3 minute read

EL ORIGEN DEL KARATE HECHO UN CUENTO

El origen del karate hecho cuento

De kmdcuentosorientales.blogspot. com.ar extrajimos esta historia sobre el surgimiento del karate. Un relato al estilo oriental con un mensaje final sobre los valores que las artes marciales consigue forjar entre sus practicantes.

Advertisement

El Rey Sho Shin

Hace muchísimos años en unas islas del Oriente jugaban los dos mejores amigos: Sho Shin y Ming. Les gustaba jugar a las orillas del mar saltando de roca en roca, lanzaban piedras con tanta fuerza de una isla a otra. pero su juego preferido era correr como el viento en el silencio, sentados colocaban sus espaldas muy juntas esperaban a que el silencio llegara y cuando el viento detenía su paso, ambos se paraban rápidamente y el más veloz sacaba el pañuelo que el otro tenía en la cabeza, de un salto llegaban a la roca más cercana y se quedaban allí, inmóviles haciendo equilibrio en solo un pie, el último que caía era el ganador así, podían pasar horas en esa posición, eran tardes llenas de juegos, de saltos y de risas entre los niños.

Hasta que un día Ming se fue con sus padres a otra isla más grande llama China, donde siempre recordó a su amigo Sho Shin con mucho cariño, en cambio Sho Shin que nunca entendió porque su amigo se fue, lo recordó con dolor, nunca más jugo a los juegos que acostumbraba con Ming, se volvió gordo y poco ágil, no le gustaba que alguien tuviera algo que él no poseía y se dedicó a quitar cada bien a cada persona de la isla, comenzó así a juntar riquezas y pronto se transformó en el rey Sho Shin de Okinawa, el cual cuidaba mucho sus riquezas y para no perderlas mando a sus soldados al pueblo a quitar cualquier arma que alguien tuviese para no sentirse amenazado de perder sus riquezas.

Sho Shin, sólo dejo un cuchillo para el pueblo el cual estaba encadenado a un árbol en el centro de la plaza, para que la gente del pueblo pudiera cocinar y hacer sus labores.

Kihon era un pequeño que sabía leer y escribir y todas las noches acompañaba a su padre hasta el árbol de la plaza para que tallara los escudos del rey Sho Shin , su padre que lo conocía desde pequeño siempre le contaba lo bueno y ágil que era cuando niño y jugaba con Ming, su mejor amigo y lo mucho que cambio cuando Ming se fue.

Después de un tiempo Okinawa comenzó a sufrir ataques de otros pueblos y los okinawences no tenían como defenderse. Kihon que muchas veces escucho a su padre hablar de lo bueno que era Sho Shin cuando pequeño y de lo mucho que cambio cuando perdió a su amigo, le mando una carta a Ming el mejor amigo de Sho Shin, para pedir ayuda, ya que el rey era indiferente con el sufrimiento del pueblo, Kihon recibió sólo una respuesta secreta de Ming, un puño bordado con letras doradas que decía: Kihon: se respetuoso, leal, disciplinado y nunca dejes de honrar a tu pueblo, pronto llegan, Kihon no entendió pero solo hizo y repitió lo que el puño decía, semanas más tarde a la isla llegaron 36 familias y entre sus ropas tenían bordado la misma figura que le envió Ming, sin embargo no dejaban que otros vieran los dibujos. Era algo importante que sólo podían compartir con algunos. Kihon comprendió que Ming los envió, ellos se hacían llamar la comunidad de las 36 familias a escondidas de Sho Shin y esta comunidad no sólo les enseño de las plantas y de los animales sino que les enseñaron el arte del combate sin armas.

Pasaron muchos años y Okinawa fue invadido por los japoneses, Kihon y los okinawences tuvieron que defenderse solo con lo aprendido, usando sus manos ante los armados japoneses, a lo que los japoneses llamaron Okinawa-te. (la mano de Okinawa)

A los japoneses le gustó mucho esta forma de combate y decidieron estudiarla e implementarla en su vida diaria y le llamaron Karate (manos vacías). Fue así como el pequeño Kihon se convirtió en el más avezado de los practicantes de esta disciplina y fue llevado a Japón a difundirla entre los suyos y siempre llevaba consigo el puño bordado el cual solo mostraba cuando sus discípulos eran respetuosos, leales, disciplinados y honraban a su pueblo.

Hoy muchas personas se quedan fijas mirando el puño bordado de Kihon … sólo algunas pueden descubrir lo que Ming escribió y Kihon leyó.

This article is from: