DIDDCC

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DIDDCC | EXPOSICIÓN Antaño, más o menos conscientemente, el artista era inducido a aislar su creación del ambiente circundante, delimitando oportunamente la obra realizada4. Lo

demuestra la estructura de enmarcación de la Tumba de Kivik5 (3000 a.C.) [fig.

2]: una línea esculpida en la misma piedra donde se esculpieron las imágenes.

Quien realizó esta incisión, advirtió la necesidad de recortar un espacio definido e insertar las figuras en el interior de una forma. En la Edad Media, el marco pierde la autonomía que había conquistado en Grecia con el marco «a ocho puntas» y

vuelve a ser parte de la superficie de la tabla pintada. No se añade, sino que se

obtiene de la misma tabla que se prensa para generar un margen realzado en todo el perímetro de la superficie.

Fig. 4 Conjunto de marcos italianos desde el siglo XV al XVII. Fig. 3. Retablo del arzobispo don Sancho de Rojas, 14151420. Museo del Prado, Madrid.

estuviera vacío [figs. 3 y 4], si no estuviera ejerciendo su función y esto se debe a

que, como sostiene Ortega y Gasset, el único marco que permanece en la memoria del espectador es el marco cesante.

Volvemos al marco pintado, al trompe-l’œil, a la imagen de un cuadro6. ¿Qué pasa

cuando el marco “entra” en el cuadro? ¿Qué significado asume cuando se vuelve

objeto de la representación? ¿También el marco pintado interviene en la distinción

En el arte gótico se afirma el marco como estructura exterior: es arquitectura y

entre el espacio interior y el exterior? ¿O la relación que tiene con la imagen,

ornato a la vez. No nos dejemos engañar, no es la primera vez que la arquitectura

puesto que ya no la separa del mundo, desaparece? Y finalmente, ¿qué relación

es parte del marco: los griegos y los romanos ya habían introducido el tímpano

tiene con el espectador?

y las columnas, esculpidos y a pequeña escala, como elemento de transitividad.

En el Quattrocento italiano, Andrea Mantegna es uno de los muchos artistas que

Jan Gossaert y Perre Borrell del Caso fueron de los primeros en colocar sus

sigue su ejemplo, en su caso pintándolos. Lo que hace el gótico es aumentar

personajes delante de un marco tan ficticio como la representación que custodia.

la complejidad y espectacularidad de la arquitectura ficticia. No es vanidad, es

Se crea un juego ilusionista entre el segundo plano –un fondo enmarcado sin

necesidad: tiene que capturar la atención del fiel que, al entrar en la iglesia, se

ninguna imagen en su interior– y el primer plano con una figura humana que parece

pierde en la vastedad del edificio. Su mirada busca un punto de referencia donde

situarse delante, fuera del marco, fuera del cuadro, en el espacio de lo real. Es una

dirigir sus rezos. El marco arquitectónico en el altar mayor es un imán para la

ilusión de continuidad entre lo real y lo irreal que ofusca, según Stoichita7, este

mirada del creyente: la atrae con rapidez y la vierte en su interior, imagen sagrada.

límite. Desde su punto de vista, un marco separa la imagen de todo lo que no lo es

Llama la atención por su magnificencia pero, tampoco en este caso, el fiel se

y, si está pintado, es parte de la misma y no cumple con su deber. Sin embargo,

acuerda en detalle del marco al salir del templo. Probablemente lo haría si este

como se pudo comprobar anteriormente, el marco es margen, límite y puente y, si está pintado, también ejerce su función.

4 R. Baldi, La cornice fiorentina e Senese. Storia e tecniche di restauro, Alinea, Florencia, 1993, p. 27. 5 La tumba del rey Kivik (3000 a.C.) está situada en la homónima ciudad, en la parte suroeste de Suecia. Fue descubierta en 1748 por dos campesinos. En 1931 empezaron las excavaciones dirigidas por el arqueólogo Gustaf Hallström. Debido a su tamaño se nombró Tumba del rey, actualmente se sigue manteniendo este nombre aunque las excavaciones demostraron posteriormente que las tumbas eran dos.

6 V. Stoichita, La invención del cuadro. Arte, artífices y artificios en los orígenes de la pintura europea, Cátedra, Madrid, 2011, p. 60. El marco es el elemento que define la ficción y si está pintado aumenta de manera exponencial el engaño, «eleva la ficción al cuadrado». El cuadro con marco pintado se declara doblemente representación, puesto que es la imagen de un cuadro. 7 Ibid., p. 68. 94


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