La urss desmintiendo

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que las consecuencias de la invasión alemana produjeron males todavía bastante mayores que los que habían de evitar y detener. Por supuesto, esta no fue una guerra humanitaria, y mucho menos lo fueron las llevadas a cabo contra Yugoslavia, Irak, Libia o ahora Siria, donde simplemente se inventaron las excusas. Lo que tienen en común es que fueron y son guerras geopolíticas y comerciales, antes y ahora. Empujada, en el caso que hablamos de Polonia, con la enorme ayuda del poder del Vaticano en toda Europa, que movilizaría y empujaría a los millones de católicos a apoyar la guerra que estaba preparada contra Rusia. Y aquí Polonia sería sacrificada por obtener un beneficio mayor. Cabe recordar, no obstante, que Polonia había ayudado hasta entonces en sus invasiones a la Alemania nazi, participando en el desmembramiento de Checoslovaquia y buscando quedarse con una parte de esta. Por tanto, la imagen de una Polonia pura e inocente que sufre el injusto ataque de un agresor, sin haber hecho nada a nadie, tiene poco de real. Polonia hablaba el mismo lenguaje de Hitler respecto a su “espacio vital” y la necesidad de tomar nuevos territorios. Mirando hacia Rusia en este sentido. El que fuera ministro de relaciones exteriores de Polonia, el coronel Beek, fue claro respecto a la política que había seguido el país: Uno de los mayores responsables por la tragedia de mi país es el Vaticano. Demasiado tarde me doy cuenta de que hemos seguido una política exterior en favor de los fines propios de la Iglesia católica 34.

La fe, muchas veces ciega, del pueblo polaco tendría sus costes. La iglesia ya preparaba a Polonia para su anexión por parte de Alemania. En abril de 1939, Giovanni Battista Montini (futuro Papa Pablo VI), indicó al encargado de negocios polaco que si Polonia entraba en guerra con Rusia esta sería una guerra justa. Las presiones de los nuncios y delegados apostólicos en París y Londres iban en la línea de que Francia e Inglaterra no ayudasen al gobierno soviético. El nuncio papal Cortesi instó tanto al presidente polaco Moscicki, como al coronel Beck, que indicaran a la prensa que tenía que usar un tono mesurado al hablar o referirse al Tercer Reich. El mismo Papa Pio XII intervino para que Polonia cediese en la cuestión de la ciudad de Danzig (actual Gdansk), que había sido solicitada por Hitler en abril de 1939. Pese a la fuerte oposición polaca, que ahora ya veía claras las intenciones de la Alemania nazi, Pio XII se mantiene firme en su gran objetivo final, expresando su política de esta forma: Nulla é perduto. Tutto puo esserlo con la guerra 35 36. 34 35

Avro Manhattan. The Vatican in World Politics. Poland and the Vatican. London: C.A. Watts & Co. Limited, 1949. Karl Heinz Deschner. La política de los Papas en el siglo XX. La Tragedia de Polonia. Vol.II. Yalde, 1994.

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