book

Page 35

La Divina Comedia

Dante Alighieri

a gusto se sentía, en donde el pecho, ponía la cola, y tiesa, co mo anguila, la agitaba, y con los brazos recogía el aíire. No creo que más grande fuese el miedo cuando Faetón abandonó las riendas, por lo que el cielo ardió, como aún parece; ni cuando la cintura el pobre Ícaro sin alas se notó, ya derretidas, gritando el padre: «¡Mal camino llevas!»; que el mío fue, cuando noté que estaba rodeado de aire, y apagada cualquier visión que no fuese la fiera; ella nadando va lenta, muy lenta; gira y desciende, pero yo no noto sino el viento en el rostro y por debajo. Oía a mi derecha la cascada que hacía por encima un ruido horrible, y abajo miro y la cabeza asomo. Entonces temí aún más el precipicio, pues fuego pude ver y escuchar llantos; por lo que me encogí temblando entero. Y vi después, que aún no lo había visto, al bajar y girar los grandes males, que se acercaban de diversos lados. Como el halcón que asaz tiempo ha volado, y que sin ver ni señuelo ni pájaro hace decir al halconero: «¡Ah, baja!», lento desciende tras su grácil vuelo, en cien vueltas, y a lo lejos se pone de su maestro, airado y desdeñoso, de tal modo Gerión se posó al fondo, al mismo pie de la cortada roca, y descargadas nuestras dos personas, se disparó como de cuerda tensa.

Instituto Cultural Quetzalcoatl

www.samaelgnosis.net


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.