza arqueológica. Se dio aviso al INAH y se recuperó para su limpieza y estudio”. Ob. cit. Raúl Martín Arana Álvarez. Texto resumido.

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ESCULTURA DE TLALTECUHTLI Continúa que: “La pieza está hecha en basalto de hornablenda, roca eruptiva negruzca. Tiene una altura de 93 cm. por 57 de largo y 37 de ancho, con un peso de 530 Kg. Está labrada por los cuatro lados y en la parte superior queda situada la cara y las manos. Un análisis iconográfico posterior identificó la pieza como Tlaltecuhtli, “Dios de la Tierra” y no como “Coatlícue”. Ibíd . Texto resumido. Foto del autor. Sala Mexica.MNA. INAH.

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Rostro, flancos y reverso.

Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

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La riqueza iconográfica de esa pieza invita a mirarla con más detalle. En primera instancia se le conoció como “La Coatlícue del Metro” y después se le identificó con Tlaltecuhtli. Esto se debe a que tiene elementos simbólicos muy parecidos a otras esculturas mexicas, principalmente con la monumental Coatlícue . Además, es de las pocas pieza en bulto, o tridimensional, pues normalmente se le esculpía en bajorrelieve. Frecuentemente se le encuentra oculta en la base de las esculturas: no se le ve por el carácter emblemático que le es propio.

Coatlícue y Tlaltecuhtli

Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

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Bajo el concepto como “La Coatlícue del Metro” Doris Heyden escribió: “Coatlícue era una de las designaciones de la diosa madre que procreó a los otro dioses (entre sus muchos nombres figuraba también el de Toci). Está asociada al cosmos –por ser madre del Sol, la Luna y las estrellas-, a la tierra, la fertilidad, a la vida y a la muerte… La cara de la estatua es la de Tlaltecuhtli, deidad de la tierra.. Las manos están levantadas a los lados de la cara y terminan en garras, que al mismo tiempo son cabezas de serpientes. Los ojos y colmillos labrados sobre las manos (que son los mismos de su lengua y la lengua del Sol), también se ven en los codos de la estatua y son elementos relacionados con el dios o monstruo de la Tierra”.

Comentarios sobre la Coatlícue Recuperada Durante las Excavaciones Realizadas para la Construcción del Metro. Doris Heyden. Anales del INAH. Época VII. Tomo II. 1969. SEP. INAH. Págs. 153-169. Resumen. 57


Con los ojos y colmillos se forma una rostro muy peculiar en la iconografía mexica y se le ve frecuentemente en las rodillas y los codos de las deidades, tanto en esculturas como en códices.

Detalles de Coatlícue y Tlaltecuhtli. 58 Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.


Doris Heyden nos hace notar que la gargantilla que tiene Tlaltecuhtli es similar a la del pecho de la gran Coatlícue, sólo que “…el pendiente central no es un cráneo, sino un corazón que significa tal vez el centro del mundo…” Se refiere al collar que le circunda con “…cuatro manos y cinco corazones”.

El torso de Tlaltecuhtli y Coatlícue. Ob. cit. Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

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Otro rasgo comparativo es el “cinturón” que tienen las dos esculturas que en la parte posterior “…se cierra con un cráneo y seis cintas entrelazadas”, agrega Doris Heyden.

Ibíd. Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH. Texto resumido.

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“En la fiesta de Tóxcatl (celebración en uno de los meses mexicas ) la servilleta con que se cubría la ofrenda del tzoalli (masa), estaba decorada con huesos cruzados y calaveras. En las ceremonias de Huitzilopochtli, el tzoalli lleva la forma de huesos…” continúa y añade Doris Heyden que esta escultura no solamente está relacionada con ese dios “ … sino también con Coatlícue, pero más con Tlaltecuhtli”.

Ob. cit. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

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LA CARA CENTRAL DE LA PIEDRA DEL SOL O CALENDARIO AZTECA, ES LA DE TLALTECUHTLI En un trabajo posterior, Carlos Navarrete y Doris Heyden , retoman el tema de la identificación de Tlaltecuhtli, pero desde otro punto de vista. Refieren que “…la cara central de la Piedra del Sol es la misma que las representaciones de Tlaltecuhtli” aunque “...por lo general siempre se dibuja en la Piedra del Sol con una nariguera atravesándole la nariz, rasgo de Tonatiuh, el estado de deterioro del monumento hace difícil la afirmación categórica de la existencia del adorno”. Hacen notar que en la Piedra del Sol “… las garras y colmillos y las pulseras de cuentas en cada lado de la cara, son las que encontramos en las esculturas de Tlaltecuhtli”. Agregan que en la Piedra del Sol “…es la Tierra que emerge del centro, con el rostro y las garras hacia arriba, tal y como se representa en la escultura del Metro a la que nos hemos referido”. La Cara Central de La Piedra del Sol, una hipótesis. Carlos Navarrete y Doris Heyden. Resumen. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn/158.pdf

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Concluyen que “… el rostro esculpido en medio del Calendario Azteca, no es Tonatiuh sino Tlaltecuhtli, que irrumpe hacia arriba mirando al cielo de acuerdo con la verdadera posición del monumento y dedicado al Quinto Sol, el Sol de Movimiento de Tierra, Nahui Ollin o 4 Movimiento”, pues argumentan que ese monolito se usaba en posición horizontal como un cuauhxicalli (escultura-altar o escultura-recipiente). Analizando la cara del monolito solar, le encuentran relación con otras deidades como madre y padre, la Tierra y el Sol , en cuanto a la unión de elementos masculinos y femeninos como una sola entidad, pero con las cualidades propias de Tlaltecuhtli.

Ob. cit. Resumen.

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Rostros de la Piedra Solar y Tlaltecuhtli

Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH

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El comentario anterior se alude por la opinión de que la cara central de la Piedra Solar es la de Tlaltecuhtli que se encontró en las excavaciones del Metro, que es el tema de esta documentación. Como un dato complementario, se cita lo escrito por el Dr. Hermann Beyer que publicó en el año de 1921 con el título de “El llamado Calendario Azteca”, donde desarrolla un minucioso análisis de los elementos que componen este cuauhxicalli. Nos referiremos solamente a lo que describe sobre la cara y las garras de Tonatiuh. Explica que la nariguera es uno de los detalles que le da identidad con esa deidad; además le encuentra similitudes con otras piezas por el pelo, la banda de piedras preciosas que tiene en la frente y las orejeras. Respecto a las garras que tiene a los lados, las identifica con las que tiene Xiuhcóatl, serpiente de fuego, que sostiene un corazón humano en una mano. Las garras del felino, sumamente estilizadas, muestran cuatro uñas como dientes de una cara y la otra uña es la quijada inferior, que se completa con un ojo redondo. El Llamado Calendario Azteca. Hermann Beyer. El México Antiguo. Sociedad Alemana Mexicanista. T. X. México D.F. 1965. Págs. 134-256.

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Ilustraciones tomadas de Hermann Beyer

Tonatiuh

Xiuhc贸atl con Tonatiuh en sus fauces.

La cara y una garra de Tonatiuh en el Calendario Azteca. Ob.cit.

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Foto del autor. Sala Mexica. MNA.INAH.

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Eduardo Matos Moctezuma en su obra “Tlaltecuhtli”, coincide en varios puntos con la interpretación de Doris Heyden. Mientras ella le da un carácter masculino a Tlaltecuhtli, “…por las piernas cruzadas”, Matos Moctezuma indica que es de sexo femenino, pues describiendo otras piezas similares, dice “… que todas portan falda de donde cae un trenzado y llevan el cráneo atado a la espalda o más bien a la altura de la cintura, …y debajo de él salen trenzas, lo que unido a la falda adornada con cráneos y huesos cruzados…elementos que portan las deidades femeninas terrestres como es el caso de la Coatlícue… ”. Lo sugiere más el que tenga “…la cara viendo hacia el cielo” y que de “…la boca emerge un cuchillo o técpatl que tiene ojos y boca. En las coyunturas (codos y rodillas), lleva los conocidos rostros-garras”, como ya observamos en el material gráfico. Tlaltecuhtli. Eduardo Matos Moctezuma. Resumen. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn27/515.pdf

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Agrega Matos Moctezuma que Tlaltecuhtli “… es la representación de la tierra como primer nivel de paso al inframundo” y “centro entre los niveles celestes y el inframundo”. Esta referencia se retoma textual en la explicación de otro Tlaltecuhtli que se identificó grabado en el fondo de una caja de piedra, tepetlacalli, que se puso como ofrenda en la pirámide de Ehéctal y que veremos adelante. Matos Moctezuma concluye que existe un “parecido” de la cara de esta deidad con la cara de Tonatiuh de la Piedra del Sol, o Calendario Azteca, por la forma de la lengua que tienen que es un cuchillo de obsidiana, técpatl, lo que denotaría que la pieza que aludimos “…podría indicarnos que se trata de un Tlaltecuhtli en la media noche”.

Ob.cit.

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Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

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EN BUSCA DE UN GRAN CENTRO CEREMONIAL PERDIDO La construcción de las líneas del Metro, por su longitud, profundidad y constante crecimiento, han propiciado más descubrimientos que cualquier otra obra pública o privada. Si bien el Templo Mayor de Tenochtitlán y Tlatelolco son el corazón del pasado mexica, tal parece que en esas obras se abren más veneros de la historia de México. Lo descubierto en el área de Pino Suárez para la construcción de las líneas 1 y 2 , permitió conocer lo que fue un gran centro ceremonial y administrativo que existió en ese lugar. Tenochtitlán estaba dividida en cuatro grandes territorios llamados “campan” con el recinto del Templo Mayor al centro. Cada parcialidad tenía sus centros de gobierno, palacios, espacios ceremoniales y habitacionales, además de las tierras de cultivo. El que estaba al sureste, que es al que nos referiremos, tenía el nombre de Teopan. Dos de sus barrios tuvieron una importancia fundamental: Teocaltitlán y Cuezcontitlán. 71


Fray Diego Durán nos dice que la división de la ciudad obedeció a una orden que el dios Huitzilopochtli le comunicó a uno de sus sacerdotes: “Di a la congregación mexicana que se dividan los señores, cada uno con sus parientes, amigos y allegados, en cuatro barrios principales, tomando en medio la casa que para mi descanso habéis edificado, y que cada parcialidad edifique su barrios a su voluntad” La segmentación en cruz, de norte a sur y este a oeste, atravesando el recinto del Templo Mayor, quedó así: Moyotlan, hacia el noroeste Atzacoalco, al noreste Cuepopan, al suroeste Teopan, al sureste Historia de los Indios de la Nueva España. Fray Diego Durán. Edit. Porrúa. México, 1967. Pág. 377. 72


Rossend Rovira Morgado nos ilustra los campan o parcialidades en que se dividía La Gran Tenochtitlán. Tlatelolco Recinto del Templo Mayor

Cuepopan

Atzacoalco

Moyotlan

Teopan

Huitznáhuac: Ritual Político y Administración Segmentaria en el Centro de la Parcialidad de Teopan (México-Tenochtitlán) Plano de Rossend Rovira Morgado, reeditado. Págs. 41-64. 73 http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn41/842.pdf


En la época de la colonia las parcialidades conservaron sus nombres pero anteponiéndoles nombres religiosos: San Juan Moyotlan San Sebastián Atzacoalco Santa María Cuepopan San Pablo Teopan El Dr. Alfonso Caso delimita así el campan de Teopan: “Hacia el oriente con la actual avenida del Congreso de la Unión; hacia el norte con la calle de Guatemala y hacia el sur con la calzada de Chabacano. Hacia el poniente, lo que hoy es San Antonio Abad y Pino Suárez”. Aquí estaba situado el complejo arquitectónico de Ehécatl en el barrio de Cuezcontitlán. Diego Durán llama a este lugar Cihuateocalli, seguramente un nombre simbólico por encontrase ahí un templo de la diosa Toci que se descubrió en el año de 1963. Los Barrios Antiguos de Tenochtitlán y Tlatelolco. Alfonso Caso. Memorias de la Academia Mexicana de la Historia. 74 T. XV No. 1. 1956. México D.F.


Cada parcialidad estaba integrada por varios barrios. Los más importantes de Teopan se muestran en este plano de Rossend Rovira con las calles actuales. Aquí se encontraba Teocaltitlán con su centro ceremonial llamado Huitznáhuac. Su importancia radica en que fue un sitio primigenio fundado por los mexicas que Rovira comenta lúcidamente. A un lado estaba el centro ceremonial de Ehécatl, en el barrio de Cuezcontitlán. Iglesia de San Pablo el viejo Colegio de San Pablo Teocalli y calmécac de Huitznáhuac

Plano de Rossend Rovira Morgado, reeditado. Ob.cit.

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Rossend Rovira escribe sobre la trascendencia del centro ceremonial de Huitznáhuac en el barrio de Teocaltitlán del campan de Teopan: “En Teopan, el templo ceremonial principal era Huitznáhuac, donde hoy se ubica la iglesia de San Pablo el viejo. La importancia del lugar, menciona Hernando de Alvarado Tezozómoc, es que en Temazcaltitlán Teopantlan, como se llamó originalmente este lugar, fue el sitio del primer asiento de los mexicas cuando fundaron Tenochtitlán y ahí vieron el águila sobre el tunal, datos que corroboran Fray Diego Durán y el Códice Aubín. En 1560, el lugar era conocido como Teocaltitlán (Cerca del Templo), esos nombres contienen un sentido metafórico obvio por su valor histórico. En Huitznáhuac se llevaban a cabo importantes ceremonias rituales dedicadas a Huitzilopochtli y a una encarnación de Tezcatlipoca, el dios Omácatl” Rossend Rovira Morgado. Ob.cit .Texto resumido.

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Ubicación de algunos barrios de Teopan trazado sobre un mapa satelital de Google, basándonos en Rossend Rovira. El Templo de la diosa Toci se menciona más adelante. Localización de Huitznáhuac, donde ahora está la ex iglesia y convento de San Pablo el viejo.

Localización del Centro Ceremonial Cihuateocalli con los adoratorios de la diosa Toci y Ehécatl.

Cuezcontitlán

Teocaltitlán

Tozantitlán

http://maps.google.com/maps?ftr=earth.promo&hl=en&utm_campaign=en&utm_medium= van&utm_source=en-van-na-us-gns-erth&utm_term=evl

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Jordi Gussinyer, el arqueólogo a cargo de las excavaciones de esa zona, publicó esta ilustración que muestra el potencial de los restos arqueológicos detectados hasta ese momento.

Complejo arquitectónico de Ehécatl, aún sin ubicarse al inicio de esa exploración.

Hallazgos de Estructuras Prehispánicas en el Metro. Jordi Gussinyer. Boletín del INAH No. 34. Diciembre 1968. Págs. 15-18.

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En las excavaciones iniciales Gussinyer encontró los restos de una pequeña pirámide sobre la calle de Izazaga, lado norte, hacia la esquina de la avenida Pino Suárez, donde se construyó un acceso de esa estación de la línea1 y nos relata: “La pirámide era una plataforma baja sobre tres estructuras anteriores, cada una con escalinatas y alfardas. Las ofrendas contenían huesos de loro, ganso, guajolote, restos de braseros y cerámica mexica de diversas épocas”. Comenta que estaba bastante destruida.

Ob. cit. Texto resumido. Plano de Gussinyer.

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Acceso estación Pino Suárez L.1 Dirección Pantitlán-Observatorio. Localización de la pequeña pirámide, antes comentada.

Plano de Gussinyer. Ob.cit.

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Ubicaci贸n del predio.

81

Fotos Archivo de la Direcci贸n de Estudios Arqueol贸gicos , DEA. INAH.


CENTRO CEREMONIAL DE EHÉCATL-QUETZALCÓATL EN LA ESTACION PINO SUÁREZ DEL METRO. Jordi Gussinyer nos describe el lugar: “En las excavaciones que se llevaron a cabo para la construcción de la estación Pino Suárez, Líneas 1 y 2, se halló un extenso centro ceremonial sobre la calle de José Ma. Izazaga. El patio, de buenas proporciones, tenía escalinatas en tres de sus lados ( sur, este y oeste), varios adoratorios colocados al centro, celdas habitacionales comunicadas entre sí por medio de pasos exteriores, muros y, hacia el norte, una gran plataforma que le daba unidad arquitectónica. En cada uno de los adoratorios se recuperaron ofrendas importantes”. Las estructuras del conjunto empiezan a detectarse en el mes de mayo de 1968, exploración que terminaría hasta marzo de 1970. Jordi Gussinyer. 1968. Ob. cit. Texto resumido.

82


Foto DEA. INAH.

83


Debo mencionar que tuve la gran oportunidad de digitalizar el acervo fotográfico de la Dirección de Estudios Arqueológicos (DEA) del INAH, respecto al inicio de las exploraciones en la construcción del Metro. De los “contactos”, que son negativos positivados impresos al tamaño de la película de 24 X 35 mm., concedió que de cada fotograma se obtuviese una fotografía de 4X5 pulgadas con buena resolución. Este trabajo, finalmente, permitió conocer el proceso de excavación del área en Pino Suárez, principalmente. Lo valioso de los archivos fotográficos permiten hurgar en la memoria visual, sobre todo de lo que materialmente ya no existe. Este acervo satisfizo esa expectativa. Con ello pude hacer observaciones más objetivas respecto a lo que se encontró, para finalmente realizar una reconstrucción hipotética, por medio de ilustraciones, de las estructuras, basamentos, cuartos, escalinatas y muros que estaban a los cuatro costados del adoratorio de Ehécatl. Se realizaron como un simple ejercicio de imaginación. 84


ESTRUCTURA CON ESCALINATAS AL COSTADO NORTE Aunque sólo se ubica la esquina derecha con fotos desde diferentes ángulos, se infiere que continuaba y terminaba igual hacia la izquierda. Gussinyer comenta esta estructura como “… una gran plataforma que le daba unidad arquitectónica.”

Jordi Gussinyer. Ob.cit. Fotos DEA. Ilustración del autor.

85


ESTRUCTURA AL COSTADO SUR Esta sección es de las más claras en las fotografías. Aunque también es difícil el saber cómo se unía a las estructuras laterales; es muy curiosa y única por la forma semicircular que tiene en sus extremos.

Fotos DEA. Ilustración del autor.

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ESTRUCTURA HACIA EL COSTADO ORIENTE. Esta plataforma le da armonía al conjunto, pues muestra una cenefa idéntica a la que circunda al adoratorio. En los extremos muestra escalinatas, con descansos, para el acceso al patio.

Fotos DEA. Ilustración del autor.

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ESTRUCTURAS HACIA EL PONIENTE La complejidad hacia este punto presenta más dificultades para ilustrar y su reconstrucción es la más especulativa. Se ven dos altares pequeños; unos cuartos que quizá servían como trojes con escalinatas a diferentes niveles. Hacia este lugar estaba el acceso a la calzada principal que la conectaba con Tenochtitlán.

Ilustración del autor.

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Estructuras hacia el poniente.

Fotos DEA. INAH.

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Se observan algunos cuartos que seguramente servían como almacenes, como se comentó. Recordemos que el lugar también se llamaba Cuezcontitlán, “lugar de trojes”, lugar de graneros. Ahí funcionaba una garita que controlaba las mercancías que entraban a Tenochtitlán y recaudaba los impuestos a esos bienes; aún en la época colonial siguió operando con ese fin.

Fotos DEA. INAH.

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Dibujos “croquizados” por Rubén Maldonado, de las estructuras del adoratorio de Ehécatl que tenía la nomenclatura F7 S1. El primero muestra la “estructura K vista NE a SW” que estaba al poniente, con fecha del 22 de marzo de 1969 ; el segundo se designa como “estructura P, detalle en SE esquina NW”, con fecha de 21 de febrero de 1969, detalle que no se ubica en el material fotográfico. Más que croquis, son dibujos de buena calidad. Fuente: Material de Salvamento Arqueológico del STC,1968. Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología. INAH.

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Área con los límites de las plataformas mostradas que formaban el “patio hundido” donde está el adoratorio de Ehécatl . En el terreno de la derecha, solamente se encontraron restos de pisos de estuco a una profundidad de 2 y 3 metros, partes de muros, pilotes para cimentación, algo de alfarería y osamentas.

Fototeca del autor.

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LA PIRAMIDE DE EHÉCATL-QUETZALCÓATL

Más que pirámide es un pequeño adoratorio y es lo único que queda de ese complejo arquitectónico. Por su forma circular en la parte superior los arqueólogos indican que estaba dedicado a Ehécatl. Como se aprecia hoy, muestra las diferentes etapas constructivas que tuvo a través del tiempo.

Foto del autor

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Datos técnicos oficiales del adoratorio de Ehécatl por Rosalba Nieto Calleja: Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas del INAH No. E14A39-09-118. Dimensiones: 10.7 X 7.6 X 3.7 m. Fecha de construcción: Periodo Posclásico Tardío, S. XV-XVI (Años 1400, primeras etapas, 1500-1519 últimas). Cuatro etapas constructivas. Contexto: Aduana y centro ceremonial y acceso de la calzada de Iztapalapa a la Gran Tenochtitlán. Dictamen del Estado de Conservación del Basamento Piramidal en la Estación Pino Suárez del Metro. Rosalba Nieto Calleja, investigadora de la DEA, INAH. 24 Junio 2009.

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Señala Rosalba Nieto en su dictamen: “…a las diversas estructuras y habitaciones tipo palacio asociadas al basamento circular … se les adjudica una extensión de 2 hectáreas que incluyen los diversos palacios y templos, algunos de ellos todavía en el subsuelo… era un gran palacio azteca con patios, múltiples espacios públicos, administrativos y de habitación, que fueron destruidos para hacer la estación (del Metro). Lo único que se pudo conservar fue el basamento piramidal". De esas 2 hectáreas que menciona, la actual pirámide apenas ocupa 88 m². Lo que se ilustró, sugerido por el material fotográfico que existe es tan sólo una pequeña parte, la más elemental, de todo lo que ella menciona. También expone que la última superposición estaba dedicada a Omácatl, deidad asociada a Tezcatlipoca. Sahagún denomina a Omácatl como dios de Huitznáhuac, lo que relaciona este basamento con el templo de ese dios en el barrio de Teopan. Rosalba Nieto. Ob.cit. Texto resumido

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Las etapas constructivas que tuvo este adoratorio se pueden ver directamente e indican que se construía una pirámide sobre otra. La “L 4” data del año 1400 y la “L” cercana al 1500.

Hallazgos en el Metro, Conjunto de Adoratorios Superpuesto en Pino Suárez. Jordi Gussinyer. Boletín No. 36 del INAH. Junio 1969. Plano del boletín. Págs.33-37.

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Planos de planta de las sucesivas etapas constructivas.

Ob. Cit.

97


98 Ibíd..


Se debe observar que propiamente vemos el “esqueleto” del adoratorio. Esto quiere decir que vemos los restos de las diferentes etapas constructivas y no el cuerpo completo que tenía la última etapa del adoratorio, la L 1, como se observa en los planos.

Foto del autor.

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La parte alta del adoratorio descansaba sobre un basamento piramidal que se encontró destruido. Aquí se sugiere su forma y volumen en una sobre imposición en el “esqueleto”.

Foto e ilustración del autor.

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Como se ve, no es difícil proponer el cuerpo que tenía el adoratorio: una estructura de dos bloques rectangulares sobre el que descansa la plataforma circular superior que afortunadamente se conservó completa y las escalinatas con las alfardas clásicas de la arquitectura mexica.

Ilustración del autor.

101


En la reconstrucción de las estructuras y el adoratorio, como hipótesis, deben existir omisiones, pero se basa en la objetividad y se desarrolla por la información que existe y está limitada o se siente pobre por los comentarios de Jordi Gussinyer y Rosalba Nieto, que nos relatan su magnificencia y armonía arquitectónica. Cualquiera que observa el adoratorio de Ehécatl, sabe que le llaman la pirámide de Pino Suárez. Está ahí como rescoldo en una isla extraña; ajena a lo que la encierra y a su pertenencia histórica; muda por el mutismo que le es ajeno por propia su riqueza y como centro de los elementos desaparecidos que la circundaban.

Con las ilustraciones realizadas de los muros y del adoratorio, podemos proponerlas en un conjunto para darnos una idea del lugar. Proponer, aquí como sinónimo de reivindicar, sitúa ese centro ceremonial en su tiempo y espacio. 102


Proyecciones del conjunto arquitectónico del adoratorio de Ehécatl realizadas por el arquitecto Ricardo Ernesto Robles Rubí, a sugerencia del autor. Vista desde el sur hacia el norte.

Proyecciones realizadas por el arquitecto Ricardo Ernesto Robles Rubí, a sugerencia del autor.

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Vista desde el norte hacia el sur.

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Vista desde al oriente hacia el poniente.

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Vista desde el poniente hacia el oriente.

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Como un dato paralelo y necesario, se debe mencionar una excavación arqueológica que se llevó a cabo en el año de 1963 en la esquina surponiente para la ampliación de la avenida José María Pino Suárez, donde se encontraron los restos de un basamento piramidal. El arqueólogo Francisco González Rul, encargado de la excavación, nos informa: “Con motivo de la ampliación de las calles de José Ma. Pino Suárez se demolieron casas antiguas, las obras fueron sometidas a una inspección sistemática por colindar con la esquina de la antigua calzada de Iztapalapa y José Ma. Izazaga. En la esquina de ese predio se descubrieron los restos de un basamento de lo que fuera un templo mexica. Ahí se encontraba un adoratorio dedicado a la diosa Toci. La reconstrucción, con los elementos mínimos de datos, le dan una longitud de 47 m. por lado y una altura de 20 con la fachada principal hacia el oriente”. Tocititlán. Francisco González Rul. Anales del Museo Nacional de México. No 15. 1963. Págs. 66-73. Texto resumido.

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Plano del basamento piramidal de Tocititlรกn por Gonzรกlez Rul.

Ob. cit.

108


Lo notorio de Tocititlán, del campan de Moyotla, es porque estaba enfrente del centro ceremonial de Ehécatl; sólo los separaba la calzada de Iztapalapa. Y además, porque fue el lugar por el que entró el ejército español al mando de Hernán Cortés en noviembre de 1519 y ahí se entrevistó por primera vez con Moctezuma Xocoyotzin. Fray Diego Durán nos relata: “El cual (Moctezuma) llegando a un lugar que llaman Tocititlán, pie que era casi junto a la primera cruz que está en la calzada a la salida de México, allí hizo parar a toda su gente y esperó la llegada del Marqués (Hernán Cortés)”, comentario que retomaremos más adelante. Ahora se presenta la ubicación del centro ceremonial de Ehécatl con la pirámide de Tocititlán, integrándolas a la Gran Tenochtitlán con el recinto del Templo Mayor al fondo, situándolas en el tiempo y espacio de la ciudad mexica en el año de 1519. Historia de las indias de la Nueva España. Fray Diego Durán T. I. México, 1951. Pág.186.

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Composición digitalizada de la Ciudad de México-Tenochtitlán por el autor. Compuesta por: fotografías de las montañas del norte del Valle de México; maqueta del Templo Mayor y partes del mural de Luis Covarrubias, La Isla de México. Sala Mexica. MNA. INAH; proyección del Arq. Robles Rubí del adoratorio de Ehécatl e ilustración de la pirámide de Tocititlán del autor.


Al realizar la hipotética reconstrucción del conjunto ceremonial de Ehécatl y la ilustración que la integra a la antigua ciudad con el recinto del Templo Mayor, originó otra comparación espontánea en cuanto a que la arquitectura indígena siempre fue proyectada, orientada y realizada cuidadosamente; nunca nada al azar. Con las herramientas más elementales de observación, se puede asegurar que el trazo y la orientación del adoratorio de Ehécatl coincide en línea recta, de norte a sur, con la pirámide principal del recinto ceremonial de Tenochtitlán: el templo de Tláloc-Huitzilopochtli. Como se muestra enseguida, podemos constatarlo haciendo un trazo en un mapa satelital de Google uniendo esos dos puntos con una recta. Además, se puede verificar con un plano de las calles del Cetro Histórico, sobre imponiendo el trazado del área del Templo Mayor de Ignacio Marquina, ajustándolo en su extensión a las calles actuales como él lo propuso. Se agregan también las coordenadas geográficas, en longitud y latitud, de las dos pirámides y las unidades meridianas transversales universales (UTM) que les corresponden. 111


http://maps.google.com/maps?ftr=earth.promo&hl=en&utm_campaign=en&utm_medium= van&utm_source=en-van-na-us-gns-erth&utm_term=evl 112


En un plano simple se colocó el trazado de planta del recinto del Templo Mayor de Ignacio Marquina, delimitado sobre las calles actuales que antes ocupaba. Coincide el trazo en línea recta, de norte a sur, sobre la pirámide principal de ese recinto, hacia el adoratorio de Ehécatl. Se nota el paralelismo de la recta al trazo de las calles.

La correspondencia del alineamiento lo muestran sus coordenadas.

Geográficas: Latitud 19° 25' 30.907202953" N Longitud 99° 7' 57.540361890" O

Latitud 19° 26' 5.000191414" N Longitud 99° 7' 52.094404706" O

Proyección UTM WGS84, uso14, hemisferio norte. E 486234 N 2148934

E 486074 N 2147887

Coordenadas, fuente: http://maps.pixelis.es/

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PARA REESCRIBIR LA HISTORIA En la lectura recurrente de los Boletines del INAH para documentar este acervo, se encontró una referencia a este centro ceremonial que es imposible dejar de mencionar por su importancia: es una reflexión del maestro Francisco González Rul, respecto a un estudio que tituló “El Encuentro de Cortés-Moctezuma, Una Rectificación Histórica”. El título, en sí mismo, es suficiente para revalorar y darle la atención adecuada por lo que expone. Se menciona revalorar porque las fuentes históricas son pocas, insuficiente, imprecisas y aún contradictorias; lo que cita González Rul puede, justamente, rectificar la ubicación del lugar del primer encuentro entre Moctezuma y Hernán Cortés en noviembre de 1519, pues menciona que existen “…nuevos elementos de juicio basados en exploraciones arqueológicas recientes”. Se refiere a los hallazgos del centro ceremonial de Ehécatl, en 1968-1970, y los restos de la pirámide que él descubrió en el año de 1963. El Encuentro Cortés-Moctezuma, Una Rectificación Histórica. Francisco González Rul. Boletín del INAH No.1. Segunda época. Abril-junio de 1972. Págs. 15-18.

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Resumiendo, nos relata que existía un especie de “garitón” que muchos llaman el fuerte de Xoloco, sobre lo que hoy es Tlalpan y Chabacano, que más adelante comenzaba la calle que llegaba al recinto del Templo Mayor. Citando las fuentes de Hernán Cortés, Díaz del Castillo, Sahagún y Torquemada, deduce que hasta ese garitón llegó Moctezuma y que ahí se efectuó el encuentro con el ejército español. Nos dice que “la realidad fue otra, ya que Cortés menciona que el séquito de Moctezuma venía arrimado a las paredes (en plural) de la calle (Cortés, 1963: 58) y hay que hacer notar que sólo en el tramo comprendido entre el fin del recinto de “El Volador” y la actual calle de Lucas Alamán, había casas en ambos lados y que, a partir de dicho punto, en dirección a tierra firme, los caseríos se hallaban sólo en la parte oriental (Campan de Teopan) y al occidente de la calzada se extendía la ciénaga de San Antonio Abad”. La “parte oriental” del campan de Teopan es donde se encontraba el conjunto arquitectónico de Ehécatl, barrio de Cuezcontitlán o Cihuateocalli, como ya comentamos. Ibíd. Texto resumido.

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Barrio de Cuezcontitlán

San Antonio Abad

Campan de Teopan Acatlán

Calle de Izazaga

Xoloco (¿?)

Campan de Moyotla

Alfonso Caso sitúa Xoloco frente a Cuezcontitlán, lugar del adoratorio de Ehécatl. Xoloco estaba hacia al sur y no ubica Tocititlán. Los Barrios Antiguos de Tenochtitlán y Tlatelolco. Alfonso Caso. Memorias de la Academia Mexicana de la Historia. 1956. T. XV. No. 1, México D.F. Detalle.

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La gran calzada que unía el Templo Mayor hacia el sur era la de Iztapalapa; se cortaba en diferentes tramos para el paso de canoas y se unía por medio de puentes para la continuidad del tránsito. Hoy es la calzada San Antonio Abad y continúa con el nombre de Tlalpan. Coinciden los autores, nos dice González Rul, que fue cerca de la línea divisoria entre los barrios de Cuezcontitlán y Acatlán, como vimos en el mapa anterior, donde se encontraron por primera vez la corte del monarca mexica y el capitán español con su ejército. Citando las fuentes históricas en que se apoya, añade que dicho encuentro fue “donde posteriormente hubo casas de Pedro de Alvarado, que son las que llaman de Salcedo, junto a la Hermita de San Antón” La ermita de San Antonio Abad todavía existe y se encuentra del lado oriente donde inicia esa calzada; es seguramente la “hermita” (iglesia pequeña), que se menciona. Ob.cit.

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Es necesario citar las fuentes a que recurre González Rul: Cartas y Documentos, Hernán Cortés. México D.F. 1963. Pág.58. Historia de la Indias de la Nueva España, Fray Diego Durán. México D.F. 1951. T. II, 34. Historia General de las Cosas de la Nueva España, Fray Bernardino de Sahagún. México D.F. 1956. T. IV, 43. Monarquía Indiana, Fray Juan de Torquemada. México D.F. 1943. T. I, 450. Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España. Bernal Díaz del Castillo. México D.F. 1950. 118


Continúa González Rul que Fray Diego Durán es muy claro en afirmar que fue cerca de “…Tocititlán, que se encuentra casi junto a la primera cruz, que está en la calzada, a la salida de México…” (Durán, Ibíd. y II-186) y menciona que “Moctezuma y su séquito se detuvieron en Tocititlán para esperar que Cortés y su gente se aproximaran a la ciudad; y una vez que vio cercanos a los españoles, el tlahtoani subió de nuevo en sus andas y fue delante hasta encontrarse con Hernán Cortés, seguramente a corta distancia, en donde se dice que volvió a bajar y ofreció la bienvenida al extremeño”. Tocititlán, por lo que relata Fray Diego Durán, fue un centro ceremonial importante y grande. Solamente existe la referencia física de ese lugar por los restos de la pirámide que González Rul descubrió antes de que se localizaran enfrente los del complejo arquitectónico de Ehécatl. Podemos ubicar los lugares que se mencionan en los mapas de Rossend Rovira ya expuestos. Ob. cit.

119


Para tratar de imaginar e ilustrar el encuentro de Moctezuma con Hernán Cortés se recurrió al biombo que se exhibe en el Museo Franz Meyer. Los personajes indígenas, idealizados a la europea, muestran todas las fases de la conquista. Curiosamente este mueble perteneció a los “duques” de Moctezuma, descendientes del tlahtoani mexica , que Hernán Cortés llevó a España y se incorporaron, hasta la fecha, a la nobleza ibérica desde el S. XVI. La Muy Noble y Leal Ciudad de México- Conquista de México. S. XVII. Anónimo. Museo Franz Meyer. Foto del autor.

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De la espera, el encuentro y todo el ceremonial de recepción, agrega González Rul que “…se puede deducir que la estancia en el sitio de la entrevista fue muy prolongada y por ello es preciso desechar la idea de que ocurriera en plena calle y adoptar provisoriamente las afirmaciones de Durán: … en la hermita de la Diosa Toci, que allí junto al camino estaba, donde el poderoso Rey y el Marquez se asentaron en sus sentaderos , que aparejados les tenían (Durán , 1951:II,35), lo cual parece ser confirmado por Bernal Díaz, al escribir que se encontraron “… cerca de México, donde estaban otras torrecillas…” (Bernal Díaz del Castillo, 1950: IV, 333)”.

Pintura Anónima del año1783. Idealización del encuentro donde “Entra Cortés con su ejército, y es recibido por Moctezuma con muestras de gran amistad”, dice al pie de la obra. Fuente internet.

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Reflexiona González Rul, y con razón, que esas “torrecillas” corresponden al templo de la diosa Toci, pero que… “el sitio de la larga entrevista no pudo ser en esa pirámide por inadecuada, pero sí el sitio de enfrente: el Cihuateocalli” (Durán, 1951: II, 186), del barrio de Cuezcontitlán, que es el lugar del conjunto arquitectónico de Ehécatl, pues… “formaba parte de la misma área ceremonial del templo de Toci y contenía aposentos adecuados, como lo ha demostrado la reciente exploración arqueológica en la estación Pino Suárez del Metro (Gussinyer, comunicación personal)” Concluye que “ya localizado Tocititlán y explorado el Cihuateocalli, el sitio verdadero del encuentro se debe ubicarse entre la ermita de San Antonio Abad y Tocititlán, aproximadamente a la altura de la Plaza de San Lucas, tal vez en el extremo sur del Cihuateocalli. El lugar de la ceremonia de presentación y acatamiento fue el recinto interior del Cihuateocalli, que comprendía una superficie mayor que la actual de la estación Pino Suárez del Metro”. Ibíd. Texto resumido.

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Finalmente, agrega González Rul: “En el lugar que ocupa el Hospital de la Inmaculada Concepción, hoy Hospital de Jesús, Moctezuma regaló a Cortés los collares de “camarones de oro”. Con toda claridad se menciona que el tlahtoani los mandó traer de su palacio con uno u otros camareros (Cortés, 1963:58) (Torquemada, 1943: I-1451) y le fueron entregados al conquistador calles adelante, ya rumbo a sus aposentos y en el sitio mismo de la entrevista, en el Cihuateocalli. En cuanto a Vitzilan o Huiztlan, que literalmente significa “Lugar de Espinas” y debe interpretarse como “Lugar del Sur”, el topónimo es aplicable al sitio ocupado por el Hospital de la Concepción pero es de suponer que se refiere más correctamente a Tocititlan, como sugiere el enunciado del Cap. XVI, T IV, de la Historia General de las Cosas de la Nueva España. (Sahagún, 1956)”.

Ibíd. Texto resumido.

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Plano del lugar del primer encuentro entre Moctezuma y Hernán Cortés, en noviembre de 1519, propuesto por Francisco González Rul. ZÓCALO

TOCITITLÁN

CASAS VIEJAS DE MOCTEZUMA

RECINTO DEL TEMPLO MAYOR

HOSPITAL DE JESÚS

LUGAR DEL ENCUENTRO

XOLOCO

SAN ANTONIO ABAD

CIHUATEOCALLI (CENTRO CEREMONIAL DE EHÉCATL)

CASAS NUEVAS DE MOCTEZUMA

Plano de González Rul, editado. Ob.cit.

124


La rectificación histórica propuesta por Francisco González Rul debía tomarse con más seriedad, pues está avalada por Hernán Cortés como protagonista, Bernal Díaz del Castillo, testigo de los hechos; se refuerza por los frailes cronistas Fray Diego Durán y Bernardino de Sahagún, que son de los más confiables. Suena lógico que en ese lugar haya sido el primer encuentro entre Moctezuma y Hernán Cortés por la amplitud e importancia del Cihuateocalli, formados por Tocititlán y el conjunto arquitectónico de Ehécatl, pues esa área abarcaba dos hectáreas, como nos dice Rosalba Nieto, para encaminarse después al recinto del Templo Mayor. El lugar que ocupa la iglesia y Hospital de Jesús que mandó construir Hernán Cortés, donde se supone que fue el primer encuentro con el monarca mexica, carece de fuentes documentales que lo avalen. Además no existe ningún indicio que en ese lugar hubiese algún centro arquitectónico importante. 125


LOS DIOSES DEL ADORATORIO. En la estructura L.2 del adoratorio, tiene datos calendáricos que se notan incrustados. Es decir, de otro sitio.

Día 3 águila ( yei cuauhtli).

Año 2 caña ( ome ácatl).

Un Adoratorio dedicado a Tláloc. Jordi Gussinyer. Ob.cit. Foto del Autor. Ilustración Gussinyer.

126


“Cada estructura se construyó en épocas diferentes modificando sustancialmente su forma, orientación y dedicatoria como adoratorio, a lo que se le sumaban el enterramiento de ofrendas”, como cita Gussinyer.

El bloque superior (estructura L) de la pirámide, es la última etapa constructiva. Ibíd. Foto del autor. Texto resumido.

127


Continúa Gussinyer que: “Generalmente las pirámides circulares estaban dedicadas al dios Ehécatl –Quetzalcóatl … y se le llamó así a ésta por el hallazgo de la escultura antes mostrada”, (se refiere a la escultura de un ozomatli que veremos ampliamente más adelante).

Estructura “L”. Ibíd. Foto del autor.

128


La escultura del ozomatli se encontró al pie de las escaleras de la estructura L, pero ello puede ser meramente circunstancial por el proceso de detrimento que sufrió el lugar, pues el complemento original del cuerpo del adoratorio continuaba hasta el piso. Bajo el argumento de que la monita se encontró bajo esas escaleras y otros razonamientos, Doris Heyden propone que la última etapa constructiva del adoratorio, estuvo dedicado a otro dios.

Ob. cit. Boletín No. 36 del INAH. Jordi Gussinyer. Foto del autor y DEA.

129


Doris Heyden comenta que “…la estructura L es cilíndrica; tiene un diámetro de 4.30 m. y una altura de 1.55 m., llamado momoztli (altar grande). Es a Omácatl (nombre calendárico de Tezcatlipoca), a quien está dedicado este adoratorio. En la parte inferior, recordemos, se encuentra la fecha 2 caña (ome ácatl), que es la traducción literal de Omácatl”. Se observa que la losa incrustada con el año 2 caña, pertenece a la estructuras inferiores, las L 1 y 2.

Un Adoratorio a Omácatl. Doris Heyden. Boletín del INAH. No. 42. Diciembre 1970. Págs. 21-23. Texto resumido. Fotos del autor.

130


“El cilindro tiene una cenefa con clavos globulares que representan jades o chalchihuites (piedras preciosas)...”

“Por la forma circular del adoratorio y la orla se concluye que estaba dedicado a Omácatl, “dios de los convites…”, sintetiza el análisis de Doris Heyden. Texto resumido e ilustración de Doris Heyden. Ob. cit. Códice Florentino, Libro I, página 12. Foto del autor.

131


Vale la pena abundar respecto a la cenefa que circunda la parte superior del adoratorio y que tambiĂŠn tenĂ­a el muro oriente. Las franjas contienen clavos de piedra redondos incrustados. Otros monolitos incluyen esa banda de elementos circulares con un significado idĂŠntico.

Foto del autor y de la DEA. INAH

132


Hermann Beyer indica que en esta pieza “la cinta superior que vemos… tiene una fila de pequeños discos a la que corresponden dos hileras de figuras… la significación de estos discos blancos sobre fondo negro nos es difícil de adivinar: son estrellas. Por consiguiente, el cielo nocturno está indicado por la primera faja de la decoración del “Calendario”. Normalmente, los monolitos solares están en posición horizontal y a los lados o en el canto tienen la banda de círculos, donde se suman la representación del planeta Venus y pedernales que son rayos solares, como se observará adelante.

El Llamado Calendario Azteca. Hermann Beyer. El México Antiguo. Tomo X 1965. México. Págs. 134-256 Foto del libro.

133


Los “círculos” de estrellas en el Calendario Azteca.

En el canto

En la orilla Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

134


Otra pieza que cita Beyer es un monolito solar cilĂ­ndrico que en su superficie lateral contiene una banda del plano celeste. Procede de Cuernavaca, Morelos. Los cĂ­rculos son estrellas y debajo se aprecia sucesivamente el planeta Venus y rayos solares. Ob. cit. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

135


Altar del planeta Venus.

Esta monolito es un prisma cuadrangular, con los mismos elementos esculpidos en sus caras. La cita también Beyer y el Dr. Manuel Aguilar-Moreno en su obra “Arte Azteca”, nos cometa que en “…el registro de la parte superior es una secuencia de esferas que representan la bóveda de la estrellas”. Fuente internet: http://www.famsi.org/spanish/research/aguilar/Aguilar_Arte_Bib_es.pdf. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

136


Ehécatl-Quetzalcóatl con una banda celeste: los círculos son estrellas.

Códice Borbónico, página 51. Detalle.

Puede concluirse que la cenefa de clavos globulares del adoratorio son estrellas en una representación más abundante e intencional, recordando que el planeta Venus, Tlahuizcalpantecuhtli, también es una evocación de Ehécatl-Quetzalcóatl y debe haber una relación con la escultura del ozomatli que ahí se encontró. Códice Borbónico. Biblioteca Vaticana, Roma. Fuente internet: http://www.famsi.org/research/loubat/Borgia/thumbs3.html

137


RESTAURACIÓN DEL ADORATORIO DE EHÉCATL

Existen varios agentes y factores que destruyen la conservación de los bienes culturales: la luz solar, el polvo, la lluvia y la contaminación ambiental por hidrocarburos; la flora y fauna nocivas, además del descuido y la basura son la causa de un gran detrimento. La Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH se encarga del mantenimiento y restauración del adoratorio de Ehécatl, así como de su limpieza. Interviene un equipo especializado de arqueólogos y restauradores de esa dirección, con el apoyo del equipo de Restauración de Bienes Culturales del STC. La restauración y el mantenimiento se lleva a cabo con los procedimientos más originales, es decir, usando las técnicas más naturales como es la aplicación de una mezcla a base de cal con arena cernida y sal que la protege de microorganismos y le da un tono blanquecino, característica propia del acabado arquitectónico mexica. 138


Mantenimiento y restauración. Año 2002.

Año 2003

Última foto, el ilustre arqueólogo Luis Alberto Martos López.

139


El año 2009 fue crucial para la restauración de la pirámide, pues se intervino a fondo en las partes dañadas y se le reintegró una capa de estuco para protegerla y darle una presencia digna. El equipo de la DEA lo encabezó el arqueólogo Raúl Arana Álvarez, quien trabajó en el descubrimiento de ese centro ceremonial hace más de 40 años.

Fotos del autor.

140


Al equipo de restauradores y arque贸logos de la DEA, se sum贸 el de Restauraci贸n de Bienes Culturales del STC, personal de Servicio Social y otros adherentes.

Fotos del autor . Abril-junio 2009.

141


El arqueólogo Raúl Martín Arana, después de 40 años de haber participado en el descubrimiento de ese lugar. Foto del autor. 15 de julio 2009.

142


OTRO BASAMENTO PIRAMIDAL Hacia el sur del centro ceremonial que hemos visto, cerca del paso a desnivel de la avenida Fray Servando Teresa de Mier, se encontró un pequeño basamento piramidal muy similar del adoratorio de Ehécatl y que habría formado parte de ese conjunto.

Rescate de un Adoratorio Circular Mexica. Jordi Gussinyer. Boletín del INAH No. 4 Segunda época. Enero-marzo 1973. Págs. 27-32. Fotografías DEA. INAH.

143


Jordi Gussinyer relata que estaba orientado hacia el oriente. “Tenía 1.20 m. de altura y 4 de diámetro. Por su planta circular, también pudo estar dedicado al dios del viento”. La cenefa ornamental era similar a la del adoratorio de Ehécatl. Jordi Gussinyer. Ibíd. Texto resumido. Fotografías DEA. INAH.

144


Perspectiva (reconstrucci贸n).

Ob. Cit.

145


PLANOS

Ibíd..

146


Gussinyer afirma que se hallaron 13 adoratorios diseminados en toda el área de el centro ceremonial en el área de construcción de la estación Pino Suárez; 6 de ellos circulares en el que se incluye el presente que estaba en buen estado de conservación. Raúl Martín Arana, comunicación personal, comenta que aquellos, en su mayoría, estaban muy destruidos y que los mismos mexicas los habían abandonado. Los terrenos cenagosos los obligaban a reconstruir o cambiar de lugar constantemente, hasta que consolidaban un terreno. .

147


LA GRAN CASA DEL VIENTO La gran pirámide de Ehécatl-Quetzalcóatl que estaba al frente de la de TlálocHuitzilopochtli en el recinto del Templo Mayor, tiene antecedentes de sus vestigios en las excavaciones de construcción para el Metro en la línea 2, atrás de la Catedral sobre la calle de Guatemala que datan del año 1970. Los diarios de campo de los arqueólogos describen los restos de una “estructura de Quetzalcóatl” reseñando la posición y medidas correspondientes. La mención cobra importancia pues apenas en febrero del año 2010, bajo el Programa de Arqueología Urbana (PAU) del INAH, el arqueólogo Raúl Barrera dio a conocer que en la calle de Guatemala No. 16, en el Edificio Escalerilla se habían descubierto partes de lo que fue la gran pirámide de Ehécatl-Quetzalcóatl. La descripción data una planta cuadrangular sobre la que está una estructura cilíndrica que pertenecen a dos etapas constructivas del Templo Mayor. Comprenden la VI (1486-1502) y de la VII (1502-1521). Se calcula que la pirámide tenía un diámetro de 14 metros. Se estima que los datos de los hallazgos en la construcción de la línea 2 del Metro en 1970 antes señalados, pueden sumarse para enriquecer lo recientemente descubierto, cuarenta años después. Boletín del INAH. Febrero 2012.

148


Excavación de Salvamento Arqueológico en 1970 y del PAU en 2010. Plano de Ignacio Marquina del Templo Mayor y calles actuales.

Pirámide de Ehécatl-Quetzalcóatl

Año 1970

Áreas excavadas

Templo de Tláloc-Huitzilopochtli

Año 2010

Detalle del plano del Arq. Ignacio Marquina. Arquitectura Prehispánica. INAH-SEP. 1964.

149


Las pirámides de Tláloc-Huitzilopochtli y Ehécatl-Quetzalcóatl.

Fotografía del autor de la maqueta en la estación Zócalo del Metro.

150


Plano de la excavación de los restos de la “estructura de Quetzalcóatl” en la calle de Guatemala del año 1970 , en los Informes Técnicos del antes Departamento de Prehistoria del INAH, en las excavaciones de la L. 2 del Metro.

Calle de Guatemala

Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH.

151


Croquis de la “estructura de Quetzalcóatl” en la calle de Guatemala.

Diario de campo en el Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH.

152


El adoratorio de Ehécatl en la estación Pino Suárez, la que se encontró hacia el sur y los vestigios que se comentan, se suman a los templos dedicados al Dios del Viento en la ciudad de Tenochtitlán.

Restos de la pirámide en la calle de Guatemala No. 16 por el PAU del INAH.

Fotos tomadas del Boletín del INAH en internet.

153


UNA ESCULTURA SINGULAR: LA MONITA EMBARAZADA Las piezas arqueológicas y ofrendas encontradas en el conjunto ceremonial en Pino Suárez, son muy significativas y es necesario entrar en detalle de algunas, tanto por su valor como por su belleza, si es que podemos aplicar ese adjetivo a un arte tan difícil de entender o interpretar, pues la estética mexica es distinta a la percepción clásica de Occidente. La pieza que, a mi juicio, es la más representativa de este conjunto arquitectónico y que le da identidad como tal es la coloquialmente llamada monita embarazada, comentada parcialmente antes. Leer sobre esta escultura me causó la delicia de querer leer su imagen, tratar de percibir su auténtico simbolismo, la intención de su autor y la creación en sí misma. Buscar su información en las mejores fuentes y criterios posibles, fue trabajo menor al pensar cómo se enfrentó su escultor ante un bloque de piedra con un cincel y martillo no metálicos. Reflexión que bajo esa circunstancia, hace admirable a la escultura indígena: seguridad, exactitud, simetría, composición, armonía, etc. 154


Nos dice Jordi Gussinyer: “En una de las estructuras inferiores y al pie de la escalinata de ese adoratorio, se encontró una ofrenda muy importante. Es una escultura identificada como el dios Ehécatl”. Por esta pieza y la forma circular de la pirámide se dedujo que estuvo dedicada a ese dios.

Una escultura de Ehécatl-Quetzalcóatl. Jordi Gussinyer. Boletín No. 37 del INAH. Septiembre 1969. Págs. 29-32 Texto resumido. Fotos DEA. INAH.

155


Posición original del hallazgo. Se ha comentado que se quebró de antemano y fue puesta así como ofrenda, aunque es poco probable pues carecía de más elementos junto a ella y las ofrendas como tal casi siempre se depositaban en un recipiente como una olla o caja de piedra.

Fotos DEA. INAH.

156


En los laboratorios de limpieza, consolidaci贸n y restauraci贸n de piezas.

Fototeca del autor

157


Gussinyer la describe así: “La espléndida escultura está labrada en andesita vitrofírica de hornablenda, con 60 X 37 X 33 cm. En el cuerpo aun tiene restos de pintura negra (la noche) y rojo en la cara , manos y orejas, como evocación del Sol. La deidad tiene la figura de un mono (ozomatli) con la máscara bucal del dios del Viento (Ehécatl), además de dos serpientes: una que está enroscada desde la base y la otra que es su propia cola. Es una extraña y rarísima unión que es lo que le da una gran importancia por su simbolismo religioso, su calidad artística, gracia y delicadeza”. Jordi Gussinyer. Ob. cit. Texto resumido. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

158


Detalles

Fotos del autor. Sala Mexica. MNA.INAH.

159


Como una reflexión personal, observando esa interesante pieza, puedo agregar que la escultura tiene la característica excepcional de expresar un movimiento inigualable: la posición del pie izquierdo se entrecruza con el derecho hacia atrás y la flexión de las piernas sugieren un giro inminente de todo su cuerpo. En la base de la escultura está una serpiente de cascabel en espiral que sube por su pierna derecha y sostiene otra en la mano izquierda que es su propia cola. Las dos serpientes tienen una cresta en punta parecida a la máscara bucal del ozomatli. El trozo que sostiene en la mano derecha, debió tener otro ofidio similar, como se muestra más adelante en una pieza parecida. En la cuenca de sus ojos seguramente estaban incrustados otros materiales para enfatizar su expresión. La escultura, como menciona Gussinyer, tiene una gracia que contrasta con la fría estática monolítica común en los mexicas. Pero, ¿qué relación tiene el ozomatli con Ehécatl-Quetzalcóatl? 160


Primero debemos ver la forma en que el mono, ozomatli, se representa principalmente en los c贸dices. Es el onceavo d铆a del mes mexica.

Ilustraciones tomadas de internet.

161


El ozomatli, como evocación de Ehécatl-Quetzalcóatl, como lo vemos en la monita, es un primate con la máscara bucal de esa deidad.

Ehécatl es el segundo día del mes mexica. Ilustraciones del autor.

162


Quetzalcóatl

Ehécatl

Simbiosis viento-mono = asociación simbólica Ehécatl-Quetzalcóatl. Representaciones antropomorfas y zoomorfas: mono araña y saraguato.

Fotos del autor. Sala Mexica . MNA. INAH.

163


Recordemos que la historia y mitología de las culturas en Mesoamérica se transmitía de generación en generación en forma oral. Los mexicas fueron herederos de esa tradición: adoptaron y adaptaron esos relatos para formar su propia teogonía a la que agregaron dioses y la forma de percibir su propio mundo. La tradición oral tuvo un efecto de continuidad y propició una unidad cultural desde los olmecas, teotihuacanos, mayas, mixtecas, zapotecas, entre otros, de la que abrevaron con ahínco los fundadores de la Gran Tenochtitlán, principalmente de los toltecas. Entre la narraciones originarias la “Leyenda del Quinto Sol” relata el mito de la Creación del mundo y la humanidad en Teotihuacán, la “Ciudad de los Dioses”. El que nos interesa es el segundo intento de la Creación, el de “Nahui Ehécatl” (cuatro viento). En ese ciclo Quetzalcóatl restauró la vida y se convirtió en el mismo Sol. Pero Tezcatlipoca, convertido en jaguar, lo derribó de un zarpazo que causó un vendaval desarraigando los árboles y levantó a los seres humanos por los aires. Quienes no perecieron por los vientos, se convirtieron en monos. 164


Así entonces, los hombres sobrevivientes se convirtieron en monos en el “Sol Cuatro Viento” o “Ehecatonatiuh”. De ahí nace, estimo, la asociación de un mono con la máscara bucal de Ehécatl como una representación alegórica.

En el llamado Calendario Azteca se ven los Cuatro Soles en el “Nahui Ollin”.

Ilustraciones y foto del autor. Sala Mexica. MNA.INAH.

165


La evocación de un mono con Ehécatl, dios del viento, va más allá de lo que pudiera ser muy simple en el pensamiento de las culturas mesoamericanas, pues el simbolismo de su percepción es similar entre mexicas, mixtecos y mayas. Puede asegurarse que la monita embarazada es un mico de la especie saraguato, simplemente porque tiene cinco dedos en cada extremidad y el mono araña cuatro, aunque también es una referencia bajo la misma alusión.

Pie derecho de la monita.

Foto del autor. Sala Mexica. MNA.INAH. Saraguato. Fuente: internet.

Mono saraguato.

166


Para tener una idea lúcida del simbolismo mono-viento, citamos literalmente a la Dra. Marta Ilia Nájera Coronado:

“El Viento es una fuerza cósmica en los conceptos religiosos mesoamericanos; es movimiento, sustancia etérea. Yohualli Ehécatl es también tiniebla, aire y el aliento divino. Nace cuando el cielo, la tierra y el agua primordiales aún se confundían. Se le identifica con sus orejeras de oro torcidas en espiral, su collar en forma de caracoles marinos, su escudo con joyas de espiral de viento… En el altiplano central se muestra como un mono que se incorpora a la imagen de una serpiente de cascabel, puede representar el cuerpo torzal, lo que indica el movimiento arremolinado del viento en forma de espiral. El vientre abultado es el aire contenido a punto de soplarse”. Los Seres del Viento. Marta Ilia Nájera Coronado. Revista Ketzalcalli. No. 1. Año 2007. Págs. 35-48. Centro de Estudios Mayas. Instituto de Investigaciones Filológicas. UNAM. Texto resumido.

167


Nos abunda Ilia Nájera: Si “…la imagen simbólica del mono representa un mediador de lo sagrado… es por la identificación de este animal con el viento…, elemento sagrado considerado como una energía sacra que otorga la vida… el influjo espiritual… mensaje de los dioses . La relación del mono con el viento trasciende en Ehécatl-Quetzalcóatl, la deidad del viento entre los nahuas. Ehécatl se relaciona con el comienzo de la vida y el nacimiento, como dios creador, dador de la vida, era no sólo el aire, sino el aliento de vida, este dios se manifiesta como un mono con actitudes humanas”. Comenta sobre la pieza del ozomatli que estamos viendo, la monita embarazada, que “…sobre un pedestal en el que se enrosca una serpiente de cascabel, presenta las piernas cruzadas y el cuerpo girando sobre su eje vertical lo que recuerda los remolinos de viento; porta la máscara de Ehécatl y tiene la boca abierta por la que emana su aliento que se convertirá en la vida, en el soplo vital.” Ob.cit.

168


En el reportaje del INAH del “Primer Encuentro de Investigadores de las Regiones de Oaxaca y Área Maya”, se informó que la doctora Ilia Nájera “….propuso algunas líneas para desentrañar, además, que el mono podría ser una manifestación del dios del viento entre los mayas como lo evidencia la iconografía en sus códices y cerámica, pues en esa cultura no existe un dios del viento como en la mexica o mixteca”. Nuevamente recurrimos a sus palabras que nos ilustran sobre la relación entre el viento y el mono en los mayas: “…entre las especies que más pueden evocar al viento, dadas sus características, son el Atele o mono araña, por sus gráciles movimientos y la facilidad para desplazarse de un árbol a otro, y el saraguato o aullador, pues origina con su voz con una amplitud y fuerza extraordinaria que ruge como el viento mismo”.

Fuente internet: paginah.inah.gob.mx:8080/.../sSalaPrensa_04?...Archivo%20Medios

169


Continúa que “…en los códices mayas del Posclásico existe una figura antropomorfa cuyos rasgos faciales derivan de los del simio, y que se clasifica como el dios C. A su glifo se le asigna el número 1016 y los epigrafistas lo leen como k’u o ch’u, concepto que entre sus significados destaca el de “sagrado, sacralidad, perfecto, alma.

La elección de una imagen simbólica del mono para representar a lo sagrado, el dios C, el K’u, creo que es por su identificación con el viento, elemento considerado como una energía sagrada que otorga la vida; el viento es como un flujo espiritual y un mensaje de los dioses, es un medio por el que las deidades transmiten su sacralidad. De esa manera el estrecho vínculo entre los simios y el viento debió ser la razón para elegir sus rasgos y representarlos de forma esquemática en los códices, para expresar una forma especial de sacralidad, el k’u que se manifestaba como el viento...”

Ibíd.

170


En los códices se le ve “… sobre una estrella, en el centro del cosmos, en el interior de una nube, sobre un templo de piedra o una cueva, sobre el mar, sentado sobre la cabeza de la gran deidad celeste o bien sobre la Vía Láctea”, concluye Ilia Nájera en “Los Seres del Viento”.

Página 68a, Códice Dresden. Los Seres del Viento, Marta Ilia Nájera Coronado. Ob. cit. Fuente Códice Dresden : http://www.famsi.org/spanish/mayawriting/codices/dresden. html

171


Páginas10c y 96a del Códice Madrid. Museo de América. Madrid, España.

Fuente internet: http://www.famsi.org/spanish/mayawriting/codices/madrid.html

172


En la página 39 del Códice Nutall de origen mixteco, se ven dos monos asociados con serpientes. Están flanqueados a la izquierda por Tláloc y a la derecha por Ehécatl, que hacen referencia a la lluvia y el viento.

Códice Nutall, Graz, 1987. Museo Británico, Londres. Fuente Internet: http://www.famsi.org/spanish/research/pohl/jpcodices/pohlmixtec1.html

173


De la colección de Justin Kerr vemos estos ejemplos de piezas mayas del Clásico Tardío (700-900 d.C.), una escultura y tres vasos, en las que el viento y sus atributos ponderan su encarnación en el mono araña .

K3272

K7602 Chamá, Guatemala.

K6063

K2592 Tequisate, Guatemala.

http://research.mayavase.com/portfolio_hires.php

174


La simbología del mono, como hemos visto, se aleja de una simple representación zoomorfa. Su significado se amplía aún más con lo que el antropólogo Hermann Beyer a principios del siglo pasado escribió: “...la cultura intelectual de los antiguos mexicanos demuestran que la mayor parte de los mitos son descripciones y explicaciones de hechos astronómicos. En la Mitología tenemos la trilogía de ciencia, filosofía y religión”. Introducción en la que el ozomatli tiene una acepción más intensa. Beyer crea una teoría en la que reconstruye el “… antiguo sistema de constelaciones mexicas tomados del mito de Quetzalcóatl, y que no conocían el verdadero sentido de ella por ser tolteca, nobleza a la que tanto se ufanaron por pertenecer”. Él se refiere a los mexicas que se impusieron un proceso de aculturación para autenticar su dominio político como casta de nobles. La Astronomía de los Antiguos Mexicanos. Hermann Beyer. Anales del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología. T. II. Núm. 3 a 5 Agosto- Octubre de 1910. Y Núm. 6 a 8 de Noviembre-Enero de 1911.


El tema de las constelaciones en las culturas mesoamericanas es una cuestión que se ha tratado poco, excepto por los estudios que existen de la astronomía de los mayas y la obsesiva exactitud de sus cálculos calendáricos, que poco se reflejó en los mexicas. Es del conocimiento popular la astrología del zodiaco de Occidente que se creó desde hace siglos. En la antigüedad a las estrellas brillantes se les dieron multitud de formas con nombres de dioses, héroes o animales siempre ligados a una mitología o religión. Esas constelaciones se crearon trazando líneas imaginarias uniendo las estrellas. El zodiaco sumerio tiene una antigüedad de 2 000 años A.C. y tuvo un predominio definitivo en babilonios, griegos y romanos. Pasó al resto del continente europeo y se diseminó por todo el mundo, que aún hoy ejerce una influencia terminantemente especulativa con sus propuestas. El zodiaco mexica, de origen tolteca como menciona Hermann Beyer, que aunque no da la fuente, es muy poco conocido y, desde luego, no tiene ninguna influencia mitológica o simbólica de Occidente. 176


Zodiaco Occidental convencional que circunda la esfera celeste, que incluye la eclĂ­ptica de la Tierra y la del Sol.

Fuente: internet

177


Beyer nos muestra el zodiaco de origen tolteca y que los mexicas usaron dándole un carácter particular a los símbolos que lo componen. El manto estelar es el hemisferio septentrional del ecuador celeste. Nos dice que “…en la recreación del zodiaco tolteca, formado por trece constelaciones, más una central, inicia con la cabeza de la serpiente Quetzalcóatl que para los mexicas era el inventor del calendario. Esa serpiente zodiacal de la noche es la xiuhcóatl. Su cabeza es la primer constelación y el fin de la cola es la treceava. Estas se ven en el Calendario Azteca”. Las 14 constelaciones están formadas por el perfil de las cabezas de animales y otros elementos que son los que designan los veinte días del mes mexica. El ozomatli, situado al centro, es el motivo de esta cita. Ob. cit. Pág. 68-69

178


El zodiaco tolteca, retomado por los mexicas, por Hermann Beyer.

Ob.cit.

179


Lo que llama la atención es que el ozomatli ocupa la constelación central, a lo que Beyer comenta “… que por esa causa un antiguo historiador dice que Tezcatlipoca se representaba por los tezcocanos en forma de mono”.

De la misma manera, refiriéndose a la constelación Polar, hace una rectificación a Försteman, respecto al zodiaco mexica, citando lo que él sostenía respecto a que la Osa Menor tenía como base a la constelación del ozomatli, sino que la Osa Mayor compone ante todo esa constelación junto a la de Draco, pues Försteman decía que la Osa Menor cuya “… forma parecía en la imagen de un ozomatli, es decir, mono, que se detenía con su cola sobre el polo y se daba vueltas sobre él”.

Ibíd. Págs. 271 y 285.

180


Al respecto, recordemos que la monita embarazada está parada sobre una serpiente que tiene un movimiento en espiral. La doctora Ilia Nájera cita también un plato de arcilla (5 X 43.3 cm. de diámetro), de Calakmul, Campeche, del Clásico Tardío. Describe que “…un mono despliega una larga cola enrollada en una gran espiral que se asemeja a un remolino de viento”.

Los Seres del Viento, Ob.cit. Foto del autor. Sala Maya. MNA. INAH.

181


Hermann Beyer en “La Constelación Polar en los manuscritos Mexicano-centroamericanos”, detalla las estrellas del zodiaco convencional que forman la constelación tolteca del ozomatli: la Osa Mayor, la Osa Menor, Draco, Cepheus, Cassiopeia y Perseus. La Estrella Polar, al centro, es el ojo del mono.

El México Antiguo, Sociedad Alemana Mexicanista. Tomo X. 1965. Impreso en México. Tomo en homenaje al antropólogo Doctor Hermann Beyer. Texto resumido. Págs. 285-290.

182


Trazo de las constelaciones convencionales en un “manto estelar”.

Ilustración del autor.

183


Las estrellas de las seis constelaciones y algunos de sus nombres.

Aldhiban Alderamin Al farik Thuban

Pherkab

Alkaid Caph

Alioth

Shedar

Polaris Dubhe

Segin

Merak

Ruchbah

Perseus

Ilustraci贸n del autor.

184


El perfil del ozomatli que se us贸, con el trazo de l铆neas imaginarias, para darle forma a esa constelaci贸n.

Ob.cit.

185


Trazo de l铆neas imaginarias para formar el perfil del ozomatli, centro del zodiaco mexica. Su ojo es la Estrella Polar.

Ilustraci贸n del autor.

186


También como propuesta, agrego en lo personal, que siguiendo el trazo de la cabeza del ozomatli, fundida con la máscara bucal de Ehécatl, se puede inferir que en la constelación mostrada, cabe más bien el perfil de ese dios por la prolongación bucal en punta que se nota bien en el trazo de las estrellas.

Ilustración del autor.

187


Resumiendo, se puede concluir que la importancia de la monita embarazada se debe a su excepcional simbolismo y la estética de su seductora ejecución; por el movimiento giratorio que el ozomatli está a punto de realizar, impulsada por la serpiente en espiral que le sirve de base; por la máscara bucal que tiene insertada para darle los atributos del hálito creador del dios del viento y como constelación central del zodiaco indígena. La creativa abstracción primigenia del viento como movimiento en una personificación zoomorfa en la leyenda del segundo ciclo de la Creación, leyenda de origen teotihuacano, predominó en Mesoamérica e influyó en forma determinante en la teogonía mexica: la monita embarazada es un resumen lúcido de esa concepción. El saraguato es un mico que habita en el sureste de la república mexicana; la profundidad y volumen de su aullido, a parte de tenebroso e intimidante, se comparan con el sonido de un ventarrón. El mono araña se suma a la misma representación o se le confunde con el primero, pero casi siempre comparten las mismas singularidades. 188


OTRAS PIEZAS ARQUEOLÓGICAS Y OFRENDAS RECUPERADAS EN EL CENTRO CEREMONIAL DE EHÉCATL Vaso ceremonial en forma de espiral, llamado Copa Flor, de 28.5 X 18 cm. De origen cholulteca. “Tiene cuatro tallos en posición helicoidal que remata el borde en forma de corola. Con una rica policromía y diseño de delicados elementos; muestra a los señores de Tenochtitlán y Tlatelolco”. Cédula del catálogo No. 154 en: El Imperio Azteca. Ed. The Salomon R. Guggenheim Foundation N.Y. CNCA. INAH. México, Año 2004 Becket Lailson Tinoco. Texto resumido.

Foto del autor. Sala Mexica. MNA.INAH.

189


En el cuerpo de la Copa Flor hay un detalle que vincula la pieza con el lugar del hallazgo: un ave-serpiente tiene sobre su largo pico la mĂĄscara bucal de EhĂŠcatl, similar a la que muestra la monita embarazada con la serpiente que sube por su pierna derecha.

Fotos e ilustraciĂłn del autor.

190


En las piezas arqueológicas localizadas en el centro ceremonial de Ehécatl, destacan las ofrendas, sobre todo las que estaban contenidas en cajas de piedra, llamadas tepetlacalli. Jordi Gussinyer comenta sobre una de las más importantes: “Como se mencionó antes, la llamada pirámide de Ehécatl- Quetzalcóatl tiene varias etapas de construcción superpuestas. Por su importancia, comentaremos otra que pasa desapercibida. Es la segunda de arriba hacia abajo y también circular; en su tiempo fue un adoratorio dedicado a otro dios. Ahí también se encontraron ricas ofrendas orientadas hacia el poniente y oriente, siendo este último el punto principal de orientación. Lo curioso es que está yuxtapuesta en una plataforma cuadrangular de otra época y ajena a ella, ya que la primera está orientada al poniente”. Un Adoratorio dedicado a Tláloc. Jordi Gussinyer. Boletín No. 39 del INAH. Marzo de 1970. Págs.7-12. Texto resumido.

191


Estructuras L1 y L 2, etapas constructivas anteriores en comento. estructura L

estructuras L1 y L 2

Ilustración de los adoratorios anteriores sobre los que se construyó la última etapa dedicada a Ehécatl. Fotos e ilustración del autor. Plano Gussinyer. Ob.cit.

192


Estructura L1: “Por la ofrenda encontrada en el lugar que se indica, se deduce que en esa etapa constructiva el adoratorio estuvo dedicado al dios Tláloc…”, deduce Gussinyer.

Caja de piedra, “tepetlacalli”

Ob. Cit. Plano de Gussinyer. Foto DEA.

193


La ofrenda a TlĂĄloc que encontrĂł en febrero de 1969, es una caja de piedra labrada en andesita vitrofĂ­rica de hornablenda; la tapa es del mismo material. Conserva restos de pintura azul. 39 cm. altura, 36 anchura y 49 de longitud.

Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

194


En su interior se encontraron caracoles marinos del Golfo de México pintados de azul, otros más pequeños y de distinto género también de ese lugar. Otros cuatro proceden del Océano Pacífico, además un collar de cuentas de piedra. De las vasijas, la negra parece ser de procedencia teotihuacana por su forma y acabado, explica Gussinyer. El color azul de la caja y los caracoles, es el preciado azul maya. Gussinyer. Ob. cit. Texto resumido. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

195


Por el material arqueológico encontrado en el adoratorio, quedó establecido que la estructura más reciente, la L, estuvo dedicada a Ehécatl-Quetzalcóatl por la escultura del ozomatli y la inmediata inferior, la L 1, al dios Tláloc por la ofrenda que se mencionó.

Ehécatl-Quetzalcóatl

Tláloc

Detalles de recuadros del Códice Borgia, páginas 9 y 12. Fuente internet: http://www.famsi.org/research/loubat/Borgia/thumbs3.html

196


En el mismo centro ceremonial se encontró otro tepetlacalli, de mayor tamaño, 60 cm. de altura y por lo menos 1 mt. por lado. Está hecho por lajas de piedra unidas sin pulir por fuera. En cada una de las caras interiores tiene los glifos 13 caña, 13 pedernal, 13 casa y 13 conejo. Estos representan el final de cada trecena con que se formaba el siglo mexica (xiuhmolpilli), de 52 años. Los símbolos ácatl, técpatl, calli y tochtli son los portadores de los años numerados sucesivamente del 1 al 13. Cada trecena se llamaba tlalpilli. Cubren toda la cara interior de cada lado y pintados de rojo. En su interior había un sapo de piedra, puntas de flechas de obsidiana, puntas de maguey y huesos de perro. Se localizó en la estructura L 3. Lo que llama la atención es que la representación con el fin trecenal de los cuatro signos portadores de los años no se ha visto en alguna otra escultura, códice o lápida. “El Salvamento Arqueológico en las Excavaciones del Metro de la Ciudad de México”. Jordi Gussinyer. B.B.A.A. Información Americana. Sin fecha. 15 págs.

197


Tepetlacalli de “Fin de Siglo�, localizado en la estructura L3, en enero de 1970.

Estructura L3

Lugar del hallazgo

Planos de alzado y planta de Gussinyer. Ob.cit.

198


Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

199


SIMBOLOS DE LOS AÑOS MEXICAS ACATL

TECPATL

CALLI

TOCHTLI

CAÑA

PEDERNAL

CASA

CONEJO SIGLO MEXICA

LOS CUATRO SIGNOS NUMERADOS DEL 1 AL 13, CONSTANTEMENTE, FORMAN EL SIGLO MEXICA, XIUHMOLPILLI, DE 52 AÑOS.

1

1

1

1

2

2

2

2

3

3

3

3

4

4

4

4

5

5

5

5

6

6

6

6

7

7

7

7

8

8

8

8

9

9

9

9

10

10

10

10

11

11

11

11

12

12

12

12

13

13

13

13

Ilustración del autor.

200


Caras interiores de la caja de piedra. Cada año está vinculado a un punto cardinal. 13 técpatl

13 tochtli

Sur

Norte Ilustraciones y fotos del autor. MNA.INAH.

201


13 calli

13 รกcatl

Oeste

Este

Ilustraciones y fotos del autor. MNA.INAH.

202


El fondo del tepetlacalli tiene grabado un Tlaltecuhtli zoomorfo.

Ilustraci贸n y foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

203


El fondo del tepetlacalli con la imagen de Tlaltecuhtli tiene un significado relevante: es la Tierra como el primer plano de entrada al inframundo, es un monstruo con las fauces abiertas en forma de sapo. Este dios también puede tener una figura antropomorfa como se encuentra esculpido en la base de apoyo de Coatlícue, que no se ve.

Ob. cit. Ilustración y foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

204


Este sapo se encontró entre las ofrendas del adoratorio de Ehécatl. Está hecho en piedra, recubierto de estuco y coloreado de azul. El dios Tlaltecuhtli en el fondo del tepetlacalli de las trecenas en forma de sapo se refleja a sí mismo, como una metáfora, con esta pieza en forma más realista . Recordemos que Eduardo Matos Moctezuma dice que “… es la representación de la tierra como primer nivel de paso al inframundo” y “centro entre los niveles celestes y el inframundo”.

El Salvamento Arqueológico en las Excavaciones del “Metro” en la Ciudad de México. Jordi Gussinyer. Sin fecha. Pág. 94. Eduardo Matos. Ob. cit. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

205


¿Este tepetlacalli con la designación de los cuatro años trece, es una ofrenda dedicada a honrar un fin de siglo mexica, el xiuhmolpilli y celebrar el inicio de un nuevo ciclo? En la cuenta de los años mexicas mostrados, corresponden a la cronología del calendario gregoriano de la siguiente forma: 13 ácatl = 1427 o 1479 13 técpatl = 1440 o 1492 13 calli = 1453 o 1505 (poco probable) 13 tochtli = 1466 o 1518 (poco probable) Los acontecimientos más importantes que destacan en esos años, tenemos que en 1427, 13 ácatl, subió al trono Itzcóatl. Muere en 1440, 13 técpatl, y se designa tlahtoani a Moctezuma Ilhuicamina. El monolito solar, llamado Calendario Azteca es erigido en el año 1479, 13 ácatl, como se ve gravado en la parte superior de esa pieza. 206


Leonardo López Luján y Marco Antonio Santos, comentan sobre otro tepetlacalli, de la colección Leof, que tiene al exterior de sus caras los 4 signos de los años mexicas, pero con el numeral cuatro. Hacen referencia a la caja con los numerales 13 que comentamos y señalan que son “cofres de tiempo-espacio estructurado con Tlaltecuhtli que indican la secuencia temporal de las direcciones cardinales”. Construida “con cuatro losas de andesita rosa, todas ellas esculpidas y pintadas de rojo en sus caras internas”, como ya vimos. Ubican la caja en la estructura L2, con otras cuatro también con ofrendas en forma de quincunce (es un cuadrángulo con cuatro círculos en cada esquina y uno central). El tepetlacalli con los años trece, estaba al centro. Gussinyer comenta que esas cuatro ofrendas se localizaron más abajo de la caja trecenal con otra que estaba al centro y que esas cinco estaban relacionadas entre si; que eran más pequeñas y menos importantes; formadas de lajas, contenían cuchillos de pedernal, cuentas de collar, copal y otros elementos. “El Tepetlacalli de la Colección Leof: Imagen Cuatripartita del Tiempo y el Espacio”. Leonardo López Luján y Marco Antonio Santos. Estudios de Cultura Náhuatl. No. 43 Enero-Junio 2012. Págs. 7-46. Texto resumido.


El lugar del hallazgo del tepetlacalli con las cuatro ofrendas.

Croquis en el Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología. INAH. .

208


Los dos tepetlacallis y la ofrenda que se mostraron, están en exhibición en el Museo Nacional de Antropología. En total fueron siete las cajas con ofrendas que se localizaron en las diferentes etapas constructivas del adoratorio de Ehécatl. Se muestra el lugar de su hallazgo y el contenido de otra.

Croquis en el Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH.

209


Tepetlacalli de 1.04 m. de largo, 0 .67 de ancho 0.70 de altura. ContenĂ­a siete crĂĄneos y treinta y siete cuchillos de obsidiana.

IbĂ­d. Fechado el 5 de febrero de 1970.

210


Gussinyer nos describe otra ofrenda: En el nivel de la estructura L 3 “…se recuperó otra escultura en muy buen estado de conservación, pues estaba colocada dentro de una caja hecha de piedras y labradas en su interior. La caja estaba recubierta de estuco. Dentro había también una vasija azul, cuentas de collar de piedra y bolsas de copal. El frente de la escultura estaba orientada hacia el poniente”. Comenta sobre otras ofrendas muy variadas y los elementos que las componían, sin más información.

Deidad Descubierta en el Metro. Jordi Gussinyer. Boletín del INAH No. 40. Págs. 41-42. Ilustración Gussinyer. Foto DEA. Texto resumido.

211


Escultura encontrada al interior de la ofrenda que se mencionó. Doris Heyden la describe detalladamente y la identifica como Nappatecuhtli, “el cuatro veces señor” y deidad del agua y los puntos cardinales. Sus atributos y vestimenta la relacionan con Tláloc y con Xiuhtecuhtli. Conserva sus colores originales. 40 X 17 X 18 cm. Deidad del Agua Encontrada en el Metro. Doris Heyden. Boletín del INAH. No. 40 Junio de 1970. Págs. 35-40. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

212


Otras piezas localizadas en la excavación de la pirámide.

Huehuetéotl, dios del Fuego, pieza de origen teotihuacano. Reutilizada por los mexicas como parte de una ofrenda. Posición y estado en el sitio del hallazgo. Fotografías DEA .INAH.

213


Huehuetéotl, es uno de los dioses indígenas más antiguos.

Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

214


Pebetero. Lugar del hallazgo y restaurado en exhibici贸n.

Fotograf铆as del autor. DEA y Sala Mexica. MNA.INAH.

215


De la misma forma que el pebetero anterior. Es admirable el trabajo de restauraci贸n.

Fotograf铆as del autor. DEA y Sala Mexica. MNA.INAH.

216


Cajete con vertedera. 12.2 X 29.5 X 23.8 cm. Elaborado en arcilla, estĂĄ decorado con elegantes trazos geomĂŠtricos y grecas, llamadas propiamente xicalcoliuhqui. Foto del autor. Sala Mexica MNA. INAH.

217


El SACRIFICIO RITUAL Nadie, en su sano juicio, puede justificar el sacrificio ritual de humanos; es horrendo e irracional. Como sabemos, en las excavaciones arqueológicas que abarcan desde la época del Preclásico hasta el Posclásico son abundantes los hallazgos de restos por muerte sacrificial. Los sacrificios humanos y las guerras de invasión son una historia común en todos los pueblos del mundo. Justificar la muerte de unos para la supervivencia de otros, aún hoy, es una práctica cotidiana, con o sin el permiso de los dioses. Cual sea la razón de esa sin razón, siempre será incomprensible. En la época prehispánica se sacrificaba para asegurar los privilegios que recibían de sus deidades. Acaso, o más bien, la inmolación de humanos fue un arma estratégica para sostener el poder político bajo un régimen teocrático, que manipulando el miedo y el terror a la muerte, se imponía a una sociedad que vivía siempre en guerras de conquista y sometida a la agonía de ser inmolada selectivamente, a la que se sumaban los vencidos en el campo de batalla. 218


En la construcción de la L.1, del tramo de San Pablo hasta Izazaga se rescataron muchas osamentas, incluidas las del adoratorio de Ehécatl. Los objetos que se encuentran junto a ellas, definen si fueron enterramientos ceremoniales por sacrificio o simplemente luctuosos, a los que se sumaron también los de la época colonial. Abundaron también las osamentas de animales. Aquí se observa varios cadáveres con los brazos en cruz sobre el tórax. Las extremidades inferiores, al parecer, están cortadas a la mitad.

219 Foto DEA. INAH.

219


Entierro ritual de un menor, de uno o dos años, con un pato junto a su cabeza. El Salvamento Arqueológico en las Excavaciones del “Metro”, en la Ciudad de México. Jordi Gussinyer. B.B.A.A. Información Americana. Sin fecha. Pág. 95. Fotos DEA. INAH.

220


Restos de un felino.

Fotos DEA. INAH.

221


En mayo de 1968, estos restos se encontraron, con otros, frente al atrio de la iglesia de San Pablo que sirvió como panteón en la época colonial. Perteneció a un indígena de edad media. En las extremidades inferiores tiene unos grilletes llamados “apremios” y otro en la rodilla izquierda, que servían para hacer confesar a los presos por medio del dolor. Estudio de los Restos de un Sujeto con Grilletes Encontrado en la Plaza de San Pablo, Ciudad de México. Luis A. 222 Vargas Guadarrama. Anales del INAH. Época VII. Tomo II. 1969. SEP. INAH. Págs.67-99. Texto resumido.


OTRAS PIEZAS DE LAS EXCAVACIONES DEL STC Museo Nacional de Antropología del INAH, Sala Mexica.

Fotos del autor. Sala Mexica MNA. INAH.

223


En la calle de Tacuba para la construcción de la Línea 2, entre Palma e Isabel la Católica, a una profundidad de 6 metros se encontró una gran escultura zoomorfa en piedra andesítica de 73 x 66x 49 cm. Representa a Xólotl, “Compañero del Sol”, dios gemelo de Quetzalcóatl, que se encargaba de recibir a los muertos. En el área del Templo Mayor se encontró otra igual, pero muy dañada.

Una Cabeza de Jaguar. Jordi Gussinyer. Boletín No.38 del INAH. Diciembre 1969. Págs. 40-42. Texto resumido. Xólotl, no jaguar. Alfonso Caso. Boletín No.39 del INAH. Marzo 1970. Texto resumido. 224 Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH y DEA.


Gussinyer nos informa que en la construcción de la Línea 2, sobre la calle de Guatemala, atrás de la Catedral Metropolitana, se encontró un interesante adoratorio casi completo. Se destaca por su cuidadoso sistema constructivo compuesto de un perfil exterior de la clásica disposición de talud y tablero teotihuacano; la escalinata con robustas alfardas y un pequeño atrio que precede el cuerpo está orientado al poniente. Cubierto de estuco, estaba decorado con pinturas de tipo religioso. Como tal, esta estructura refleja la influencia de la arquitectura de Teotihuacán en los mexicas. La excepcional estructura fue desmontada para exhibirse en el Museo Nacional de Antropología.

Un Adoratorio Azteca Decorado con Pinturas. Jordi Gussinyer. Boletín No. 40 del INAH. Junio 1970. Págs. 30-35. Plano e ilustración de Gussinyer. Texto resumido.

225


Planos de la estructura encontrada detrรกs de la Catedral.

Ob.Cit.

226


La pirámide fue desmontada y embalada para trasladarse al jardín de la Sala Mexica del MNA, donde se colocó nuevamente.

“Rescate de un Adoratorio Azteca en México D.F.”´Jordi Gussinyer. Boletín del INAH No.2. Época II, julio-septiembre 1972. Págs. 21-30. Foto del boletín y del autor. MNA.INAH.

227


Leopoldo Batres inició las exploraciones del Templo Mayor a principios del S. XX. Los hallazgos, hasta hoy, son inagotables y sorprendentes. A partir del año1967 por la construcción de la Línea 2 del Metro, de la estación Zócalo a Allende, se dan una serie de interesantes descubrimientos por ser una zona aledaña a ese recinto ceremonial.

Tacuba

Sahagún y el recinto ceremonial de Tenochtitlán. Eduardo Matos Moctezuma. Revista Arqueología Mexicana, No. 36. Págs. 22-31. Texto resumido. Ilustración de Julio E. Romero Martínez.

228


Entre los aĂąos 1900 a 1934, atrĂĄs de la Catedral Metropolitana, Leopoldo Batres encontrĂł una gran cantidad de vestigios entre el que destacan estas miniaturas de instrumentos musicales con una deidad y que formaban parte de una ofrenda de un juego de pelota.

Ob. cit. Texto resumido.

229


En esa misma área, en la construcción de la línea 2 del Metro, atrás de la Catedral y por ser contigua al recinto del Templo Mayor, Jordi Gussinyer localizó este altar-ofrenda donde estuvo la cancha de juego de pelota antes referida, con lo que se complementaron los hallazgos de Leopoldo Batres.

El Salvamento Arqueológico en las excavaciones del “Metro” en la Ciudad de México. Jordi Gussinyer. Sin fecha. Pág. 94. Texto resumido. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

230


Brasero de guerreros deificados, cuauhtecas. LĂ­nea 2 del Metro. Hecho de arcilla. Tiene sus colores originales. 99 x 88 x 77 cm.

Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

231


detalles

Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

232


Estas dos piezas que se encuentran en el Museo del Templo Mayor, son semejantes a la que se exhibe en el MNA. La cédula indica que fueron encontradas en el Centro Histórico durante la construcción de la línea 2 del Metro, hacia 1969. Representan personajes “semidescarnados que portan un collar conformado con manos, así como un yelmo de ave rapaz, probablemente de lechuza… que se relacionaba con la muerte, la noche y el inframundo”.

Foto del autor. Museo del Templo Mayor. INAH 233


“Altar de un guerrero en una pared de corazones humanos, en acción ritual”, dice la cédula en el MNA. El individuo porta una vestimenta muy rica. En una mano tiene un punzón de hueso para el auto sacrificio y en la otra una bolsa de copal. Conserva restos de su color original. Medidas: 59.5 X 41.5 X 29.5 cm. El arqueólogo Leonardo López Luján y el historiador Guilhem Olivier, identifican al personaje como Moctezuma Xocoyotzin, hijo de Axayácatl.

Boletín No. 42 del INAH. Pág. 47. Noticias de los Museos. Diciembre, 1970. Foto del autor. Museo del Templo Mayor. INAH.

234


El recuadro que tiene sobre su cabeza designa el año10 conejo, que corresponde al año 1502. En ese año murió el tlahtoani Axayácatl y su hijo, Moctezuma Xocoyotzin, tomó el poder.

La Estera y el Trono. Los Símbolos de Poder de Moctezuma II. Leonardo López Luján y Guilhem Olivier. Revista Arqueología Mexicana No. 98. Págs.40-46. Texto resumido. Foto del autor. Museo del Templo Mayor. INAH. 235


Parte superior de la pieza.

La parte superior del monolito tiene dos glifos alusivos al tema: el año 2 caña (1507), en que se celebraba el inicio de otro siglo, que los mexicas computaban cada 52 años, el Xiuhmolpilli o Fuego Nuevo, y el día 1 venado en que nacían los niños nobles destinados a ser gobernantes. Ibíd.

236


Vasija de uso ceremonial en forma de mono que caracteriza a la época tolteca. Se identifica por su dureza y brillo metálico con reflejos plomizos, dice la cédula del MNA. Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

237


Entierro ritual con cuchillos de sacrificio en la boca y nariz. Encontrado cerca del recinto del Templo Mayor. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH. Datos de la cĂŠdula.

238


Cerámicas polícromas de uso común y para ofrendas. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

239


Platos de arcilla, decorados finamente y vidriados. Son originarios de la regiรณn cholulteca.

32 cm. de diรกmetro.

22 cm. de diรกmetro.

Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

240


Este interesante plato trĂ­pode, ricamente decorado con grecas, debe tener las mismas caracterĂ­sticas de origen que los anteriores. Foto del autor. DEA

241


Plato trĂ­pode con doble compartimiento con refinados ornamentos. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

242


Vasija de barro espléndidamente decorada con grecas. Muestra cuatro grabados de un Guerrero-Coyote. Mide 15.5 cm. de altura, y 15 de diámetro. Esta pieza y las anteriores con este colorido, proceden de la cerámica de origen mixteca-poblana, método reproducido después por los mexicas y que se conoce como Azteca-Polícromo. Catalogadas como vasijas tipo códice, su decoración contiene una pictografía con conceptos religiosos; el fondo naranja refleja una acepción relacionada a la luz como antagonismo de la oscuridad.

Foto del autor. Sala Mexica. MNA.INAH.

243


Detalle (girado) del Guerrero-Coyote. Foto del autor. Sala Mexica. MNA.INAH.

244


Copa decorada y bruĂąida.

Olla con grecas ondulantes. Fotos del autor. Sala Mexica. MNA y Museo Nacional del Virreinato en TepotzotlĂĄn. INAH.

245


Base para brasero ceremonial. Se encontró en la esquina de República de Guatemala y Brasil del centro de la ciudad. Se supone que estaba colocada en la entrada poniente del Templo Mayor, llamada Acatlayacapan o Tezcacoac, donde empezaba la calzada hacia Tacuba. Una Base para Brasero Ceremonial Tenochca. Jordi Gussinyer. Boletín INAH No. 3 Época II. Octubre- diciembre 1972. 246 Págs. 17-22. Texto resumido. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.


En la excavación, como se ve en los planos de alzado y planta de Gussinyer, se encontraron varios cráneos, cuchillos de sílex y obsidiana, cascabeles de cobre, collares, pectorales y otros objetos. Tiene 85 cm. de diámetro y 1 m. de altura.

Gussinyer. Ilustración . Ob.cit

.

247


Maquetas de arcilla. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

248


Rostros de Mictlatecuhtli. Dice la cédula del MNA: “Las deidades del inframundo también recibían el sacrificio de los jugadores del Ullama, estas imágenes de la muerte, expresan el realismo macabro que tanto gustó a los escultores de la época mexica”. Fotos del autor. Patio de la Sala Mexica. MNA. INAH.

249


Utensilios de barro indígenas; monedas y objetos de uso doméstico de barro y metálicos de la época colonial. Foto del autor. Sala Mexica. MNA.INAH.

250


Instrumento musical, teponaxtli, de terracota, 15.5 x 25 x 10.5 cm., con la deidad Macuilxóchitl, “Cinco flor”. Se le llenaba de agua para producir tonos especiales de percusión. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

251


Instrumento musical, omichicahuaztli, hecho de un fémur humano Hueso Grabado en el Centro de México. Gerardo Cepeda Cárdenas y Raúl Martín Arana. Boletín del INAH No. 31 Marzo de 1968. Págs. 38-41. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH. 252


Detalles del omichicahuaztli.

Muestra un fino grabado con varias deidades, una fecha, una banda celeste y otros símbolos en estilo códice. Posteriormente se le hicieron las muescas para usarlo como instrumento musical. Se encontró en la línea 1 del Metro, en la esquina de las calles de Izazaga y Bolívar a una profundidad de 2.25 m.; mide17 cm. Ob.cit. Texto resumido. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH. Ilustración del boletín.

253


El grabado en el f茅mur. Dibujo de Toru Ihomata, agosto 1967.

Ilustraci贸n, ob. cit.

254


Nelly Gutiérrez comenta sobre este grabado que tiene un disco solar donde está el dios Tonatiuh; se le identifica por el penacho, la nariguera y la franja de los ojos; sentado de frente y con las piernas cruzadas; tiene la cabeza inclinada y en su boca un canuto para sorber la sangre. Se aprecia una banda celeste con el planeta Venus y los círculos son estrellas. En el recuadro está señalado el año “ácatl” con nueve o diez numerales, que pertenecerían a los años 1475 o 1515. Los personajes de la izquierda, el de abajo, ostenta un tocado de colibrí, puede ser Huitzilopochtli. El que tiene al frente, por los detalles de las plumas, las borlas, el fleco y otros detalles, sería una alusión de Moctezuma Xocoyotzin o un personaje ataviado como aquel dios. El de la derecha, muestra un tocado con dos pedernales y una especie de antifaz, son de los atavíos que porta Tezcatlipoca. En suma, la escena muestra un ritual de sacrificio. Las seis muescas incisas son posteriores al grabado para usar el hueso como instrumento musical. “Sobre un Fémur Grabado Perteneciente a la Cultura Mexica.” Nelly Gutiérrez Solana. Anales del IIE , UNAM. 1983. Texto resumido.

255


Sello de barro con grecas en espiral y un ave al centro. Se usaba para tatuajes corporales temporales. Omichicahuaztli de fĂŠmur de mono araĂąa. Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

256


Incensario.

Figurilla de barro con la personificación del perro Xóltl, identificado con Quetzalcóatl por las orejeras y el medallón.

Pequeña figura de una mujer realizando una ofrenda floral.

Fotos del autor. Sala Mexica MNA. INAH.

257


Personajes con algún tipo de minusvalía.

Fotos del Autor. Sala Mexica. MNA. INAH.

258


Al inicio de construcción de la línea 1, se localizaron lebrillos o pateras de barro de la época virreinal. Son platos de barro muy sencillos que se utilizaban para tomar líquidos o caldos. Los frailes que daban asistencia social a los pobres e indigentes, los usaban abundantemente para las obras de caridad. Para testimoniar su obra pía, en el fondo estaba grabado un monograma que identificaba a los donantes. Su hechura es muy tosca. Cuando se rescataron, los sellos se “calcaron” con un lápiz sobre papel. Su medida varía entre 6 a 8 cm. de altura y de 22 a 25 cm de diámetro. Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología. INAH. Fotos del autor.

259


Algunos ejemplos de los monogramas en los lebrillos.

260 IbĂ­d.

260


Registro y calca en un “diario de campo” del monograma en el fondo de un lebrillo.

Ibíd.. Fotos del autor. Museo Nacional del Virreinato en Tepotzotlán. INAH.

261


PRIMEROS AUDIOVISUALES DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CONSTRUCCIÓN DEL METRO En el año de 1988, la Subdirección de Salvamento Arqueológico y el Sistema de Transporte Colectivo, crearon cinco audiovisuales sobre los descubrimientos arqueológicos en la construcción del Metro. En ellos se informa de las actividades de salvamento arqueológico en la construcción de las líneas 3, 5, 6, 7 y 9. Los audiovisuales, originalmente en trasparencias de 35 mm. (en los que el autor participó en la producción fotográfica), se transfirieron a película en formato de casete “Beta”. Actualmente ya existe su resguardo en DVD. Se muestran algunas piezas de esa producción. 262


Audiovisuales Arqueología en la Ciudad de México Luís Alberto López Wario y Pedro Francisco Sánchez Nava. Arqueología en la Línea 9 del Metro María Moreno Cabrera, Erika Contreras Erdt, Marco Ayala Ramírez , Francisco Ortuño Cos y Rafael Ruiz. Arqueología en la Línea 3 norte del Metro María de Jesús Sánchez Nava. Arqueología en la Línea 5 del Metro Margarita Carballal Staedtler y María Flores Hernández. Arqueología en las Líneas 6 y 7 del Metro Carlos Noé Parra Martínez y Román Aurelio Chávez Torres. 263


Guerrero Águila tallado en hueso de venado, de 6 cm. En otras fuentes se asegura que es de hueso humano. Localizado en la estación Azcapotzalco. L.6 Foto del autor. Dirección Salvamento Arqueológico. INAH.

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Señalan los arqueólogos respecto a las monedas que “…del material encontrado en otras Líneas, cabe destacar las monedas de varias épocas encontradas en la estación Mixiuhca de la Línea 9, donde se localizaba el Canal de la Viga.”

Los arqueólogos llaman “arqueología histórica” a los hallazgos que datan después del año de 1521 hasta los de años recientes. Las monedas encontradas de la época colonial, hasta el S. XX, entran en ese término. Documental “ Arqueología de la Línea 9 del Metro “ Subdirección de Salvamento Arqueológico y el STC. Varios autores. Año 1988.Textos resumidos. Fotos archivo de la Dirección de Salvamento Arqueológico.

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Agregan que en Mixiuhca “… se instaló en el año 1750 una garita para controlar la entrada y salida de mercancías...”

Ibíd. Fotos archivo de la Dirección Salvamento Arqueológico. INAH.

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“La garita funcionó como oficina de hacienda para recabar impuestos...”

Monedas del S. XIX-XX

Ibíd. Fotos archivo de la Dirección Salvamento Arqueológico. INAH.

267


La garita “…dejó de funcionar el año de 1896. El hallazgo de estas monedas, único de todas las excavaciones, es un indicador de los cambios histórico-económicos de la ciudad ”, concluyen.

Ibíd. Fotos archivo Dirección Salvamento Arqueológico. INAH. Textos resumidos.

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OTROS HALLAZGOS DE ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA En la construcción de la línea 7, cerca de Chapultepec, cuando se reubicó el Monumento a los Héroes de la Batalla de Molino del Rey se encontraron en su interior objetos colocados ahí en memoria de la guerra de México contra la invasión estadunidense, que ocurrió el 8 de septiembre del año de 1847. Con el arqueólogo Francisco Sánchez Nava a cargo del salvamento, se rescató una “caja de tiempo” en buen estado de conservación que contenía periódicos, monedas, litografías de esa época y un acta donde constaba ese hecho. Además, se recuperaron las urnas con los huesos de Ignacio Comonfort, Michel Echegaray, Lucas Balderas y Francisco Peñuñuri que participaron en esa batalla.

Síntesis del rescate Arqueológico del Metro. 1978-1995. Recopilación de Ernesto Negrete García. Construcción del Metro. Ciudad de México No. 17 Enero 1997. D.D.F. Sría. de Obras y Servicios. DEGECOST. Pág.8


Una de las monedas en la “caja de tiempo” del Monumento a la Batalla del Molino del Rey. Ibíd. Pág. 11

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La recuperación de monedas en las excavaciones es frecuente. En la construcción de la L. B se encontraron 25 piezas de cobre llamados maravedíes. La sociedad indígena practicaba el comercio por medio del trueque para adquirir y vender bienes o servicios, cambiando unos productos por otros. También se usaban como valor de cambio los granos de cacao, telas de algodón, cuentas de jade y oro en polvo. En la época colonial se implantó el uso de la moneda como único valor de compra-venta; otro cambio a las costumbres en el que hubo resistencia, pues el maravedí, por ser de cobre, era menospreciado por los indígenas que, incluso, los tiraban a la laguna. El primer virrey Don Antonio de Mendoza emitió la primer ordenanza de acuñación en el año de 1535; el rey Carlos V lo prohibió en 1537 y Don Antonio en 1542 ordena nuevamente la emisión de 2 y 4 maravedíes. Para 1556 se suspendió la circulación de esa moneda. Las 25 piezas en referencia se encontraron cerca de la estación La Lagunilla, Eje 1 Norte y Brasil, en lo que fuera una casa del barrio de Atenantitech, habitada por nobles tlatelocas. Monedas del S. XVI en la Ciudad de México. Ma. De Jesús Sánchez Vázquez y Alberto Mena Cruz. Revista Arqueología Mexicana. No. 65. Págs. 72-75. Texto resumido.

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Dos maravedíes. Anverso y reverso.

Cuatro maravedíes. Anverso y reverso. También conocidos como vellón de cobre.

Ob. cit. Fotos del texto.

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COMENTARIO FINAL

Este trabajo, breve en sí mismo, muestra parte del acervo cultural que se descubrió en las excavaciones de la construcción del Metro. Es indudable que cuando contemplemos este tipo de arte, nuestra percepción será diferente y no solamente por lo que represente esa creación. Hay mucho más: imaginar a la gente que las creó, la cultura a la que pertenecieron, lo que creían, lo que sentían, la época que vivieron. Los indígenas fueron una sociedad tan disímil en cuanto a sus mitos, con una religión impactante; los alcances de su ciencia y astronomía admiran y contrastan; el pragmatismo de su organización política, social y militar domina Mesoamérica por medio de incansables invasiones y su mundo es truncado de la misma forma por una conquista en que la fuerza militar fue inimaginable, inesperada y superior por alianzas. A la antigua ciudad desbastada se sumó la etapa de la Colonia como un nuevo piso en el que en su proceso histórico se consolidó el país que hoy habitamos, siempre cambiante, que no perdió ni olvidó sus raíces.

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En esas raíces profundas tratamos de entender su arte: sus creaciones son vigorosas y de una belleza que, más que excelsa, impacta o violenta. Forjan un estilo propio, un simbolismo profundo en las que está implícita una capacidad expresiva que rebasa la imaginación, pues desempeñó una función determinante en lo social, político y religioso. Habría que preguntarnos respecto a los que crearon esas piezas qué educación o conceptos recibían de lo que es el arte para crearlo tan insólito. Si normalmente pensamos que el arte siempre debe ser la representación de lo bello, lo sublime o lo que estimula los sentidos y la mente, aquí se rompe la regla. El artista está iniciado para transmitir en la escultura , en los intrincados códices, en el maleable barro y la pintura mural, las más recónditas abstracciones religiosas que son inconfundibles en las culturas mesoamericanas. Lo radical de su simbolismo, bajo el mandato de sus dioses, es un espejo brutal que refleja con sus prácticas religiosas una muerte cotidiana que dispone de la vida del hombre para asegurar su propia continuidad en medio de la naturaleza y el cosmos. 274


Sólo podemos concluir que el arte mesoamericano es único e inusitado, pues no tuvieron ninguna influencia cultural de otro continente. De los olmecas a los mexicas, que existieron en distintas épocas, hay una línea que se hace incesante y las une con cambios progresivos y distintivos en cuanto a representaciones de deidades, en formas para significar y expresar lo invisible, lo intangible con lo tangible simbólico. Es una corriente en la que existe una continuidad cultural total. Su estética conmocionó, aún hoy, los conceptos del arte creados en el Viejo Mundo. Beatriz de la Fuente nos dice de los dioses mexicas: “Las deidades siempre exhiben aspecto antropomorfo, completado con símbolos de distinto orden que les confieren su esencia sobrenatural. El arte sagrado representó lo invisible por medio de lo material; con frecuencia las imágenes de dioses resultaron en imágenes fantásticas dotadas de atributos híbridos sin parangón en la naturaleza”. Para qué de la Historia en el Arte Prehispánico. Beatriz de la Fuente. Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas. UNAM. Núm. 089. Págs. 7-21. México D.F. Otoño 2006.

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Continúa Beatriz De la Fuente :“El estilo de las artes visuales mexicas se caracteriza por su impecable estructura y por su profunda energía concentrada. Sus formas (se) recogen sobre sí, se constriñen y compactan a la espera del detonador que las hará revelar sus significados más profundos. No interrumpen el espacio, y el tiempo que las rodea congela la eternidad de sus emociones contenidas.” Cuando se “descubrió” América en el año 1492, sus diferentes grupos étnicos estaban en un proceso de desarrollo socio cultural muy diferente por la aparición tardía del hombre en este continente y su evolución fue vertiginosa. En esa línea de tiempo, el imperio mexica en 1519 vivía al margen de una Europa en plena época del Renacimiento, herencia cultural grecolatina que conquistó al mundo. España se había liberado de los romanos y árabes que la ocuparon por casi mil años de los que asimiló una gran legado cultural. La influencia española en el Nuevo Mundo generó finalmente una universalidad recíproca. Tengo la certeza que lo único que se perpetúa y no perece a través de la historia, es el arte; los imperios, sí. 276


Agrego, finalmente, lo citado al principio: este trabajo hace referencia a lo que los arqueólogos encontraron al inicio de las excavaciones en las líneas 1, 2 y 3 del Metro, a las que se agregaron hallazgos de otras líneas. Se mostraron fotografías de las piezas que se exhiben en el Museo Nacional de Antropología y que son las más importantes. Con el afán de documentar, en primera instancia como una búsqueda personal que va más allá de la simple curiosidad, reuní toda la información que dio por producto este trabajo. Recurrí a los Boletines del INAH, con ilustraciones y planos como principales fuentes, así como algunos diarios de campo de los arqueólogos. Se reunió información de libros, revistas e internet, respetando escrupulosamente fuentes y autores. Insisto en que estos hallazgos se suman de forma natural al conjunto de la historia de México y no los hacen exclusivos en un apartado especial, pero sí distintivos por la naturaleza del tamaño y profundidad de las excavaciones de esa construcción. De cualquier manera, siento que es insuficiente lo que se muestra, por la cantidad y calidad de todo lo que la Dirección de Salvamento Arqueológico recuperó. 277


Recurro, finalmente, otra vez a Jordi Gussinyer con un resumen de su apreciación del trabajo realizado en esos años: “el resultado de una magnífica experiencia para la arqueología, y la historia de México, por lo que se encontró aledaño al centro de la ciudad casi siempre restringido por la premura de la construcción. La excavación de 250 pozos de prospección y de niveles estratigráficos. El rescate de casi 100 toneladas de tiestos –casi 700 piezas- y un gran número de figurillas, maquetas de edificios, instrumentos musicales, pipas, figurillas de animales, etc. Una gran abundancia de cerámica polícroma tipo cholulteca con primorosos diseños en rojo de platones trípodes con soportes circulares de gran diámetro y profusa decoración, frente al edificio de la Suprema Corte de Justicia. Los vestigios arquitectónicos, en lo que ocupa el primer lugar el centro ceremonial de Ehécatl y del que sólo se conservó la estructura en la estación Pino Suárez”, (de la que aquí se hizo una amplia referencia y muestra de las piezas y ofrendas ahí localizadas). Añade el hallazgo “de 45 loros un una sola ofrenda”.

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Gussinyer. Sin fecha. Ob.Cit. Texto resumido.


“En esa misma área, abundaron lo guajolotes, patos silvestres, una especie de grulla y otras aves acuáticas, además de las osamentas en entierros rituales. Respecto a pintura mural, comenta una estructura circular” (posiblemente la que señalamos atrás de la Catedral), “y parte de otra estructura que debió estar pintada exteriormente y que pertenecían al recinto del Templo Mayor, aunque no se pudieron determinar debido a las limitaciones y dificultades de las obras de salvamento. También frente al edificio de la Suprema Corte de Justicia, cerca del Palacio Nacional, se localizaron construcciones prehispánicas de carácter civil, grandes edificios o verdaderos palacios, con restos de columnas, pisos y muros bien tallados. De los 300 entierros localizados, se añaden restos de construcciones de iglesias, conventos, artefactos y cerámica de la época colonial…”. Total, que nuestra ciudad guarda en el subsuelo un conjunto de espejos que forman un mosaico cultural infinito y sorprendente. El autor.

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AGRADECIMIENTOS A los arqueólogos Luís Alberto Martos López y Verónica Velásquez de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH, por permitir la digitalización del material fotográfico de las excavaciones iniciales en la construcción de STC. En especial, al maestro Raúl Martín Arana Álvarez por sus comentarios y excepcional calidez humana. A la maestra Ma. Guadalupe Sánchez Miranda, de los Laboratorios y Apoyo Académico del INAH, por conceder el acceso a la biblioteca de ese lugar. A las autoridades del Museo Nacional de Antropología, INAH-CNCA, por el cuidado y belleza de ese recinto y por el libre acceso público para tomar fotografías. Al antropólogo José Concepción Jiménez López, de la Dirección de Antropología Física, por acceder a que se fotografiara el cráneo del “Hombre del Metro Balderas” A José Luis Ramírez Ramírez, de la Coordinación Nacional de Arqueología, INAH. RECONOCIMIENTO

A todos los arqueólogos y científicos de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH por su denodada labor de redescubrir y conservar la Historia de México. A la Biblioteca del Museo Nacional de Antropología por el acervo que resguarda. A la Revista Arqueología Mexicana por su invaluable labor de difusión. 280


Contacto: Carlo Ardán Montiel J. Fotografía Documental carlo_ardan@yahoo.com.mx www.carloardanm.blogspot.mx/ ****************************************** GOBIERNO FEDERAL Secretaría de Educación Pública Instituto Nacional del Derecho de Autor Registro Público del Derecho de autor: 03-2012-080110181900-01 México, D.F. Agosto 2012.



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