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Crónica de Viernes Santo

CróniCa de Viernes Santo prólogo

Me dispongo a escribir, como todos los años, el artículo que titulamos Crónica de Viernes Santo, aun sabiendo de antemano que la deestenoseríaigualqueenotrasocasiones. Ya la Crónica de hace dos años fue un poco diferente, pues como recordaréis, la lluvia hizo que fuera un tanto especial y viviéramos todos momentos de gran tristeza, pero a la vez disfrutamos emociones que nunca antes habíamos sentido y aunque ninguno queríamos que ocurriera así, hizo que el hermanamiento y la fraternidad de esa tarde fueran tan grandes que pienso que nos ayudó a tener más emociones.

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Este año, todos teníamos mucha ilusión y unas ganas enormes de que llegara la Semana Santa, pues como informamos en el boletín del año pasado, íbamos a estrenar el palio para el trono de nuestra Virgen de la Amargura y necesitábamos mucho tiempo y trabajo para un menester que era totalmente desconocido por todos nosotros.

Obviamente, sabíamos que el trono no podía entrar y salir de la iglesia conelpaliopuestodebidoalasreducidas dimensiones que tiene la puerta, por lo tanto, debíamos de hacer esa función en el exterior del templo. Habíamos visto “in situ”, aunque hace algunos años, a distintas Cofradía de Baeza que tenían el mismo problema que nosotros y, más en concreto, en la tarde del Miércoles Santo la salida de la Virgen de La Caída, por lo que acordamos ponernos en contacto con ellos.

Conocíamos y teníamos amistad con Manuel López Garrido, en esos momentos miembro de la Junta de Gobierno, y desde el 19 de noviembre de 2020 Hermano Mayor electo de la Cofradía de Jesús Nazareno de la Caída y María SantísimadeGraciayEsperanza,deBaeza,y habíamos visto salir en la tarde del Miércoles Santo a su Virgen del convento de Santa María Magdalena, de las Madres Agustinas Recoletas. Debido a la estrechez de la puerta, lo tiene que hacer sin palio para posteriormente colocárselo en la calle. Es por ello por lo que con suficiente tiempo, a primeros del mes de febrero, nos desplazamos Ilde, Toni y yo a la vecina ciudad baezana y nos reunimos en la nave donde recogen el trono, lugar en el que habíamos quedado con el amigoManoloyconJuanMiguelRodríguez, capataz del trono de la Virgen de Gracia

y Esperanza. Todo fue amabilidad y muy buena disposición por su parte y tras una larga y distendida conversación en la que nos explicaron todo tipo de detalles, como era su trono, nos lo enseñaron con todo detenimiento, vimos todo el funcionamiento, nosotros de igual manera les explicamos cómo era el nuestro y fundamentalmente,nosexpusierontodoslos pormenores de cómo montar y desmontar el palio dentro y fuera de la iglesia. Salimos muy satisfechos de este amistoso encuentro y muy optimistas, pues lo que en un principio nos parecía muy complicado, una vez recibidos los oportunos consejos, creímos que no sería tan dificultoso. Los ensayos nos darían o quitarían la razón. Unos días después, Juan Miguel nos envió unos videos de su Cofradía en los cuales se podía apreciar perfectamente como ponían el palio a la salida de la iglesia y nos sirvieron de mucha ayuda.

El sábado 18 de enero, por la mañana, nos desplazamos hasta el taller de Orfebrería Orovio de la Torre en Torralba de Calatrava (Ciudad Real) para recoger los varales que ya estaban terminados. Queremos hacer un paréntesis, para desde estas líneas tener unas palabras de agradecimiento para Antonio Ruiz García, “Campanón”, por prestarnos desinteresadamente su remolque grande para el coche en el que pudimos trasladar el trono hasta Torralba donde lo reformaron para poder acoplarle los varales, traerlo de nuevo a Rus y posteriormente ir por los mismos. Una vez en nuestro pueblo, no tuvimos mucho tiempo para descansar, pues por la tarde habíamos quedado con Javier García y Martín Suárez de Bordados“ArtesaníadelBordado”,deJaénpara montar el terciopelo en el techo del palio y las bambalinas en los laterales del mismo, en el almacén de Ildefonso Pulpillo, nuestro Presidente. Trabajo muy cuidadoso y delicado y que las manos artistas delosbordadoreshicieron alaperfección y tras varias horas de trabajo y con una gran satisfacción por parte de todos, pudimos ver el techo y las bambalinas colocadas y el palio de nuestra Virgen de la Amargura totalmente terminado.

Poco a poco, sin prisa pero sin pausa, íbamos cerrando trabajos y cumpliendo en el tiempo todos los objetivos quenoshabíamosprogramado.Yaeltrono estaba terminado y al día siguiente quedamos para montar los varales, así como el techo del palio y dejarlo todo listoyguardadoenelalmacénparacuando decidiéramos empezar los ensayos.

Conocíamosporlaexperienciadel trono del Cristo, que había un considerable número cables del tendido eléctrico enalgunascallesqueseríanunproblema para pasar con el palio por su elevación, por lo que con una vara larga tomamos medidaexactadelaalturadelpalioyuna noche Ilde, Toni y yo hicimos el recorrido de la procesión anotando todos los puntosquenospodíanocasionar problemas y comunicárselo al Excmo. Ayuntamiento para que ellos hicieran las modificaciones que consideraran oportunas.

Posteriormente habíamos acordado comenzar los ensayos el 11 de febrero y¡porfin!llegóeldíaquetantohabíamos ansiado y anhelado. Nos reunimos en el almacén de Ilde, ya que el trono debido a la altura del palio fue el único lugar donde se podía guardar. Este año no lo podíamos hacer en la cochera del “Chela” como así había sido todos los años anteriores.Seapreciabaaprimeravistalailusión y alegría en la cara de las costaleras y costaleros. Todo era alegría y elogios para el palio por lo sencillo que era, pero alavezbelloyelegante.Nosmetimosdebajo y dimos los primeros pasos en la explanada exterior del almacén; os podéis imaginar el júbilo y la satisfacción que reflejaban los rostros de todos los que estábamos allí.

Anteriormente, Enrique y yo nos habíamos desplazado de nuevo a Baeza para que Juan Miguel nos aconsejara un poco para el buen funcionamiento del trono, sobre todo con el paso, pues con el palio cambiaba un poco con respecto a los años anteriores. Poco a poco fuimos cogiendo el ritmo y a medida que avanzaban los ensayos todo iba mejorando. También una noche ensayamos como quitar y poner el palio ayudados por algunas personas que no salen en el trono, pero que eran necesarias. Tras ensayarlo algunas veces, todos quedamos satisfechos y pensamos que el día de la procesión todo saldría de forma adecuada, pues en ese día y para ser el primer ensayo lo hicimos bastante bien.

Poco a poco y ensayo tras ensayo, la ilusión de todos iba en aumento y aunque sabíamos por los medios de comunicación que un virus, posiblemente venido de China, estaba afectando a España, casi nadie esperaba que ese dichoso bicho fuera a llegar a tanto. A medida que pasaban los días nuestra preocupación iba incrementando, pues la gravedad de los hechos iba en aumento y las cadenas de radio y televisión nos informaban de

los muchos fallecimientos que se estaban produciendo en nuestro país.

Dada esta situación cada vez más delicada, el día 12 de marzo en reunión de junta directiva de la Cofradía, se acuerda por unanimidad de todos suspender los ensayos, tanto de los dos tronos como de la banda de cabecera y agrupación musical. El trabajo de muchas personas durante mucho tiempo se ha ido al garete casi en un abrir y cerrar de ojos y aunque teníamos una muy ligera esperanza, nos temíamos lo peor. Todo parecía que era un mal sueño del que estábamos deseando de despertar, pero desgraciadamente no era una fantasía, sino una histórica y triste realidad.

Y lo que ninguno deseábamos llegó el día 13 de marzo cuando el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, conocedor de la gravedad de la situación provocada por el coronavirus y sintiéndose responsable de la grey a la que sirve, traslada a los fieles, consagrados y sacerdotes su preocupación por la pandemia delaCovid-19,alavezqueapelaalaprudencia. Así mismo, como cabeza de la Iglesia de Jaén, en responsabilidad con la sociedadyatendiendolasrecomendaciones efectuadas por el Gobierno de España y la Junta de Andalucía, en lo referente a dicha pandemia, nos da las indicaciones puestas en marcha, recordando que en este momento, el bien mayor es proteger la vida de las personas, que es un precioso don de Dios.

Posteriormente la Diócesis de Jaén determina, después de que el Consejo de Ministros del Gobierno de España decretase el Estado de Alarma, cerrar todos los Templos de la Diócesis a partir del lunes día 16 de marzo. Del mismo modo, junto a esta decisión y siempre pensando en la prevencióndelasociedadanteelvirus,se suspenden los desfiles procesionales de Semana Santa en todas las localidades de la Diócesis, a la vez que anima a los fieles avivircondevoción,ydesdelaprofundidad del misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo,estosdíasquedansentidoanuestrafe. Automáticamente nuestra cofradía suspende todos los actos previstos para la Cuaresma, como la Asamblea General Ordinaria convocada para ese mismo día 13 de marzo; el Triduo en honor a nuestro queridos Titulares los días 18, 19 y 20; el Via Crucis con la antigua imagen del CristodelaBuenaMuerte,esemismodía 20 y la Solemne Fiesta Principal de Estatutos que se hubiera celebrado el día 21.

El día 18 de Marzo, una vez que ya conocíamos la suspensión de todos los actos religiosos así como la Semana Santa, nuestro Presidente Ildefonso Pulpillo Delgado, con motivo del primer día del Triduo que no podíamos celebrar, nos hizo llegar a través de las redes sociales un comunicado que decía así:

Queridos Hermanas y Hermanos Cofrades: Como vuestro Presidente que soy, me dirijo a todos vosotros para transmitiros unas palabras.

Todo esto que nos ha venido sin esperarlo, nos ha trastocado todos los planes que teníamos previstos, tanto para la Cuaresma que vivimos, como para la Se-

mana Santa que se aproxima. Todavía lo pienso y me parece mentira.

Hoy es el primer día del Triduo en honor al Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Amargura y debido a la situación que atravesamos es imposible que nos reunamos, como todos los años, en el Templo frente a nuestros Titulares. Pese a todo esto, podemos celebrarlo, cada uno desde nuestras casas, solos o junto a las personas que nos acompañan.

Hagámoslo, pues, orando por todas las personas que están sufriendo esta pandemia que ha provocado el coronavirus y que ha desmantelado nuestras vidas. Por todos los que luchan porque todo esto pase y porque podamos volver a la normalidad lo antes posible.

Oración al Santísimo Cristo de la Buena Muerte

Señor, aunque no merezco que tú escuches mi quejido, por la muerte que has sufrido, escucha lo que te ofrezco y escucha lo que te pido.

A ofrecerte, Señor, vengo mi ser, mi vida, mi amor, mi alegría, mi dolor; cuanto puedo y cuanto tengo; cuanto me has dado, Señor.

Y a cambio de este alma llena de amor que vengo a ofrecerte, dame una vida serena y una muerte santa y buena, Cristo de la Buena Muerte,

Amén

Oración a María Santísima de la Amargura

¡Virgen de la Amargura! Que al estar a los pies de la Cruz con Jesús, lo viste sufrir, agonizar y morir, permaneciendo sola e indefensa, sin otro alivio que el dolor y sin otra compañía que los tormentos.

¡Oh Virgen de la Amargura! Mi alma quiere participar en tus aflicciones, para que me acompañes toda la vida en el justo sentimiento de la muerte de tu amado Hijo, que por amor a mí murió crucificado.

Permíteme que te acompañe siempre en tu dolor, sintiendo lo que sientes y llorando por lo que lloras.

Amén

Invadidos por una gran desolación, especialmente los días en que nuestra Cofradía debía de celebrar algún acto religioso en honor a nuestros Titulares, por lo que desgraciadamente estaba aconteciendoanivelmundial,fueronpasando los días de Cuaresma, sin dejar de pensar en lo que tristemente sería el Viernes Santo que ya estaba próximo.

YaenlaSemanaSantapropiamente dicha, en concreto el Miércoles Santo, una costalera de la Amargura, Angelines, nos manda un mensaje al grupo del trono y nos dice:

Buenas tardes a todos y todas. Llevo días con el corazón encogido de pensar que viviremos este Viernes Santo distinto al resto por causas mayores. Ya que no nos vamos a poder ver, ni abrazar, ni compartir la misma ilusión y fe en este, podríamos hacer un video recordatorio a este Viernes Santo de 2020, si os parece bien. He pensado que nos grabemos vestidos de costaleros, alguien los eche la medalla de la Cofradía y se vea como nos la ponemos. Empezaría Sandalio por ser el capataz, vestido con la túnica, poniéndose la medalla, seguidamente nosotros y Enrique.

La idea nos pareció a todos genial y rápidamente nos pusimos manos a la obra y le fuimos enviando los videos a Angelines para que los montara. Igualmente, tanto los portadores de trono del Cristo como los miembros de la agrupación musical y los pequeños de la banda de cabecera, cada uno a su manera, también hicieron su video.

VIERNES SANTO

El almanaque nos dice que hoy es Viernes Santo. Estoy convencido de que muchos de nosotros desearíamos cambiarlo, pero no cabe esa posibilidad. Somos conscientes de que las circunstancias nos obligan a vivir este día de una manera muy diferente. En otras ocasiones, amanecía con la multitud acompañando la procesión de Padre Jesús y en el que Rus entero se vestía con las mejores galas y ofrecía la mejor de las sonrisas paracelebraresteviernestanimportante en el mundo cofrade. Un día en el que se percibía un penetrante olor a incienso por todas las esquinas. Un día en el que el trasiego de personas desde el templo a las casas de hermandad o cocheras y viceversa, parecía un reguero de hormigas constante. Pero no, es desgraciadamente todo muy diferente.

Hoy es un Viernes Santo en el que no nos vamos a poder ver, pero si sentir y en el que miles de sueños cabalgarán por los corazones de los hermanos de nuestra Cofradía y, pese a todo, nada ni nadie nos podrá quitar la pasión, la emoción y el sentimiento que tenemos por nuestro CristodelaBuena Muertey María SantísimadelaAmarguraalosquehoyacompañaremos desde nuestros corazones.

Hoy es un día triste, como lo ha sido toda la semana, y posiblemente los hermanos de nuestra Cofradía sentimos como el puñal punzante que lleva clavado en el pecho nuestra Virgen, penetrará

con fuerza en nuestro interior y nos causará de un gran dolor. Dolor interno que incluso nos hace derramar lágrimas, porque el momento que estamos esperandodurantetodoelaño,vamosatener que celebrarlo de una manera diferente, más profunda e intensa, pero mucho más triste. Derramaremos miles de lágrimas por estar un Viernes Santo en casa y por no poder salir en procesión y a la vez, verteremos también lágrimas cuando pensemos que hay muchas personas ingresadas en un hospital, otros muchos que han perdido la vida y otros que se quedaron sin sus seres queridos sin, tan siquiera, poder despedirse de ellos.

No faltarán esos que les gusta juzgar y jugar con los sentimientos de los demás, que nos acusen a los cofrades de postizos y superficiales por sentirnos tristes y agobiados y no poder reprimir las lágrimas al ver las calles vacías de gente, de velas, faroles, túnicas y capirotes. Pero es que llorar no es malo cuando setienenmotivos,porquenadieesdueño de sus sentimientos, sino de lo que se hace con ellos. Qué más quisiéramos que detener la tristeza que nos invade, pero no es posible, por tanto, no debemos de ahorrarnos las lágrimas. También es cierto que debemos de procurar que esa tristeza no nos encierre en nosotros mismos y no nos deje ver el dolor que hay en el mundo. Así mismo, son lágrimas solidarias con las de todos aquellos que han perdido a un ser querido. Y por último recordar que Jesús, que era Hijo de Dios, pero también hombre, lloró en la muerte de su amigo Lázaro, en la agonía de Getsemaní o en la pasión de su muerte. Nuestras lágrimas de hoy se unen a las suyas mientras le escuchamos decirnos: “No lloréis por mí, llorad por vosotros y por vuestros hijos”.

Hoy, en la tarde del Viernes Santo, Cristo nos dice: “No lloréis por mí por no poder acompañarme por las calles de vuestro pueblo porque yo os acompañaré a vosotros en vuestras casas. Llorad por los que están enfermos y mueren, por sus familiares y así llevadles consuelo”.

En definitiva, sigo pensando que este Viernes Santo es un día para llorar, porque nuestro llanto cofrade desde nuestracasaesunaplegariaquevaunida al dolor que existe en el mundo, pero no podemos dejar que la tristeza y la añoranza se apodere de nosotros. El coronavirus nos ha robado el poder salir a la calle y hacer nuestra Estación de Penitencia, pero no podrá arrebatarnos la fe que tenemos en nuestro Cristo de la Buena Muerte y en nuestra Virgen de la Amargura. Hoy los acompañaremos desde nuestras casas.

NosrecuerdaJuanensuEvangelio (20,24-29) que Tomás, incrédulo ante la resurrección de Cristo, decía que tenía que poner sus manos en las llagas de los clavosyenelcostadoparacreer.Estonos puede servir hoy para la situación que padecemos, pues aunque el sol esté fuera y el almanaque nos diga que hoy es Viernes Santo, nuestra Hermandad no saldrá alacalle.LodeTomásnospuedeayudar, sobre todo cuando Jesús le dijo: “porque me has visto, Tomás, creíste. Bienaventurados los que no vieron y creyeron”. Así pues, no hace falta que la Cofradía esté

en la calle para que sea Viernes Santo. Tampoco hace falta ver para sentir.

Entre la tristeza de no disfrutar con nuestra procesión y la preocupación por la pandemia que estamos pasando, hay algo enormemente grande que no vemos: la fe. Una fe que hace que hoy nos sintamosasí.Graciasaesafe,creemosen Dios Padre y hace que veamos a Dios Hijo en esa sagrada imagen de Cristo Crucificado. Fe es lo que necesitó Tomás para creer sin ver y nosotros ahora empezamos a comprenderlo.

No podremos contemplar a las imágenes de nuestro Cristo acompañado porsuSantaMadresubiendolacuestade la biblioteca, ni los podremos ver en la visita obligada a nuestros ancianos en la residencia; tampoco escucharemos los sones de la banda de cabecera ni de la agrupación musical acompañando con sus melodías el paso de nuestras imágenes, pero nos aferraremos a su Buena Muerte para que su Gracia Divina acabe con esta maldita pandemia.

Hoy es un Viernes Santo para vivirlo desde nuestras casas, pero en la calle,conlamemoriarecientedelañopasado y acompañando desde nuestro interior al Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura, para que nos ayuden en lo terrenal y nos den fuerza en lo divino.

El despertar de este día ha sido muy distinto a los demás días. Otros añosnoshemosdespertadopreocupados por la incertidumbre del tiempo, pensando que, a lo peor, podía llover y el agua no nos dejaría salir, pero en esta ocasión ya sabíamos desde hacía bastantes días lo que iba a pasar. Lo primero que se me viene a la cabeza son las imágenes de nuestros Titulares en la soledad de un templo totalmente vacío y cerrado. Pasa una hora y echo muy en falta el desasosiego de ese día, los últimos preparativos, el traslado del trono del Cristo. ¡Qué de cosas pasan por mi cabeza una y mil veces! ¡Cuántos recuerdos pasados! Sentado en el sillón de mi casa me acuerdo de tanta gente… De los costaleros y costaleras de la Virgen, de mis compañeros de junta directiva, de los portadores del Cristo, de los miembros de las bandas, de todos los hermanos y hermanas que nos acompañan en la procesión, de los niños, siempre los niños en mi memoria, sobre todo de esos que este año iban a vestir por vez primera la túnica marfil, ese bendito hábito que nos identi-

fica. Tendréis que esperar algún tiempo.

El carrusel de mi memoria sigue dando vueltas y más vueltas. Pienso tantas cosas. Tengo el móvil en mis manos y quiero mandar mensajes fraternales a mucha gente, pero no sé con quién empezar y, sobre todo, no sé qué decirles y como poder consolarlos. Al fin me decido y mando un mensaje de voz, primero, a mis costaleras y costaleros, esos que tanta ilusión tenían por sacar a nuestra Virgen estrenando el palio. Con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos les digo:

Hoy es viernes, pero no un viernes cualquiera, no es un viernes más. Es Viernes Santo, nuestro Viernes Santo. Toda la ilusión que teníamos cuando empezamos los ensayos, se ha ido al garete. Nuestra Virgen tendrá que esperar un año más para estrenar su palio.

Hoy, al llegar la hora nona, no me escuchareis decir: “¿Mari, nos vamos?” O “A esta es”, “Menos paso”, “¡Qué bien lo estáis haciendo!” Tampoco oiréis decir:

“¡María Jesús, cuando quieras!” “Venga

de frente muy poquito a poco” Ni escuchareis decir a Fran: “¡Sobre los pies! ¡Vámonos!”. Tampoco oiremos los vivas al Cristo y a la Virgen que continuamente salen del interior del trono.

Hoy estaremos cada uno de nosotros en casa, pero si os pido que a la hora nona, a las tres de la tarde, recemos un Padrenuestro por todos los enfermos de esta pandemia y por el eterno descanso de los fallecidos por este maldito virus.

Estamos pasando un Viernes Santo atípico y muy malo, pero esto a la vez nos sirve para que el año que viene, entre todos, hagamos que sea espectacular, que nuestra Virgen de la Amargura salga a las calles de Rus más guapa y radiante que nunca y que hasta su Hijo, el Cristo de la Buena Muerte, derrame alguna lágrima al ver lo guapa que va su Madre.

Tened siempre presente que como capataz del trono que soy, desde el primer día, siempre he estado muy orgulloso de vosotros. ¿Os acordáis del primer año que erais todas mujeres con la estimable ayuda de Enrique y Gonzalo? Desde ese momento hasta hoy, siempre habéis demostrado vuestra entrega y buen hacer y que no se puede llevar mejor un trono. Y lo

seguiremos haciendo durante muchos años más. ¡Qué orgullosa esta nuestra Virgen de vosotras!

Recemos, una vez más, a nuestros Titulares para que el año que viene todo sea igual, o dicho de otra manera, mucho mejor que antes y que nuestra Amargura estrene de forma especial su palio para que sus bambalinas se muevan con suavidad y suenen en el Cielo.

Solo os pido, por favor, que os cuidéis mucho, para que el año que viene estemos todos, y antes y después de la procesión, nos demos los besos y los abrazos que este año no nos vamos a poder dar. Repito, por favor, cuidaros mucho.

¡¡¡Vámonos al Cielo con Ella!!! ¡¡¡A esta es!!! ¡¡¡Viva la Virgen de la Amargura!!!

Un beso grande para vosotras y un abrazo muy fuerte para vosotros. Tengo que mandar otro audio a mis compañeros de junta directiva que me consta que también lo están pasando muy mal, pero me faltan fuerzas. La emoción se ha apoderado de mí y no me deja articular palabra. Tengo que esperar unos minutos y, por fin, me decido a hacerlo. Igual que en el anterior, las lágrimas no paran de aflorar de mis ojos y la voz se me desgaja.

Buenos días compañeros. Hoy es Viernes Santo, nuestro Viernes Santo. Para nosotros, el día más importante del año.

Sé que no es como todos los años que aunque nerviosos, amanecemos radiantes y con toda la ilusión puesta en este día. Hoy en mi interior siento una gran tristeza y abatimiento, supongo que igual que todos vosotros, al pensar en los cientos de Hermanos que están en la misma situación nuestra y sobre todo, pienso en los más pequeños que tanta ilusión tenían en

poder lucir la túnica marfil y acompañar a nuestro Cristo y a nuestra Virgen. Si Él ha querido que este año sea así, pienso que será por algo. A lo mejor lo ha hecho para que reflexionemos y dejemos de pensar solo en nosotros, para que pensemos más en el prójimo y ayudemos, más de lo que hacemos, a los demás.

Ahora nos toca preocuparnos y pedir por todas esas familias afectadas por este maldito virus que está causando tantas víctimas; por todos los que han fallecido con la gran pena de no poder despedirse de sus seres más queridos; de los que están ingresados en un hospital y de la soledad con la que están viviendo esta Semana Santa, eso sí es soledad y tristeza, no la mía; y todos los familiares de las afectados que también están sufriendo por no poder estar junto a sus seres más queridos.

Deseo y pido que estos días nos sirvan para que todos seamos mejores y nuestro egoísmo se vuelva bondad para con todos los demás. Hoy cuando llegue la hora nona, pidámosle todos con fuerza al Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura, en un día tan especial como es hoy, por todos los enfermos y sus familias, por todos aquellos que de una manera incansable están trabajando para que esta pandemia acabe lo antes posible.

Por otro lado, no me cansaré nunca de dar las gracias a nuestros Titulares por tener la gran suerte de pertenecer a esta Santa y Bendita Cofradía, de tener el honor y el privilegio de ser el capataz del trono de nuestra Santa Madre de la Amargura y también por teneros a todos vosotros como compañeros de Junta Directiva.

Quiero pedir con todas mis fuerzas que nuestro Cristo de la Buena Muerte nos acompañe y nos guie siempre, a nosotros y a nuestras familias y nos ayude en nuestro caminar diario y la Virgen de la Amargura nos cubra siempre con el manto de su protección.

Ya solo quiero pediros a vosotros que os cuidéis mucho, que ya veréis como esto mejora y el año que viene será la mejor Semana Santa de nuestras vidas y nos podremos dar los abrazos fraternales que este año no nos vamos a poder dar.

Un abrazo muy fuerte para todos y un beso para vosotras y repito una vez más, ante todo y sobre todo, cuidaros mucho.

¡¡¡Viva el Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura!!!

En el grupo de WhatsApp de los costaleros no paran los comentarios, la mayoría llenos de tristeza, pero a la vez de ánimo. Muy bonitas y emotivas palabras por parte de todos. No cesan de mandar fotos, audios y videos. En el grupodelajuntadirectiva,trescuartosdelo mismo. Cati nos envía un video del arreglo de los tronos del año pasado que nos acongoja.Mensajeenternecedoryemotivo dePepe,vocaldetronos, quehaceque nuestro pensamiento se traslade a momentos entrañables de años anteriores. Todos esperábamos ansiosos el de Pedro, nuestro Pedro “el grande”, que a su manera (mejor o peor dichas, son cosas del directo), como él dice, con esa forma tan especial de exponernos las cosas para que nos lleguen al corazón, hizo que nos emocionáramos. Carmela, Carmen, María Jesús…, todos, cada uno con su modo de ver y entender las cosas, pero con el mismo sentimiento y emoción, nos hicieron ver lo entrañable que es nuestra Hermandad y lo especiales que somos.

He dejado para el final el mensaje emotivo y entrañable que nos hizo llegar Ilde, nuestro Presidente en este día tan especial. Dice así:

Viernes Santo, tres de tarde del 10 de abril de 2020.

Como viene siendo habitual, me hubiera gustado subirme al Altar Mayor unos minutos antes de la hora nona para daros las gracias a todas las personas que habéis participado en nuestra procesión año tras año. A nuestro párroco, al representante del Ayuntamiento de Rus, a los miembros de la Guardia Civil que habéis escoltado a nuestras imágenes, a los representantes del resto de Hermandades, a todos los que habéis llevado gallardetes, incensarios, faroles, velas y demás enseres de la Cofradía. Y como no, agradeceros vuestro esfuerzo y sacrificio a los miembros de la agrupación musical y de la banda de cabecera, a los portadores y a los costaleros.

Pero este año, debido a lo excepcional de la situación, la única manera que tengo de haceros llegar mi mensaje es de este modo, y mi agradecimiento es porque os quedéis en casa, ya que es la única forma de vencer esta pandemia que ha cambado nuestra manera de vivir y que ha desmantelado nuestras ilusiones para esta Semana Santa.

Siempre os he propuesto que hagamos nuestra Estación de Penitencia con respeto y humildad, que en nuestro silencio busquemos un momento de recogimiento en el que dedicar una oración a los

que ya no están con nosotros aunque los llevamos en el corazón, que han sido determinantes en nuestras vidas y que velan por nosotros. Hoy, os pido que oremos también por todas las personas que han perdido la vida a causa del coronavirus y por los que sufren sus consecuencias, por el personal sanitario que lucha incansablemente combatiendo contra el covid-19, por la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, por los que trabajan para que nuestro día a día siga adelante y por todos los que de alguna manera están colaborando desinteresadamente para que esto pase lo antes posible.

Nuestro consuelo es saber que volveremos a acompañar al que está clavado en la Cruz y a la que llora amargamente su muerte en su recorrido por las calles de nuestro pueblo. Es saber que de nuevo podremos estar frente a Ellos y que hasta entonces nos ayudaran a cuidarnos. Cuando llegue ese día, lo importante es que estemos todos.

Quedando a vuestra disposición, recibid un fraternal abrazo.

Ildefonso Pulpillo Delgado.

Presidente de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura.

¡Qué bonitos sentimientos! Cada uno a su manera, con su forma de ser y de decir las cosas, con su manera de expresarse,perotodosconlamismapasión y devoción a nuestros Titulares que a la vez hicieron que nuestro dolor se hiciera un poco más liviano y llevadero. Y así, con todo este cúmulo de pasiones se va aproximando la hora.

Unpocoantes,loscapatacesycontraguías de los tronos, quisieron hacer unapequeñaofrendafloralanuestrosTitulares por lo que, acompañados por un miembro de la Policía Municipal, depositaron un ramo de flores en la puerta de la iglesia, ya que esta como sabéis, esta se encontraba cerrada. Un acto sencillo y rápido que apenas duró dos minutos, pero que salió de lo más profundo de nuestro corazón y que fue realizado con la mayor devoción y sentimiento a nuestro Cristo de la Buena Muerte y nuestra Virgen de la Amargura.

Peronuncafaltanesosquelesgusta juzgar a los demás y jugar con los sentimientos ajenos y en alguna red social hubo gente que criticó duramente este acto porque no guardamos la distancia de seguridad y no sé cuántas cosas más.

Solo decir que teníamos autorización del Ayuntamiento,llevábamos mascarilla y guantes y, como he dicho con anterioridad, fue un acto que apenas duró dos minutos y que nunca fue nuestra intención incumplir las normas establecidas.

Solo recordar el Evangelio de Juan (8, 1-11) cuando Jesús les dijo a aquellos que querían apedrear a la mujer adúltera: “El que esté limpio de pecado que tire la primera piedra”.

HORA NONA

Parece que no es la semana, y sí es la semana. Parece que no es el día, y sí es el día. Parece que no es la hora, y sí es la hora. Parece que no es la hora nona, y si eslahoranona.LahoraenqueCristoexpiró y entregó su Espíritu al Padre. Es la hora de la Buena Muerte.

Este año es todo tan distinto que no sé cómo definirlo, pero lo que sí tengo muy claro, y pienso que muchos de los hermanos de la Cofradía también, es que a esa hora nona, por los cuatro puntos cardinales de Rus se oyeron los sones de nuestra agrupación musical y en Rus entero se pudo escuchar La Saeta, Orando al Padre, Reina de mi Amargura, Espéranos en el Cielo… y todo el repertorio completo, y mejor acompasados y más fuerte que nunca, porque no fueron cuarenta, ni cincuenta, ni sesenta los músicos de la agrupación, sino cientos y cientos de hermanos y devotos que tocaron toda clase de instrumentos que estremecían hasta los cimientos del templo y se escuchaban hasta en el mismísimo Cielo. Aunque no tengamos la Estación de Penitencia, nuestro Cristo de la Buena Muerte y nuestra Virgen de la Amargura síestuvieronenlascallesdenuestropueblo y acompañados por sones celestiales. Sí, porque estuvieron en el espíritu y en pensamiento de todos nosotros y fueron miles los corazones que sacaron el Cristo a la lonja y le pusieron el palio a la Virgen. Miles de corazones unidos que los fueron meciendo con paso acompasado por la Plaza, El Prado, La Poza y los transportaron hasta la calle Tartesos y allí en esa cuesta, subieron los tronos como ningún otro año y la gente que abarrotaba las aceras, vibraba y aplaudía

como nunca. Y los llevaron hasta la residencia y allí detuvieron los tronos para que nuestros ancianos apreciaran lo majestuoso que iba el Cristo y lo bella que iba la Virgen y aplaudieran, se emocionaran y lloraran como ningún año lo habían hecho y como siempre, les ofrecieron sus ramos de flores. Y, ¿qué me decís de como pasaron el callejón de la iglesia? Los portadores que siempre pasaban dejándoselosbrazosenlaspiedrasdeltemplo y la cruz rozando los cables y los balcones de la pared de enfrente y el palio que nos tenía preocupados por la estrechez de dichos balcones, este año con los miles de corazones hermanos que iban bajolostronoslopasaroncomosifueran flotando ¡qué maravilla! ¿Y en la lonja, cuando los portadores elevan al Cristo con sus brazos? Este año parecía que estaba en una nube. Y así, en esa nube, en ese sueño, Cristo y Virgen, Virgen y Cristo, abandonan una lonja más abarrotada que nunca y aplaudiendo a rabiar, como no habían existido precedentes, para entrar de nuevo al templo.

Para nuestra Cofradía esta tarde ha sido la Estación de Penitencia más triste y amarga que nunca antes habíamos vivido, desde nuestras casas, pero a lavezconmásamor,sentimientoydevoción que nunca, paseando virtualmente a nuestros queridos Titulares, como nunca antes había sucedido, por todas y cada una de las calles de nuestro pueblo, sabiendo que Rus entero los estaban esperando en los paseos de los sueños. Este pasado Viernes Santo hemos tenido y vivido un sueño que deseamos con todas nuestras fuerzas que pronto podamos despertar de él y se haga realidad y esa pena que interiormente nos ahoga, con toda premura se convierta en alegría y felicidad en todos las aspectos de nuestra vida.

Tened siempre presente que Cristo, cuando estaba orando en Getsemaní, en el Huerto de los Olivos, bebió el cáliz del dolor para darnos el amor y la esperanza a los hombres en la tierra.

¡Viva el Cristo de la Buena Muerte! ¡Viva María Santísima de la Amargura!

Sandalio Poza Navas Capataz del trono de la Virgen de la Amargura