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Comunicación estratégica, el tiro de precisión que necesitas
Por Cynthia América Magaña Sánchez Directora de Comunicación Estratégica en Global University
No hables a menos que puedas mejorar el silencio Jorge Luis Borges, escritor y pensador argentino
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Hoy más que nunca toma relevancia entender cómo es que nuestra comunicación impacta directamente en la imagen que proyectamos pero, más allá, en la imagen que verdaderamente perciben de nosotras y nosotros. Ya que, no podemos negarlo, es justamente la imagen la que puede abrirnos o cerrarnos puertas en términos laborales e incluso personales. Finalmente, la primera imagen sigue estando condicionada a los juicios, estereotipos y comportamientos humanos, y es a través de ella que actuamos como seres sociales. No podemos pasarla por alto, hacerlo sería, definitivamente, un error.
Ahora bien, considerando que nuestra imagen es de alguna manera consecuencia de lo que somos, de lo que hacemos, de lo que decimos, de lo que nombramos y también de nuestros silencios -es decir, un reflejo inevitable e inconsciente-, también, estaremos de acuerdo en que si tenemos un objetivo o sueño en la vida, tendremos mayor probabilidad de alcanzarlo si diseñamos una estrategia que nos permita gestionar el camino para llegar a esa meta, llámese un trabajo, desarrollar alguna habilidad artística, viajar o emprender, por mencionar algún ejemplo.
Con eso entendido, parece interesante descubrir que en realidad nosotras y nosotros somos capaces de diseñar una estrategia personal en términos de imagen pública para lograr objetivos. Dicha estrategia, por supuesto, implica también reconocer y realizar diversas tareas y quizá una de las más importantes será que tendremos que navegar en la maravillosa ola del autoconocimiento. De pronto, será necesario cuestionarse preguntas sumamente básicas (pero en ocasiones, irónicamente, difíciles de responder): ¿quién soy? ¿Con qué sueño? ¿Qué deseo? Profundizar en esas cuestiones es tan sólo el primer paso para abrir paso en el mundo de la imagen pública y la comunicación estratégica que está (o debe estar) detrás de ella.
La imagen
Para entender de qué hablamos cuando hablamos de imágen, debemos retomar su etimología. La palabra se deriva de imago, que viene del latín y que lo podemos traducir como “copia” o “imitación”, lo cual concuerda con cómo percibimos la realidad, ya que esta, a fin de cuentas, la percibimos e interpretamos a través de nuestros sentidos. Y aquí es pertinente mencionar que si bien todos los sentidos son importantes, quizá el que más predomina en la actualidad es el visual. Sí, se pueden hacer descripciones con palabras, sonidos, texturas y demás, pero no es coincidencia que exista el dicho “una imagen vale más que mil palabras”. Además, justo también por esa predominancia es que aplicaciones como Instagram o Tik Tok han tenido tanto éxito en los últimos años, y es justo también por su amplitud que cada vez vemos más adaptaciones de libros o novelas a producciones audiovisuales (claro, teniendo en cuenta que estas producciones, así como los videos o las fotografías que se publican en las aplicaciones mencionadas, también ya usan lo auditivo y la interacción táctil).
Para fines menos teóricos y más simplistas (si es que cabe la aclaración), entendamos que la imagen es, en su estado más puro, percepción, y si para percibir necesitamos de los sentidos, entonces estamos inmersos en un simple proceso de comunicación. Es justo en ese punto donde sucede la magia: cuando entiendo que mi imagen es parte de lo que quiero comunicar, pero también es la herramienta a través de la cual puedo hacerlo; cuando entiendo qué mensajes estoy proyectando; y cuando entiendo cómo lo están recibiendo las otras personas, ese es el momento clave, pues sólo ahí es cuando, a partir de las condicionantes mencionadas, puedo ser capaz de influir en los demás para provocar reacciones.
Pero todo este plan no es tan sencillo como aparenta, para que tu imagen deseada se convierta en identidad es necesario sostenerla en el tiempo, perpetuarla, no puede ser un trabajo efímero, debe ser un trabajo profundo y constante. Recuerda que si eres y no pareces, no funciona; si no eres y pareces, no funciona; debes ser y parecer, ese es finalmente el camino para el éxito.
La imagen no es nada por sí misma, se le tiene que dar contexto y es de ese modo que poco a poco el concepto se va entretejiendo con la comunicación estratégica. Para que nuestra imagen funcione como método de comunicación de una manera efectiva, es importante diseñar una estrategia de relaciones públicas para obtener una imagen pública favorable, pues en ciertas circunstancias de la vida dependemos de lo que otros piensan de nosotros.


Ejemplo de ese fenómeno lo podemos observar al momento de pedir un empleo; cuando conoces a tus suegros; cuando un profesor de la universidad te recomienda, o no, para obtener una beca o trabajo; o cuando un posible inversionista puede apostar por tu empresa, por mencionar algunas situaciones. Son esos momentos en los que la percepción puede hacer la diferencia en tu vida. Pero ¿qué sucedería si aquella impresión que diste no fue la que realmente te define?, pues segura y sencillamente las cosas no saldrían como tú desearías, entonces, es cierto, nuestra imagen vive en la mente de los demás y puede ser una obra de arte o una obra de la casualidad.

Lo que proyectas y perciben los demás de ti siempre terminará provocando reacciones, por eso es importante recordar también que la percepción compartida produce una respuesta unificada.
Es común que hablemos de la percepción, pero debemos entender que esta es en realidad la forma en la que el cerebro de una persona recibe información e interpreta la realidad a través de la estimulación de los sentidos, de tal forma que podemos formar una impresión. Percibimos y creemos entender lo que otros piensan, lo que sienten y cómo actuarán.
Una vez que decides trabajar en tu imagen, es necesario considerar si quieres ser una figura pública o un líder de opinión. Un líder de opinión ejerce influencia sobre las actitudes y acciones de otros individuos, también es considerado una fuente confiable de información, noticias y reflexiones, además sus puntos de vista son tomados en cuenta por un grupo social. Ojo aquí, no debemos cometer el error de confundir a un líder de opinión con un influencer, ya que este último más bien puede entenderse bajo el concepto de figura pública, pues no necesariamente tiene reflexiones profundas o una carrera por detrás que avale su opinión respecto a un tema (o temas) específicos.

Sí, es cierto, una figura pública o un influencer tiene la característica de ser ampliamente conocidos por un sector de la sociedad, y en ese sentido, tenemos que reconocer que sus opiniones pueden influir, o no, en las actitudes y acciones de otros individuos. A la vez, esta exposición puede ser negativa, ya que sus actos son juzgados por las masas sometidas a la opinión y al escrutinio público. Así pues, es importante considerar que podemos ser figuras públicas porque las circunstancias nos han puesto en el ojo del huracán, sin embargo, aportar con nuestras acciones es nuestra elección.
De alguna manera, tanto líderes de opinión como figuras públicas, lo saben: es sumamente importante trabajar en su imagen para, a partir de ella, lograr una mejor comunicación con su público.
Definitivamente, el no trabajar en nuestra imagen pública de manera estratégica nos pone en riesgo, en un estado de vulnerabilidad y de no saber cómo reaccionar ante una crisis; podemos caer en el error de no ser claros con los mensajes que enviamos, incluso que la gente crea que hacemos mal nuestro trabajo o que no somos capaces, etc. Justo por eso es importante darle la relevancia que merece a la imagen pública, a fin de cuentas, nuestra imagen quedará al escrutinio y a la percepción de las y los demás. Un mal manejo de imagen pública puede terminar con una carrera, con el prestigio de una empresa o incluso con la credibilidad de un grupo.
En conclusión, trabajar tu imagen pública -y, por lo tanto, tu estrategia de comunicación- es fundamental para lograr objetivos, además de que estoy segura, será un maravilloso viaje en el autoconocimiento y desarrollo personal.
Comunicación estratégica: decir lo que sabes y viceversa
Ahora, descubrir cuál es el efecto y la importancia de nuestra imagen no es todo el trabajo, no solamente se trata de trabajar en la imagen, sino, también, de trabajar sobre ella, y ello implica descubrir cómo es que la expondremos. Es decir, necesitamos encontrar la manera de lograr una vía de comunicación que logre proyectar lo que queremos proyectar, desde lo superficial hasta lo sustancial. En el mundo de la comunicación, una ciencia tan estudiada -y quizá también tan maltratada-, esa búsqueda, ese camino, se llama comunicación estratégica y pretende lograr que el mensaje sea eficiente en distintos aspectos: comprensión, percepción y longitud.
De acuerdo a la Universidad Cesuma, la comunicación estratégica “es el proceso mediante el cual se planifica, desarrolla y controla el mensaje y la información que se comparte con los diferentes públicos de una organización con el objetivo de alcanzar sus objetivos”.
Considerando eso, dependiendo la o el autor, se logra coincidir en los objetivos más claros de la comunicación estratégica. Resumidos, son estos:
Lograr una relación de confianza y credibilidad con el nicho al que se quiere llegar Alcanzar los objetivos del proyecto donde se está usando la comunicación estratégica, llámese negocio, una clase, una conferencia o algún congreso Comunicación eficaz y eficiente (clara y sucinta). Potenciar el liderazgo de la marca o persona a través de su imagen pública Fortalecer y posicionar la imagen propia Influir en la toma de decisiones de ciertos sectores, o de un público en específico (el nicho comentado)
Y por tanto, considerando que esos son sus objetivos, también podemos esclarecer las características de la comunicación estratégica ya con una imagen pública predeterminada y descubierta. Una comunicación estratégica se caracteriza por tener objetivos claros, buena planificación, análisis de audiencia cautiva y potencial, selección de medios oportunos, flexibilidad, innovación y empatía.
Ahora bien, una comunicación estratégica sí es el pilar fundamental para lograr cualquier relación. El espacio que comparten un líder de opinión o una figura pública, con sus audiencias, también es una relación y en ese sentido se debe buscar la mejor vía de comunicación para que entre ambos se logren comunicar efectivamente. No por nada el padre de la administración moderna, Peter Drucker advirtió que “el 60% de todos los problemas administrativos son el resultado de una comunicación ineficaz”
(Santander Universidades, 2021)
Partiendo de esa premisa, Santander Universidades considera importante “elaborar estrategias de comunicación que vayan encaminadas a expresar la esencia de la organización, así como incorporar nuevas tecnologías que permitan adaptarse a los nuevos mercados y formas de consumo” (2021).
Sin embargo, existen distintos tipos de estrategias comunicativas; una de las más importantes y en la que nos detendremos por su relevancia y relación con la imagen pública es la estrategia de comunicación de visibilidad.
“La visibilidad de marca es tan importante como la confianza o el posicionamiento de una empresa. Algunas marcas, como LEGO, han puesto en práctica este tipo de estrategia para aumentar su visibilidad en torno a la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Concretamente, LEGO lanzó la campaña “Build de Change”, la cual tuvo por objetivo que los pequeños constructores abordaran y resolvieran problemas ambientales a través de los ladrillos LEGO” (Santander Universidades, 2021).

Este tipo de estrategias permite empatizar con un tema de actualidad: el medio ambiente, pero no sólo eso, va más allá y genera un vínculo con los consumidores en el que también se revela el posicionamiento de la empresa con respecto a este problema, diciendo básicamente que quieren ayudar a resolverlo a través de su marca, o con la ayuda de su marca. La comunicación, en este ejemplo, no solamente es estratégica y efectiva, sino que usa de la mejor manera la imagen pública que la compañía quiere transmitir. Es una gran campaña.
Así como en las relaciones comerciales se debe tener una imagen y una comunicación bien enfocada, estos conceptos deben servirnos también para cualquier aspecto de nuestra vida. Si se quiere dar un mensaje, no podemos pasar por alto buscar cuál es el mejor método y medio para hacerlo; si queremos enseñar algo, debemos buscar la mejor manera de hacerlo, y eso implica conocer a quiénes se lo vamos a transmitir. La comunicación estratégica es, finalmente, conocer a los demás, pero más importante todavía, conocerse y definirse. Ahí está el primer paso. Referencia +
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