Isis sin velo I

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H. P. BLAVATSKY

Isis Sin Velo Tomo I

espiritismo y la magia, después de declarar que todo le parecía cosa de superstición, o por lo menos de inexplicable fraude o alucinación de los sentidos, dice Crookes cinco años más tarde: “Mayor repugnancia siente mi razón, por contrario al sentido común, a creer que la Catalina King de estos tres pasados años, sea ilusorio efecto de fraudes é imposturas que creer que sea lo que ella afirma ser”123. Esta observación demuestra concluyentemente: 1.º Que si bien Crookes tenía el pleno convencimiento de que la forma materializada Catalina King era una entidad, no creía que fuese el médium, ni difunto alguno, sino, por el contrario, una desconocida fuerza de la naturaleza, propensa a las expansiones del amor y de la alegría retozona. 2.º Que a pesar de su absoluta certeza de la existencia de aquella nueva fuerza, no variaba el eminente investigador su escéptica actitud respecto de la cuestión. En una palabra: creía firmemente en el fenómeno, pero negaba que lo produjera la acción del espíritu de un difunto. Nos parece que por lo concerniente a los prejuicios del vulgo, esclarece Crookes un misterio para sumir a las gentes en otro todavía mayor, es decir, que le resulta el obscurum per obscurius, pues al rechazar los despreciables residuos del espiritismo, se sumerge temerariamente el audaz científico en el desconocido limbo de la magia y la nigromancia. Las leyes hasta ahora conocidas de las ciencias físicas, apenas intervienen en los fenómenos espiritistas, por muy objetivos que sean, y aunque de ellos se infieran visiblemente los efectos de una fuerza desconocida, no han podido todavía los científicos comprobarlos a su sabor ni descubrir las condiciones necesarias y suficientes para su producción, porque ello requiere un estudio tan profundo de la trina naturaleza física, psíquica y espiritual del hombre, cual en otro tiempo lo hicieron los magos, teurgos y taumaturgos. Hasta ahora, aun los mismos que, a ejemplo de Crookes, han investigado atenta é imparcialmente los fenómenos psíquicos, prescindieron de la causa como si de antemano la diputaran por investigable y les conturbase lo mismo que la causa primera de los fenómenos cósmicos, cuyos infinitos efectos tan cachazudamente observan y clasifican. Sus procedimientos de investigación igualan en insensatez a aquel que para encontrar las fuentes de un río, caminase hacia la desembocadura. Tan mezquino concepto tienen de la posible acción de las leyes naturales, que, o niegan aun las más sencillas modalidades de fenómenos psíquicos, o han de atribuirlos a milagros que la ciencia rechaza por absurdos, resultando de todo ello desprestigiados 123

Crookes. – Investigación de los fenómenos espiritistas, 45. 82


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