Periódico Buenas Nuevas Marzo - Mayo 2015

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o c a d i v a l r e v a o d n Aprendie

s o ñ i los n

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Amneris Meléndez // Buenas Nuevas @Amneris_Melende

T enemos hijos y los queremos moldear a la manera en la cual la sociedad lo impone. Muchas veces, en ese afán, se

nos olvida que debemos cuidar la inocencia, pureza y esencia de los niños. ¿Cuál es la esencia de un niño? Para mí su es su alegría. Los niños viven sin preocupaciones y son libres en sus emociones. Cuando están alegres, están extremadamente alegres y cuando están tristes también pueden demostrarlo al extremo. Como padres debemos evitar involucrar a los niños en asuntos de adultos, desde películas violentas hasta conversaciones sobre problemas familiares. No es que pretenda que el niño viva en una burbuja, pero si como padres pudiéramos ayudar a que fueran inocentes por más tiempo, ¿no harías lo posible para que así fuera?

Es por eso que como madre he decido vivir más en la manera en que viven mis hijos, con días llenos de risas y juegos. He aprendido a no dejar que las preocupaciones dominen mis pensamientos y que se vean reflejadas en mis actitudes. Porque, no sé si les pasa, pero cuando estamos preocupados y llenos de tensiones éstas se ven reflejadas en nuestra manera de proceder hacia los demás. Ya no somos tan amables, simpáticos, no nos reímos y como decimos en el buen puertorriqueño: “no nos huelen ni las azucenas”. Recordemos lo que dice la palabra de Dios.

“El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.” Proverbios 15:13

¿Y qué podemos hacer para lograr estar más de acorde con lo que Dios quiere para nuestras vidas? Pues, yo aprendí algo que me ha resultado muy efectivo y es lo que quiero compartir con ustedes. Yo aprendí a jugar sin vergüenza, a reír fuerte, a gritar de la emoción y abrazar sin restricción a mis hijos. Yo aprendí que ellos no tienen que vivir una vida llena de problemas como lo hacemos los adultos. Yo aprendí a llevar a mis niños siempre cerca, mimarlos, besarlos a cada momento y en cualquier lugar, sin medidas ni reservas y recibir sus miradas, sonrisas o sus caricias que me llenan de amor. Yo aprendí que ellos tienen mucho que enseñarnos acerca de Dios y de cómo debemos vivir. Cada día tomemos la decisión de ser como niños, en el sentido correcto. Porque estoy consciente de que los niños tienen actitudes que no deben ser emuladas, sino corregidas. Pero los niños tienen más paz, alegría y amor que nosotros. Tenemos que aprender a darle importancia a lo que realmente lo amerita. Dios nos regala una familia para disfrutar junto a ella de los mejores momentos, a pesar de que hayan días difíciles, no perdamos el enfoque… seamos más como niños. Amneris Meléndez es una profesional de las comunicaciones, y recientemente lanzó el libro “Mis hijos: grandes maestros”, que puede obtener en su librería favorita, y a través de tiendas digitales.


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