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Accesorios
from Cravat
Delsiglo anterior, se recogen algunas ideas que se aplicaron en la decoración de vestidos y demás elementos utilizados para el adorno personal como pijantes, aderezos, medallones, cinturones, elementos de sujeción para las espadas, etc. Las colonias españolas en América, seguían siendo de especial interés por el suministro de materias primas, entre ellas oro, plata y piedras preciosas, y las perlas provenían del caribe y Filipinas y centro america.
La moda sigue marcando un papel importante en la fabricación de joyas. Por eso se van a diseñar gran cantidad de aderezos y demás joyas para las casas reales europeas, las cuales durante el paso de los siglos han ido acumulando importantes colecciones, entre las piezas más representativas están los aderezos de coronación, joyas oficiales y personales. Sin embargo, muchas joyas reales han sido retalladas, fraccionadas o se han perdido, aunque todavía quedan algunas colecciones importantes. En esta época estuvieron de moda relojes, tabaqueras y sellos, todos ellos engastados con pedrería fina de diferentes tipos.
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Según Arbeteta, (1998) “Hacia el final del siglo, la acumulación y temario de las joyas se hizo progresiva, por lo que las clases inferiores acudieron a soluciones de menor coste, como el uso del aljófar o de las imitaciones, que hoy llamaríamos bisutería. Se decanta la moda hacia las joyas con pedrerías engastadas en bocas de plata que ocupan los anversos, pudiendo estar los reversos esmaltados o bien forrados de oro. Se recupera la pedrería de color, en vistosas combinaciones cromáticas. Los nombres y variedades de las joyas son muy numerosas, hay muchos tipos.” Todos relevantes.
Las joyas religiosas tienen una gran importancia en esta época, las más comunes son las medallas, las cruces y las placas devocionales, la mayoría en forma de colgante o pectoral. Las cruces suelen ser de oro con piedras engastadas o esmaltadas.
Las medallas tienen colores variados, creados por la combinación de esmaltes (rojos, verdes y azules), perlas ensartadas y piedras preciosas; normalmente son de oro y se realizan con técnicas de calado, filigrana, cincelado. Las placas devocionales tienen formas dispares (ovaladas, redondas, octagonales, etc.) el motivo central se realiza de esmalte pintado, representando una imagen religiosa. Se combina la estructura de oro con pastas vítreas o piedras preciosas, suelen ser de filigrana o materiales plasticos.
Para los paseos de invierno, las damas se protegian con una hongreline, que era una prenda exterior mas corta que la masculina. Boucher tambien menciona el uso de casacas y manguitos de piel para los dias de frio. Estos ultimos son destacados por los autores consultados como el accesorio de las damas elegantes que se usaba en eventos. Se destaca el uso de delanteras como accesorio que se utiliza solo en el interior de las casas y no en la calle llamados laisse tout faire.

La joya barroca
Lo denominado “joya barroca” son las jo yas que tradicionalmente usan las cholas paceñas como parte de los elementos que las identifican, junto con su vestimenta (especialmente la pollera y las mantas), y que tienen relación con la joyería española de los siglos XVII y XVIII. Se denomina “barroca” porque: i) tiene un estilo abigarrado y una estética exuberante, llena de elementos que no dan lugar a un “vacío” o un cierto “descanso”, e incluso de recursos materiales diversos (todo puede estar en ellas: oro y plata en chapa y en hilo, grabados y objetos hechos en cera perdida adheridos mediante soldadura, filigrana, cadenas, perlas y piedras de muchos colores y tamaños en un mismo objeto); ii) se utiliza en conjunto, sobre todo cuando se trata de ser demostrativo: grandes aretes con piedras colgantes, joyas que se aplican en los sombreros con piedras, y a veces también con cadenas que circundan parte del sombrero, enormes prendedores centrales que sirven para ajustar la manta, anillos en todos los dedos, a veces collares. Es decir, también es barroco el uso: excesivo. iii) por su iconografía, que combina la naturaleza a través de la representación de animales e insectos (mariposas, tortugas, cisnes, llamas, etc.) o apela a símbolos del pasado pre colonial (puerta del sol de Tiwanacu, figura del inca) junto con infaltables flores, hojas, ramas, ramilletes; iv) por su relación especular con la joyería española, sobre todo de los siglos XVII y XVIII, que fue el período del barroco europeo caracterizado por la excesiva decoración, la ornamentación recargada, la exageración en las formas, el predominio de líneas curvas, los temas naturalistas. La joyería barroca andina es un “espejo” que devuelve una imagen tan exuberante, grandilocuente y recargada como la joyería barroca española. Pero con una diferencia central: es portada por mujeres originarias.

Estas joyas barrocas se distinguen por: i) su materialidad: elaboradas en planchas e hilos de oro y plata, con objetos soldados realizados a la cera perdida, gran cantidad de piedras semi preciosas con frecuencia de múltiples colores y perlas; ii) su iconografía: asociada a la naturaleza (infaltables formas florales, hojas, ramilletes, animales, gotas de agua), pero también a símbolos o personajes asociados a culturas precolombinas y objetos asociados al mundo indígena (sombreros de chola, por ejemplo); iii) su estética: abundante en adornos, abigarrada, hiper decorativa, con movimiento (predominancia de líneas curvas, piedras en forma de gotas o perlas que cuelgan; elementos vinculados en varios niveles con movilidad, etc.); iv) las técnicas requeridas en su elaboración: grabado, engaste, elaboración de cadenas, cera perdida, repujado, martillado, soldadura; v) sus productores: maestros joyeros que no poseen grandes estructuras en sus talleres y que venden en cantidad para las fiestas patronales (que son numerosas en Bolivia), probablemente de origen aymara, originario de alla; vi) sus usuarias o destinatarias: las cholas paceñas que las utilizan en las fiestas patronales y otras (ocasiones en que las usan todas a la vez: aretes, anillos, prendedores, en los sombreros, etc., lo que incrementaría el “barroquismo” en el uso) y en menor medida también pueden ser usadas a diario (aunque en tal caso no en conjunto, de manera más “discreta”, es decir, sólo aretes, un prendedor o algún anillo, por ejemplo).



La joya barroca
Las joyas barrocas que usan las cholas paceñas podrían inscribirse como parte de los cambios que se han dado a lo largo del tiempo en la vestimenta que usaban los indígenas antes de la llegada de los colonizadores a la zona.
En un primer momento, durante el siglo XVI y principios del XVII, hubo un cambio bastante radical que se produjo por dos motivos importantes según se desprende de las interpretaciones de algunos autores: i) las reglamentaciones de las Reformas Toledanas (1571), que modificaron muchos aspectos de la vida cotidiana sobre todo en las ciudades andinas -entre ellos la vestimenta “aceptada y aceptable”-, y ii) las transformaciones en términos de identidades que se estaban procesando en dicho momento histórico, con la emergencia de un mestizaje no sólo entendido en términos biológicos, sino muy especialmente como una interacción compleja entre distintas culturas. (Ver Villanueva, 2015, y Barragán, 1992). Los cambios en la vestimenta no sólo son una normativa que cumplir, sino que, en mi opinión, expresan una relación especular con los modelos a seguir, pero desde identidades que resisten, negocian y dialogan a la vez.
En este sentido, la vestimenta de la chola, que se “hace” en relación con la vestimenta de la mujer española, la emula pero también se diferencia, imprimiéndole la mujer chola una impronta particular.
Según Villanueva, con la contra reforma católica a partir del Concilio de Trento (1545-63) se produce un viraje conservador y hacia la reivindicación de una austeridad que tiene implicancias importantes en los modos “aceptables” de presentarse y vivir de las mujeres. A partir de entonces, se introdujeron elementos en la vestimenta que ocultaron sus cuerpos, como el verdugado: “un sistema de aros de mimbre o verdugos de varios diámetros, costurados a diferentes alturas de la falda (de Souza, 2007)” (Citado en Villanueva, 2015: 9). Este elemento ampliaba la falda y ocultaba las formas de las piernas y cadera. Este tipo de falda era el que usaban las mujeres españolas de la segunda mitad del siglo XVI en América, es decir cuando se implementaron las Reformas Toledanas, y ese es el modelo que las mujeres indígenas y mestizas “imitaron” o adoptaron para su propio vestir.
Bolsos y abanicos
Durante este primer periodo, el abanico se convierte en un accesorio elegante. A traves del rvelamiento de imagenes de la epoca, pondemos observar que hay multiples variantes pra las damas. Tanto los abanicos de baraja, como los de tipo pantalla podian estar intensamente decorados y con muchos detalles.
Del 11 de abril al 25 de agosto, el Bayerisches Nationalmuseum de Múnich expone una colección de 300 bolsos con la que recorre cinco siglos de vida de este accesorio (del siglo XVI al XXI). Una exhibición que, además de centrarse en la moda, refleja a través de ella los distintos cambios sociales de cada época a travez del tiempo. “No sólo se trata de la evolución de la moda, la forma o el diseño, sino que también se puede apreciar el desarrollo de la sociedad tras cada bolso”, declara la directora del citado museo, Renate Eikelmann. Y así lo refleja el título de la exposición: ‘El Bolso, una historia cultural europea del siglo XVI al XXI’.

Podemos divisar el gran poderío francés no solo en la forma de portar las prendas si no también en la manera de conseguir los textiles y accesorios.

“Desde los monederos del siglo XVI hasta el bolso ‘Kelly’, la exposición muestra una variedad de formas así como de materiales empleados para crear este accesorio multifuncional”, recalcan desde esta pinacoteca. Así se pueden encontrar monederos, carteras, maletas, zurrones, bolsos de mano, bandoleras... realizados en terciopelo o seda, con bordados y/o incrustaciones de piedras o metales.
Además de los estilos, los tamaños, la fabricación, etc., la exposición destaca que el bolso no ha sido tradicionalmente un accesorio para mujeres. Por ejemplo, hay modelos usados por el príncipe Maximiliano I, en la primera mitad del siglo XVII, o por el rey Luis I de Baviera en el siglo XIX. “Varias de las piezas más preciadas pertenecieron a la familia real de Baviera. Es el caso de los bolsos de Maximiliano I, que ponen en evidencia los cuidados trabajos de bordado que se realizaban en la Corte”, explican desde el museo.


En su paseo por los seis últimos siglos, el bolso se antoja barroco, rococó o neoclásico pero también se transforma para adaptarse a la década de los 50 y los 60 en EEUU. Cambia su estilo y la forma de usarlo y también lo que simboliza el usarlo. En el siglo XVI, mujeres y hombres guardaban el dinero y los objetos personales en bolsos que lucían como “símbolo de estatus”, según señala Johannes Pietzch, comisario de la exposición, en declaraciones recogidas por Dpa. “Por ello, las mujeres de la alta burguesía dejaban ver sus bolsos, que se colgaban con una larga correa”, agregó Pietzch.
Distintos mensajes “Mientras que los monederos se lucían como signo de riqueza en el siglo XVI, los bolsos desaparecen entre los voluminosos trajes del siglo XVII y XVIII”, comunican los organizadores de esta exposición. Y añaden: “En 1800, los bolsos pequeños (‘reticule’) formaron parte imprescindible del armario femenino. Era un adelanto del bolso de mano que, ya en el siglo XIX, daría sus primeros pasos hasta convertirse en el artículo de moda imprescindible para ella”.
El primer bolso con asas y cierre metálico llegó en 1875. Y en el siglo XX, de los modelos grandes de las primeras décadas se pasó a los bolsos más pequeños, como los que llevaba la Princesa de Mónaco, Grace Kelly (que popularizó el bolso ‘Kelly’).
Mascaras
Otro accesorio popular fue la mascara. Su popularidad crecio a partir de 1650 y fue utilizada hasta fines del siglo XVII. Eran usadas por hombres y mujeres por dos motivos: para proteger las pieles delicadas o para cubrir algun rasgo poco favorecedor. Las mascaras estaban hechasen terciopelo negro y forradas de seda blanca y podian doblarse para que se pudieran guardar en una pequeña cartera. Muchas veces tenian un fin politico: otorgaban anonimidad a la persona que la portaba, permitiendole infiltrarse en reuniones en un periodo socialmente convulsionado.
Fajin
Uno de los elementos más característicos de este estilo es el fajín de seda bordada y con flecos que se anudaba entre la cintura y la cadera hacia el costado con un “abandono estudiado” según las palabras de Boucher. Estos fajines lujosos nos recuerdan a los utilizados en los trajes orientales originales.
Estuvieron de moda hasta el final del reinado de Luis XIV. En un ámbito más material, las influencias de Oriente eran visibles en la vestimenta, las armas y las decoraciones de la casa de los nobles.

El nuevo traje polaco se basaba en la túnica del Imperio otomano, que se extendió desde la nobleza hasta los habitantes de las ciudades e incluso a los campesinos. Un noble polaco vestía una túnica larga como żupan, delia y kontusz, a menudo forrada con telas caras; equipado con un cinturón de fajín y con accesorios con botas hasta la rodilla de suave cuero .
Los caballos árabes eran comunes en la caballería polaca. Durante el siglo XVII se hizo popular el afeitarse la cabeza al estilo tártaro. El símbolo de la clase noble era el arma de hoja curva, la szabla, un cruce entre el sable y la cimitarra. También eran comunes las dagas, vainas, alfombras, cascos, monturas, klims, alfombras, tapices y bordados otomanos: lo que no se adquiría del comercio venía como botín de los muchos conflictos militares a lo largo de la frontera sur de la Mancomunidad del lugar.
La mansión del noble polaco estaba decorada con trofeos de guerra de este tipo. Algunos artículos de lujo eran de producción nacional, a menudo imitando el estilo oriental; la mayoría se importaba del oeste a través de Danzig (Gdańsk) o del este. Exhibir la riqueza de uno era importante, y las excusas eran muchas: el día del santo patrón, así como las bodas y los funerales que se celebraban de manera extravagante. Un arte distintivo de los retratos de ataúdes (Portret trumienny) surgió durante ese período.
Canons
Tambien conocidos como canions, era un puño de media, que se utilizaba a modo de ornamentacion. Se colocaban encima de las medias, carecian de punta y talon y en la parte superior formaban un ancho embudo adormado con encajes que se doblaban sobre la bota.
Hacia 1660, estos accesorios de encaje se fruncian en la parte superior, y generaban muhco volumen en la parte inferior. Lo cual obligaba a los hombres a caminar de una manera incomoda, con las piernas abiertas, dificultandolo.
Guantes
Seguian la forma de embudo, al igual que las botas. En general, eran de procedencia española, y estaban confeccionados en piel flexible. Tenian grandes puños ensanchados, a veces cubiertos de bordados, y a menudo perfumados. La gente corriente llevaba manoplas, en los cuales solo el pulgar estaba separado.
Se impone el gusto italiano que perfuma la ropa y artículos de marroquinería como guantes o cinturones con el fin de enmascarar el intenso olor a piel. La peste marca la importancia de la higiene de la ropa y el perfume es su complemento. Rabelais refleja las aspiraciones de belleza y sensualidad exaltadas por los humanistas y otros grupos.

En pleno Renacimiento, llegados de España y, sobre todo de Italia con los Médici, los perfumistas extranjeros se instalan en París y los guantes perfumados invaden Francia y otros países. Estos guantes fueron objeto de deseo y símbolo distintivo de la época, aunque otro uso muy distinto era el de envenenar a enemigos.
Espada y baston
Los tahalies eran cinturones de cuero, que cruzaban diagonalmente el pecho. Se utilizaban para sostener las espadas, elemento que completaba el conjunto del caballero, junto al baston. Modelos mas anchon, bordados, acolchados, adornados con galones y flecos sustituyeron a los cinturones del estilo.
Durante la época del rhingrave se dejó de lado, y en este estilo de traje de tres piezas vuelve a utilizarse. En estas décadas lo encontraremos con una ornamentación muy recargada, bordado, adornado con galones o flecos. En la espada se sujeta este accesorio mediante hebillas. Según Stefanella Spósito, el uso de estos accesorios tan decorados corresponde a las “formas suntuosas que fomentan la artesanía de alto nivel y a la inventiva aplicada al enriquecimiento del guardarropa” (Spósito, 2016, p. 98). Al final del siglo el tahalí pierde importancia y se le vuelve a dar paso al cinturón.


Galants
Se trataba de cintas de seda que poduan colocarte sueltas o en forma de moño. Decoraron los conjuntos generando grandes volumenes en cuellos, hombros, cinturas y piernas.
Llegaron a ser de los omamentos mas utilizados durante el reinado de Luis XIV. Al respecto, Boucher afirma que todo el traje podia llegar estar sobrecargado de estos lacitos y que cuando a partir de 1665, se tomaron a los bordados de oro, estos fueron sustituidos, por los no privilegiados, por galones, botones y flecos que sobrecargaron las prendas hasta el extremo.
Bolsos
Durante el siglo XVII, los juegos de cartas se volvieron un hábito para todas las clases, sobre todo aquellos que permitían hacer apuestas. Debido a esto, se pusieron de moda unos bolsitos ricamente decorados para guardar las fichas o el dinero. Estaban hechos de brocado o terciopelo y bordados con hilos dorados y plateados, muchas veces con motivos indicando el origen y estatus de la persona que los utilizaba.
En este período también se frecuentaba regalar bolsos con retratos pintados para ocasiones especiales. Estos bolsos además de tener el rostro de los dueños del accesorio estaban adornados con hilos metálicos y encajes.

Joyas
Durante el reinado de Luis XIV, la joyería se volvió uno de los extravagantes lujos parisinos. El rey utilizó casacas decoradas con piedras preciosas, posiblemente diamantes, que hacían notar la riqueza y el poder del gobernante. Según Boucher, el gusto por los adornos de pedrería en la indumentaria masculina creció considerablemente en estas décadas finales, sobre todo después de que se descubriera un procedimiento para colorear vidrio e imitar piedras.
Manguito
El manguito es un accesorio que demostraba elegancia y se llevaba en invierno. Estilo de ropa de la época barroca (de mediados del siglo XVII a finales del siglo XVIII) que se distingue por prendas amplias y muy ornamentadas y por el uso de colores vivos, brocados de seda y encaje.
La ropa de mujer era más estilizada, la parte delantera de la falda estaba partida dejando ver las enaguas. En las caderas la prenda va muy ajustada y la falda se levantaba ligeramente con aros de hierro. El cuerpo o body iba atado con lazos a su alrededor.

El pelo se llevaba recogido a capas con un alambre y con adornos. La ropa de hombre consistía en un justillo ajustado y largo que a finales del siglo XVII iba decorado con bordados y cintas. Las mangas iban vueltas revelando la camisa muy ornamentada también. La parte delantera del justillo revelaba un chaleco que se extendía hasta la rodilla. La camisa solía llevar los puños atados con cordones y cuello alto. Los pantalones hasta la rodilla y se llevaban con calcetines de seda normalmente blancos. La peluca era parte de la vestimenta. Esta forma de vestirse creó las bases del traje de chaqueta de hoy compuesto de chaqueta, pantalón y chaleco.
Mascaras
Otro accesorio popular fue la mascara. Su popularidad crecio a partir de 1650 y fue utilizada hasta fines del siglo XVII. Eran usadas por hombres y mujeres por dos motivos: para proteger las pieles delicadas o para cubrir algun rasgo poco favorecedor. Las mascaras estaban hechasen terciopelo negro y forradas de seda blanca y podian doblarse para que se pudieran guardar en una pequeña cartera. Muchas veces tenian un fin politico: otorgaban anonimidad a la persona que la portaba, permitiendole infiltrarse en reuniones en un periodo socialmente convulsionado.


