El idiota dostoyevsky

Page 143

—También yo me casaré; quiero casarme en el acto. Daré todo lo que tengo… —Tú sales de la taberna y estás borracho. ¡Debíamos plantarte en la puerta! — contestó Daría Alexievna, indignada. Las risas aumentaron. —¿Qué te parece, príncipe? —dijo Nastasia Filipovna a Michkin ¡Ahí tienes a un aldeano queriendo comprar a tu futura! —Está ebrio —observó el príncipe—, y además la quiere mucho. —¿Y no te avergonzará después haberte casado con una mujer que ha estado a punto de ser de Rogochin? —Cuando usted dijo eso, tenía el cerebro turbado por la fiebre. Todavía está agitada —contestó el príncipe. —¿Y no te avergonzarás tampoco cuando te cuenten que tu esposa ha sido amiga de Totzky? —No me sentiré avergonzado. La culpa no fue de usted. —¿Y nunca me harás reproches? —No se los haré nunca. —Ándate con cuidado y no te comprometas para toda tu vida. —Nastasia Filipovna —dijo Michkin, con voz dulce en que vibraba una nota de conmiseración—, ya le he dicho que me consideraría muy honrado obteniendo su mano en vez de juzgar que le hago un honor casándome con usted. Cuando me he explicado así, usted ha sonreído y he oído también risas a mis espaldas. Quizá yo me haya expresado ridículamente, y acaso haya sido ridículo de verdad; pero siempre he creído saber bien en qué consiste el honor y estoy seguro de haber dicho una cosa justa. Hace un momento quería usted perderse irremisiblemente, y estoy cierto de que después lo habría lamentado; pero usted no es culpable de nada. Es imposible que considere usted su vida perdida en definitiva. ¿Qué importa que Rogochin haya venido a su casa de ese modo ni que Gabriel Ardalionovich haya querido engañarla? ¿Por qué insistir tanto en eso? Repito que lo que usted hace, pocas personas serían capaces de hacerlo. Si ha querido usted atender a Rogochin, fue bajo la influencia de la fiebre. Ahora mismo se encuentra usted mal y debiera acostarse. Usted no se habría quedado con Rogochin, de marchar con él. Mañana mismo habría preferido hacerse lavandera. Es usted orgullosa, Nastasia Filipovna, pero tal vez tenga la desgracia de considerarse culpable en realidad. Necesita usted muchas atenciones, Nastasia Filipovna. Yo las tendré con usted. En cuanto he visto su retrato he creído contemplar una cara conocida. Hasta me pareció que su expresión me llamaba… Yo… yo la estimaré toda mi vida, Nastasia Filipovna —concluyó de pronto el príncipe, ruborizándose, sin duda al recordar las personas que había presentes. Ptitzin, escandalizado, inclinó la cabeza, mirando al pavimento. Totzky pensaba: «Es un idiota, pero sabe por instinto que la adulación es el mejor modo de triunfar con las mujeres.» Michkin notó que Gania le miraba desde su rincón con ojos centelleantes, como si hubiera querido darle de golpes.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.