Entre el campo y el mar: Cosechando la orilla.

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Yo en el invierno trabajo en restaurante. Sí, siempre estoy trabajando. Y cuando no trabajamos en los restaurantes, vamos para allá, para La Esperanza a trabajar en los fundos, al otro fundo del “Fra-Fra”, para Marchihue.81 Lo que pasa que aquí antes el invierno era invierno cachai, tenias seis meses que no se hacía nada, no se podía trabajar en la mar. En cambio allá, en la III región, es como verano todo el año. Así que optó [su padre] por quedarse allá con un tío y nos fuimos nosotros todos pa.’ allá. Yo me lo llevo para allá, para acá, para allá, para acá.82

Una vez que las lluvias se han detenido y el sol nuevamente se asoma estable y persistente, los mareros empiezan a preparar su tan ansiado traslado a la orilla. La fecha exacta de esta migración dependerá de las condiciones climáticas del año en cuestión: si la temporada de lluvias acaba tempranamente, entonces el hito que marcará los comienzos de la marcha será la celebración de Fiestas Patrias; si, en cambio, la temporada estuvo marcada por fuertes y extensas lluvias la partida podría retrasarse hasta mediados de octubre. Hoy en día, son los hombres de cada grupo familiar los primeros en migrar a los asentamientos, mientras las madres se quedan con los niños en el poblado esperando que el año escolar llegue a su fin. Así, en diciembre, vuelven a reencontrarse en los asentamientos, lugar donde madres e hijos permanecerán hasta marzo, para luego volver al poblado a retomar las actividades escolares. Los hombres en cambio, extienden su estadía hasta el mes de abril, cuando los tímidos rayos de sol colorearán los últimos cochayuyos, siempre y cuando la lluvia no vuelva nuevamente a mojar la arena. Este modo de organización familiar que caracteriza la migración hacia la orilla, ha sufrido variaciones importantes a partir de las últimas décadas del siglo XX. Esto se ha producido a causa de los cambios culturales que la sociedad chilena ha experimentado en cuanto al acceso y masificación de la educación. Si bien hoy, la norma general es que las migraciones estacionales respeten los ciclos escolares de la escuela dejando que la gran mayoría de los niños bucaleminos concurran regularmente a clases, hace algún par de décadas atrás, la escuela sólo contaba con alumnos durante la temporada invernal, debido a que el trabajo de las algas comenzaba y terminaba con el grupo familiar completo. 81 82

Gladys Ahumada, marera de Las Cruces. Juan González, pescador.


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