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La importancia de la comunicación en la familia
Por Martha Leticia López González Experta en Liderazgo y Desarrollo de Proyectos
En ese sentido, cobra pertinencia hablar de la familia, como núcleo importante de la sociedad, pero también como núcleo importante de los individuos, de su forma de actuar, de empatizar, de avanzar. En fin, de crecer. Pero no solamente basta -y es preciso- hablar sobre qué es o qué representa la familia, sino, también abordar aspectos que se dan dentro de ella y que por sí mismos requieren de puntual atención, como lo es la comunicación interna y externa, y cómo esta influye en cada uno de las y los integrantes.
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Antes que todo, y en todo, está la comunicación. No hay rincón en este planeta que no se haya creado o entendido a partir de un sentido comunicativo, todo surge desde ahí. Y desde ahí abordaremos su relevancia.
No es posible hablar de comunicación sin identificar que esta es un factor intrínseco e inherente, casi omnipresente, de la vida y de la humanidad, y de la historia de la humanidad. La comunicación es, a fin de cuentas, una manera de compartir esto que ahora tienes en tus manos, y que lees en un tono distinto que el de alguno de tus parientes, y que incluso en otro país o en otra cultura, se podría interpretar de otra manera, o que incluso, no se podría interpretar por los impedimentos del lenguaje.
Así de amplia es la comunicación. No tiene límites geográficos, a todos lados llega y en todos lados querrá decir algo, aún cuando sea indescifrable para otros. Eso es, también, un proceso comunicativo que busca unir dos culturas. La comunicación estaba antes, incluso que el lenguaje. Es tan antigua como la música, y las pinturas rupestres, y los gestos y las muecas y los ruidos con los que nuestros antepasados, de hace miles y miles de años, se daban a entender. La comunicación tiene la edad de la raza humana, pero incluso antes, todavía, ya existía.
Gracias a la comunicación, otras especies lograron entenderse, compartían sonidos, espacios. Convivían de alguna manera. Todo empezó ahí, y partiendo de ahí, la comunicación, como la raza humana y distintas especies, fue evolucionando. El viaje fue compartido, el uno necesitaba al otro, nada podía lograrse sin que hubiera una manera de comunicarse.
Y entonces, apareció el arte, los idiomas, las formas de decir las cosas, de hacer sentir y de sentir. Todo como parte de un proceso comunicativo, compartido, global y diverso. Para ese punto, la sociedad crecía exponencialmente, como ahora lo hace, y como seguramente lo seguirá haciendo.
Umberto Eco, filósofo y escritor italiano, autor de textos y pensamientos sobre la semiótica, la lingüística y la filosofía, escribió que “a veces es difícil de entender la diferencia entre la identificación con las propias raíces, la comprensión de las personas con otras raíces y juzgar lo que es bueno o malo”.
En esa sola frase redujo la complejidad del ser un individuo en una sociedad colectiva, y el proceso comunicativo que implica la interpretación y la definición de una postura ante otra. De ese tamaño es la comunicación.
Para los académicos Stephen P. Robbins y Mary Coulter, la comunicación es, sencillamente, la transferencia y la comprensión de significados, en cualquiera que sea su formato. Esa es una de las acepciones más simples, pero más amplias y globalmente aceptadas sobre la comunicación. En ella se conjuga todo lo ya mencionado, su historia, su paso por el tiempo.
Pero entonces ¿por qué la comunicación es importante en… Pues… todo?
Pues porque es la invitada que no puede faltar en cualquier tipo de relación, y son las relaciones -de distintos tipos, románticas, de amistad, familiares, de negocios, económicas, fraternales, de camaradería- las que han ayudado a construir esta sociedad.
La comunicación funciona por igual, en una pareja de veinteñeros que apenas están descubriendo las dulzuras del romance, como en una pareja de ancianos que, además de sus vidas, han compartido todo aquello que las configuran. También funciona por igual, en una relación de padre e hijo, como en una de un equipo de fútbol, o como en una empresarial. La comunicación necesita destreza, necesita ser clara, necesita de entendimiento, empatía, bondad, tolerancia y responsabilidad, todos valores importantes dentro de una familia, más cuando esta es una célula y un reflejo de la sociedad. Por eso, claro está ahora, es importante la comunicación en las familias.
¿Qué es eso que algunos llaman “familia”?
El concepto de familia puede ser muy abstracto, o muy simple, según se vea. Es distinto, también, según se vea. Para algunas culturas es una cosa, para otras, es algo distinto. Pero el común denominador es "precisamente" que no obstante de la cultura, nación, o comunidad donde se aborde de una u otra manera la familia, esta siempre hace presencia. Ahí está. En todos los rincones.
Retomando otras reflexiones del pontífice mencionado, “la familia es la base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por primera vez que les guían durante toda su vida”. Esa es una acepción bastante romántica. Pasemos a otra.
La socióloga e investigadora argentina, experta en temas de derechos humanos, género y movimientos sociales, Elizabeth Jelin destacó que “la familia es la institución social que regula, canaliza y confiere significado social y cultural a estas dos necesidades”. Además, la sudamericana agregó que dentro de las dinámicas de la familia también se incluye “la convivencia cotidiana, expresada, en la idea del hogar, y del techo: una economía compartida, una domesticidad colectiva, el sustento cotidiano, que van unidos a la sexualidad ‘legítima’ y la preocupación”.
Ambas definiciones, se hicieron en tiempos y circunstancias distintas, pero, en el fondo, aunque diferentes, también contienen puntos realmente relevantes que comparten entre ellas.
Mientras que, en la definición del presbítero polaco, se habla de la sociedad, en la de la socióloga argentina, también se habla de esta, de temas como lo cotidiano, la economía, la domesticidad y del sustento, del hogar, en otras palabras, todo aquello que es parte de una sociedad.
El gran epicentro de la familia -independiente de cómo esta sea concebida, de una manera tradicional, o de una manera más inclusiva y diversa- es la sociedad, y los individuos que la conforman, los individuos que emanan de ella, por eso es importante.
Una familia comunicativa
Teniendo en cuenta que la comunicación y la familia son ejes torales del mundo, y habiendo discutido ya sobre por qué la comunicación en distintas relaciones es importante, como lo es en las familias, parece ahora pertinente dejar claro qué ventajas podemos obtener de generar una familia comunicativa, donde todas las voces se expresen y sean escuchadas.
Antes de avanzar, hay que hacer mención especial en que el ser escuchado es parte importante del proceso comunicativo recíproco, y por eso es parte importante dentro del diálogo interno de una familia, o de cualquier relación.
Ahora, una familia comunicativa, en todos los sentidos, puede derivarse en muchas cosas positivas: evitar la violencia, los malentendidos, los insultos, por mencionar algunos ejemplos. Pero ¿qué puede haber más allá de tener una buena conversación? Una buena pregunta necesita de una buena respuesta. Y a ella llegaremos.
La agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible elaborada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció metas tangibles sobre lo que se tiene que hacer para lograr vencer, o aminorar, cánceres sociales como el de la inequidad o la exclusión -y que permean desde las familias hacia el exterior-.
Entre algunas de las recomendaciones que se hicieron, y en las que también intervino la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), se tomó en cuenta que se deben generar prácticas que ayuden a involucrar el aprendizaje de una manera más integral dentro de las familias.
En el artículo Involucrar a las familias en la alfabetización y el aprendizaje, elaborado por el Instituto de la UNESCO para el aprendizaje a lo largo de Toda la Vida, se reconoce que “Entre las estrategias innovadoras surgidas en los últimos decenios, el aprendizaje familiar destaca como un enfoque transformador que opera entre generaciones e instituciones, destruyendo las barreras entre el hogar, la escuela y la comunidad. Las pruebas de la investigación apoyan un enfoque 'toda la familia' para abordar la alfabetización y otros desafíos educativos que las familias y comunidades desfavorecidas enfrentan”.
De hecho, en ese mismo documento, se identifica también que aprender en familia, a través de una comunicación ideal, “es una tradición enraizada en todas las culturas y regiones del mundo. Si bien las actividades de aprendizaje de las familias generalmente se concentran en competencias más amplias para la vida, a menudo también incluyen el desarrollo de competencias en lectura, aritmética básica y lengua”.

Y el estudio enfatiza en que “Todo niño debería tener derecho a formar parte de una familia que aprende junta y el derecho a tener padres, abuelos y cuidadores alfabetizados”.
¿Y todo esto a qué viene? Para dejarlo más claro, abordaremos una reflexión del escritor Antoine de Saint-Exupéry: “No heredamos la tierra de nuestros antepasados. La legamos a nuestros hijos”.
Este pensamiento es de suma importancia porque no solamente habla de la familia y de ese pase de generación entre un padre, una madre, a su hijo o hija, sino que, implica también el reconocimiento de todo lo que se deje pasará a manos de los que vienen detrás, y quienes después tomarán las riendas del mundo. Ante eso, vale la pena tomar en cuenta que todo lo que se haga dentro de las familias tendrá una resonancia al exterior.

Las familias están involucradas en todos los procesos sociales, y deben también tomarse en cuenta a la hora de la toma de decisiones ya que, aún teniendo en cuenta que según las naciones, o las culturas, o las religiones, su acepción y concepción puede ser distinta, esta es, irrefutablemente, una de las partes más importantes que conforman cualquier comunidad. Apartarlas de cualquier política o acción que pudiera mejorarlas sería, francamente, un error.

Las claves de la comunicación en familia
Recapitulando, la comunicación es una de las columnas vertebrales que sostienen a la sociedad; la familia es, a su vez, un cimiento importante de este pilar. Tomando en cuenta que la comunicación familiar puede crear entornos sanos que inciden directamente en la sociedad, habría que cuestionar ¿cuáles son las claves para una comunicación en familia efectiva?

Primero, hagamos una acotación que no puede pasar desapercibida: no todas las personas se comunican igual, no todas entienden igual, no todas empatizan igual y, evidentemente, no todas las familias son iguales.
Ese pequeño paréntesis es absolutamente necesario ya que, si bien se pueden enlistar algunas recomendaciones o acciones que permitan generar un ambiente sano de diálogo, de conversación, de comunicación efectiva -hablar, escuchar y ser escuchado-, la realidad es que nunca podrá existir un decálogo puntual y universal que garantice que funcionará, efectivamente y por igual, en todas las familias. No, no funciona así. Como ya se mencionó, las familias parten de lo social y de lo individual, también, y es por ello que esa diversidad no puede comprometerse a un manual omnisciente. Nada de eso existe.
Lo que sí existe son recomendaciones que tienen que ver con la generación de habilidades comunicativas y con la generación de ciertos valores, que permitirán una comunicación ideal.
Una buena práctica podría ser, para empezar, establecer mecanismos de convivencia comunicativos, esto podría implicar generar espacios lúdicos, de entretenimiento, de capacidad creativa, donde todos puedan expresarse y divertirse, esto generará confianza y, al hacerlo repetidamente, terminará siendo cotidiano. Se creará, sin saberlo, una confianza cotidiana con los integrantes de la familia.
Además, también se debe elegir un lugar sano para conversar. La confianza generada en los espacios lúdicos y creativos permitirá interesarse en los demás, y ahora cada integrante tendrá que prestar atención y empatizar con lo que el otro está diciendo.
Las emociones tienen lugar en toda conversación, sin embargo, deben de cuidarse, pues estas pueden causar también problemas, no es igual tomar una decisión sumamente feliz, a una estando sumamente enojado, o triste, por eso es importante adoptar una cultura de paciencia que nos permita enfriar el pensamiento. Siempre, cuidar el tono es importante.

El cliché de los valores: respeto. En la comunicación familiar también se requiere de respeto. Como ya se comentó, no todas las personas son iguales, ni piensan igual, pero, aún así, se pueden respetar sus puntos de vista, más cuando se está en un ambiente de confianza que se generó desde el respeto.
Además de hablar, escuchar, y ser escuchado, también se deben tomar acciones, propiciar soluciones a los problemas planteados, ya que ahí se encuentra la mejor parte del entendimiento, en el consenso.
Finalmente, probablemente uno de los consejos más difíciles de seguir es, reconocer los errores propios que, dicho sea de paso, siempre aparecerán. Tarde y temprano alguien puede equivocarse, y está bien, es parte del crecimiento individual y colectivo. Reconocer los errores nos llevará siempre a desarrollar soluciones, y es ese el meollo del asunto.
Referencias
Recuperado del portal Comunicare, en el artículo 3 definiciones de la comunicación: 3 definiciones de la comunicación: descúbrelas – Comunicare • Recuperado del artículo Involucrar a las familias en la alfabetización y el aprendizaj e, elaborado por la UNESCO y por el Instituto de la UNESCO para el Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida. • Recuperado de Compartamos Banco, La importancia de la comunicación en familia: LA IMPORTANCIA DE LA COMUNICACIÓN EN FAMILIA (compartamos.com.mx)
La comunicación familiar ha sido, desde siempre, un pilar fundamental de la sociedad, esta, como la misma sociedad, ha ido creciendo, poco a poco los integrantes han ido ganando más voz y resonancia, y no es para menos, ya que son la base y el futuro próximo. Tenemos la fortuna y la tarea de poder cuidar de ese futuro, de esas nuevas generaciones, desde ahora.
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