Doña croqueta no se quiere casar - Mamen Díaz

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En algún lugar de este país, en una casa cualquiera, alguien freía croquetas. -Cric, cric,- Hacían las croquetas en la sartén.


De esta forma es como aparecieron sobre el plato el Rey y la Reina Croqueta.


Y con ellos vino su hija, la peque単a Do単a croqueta.


A su alrededor fueron apareciendo diferentes amigos que fueron poblando la mesa. Se les escuchaba reĂ­r y hablar.


- ¡Glup, glup!- Hacía el vaso. - ¡Ja, ja, ja! - Reían fuertemente las patatas fritas al escucharle.


La peque単a Do単a Croqueta se asomaba al borde del plato y los miraba con envidia.


- No te preocupes hija, dentro de poco aparecerá tu príncipe y te casarás.- Le decía su padre el Rey. - Pero papá yo no sé si me quiero casar.- Le contestaba triste la croquetita. - No digas tonterías hija mía, claro que quieres- Le regañaba su madre.



Cerca suyo el Señor Bacalao hablaba de cosas serias con el señor Tomate. Ambos se querían mucho y se les veía felices aunque fueran diferentes.



Un poco más al fondo, la Señora Pan reía con la Señora Camembert. La Señora Pan era muy rústica, mientras que la Señora Camembert era muy elegante y francesa.



En el borde del mantel, el Señor Vaso quería conquistar a la chispeante Coca-Cola. Pero no lo conseguía, la Señora Coca-cola estaba muy a gusto sola.


A su lado, las pizpiretas Patatas Fritas gritaban, bailaban y no paraban de reír. A la pequeña Doña Croqueta le sorprendía que vivieran todas juntas.


Los bebés patata tenían diversas mamás y diversos papás y parecían muy contentos por ello.



La pequeña Doña Croqueta decidió no esperar más a su príncipe, y aprovechando que sus padres dormían, se fue a descubrir mundo. Quería descubrir cómo vivían sus compañeros de mesa.


La pequeña croquetita habló con la Señora Camembert y la señora Pan y le explicaron que juntas eran mejor que separadas.

Los señores Tomate y Bacalao sabían que vivían en mundos distintos, pero no podían vivir el uno sin el otro y eso es lo que importaba.


La relación entre Vaso y Coca-Cola era complicada, sin embargo, se necesitaban mutuamente y de momento no querían estar separados.

Las más divertidas de todas fueron las patatas fritas. Ellas no tenían claro qué tipo de familia eran, pero les gustaba vivir así.



Los Reyes al despertar, vieron a su hija hablando con sus amigos. Ambos se entristecieron al comprender que no habĂ­an dejado elegir a su hija cĂłmo querĂ­a vivir.


Al volver a su plato, la pequeña Croquetita se propuso que la próxima vez que sus padres le dijeran que debía casarse, les diría que no.


Pero eso nunca sucedi贸, porque los Reyes comprendieron que la familia no es solo un pap谩 o una mam谩, sino el lugar d贸nde uno es feliz.



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