UNA MIRADA ÍNTIMA A LA REVOLUCIÓN El fotógrafo español Miguel Ángel Sánchez se trasladó a Egipto justo a tiempo para vivir la revolución detrás de su objetivo. Sus imágenes, recopiladas en un libro y una exposición, reflejan las inquietudes y la verdadera historia de quienes han luchado para que comience el cambio. POR INMA FLOR FOTOS MIGUEL ÁNGEL SÁNCHEZ
El fotógrafo madrileño Miguel Ángel Sánchez llegó a Egipto en 2009 y, desde entonces, «ha retratado en su estudio a ochenta residentes de El Cairo. Músicos, pintores, ministros, verduleros, limpiabotas, activistas políticos... A todos los ha fotografiado con un teatral claroscuro y un vívido contraste de sombras y luces. Tanto en su tenebrismo como en su realismo, son imágenes muy en deuda con grandes maestros del Barroco como Caravaggio», atestigua The New York Times. Estos personajes se han parado ante su cámara y han hablado de ellos mismos y de su situación sin artificios, escudados tras una relación de amistad labrada por el fotógrafo que remite a la intrahistoria de Unamuno. «El estudio se ha convertido en un confesionario», afirma Miguel. Una de las muchas mujeres que sufren acoso sexual en las calles de El Cairo, Marina Barsoum [en esta página], le contó que solo quería «sentirse libre para vivir su vida a gusto, pero el peso de la tradición y de la religión
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a veces le resultaba imposible de soportar, por eso soñaba con viajar lejos». Y esta es solo una de las miles de confesiones que ha escuchado en su estudio de fotografía.
–MARINA BARSOUM–
En la intimidad del estudio Muchos han pasado ya por delante de su objetivo y, en la intimidad entre retratista y retratado, muchos han sido los secretos arrancados de una sociedad que clama por hacerse escuchar también fuera de esas cuatro paredes. Zeinab [Zeinobia, la reina de Palmira, pág. 29], otro de los personajes retratados a través de su Hasselblad digital, es periodista y bloguera, «una mujer muy activa antes, durante y después de la revolución. Hay que tener en cuenta que el noventa por ciento de los movimientos revolucionarios y de contrainformación surgieron a través de las redes sociales, Twitter y blogs personales como el suyo». La sociedad mundial empieza a despertar de su letargo e indiferencia ante los mandatos —más bien chanchullos— políticos y