
2 minute read
Dedicoria
Nuestra tierra Colombia, es una pintura para donde mires, es un espectáculo de naturaleza; en mis años de niña visitaba constantemente un sitio que quedaba cerca a mi casa enclavado en el filo de la cordillera central, sitio preferido por mi madre para que los domingos fuéramos a esperar la llegada del mi padre, que venía de la población más cercana de comprar el mercado para la familia y sus trabajadores Existía…. como mandado hacer…. un mirador natural que me permitía divisar desde la montaña, un enorme cañón al fondo de la empinada montaña y donde miraba la Desde allí podía ver cuando ya le faltaba poco para subir una medio empinada lomita y llegar a nuestra casa, recuerdo tanto que era grande, de ladrillo cómoda, pero a su alrededor solamente se veían arboles muy altos, pequeñas matas de café y altos cultivos de caña de azúcar donde extraían su miel para preparar Uno de los recursos económicos de la familia. la panela……… llegada de mi padre. tarde.
Mis paseos favoritos era ir los domingos sola, por un senderito estrecho adornado por un pasto verde que siempre se veía salpicado por pequeñas góticas de rocío color plata. La hora preferida de mi visita era las 5 de la Porque sabía que era la hora en que asomaría mi padre, lo veía saliendo del cañón montado en su caballo negro, pero ocurrió algún día…. que escuché un murmullo, y que me hizo voltear a mirar de donde salía aquel murmullo…… sin dejar rastro alguno.
Advertisement
Pude ver su linda piel gris y su alcancé a ver una carita curiosa, con unas largas orejas, unos ojos redondos y brillantes que estaban analizando a la intrusa barriguita blanca, traté de moverme un poco pero no esperó que mis movimientos pasaran de ahí, saltó inmediatamente desapareciendo
Mi amor por él fue inmediato, como buena géminis que soy soñadora, lo hacía participar de mis juegos de niña solitaria.
Bautizándolo con el nombre de PEPE
PEPE, nunca faltaba a mis llamados imaginarios Él sabía que siempre contaría con su agua servida, su dulce mirada ahí
P resente siempre siempre estaba. Bueno algún día con el pretexto de estar pendiente de la llegada de papá, fui al mirador una vez más, pero PEPE no apareció. que espectáculo tan bello!!!
Ese día se escapaba en las profundidades del impactante cañón una bola roja y redonda bola como de fuego, no pude saber si llegaba o se escondía, si era el sol que se retiraba a descansar o una bella luna, que venía a iluminar la noche, Como sería la altura del sitio observador que para ver la luna no era necesario alzar la cabeza y mirar hacia el cielo sino mirar a lo más profundo del cañón… y allí imponente en medio de riscos y profundos precipicios, aparecía ella puntual a cumplir su labor, iluminando la noche.
Pero mi objeto primordial era lograr volver a ver a mi Pequeña Amistad (PEPE) y así revisando mi entorno sobre un senderito estrecho observé algo sobre el pastico eran unas bolitas negras, brillanticas y como niña observadora revisé el pastico del entorno donde lo había visto por primera vez, solamente encontré esas bolitas redonditas negras y como hechas a mano, lo cual me mostraba que PEPE, si existía, que no era solamente mi Imaginación; pero el mi pequeña amistad, no iba a permitir que los humanos, le quitaran su libertad su privacidad; no iba a perder su familia amorosa, por más que le ofrecieran jaulas de oro.
PEPE entonces siguió formando parte de mi imaginación adornando mis juegos infantiles con sus largas orejas, sus grandes ojos redondos y brillantes; solamente existirían en mi habitación replicas de Conejitos de felpa en honor a PEPE, MI PEQUENA AMISTAD.