—Pero allí hay una tremenda sequía. Apenas queda agua —explicó el animal de la laguna. —Además, cada vez hay menos árboles y hojas frescas —dijo el más alto del mundo. —En esa zona hay demasiadas peleas y a mí me gusta la tranquilidad —señaló el herbívoro rayado.
Así lo hicieron. Los animales del bosque exigieron a los recién llegados que regresaran a su tierra.
—Aquí todo es distinto —suspiró el gran animal que había destruido accidentalmente la casa de Osa.